Mandingo (Mandingo, 1975) de Richard Fleischer

Mandingo

Los Maxwell perpetuando el sistema esclavista en Mandingo.

Un veterinario es el que cura a los animales de la plantación de Warren Maxwell (James Mason)… y a los negros que allí habitan, bien porque son esclavos de la plantación o porque van a ser vendidos, ya que Maxwell también es tratante. Así de cruda es Mandingo. Una película de Richard Fleischer que presenta en toda su dureza el sistema esclavista en EEUU, antes de su Guerra Civil. Un sistema de poder y sometimiento, absolutamente cruel. Un sistema enfermo instalado en la cotidianeidad, como modo de vida. A los negros se los trata como animales, incluso se les castra si es necesario. Se examina sus dientes, y cada parte de su cuerpo. Son machos y hembras. No tienen alma. No pueden aprender a leer. Si hay el más mínimo conato de rebelión, los castigos más bestias serán los que se inflijan. Se les separa sin miramientos, sus hijos son vendidos, sus mujeres son violadas sí o sí, algunos de sus hombres pueden ser entrenados como luchadores… y se les hace enzarzarse en luchas, sin reglas, hasta la muerte, con apuestas de por medio. En una desagradable cena, le dicen a Warren que hay un método que cura el reuma y es ponerse un perro en el regazo y traspasarle los dolores. El veterinario dice que también vale un negro. Y Warren ni corto ni perezoso, a partir de ese día, tiene siempre un niño a sus pies, pisándolo, para trasmitirle la enfermedad, y curarse él. No es una película cómoda.

Mandingo cuenta un melodrama sureño, con toda la sexualidad y la violencia latente, con todo su ambiente enfermizo, en una plantación con esclavos… y con la mirada desencantada que arrastraba la década de los setenta. Es una película incómoda, desagradable y cada fotograma asesta un golpe. Toda esta es la herencia que traspasa Warren a su hijo Hammond (Perry King), espiritual y física, un joven introvertido, con un complejo fuerte de inferioridad debido a una cojera por un accidente infantil. Hammond es un hombre ambiguo, al que parece que molesta el trato en exceso vejatorio, pero que no hace nada por eliminar. Lo perpetua. Para descubrirse explícitamente en su secuencia final, que arrastra toda esa herencia con virulencia y violencia… Así a todo el trato vejatorio y al funcionamiento del sistema esclavista se une también la historia de la familia Maxwell. Warren quiere un descendiente varón y arregla una boda a su hijo con una prima, Blanche (Susan George). Dentro de la plantación todo se remueve y cambia por varias llegadas: la de Blanche; la de Mede, un luchador mandingo; y la de Ellen, una sirviente negra por la que Hammond siente algo especial, que no entiende. Y entre los cuatro se tejerá una tragedia que explotará en una catarsis final de violencia, muerte y destrucción.

Richard Fleischer rueda con crudeza y distanciamiento el dolor, la dureza, la deshumanización y el ambiente enfermizo y hostil que se vive en la plantación y alrededores. Con sus personajes con pasiones virulentas y revueltas. Y también deja ver cómo entre los esclavos, los sometidos, hay semillas de rebeldía que tratan de romper el sistema, resquebrajar el miedo y despertar conciencias (aunque en el caso de Mede será demasiado tarde). Y también cómo el modo de vida de las familias en las plantaciones encierra más rincones oscuros. Un modo conservador, hostil, violento y donde las mujeres también viven su propio ostracismo, que convierten a Blanche en un personaje odioso, pero que también provoca lástima. Mandingo adaptaba una novela de Kyle Onstott (un autor con un único éxito editorial) y en el momento de su estreno causó revuelo y escándalo. Por ejemplo, Roger Ebert escribió una crítica demoledora contra la película y todo lo que reflejaba. El director, Richard Fleischer (que ya ha aparecido más de una vez por este blog), sabe cómo contar la historia y emplea distanciamiento, su cámara observa, muestra. Se mete dentro de la plantación… y después de la catarsis final, sale. El espectador se convierte en testigo de lo que ocurre tras esas paredes. No escatima tampoco en violencia y sexualidad… y recrea un ambiente hostil, enfermizo… en el que viven sus oscuros y complejos personajes.

