Luis II de Baviera, el rey loco (Ludwig, 1973) de Luchino Visconti

Ludwig

Luchino Visconti leía en los rostros de sus actores, además de pintar con su cámara fotogramas con notas de óperas trágicas. Así en sus últimos años convirtió en muso a Helmut Berger. Y en las tres películas que filmó a su lado (La caída de los dioses, Ludwig y Confidencias), Visconti indagaba en un rostro perfecto y bello que escondía algo complejo y oscuro. Ahora el propio Berger, como un rey loco, pasea su triste decadencia…, algo que el aristocrático director con raíces neorrealistas intuyó desde que se encontró con él. Por eso Helmut Berger se mimetiza en un Luis II de Baviera (1845-1886) que con apenas 18 años se puso una corona, un rey bello que parecía un príncipe azul en una burbuja de cristal, pero que, sin embargo, no dejó de ser un ser humano complejo, atormentado y enigmático. Un príncipe azul destronado que no entendía el mundo en el que vivía y trató de encerrarse en el mundo del arte entre música y castillos de ensueño. Un príncipe azul que no se enfrentó a los tejemanejes políticos y pudieron con él, prefirió erigir más alto su muro de cristal que preocuparse por el destino político y social de Baviera. Un príncipe azul rodeado de una familia que le educó severamente para ser rey, con un hermano también de ensueño y hundido por la locura… Un príncipe azul que se fue deteriorando al igual que sus dientes, cada vez más picados. Un príncipe azul que hizo de su muerte un misterio. Un príncipe azul que no entendía sus sentimientos, que idealizó la relación con su prima y luchó contra una homosexualidad que no comprendía.

Y esa prima es precisamente Isabel de Baviera o Sisi (1837-1898)…, que no podía tener otro rostro que el de la actriz Romy Schneider. Cuando esta comenzó en el cine se convirtió en leyenda con tres películas de los años 50, Sissi, Sissi emperatriz y El destino de Sissi, que recreaba de manera edulcorada, como una princesa de ensueño, la historia de Isabel de Baviera. Pero esa Romy-Sissi fue evolucionando a lo largo de los años hacia una actriz elegante y hermosa con una triste mirada a base de desengaños y desgracias. De esta manera, Visconti le ofreció en bandeja despedirse del personaje que le dio la fama, acercándose a una visión mucho más documentada, histórica y realista, donde Schneider encarna de nuevo a una Sisi bellísima, pero absolutamente desencantada y totalmente consciente de su papel en palacio. Una Sisi rebelde, pero que también se construye su propia burbuja de cristal…, solo que ella sabe que es para no sufrir aún más. Y la única que conecta con el idealismo y la sensibilidad de Luis, aunque se va alejando de él, pues no consigue que este se dé cuenta de que tiene que “entrar en el juego” y Luis al no ser correspondido en un amor platónico, tampoco soporta que su prima viva con él su decadencia.

Su primera aparición… y todas las demás la enmarcan entre la verdad documental, la leyenda y su propio castillo de cristal. Un personaje etéreo e idealizado por la mirada de Luis II, pero que en cuanto abre la boca suelta su propia amargura, su verdad. Ella también se construyó mundos aparte, como una especie de carpa circense donde se convertía únicamente en amazona. Y así es como la hace aparecer Visconti por primera vez, con el rostro tapado con un velo. Hermosa e idealizada… o siendo ella consciente de que es “un objeto real” atrapado entre el protocolo, la política, y la bella leyenda. Así se permite gestos de rebeldía, pero sabe que