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12 comentarios en “Mandingo (Mandingo, 1975) de Richard Fleischer

  1. La veo más bruta que cruda, con vocación de exploitation de prestigio. En realidad, se basa en un impacto epidérmico, a golpe de sordidez acumulativa, y todo resulta muy superficial. Los personajes negros poco o nada dicen también ellos, lo cual es bastante significativo en cuanto a la capacidad crítica de esta peli. Al final es hasta larga. En fin, el pobre Fleischer ya andaba un poco decadente, creo yo.

  2. Bruta, cruda, incómoda…, pero fíjate, hay cosas que salvo de cómo está contada la película. Y he tratado de explicarme. Creo que no es tan superficial, y es más compleja de lo que aparenta, dentro de que explota además las claves del melodrama sureño y desatado. La película está contada desde el punto de vista de los Maxwell, por eso los personajes negros parecen más difuminados, pero la película está diciendo bastante de un sistema de sometimiento y poder enrarecido y enfermo. Entre los personajes negros se ve la brutal sumisión, la injusticia, el sufrimiento, la manera en que son tratados… y también las semillas de rebeldía, los cuestionamientos, el adquirir la conciencia de la brutal injusticia… Pero es un película desagradable, que incomoda y que su visionado no agrada. Sin embargo, leyendo la crítica de Ebert, creo que no la viví de la misma manera. Aterroriza que ese sistema de esclavos pudo ser así, de esa manera bruta, cruda, dolorosa…

    Beso
    Hildy

  3. Hildy, una más para la lista de pendientes. Por esas casualidades que a menudo nos suceden, yo también descubrí una película de Fleischer esta semana: Violent Saturday, que había empezado a ver hace unas semanas y ahora decidí terminar. Y leyendo tu texto sigo pensando sobre esta otra película y creo entender a que te referís al decir que rueda con distanciamiento, que entra en la historia y luego sale, porque lo mismo hace en Violent Saturday (peli que, por cierto, me ha parecido imperfecta pero no carente de interés). Y en otro orden de cosas, pero no tanto, logré hacerme de una edición en DVD de Raíces, la miniserie, que despertó mi interés luego de enganchar en televisión un documental sobre ella. La anécdota de cómo compré esos DVD fue una pequeña historia de suspenso, porque en la tienda (que es de usados) no encontraban algunos de los discos que por seguridad habían sacado de la caja y guardaban detrás del mostrador. Pero todo terminó bien gracias a la enorme predisposición de los empleados que se apiadaron de mi cara de pollito mojado porque de veras no quería perderme ese box set. Me fui por las ramas, jeje. Lo que quería decir es que me has decidido a ver por fin los capítulos, que tocan en lo temático con tu comentario.-
    Te dejo por ahora, que llego con el tiempo justo a ver aunque sea un capítulo antes de dormir. Un beso enorme, Bet.-

  4. A mí me interesa también la película mucho más allá de esa superficialidad o de las virulentas diatribas de Ebert. Quizá porque soy muy de Fleischer. Pero creo que, si bien para los setenta tal vez se quede corto, son de agradecer todas las películas que no ofrecen posturas morales cómodas. Creo que aquí no las hay. Creo que la perturbación del espectador no es únicamente resultante de la brutalidad o de la sexualidad. Esta es la forma exterior, pero creo que la incomodidad nace de algo más profundo. El concepto de dominación, de propiedad del otro, no ha prescrito. Aunque no se trate ya de una organización socioeconómica auspiciada por el Estado y el poder financiero, permanece en el instinto del ser humano (sin distinción de sexo) y vuelve a la palestra en cuanto los condicionantes lo permiten o lo reclaman. Creo que funciona mejor si superamos lo evidente, la etapa del esclavismo en el Sur de Estados Unidos, y lo conectamos con su época y con la nuestra.

    Besos

  5. ¡Bettttt!, otra película de Fleischer que me apunto… Violent Saturday. Tiene una pinta estupenda.
    ¿Sabes?, yo tampoco he visto Raíces. Me encanta tu anécdota sobre los dvd… y es que ¡nuestra cara de apasionadas por el cine se nota mucho! Qué bueno que los consiguieras. Ya me contarás qué tal la experiencia.
    Mandingo es incómoda, pero te la recomiendo mucho.

    Beso
    Hildy

  6. Mi querido Alfredo, cómo me gusta tu reflexión. Exacto, ese tipo de películas se te quedan rondando luego en la mente, remueven y hacen pensar. Sí, ese concepto como dices… sigue.
    Por otra parte, creo que Fleischer sabe cómo contar esa historia… y esa incomodidad es evidente en cada fotograma. Y el personaje que más me perturbó fue el del hijo del personaje de James Mason. Es una película para meditarla, despacio.

    Beso
    Hildy

  7. Hola querida Hildy:
    Cómo me gusta que reivindiques a Fleischer. Tiene películas que van de excelentes a muy interesantes: “Los vikingos”, “The narrow margin”, “Duelo en el barro”, “Soylent Green”, “La muchacha del trapecio rojo”, “ El estrangulador de Boston”, “El estrangulador de Rillington Place”, “Los nuevos centuriones”… Quizá uno de los directores aparecidos durante la época clásica del cine americano (ya en su final) que mejor se supo adaptar al cine de los 60 y 70.
    “Mandingo”. es una película que no olvidas jamás. Como tu bien indicas te remueve y te revuelve. Pervierte y subvierte el melodrama sureño, que cuenta con obras tan gloriosas como “Lo que el viento se llevó” o “Jezabel”. Alguien comentaba que los personajes negros no tienen protagonismo en la historia y que ello de alguna manera invalida su capacidad crítica. No estoy de acuerdo Precisamente que los protagonistas sean los propietarios blancos, los representantes no de la esclavitud sino del esclavismo, nos pone en primer plano la podredumbre moral de este. No hay espacio para identificaciones, la mirada es fría.
    La película sigue provocando muchísima controversia en Estado Unidos. Parece que cada país tiene un aspecto del pasado mal o no resuelto. Si en España es nuestra guerra civil en Estados Unidos es la cuestión racial cuyo origen estriba en la esclavitud.
    A la película se la ha tildado de mero vehículo “explotation”. En el caso que fuese así, sería la joya del género. Todo tiene un porqué. En los 70 cayó definitivamente la censura en Estados Unidos y no solo legalmente sino también ética y estéticamente. Temas, aspectos, que no se habían podido abordar de una manera franca hasta ese momento fueron por fin, permitidos. Básicamente dos aspectos se trataron con profusión: el sexo y la violencia. Y ambos aparecen en el tratamiento de un tema en el que hasta el momento Hollywood había pasado de puntillas: la esclavitud. El cine americano había sido timorato, condescendiente e hipócrita con ese espinoso asunto. Es increíble que un país que justificó una guerra civil con el tema de la abolición de la esclavitud, mantuviera una visión tan poco crítica a la hora de plasmarlo en la pantalla. Con cuanto cuidado se evitaba “molestar” a los estados sureños donde la segregación campaba a sus anchas. En los 70 se empezó a tratar el tema de la esclavitud pero quizá poco y mal. Se generó todo un subgénero, sobre todo en Italia, de películas ambientadas en plantaciones sudistas donde la esclavitud era el tema pero sobre todo la excusa, para mostrar un corolario de escenas de humillación física y sexual. Se puede conectar estas películas con las ambientadas en campos de concentración con la misma vocación efectista. Son un cine impensable, creo, con la sensibilidad contemporánea. No creo en absoluto que “Mandingo” se puede equiparar a esas películas. Resulta sin duda, provocadora, pero creo que lo que quiere es provocar el rechazo absoluto del espectador hacia ese mundo, y no tanto excitar el morbo. La película no es ramplona ni cae en la estética “feísta” de ese cine, sino que tiene una belleza decadente.
    Los intérpretes se atrevieron con un tema espinoso y con un tratamiento crudo. Mi admiración por James Mason por atreverse a componer un personaje tan absolutamente despreciable. Susan George protagonizó una escena de sexo osada para la época (y lo sigue siendo ahora) y entre esta y la de “Perros de paja” se acabaron sus opciones de ser considerada una actriz “seria” y no de cine erótico, con lo que tras verse encasillada, abandonó el séptimo arte. Apuntas muy bien que su Blanche es un personaje tan odioso como patético. Una joven con una gran curiosidad sexual y una libido fogosa que tiene que ocultar, en una época donde esas cualidades eran incompatibles con ser una dama, convirtiéndose, para satisfacerlas, en una hipócrita redomada y en una perversa. Y con todo, al final hasta casi conmueve su desamparo, su necesidad de ser amada por eso marido que la detesta y al que hubiera podido llegar a querer. Al joven Perry King también creo que le penalizó protagonizar un film tan incómodo porque encuentro que tenia cualidades para haber sido un actor importante (aparte de ser guapísimo, una especie de Delon rubio) y tras alguna película más pasó a ser un habitual de los telefilms.
    Es sin duda el personaje de Hammond, no solo el protagonista sino el único de los blancos en el que encontramos algo de humanidad, incluso esperamos una especie de redención moral, de toma de conciencia (aunque no sea radical) frente a la injusticia y el horror del sistema esclavista. Y no solo no se da, sino que el personaje acaba completamente deshumanizado en un final pesimista y doloroso. En una tragedia sin catarsis.
    Una de las cosas que me llamaron la atención de la película es que las únicas relaciones de afecto que tiene el personaje protagonista son con los personajes negros. Y quizá sea su condición de cojo, que le atormenta y acompleja, que le convierte, en cierta forma, en una suerte de marginado en su entorno blanco de caballeros y damas, lo que hace que se sienta más a gusto entre aquellos mucho más marginados que él, los negros. No hay afecto ni en la relación con su padre, que solo espera de él sumisión y un heredero, ni muchos menos con Blanche, a la que tiene idealizada como el epítome de la “Southern Belle” (ella solo espera de él que le proporcione una vida de gran señora) hasta que al descubrir su hipocresía sexual la aborrece. Con el primo hay rivalidad y un secreto desagrado por su sadismo. En cambio hay un cariño hacia la esclava negra que le cuidó, a la que escucha y cree. Y un conato de ¿amistad? por Mede. Sin duda la palabra amistad quizá sea excesiva en una relación donde no hay igualdad, pero Hammond se siente orgulloso de Mede. Sus triunfos pugilísticos validan su confianza en su apuesta personal por él y provocan el trato de favor que le presta. A través de los triunfos de Mede se reafirma esa autoconfianza tan minada por su cojera, su padre y el fracaso de su matrimonio. Y Mede cree que ha encontrado un amo justo, amable, que lo trata bien. Un blanco diferente, que quizá, agradecido por los servicios prestados, lo emancipe algún día…
    La única relación de amor, a mi juicio, es la de Hammond y Ellen. Por supuesto Hammond no admitirá ante sí mismo ni ante ella que la quiere y está enamorado de ella (ella lo está también de él). Lo expresa con eufemismos como “nunca te vendería” o “tú serás mía siempre”. Y aunque la película muestra que hasta en ese contexto atroz de opresión, el amor puede nacer entre aquellos que oprimen y los que son oprimidos, ese mismo contexto se encarga de matarlo.
    Película venenosa, demoledora. Salvando las distancias, la conecto en mi cabeza (por el desasosiego que provoca, por la sexualidad enfermiza, por la época en que se rodó, por el análisis de las relaciones de poder, por su nihilismo) con otro “melodrama sureño” perverso y pervertidor del género: “El seductor” de Don Siegel.

  8. De nuevo, disfrutando con tu comentario y análisis sobre la película de Mandingo, querida Lilapop, todo un lujo. Sí, es demoledora. Y efectivamente la juntaría en una sesión doble con El seductor de Siegel. Y, fíjate, en las relaciones entre padre, hijo, esposa y nuera y el ambiente enrarecido en el hogar… me ha recordado mucho a una película actual: Lady Macbeth de William Oldroyd. Por cierto, el relato que adaptaba esta película cuenta con una edición preciosa ilustrada y merece mucho la pena su lectura. Mandingo es una película de análisis apasionante. Yo sigo dándole vueltas. Y, sí, Fleischer tiene una filmografía con películas muy, pero que muy interesantes.
    Totalmente de acuerdo con tu apreciación sobre Perry King… Es muy bello…

    Beso
    Hildy

  9. No sé si veo tantas similitudes entre “Mandingo” y “Lady Macbeth”. Creo que los protagonistas sean un hombre en la cúspide del sistema y una mujer y por lo tanto, una oprimida, ya las distancia. Además “Mandingo” tiene un tono más febril, es más intensa que “Lady Macbeth” que aboga por la distancia emocional, por evitar en todo momento que la emoción se desborde, por neutralizar cualquier conato de identificación. Esa frialdad es propia de cierto cine contemporáneo que abomina del melodrama, del sentimentalismo, a los que considera deshonestos y facilones. Es el cine que más suele valorar la crítica. Lo que me ocurre es que a mi esa frialdad se me contagia y me quedo yo fría viéndola. Si, intelectualmente, advierto que todo es tremendo pero no me implico. Una amiga mía comentó tras verla ” pasan cosas terribles y no te importa, porque te importan un pito los personajes”.
    Todo me pareció perfectamente calculado en “Lady Macbeth” para convertirla en una obra alabada por la crítica. Incluso la temática. El feminismo, la cuestión racial, las relaciones de poder. Pretende hacer eso tan repetido por tantos que adaptan un texto de época pretérita: “ofrecer una visión del pasado en clave contemporánea”. Pues muy bien. Lo más interesante, para mi, es la reflexión universal sobre lo fácilmente que una víctima puede convertirse en verdugo. Y como retrato histórico constata como los intereses de clase prevalecen sobre cualquier otra consideración aunque sean estas tan esenciales como la verdad y la justicia.
    Insisto que la reflexión está muy bien. Pero con la implicación y la emoción también se puede llegar a ella.

  10. Lo mejor de la película: las ganas que me dejó de leer la obra de Leskov. Apuesto a que no es nada fría.

  11. Sí, el relato además de estar en una edición ilustrada preciosa merece la pena, de verdad. No es frío…, tiene un tono especial, un final diferente.
    El diálogo que yo noto entre Mandingo y Lady Macbeth viene del tipo de relación tóxica y enfermiza que se establece entre marido, mujer y suegro, aunque ambas tienen una resolución muy diferente, y la mansión como cárcel y fortaleza de emociones negativas. Así como que tanto lady Macbeth como Blanche utilizan a otra persona para encontrar distintos tipos de libertades y materializar una venganza, someten con su poder (cuando ellas mismas están sometidas y encarceladas), sin medir las consecuencias y sin importarles la situación en la que queda el otro.
    ¡Veo que a mí me gustó más Lady Macbeth que a ti! Te dejo el enlace al texto que realicé sobre ella (https://hildyjohnson.es/?p=4671)

    Beso
    Hildy

  12. He leído tu entrada sobre “Lady Macbeth”. Excelente. Tras leer lo que has escrito he entendido la analogía con “Mandingo”. Sin duda Blanche y Katherine comparten muchas cosas. Katherine, quizá por venir de la pobreza, es más fuerte, más luchadora. Con todo, creo que la diferencia fundamental es que a Katherine, pese a todo, le mueve el amor. Un amor terrible, posesivo, enfermizo pero todo lo que hace es para conservar a su amante. Un auténtico amor de araña…

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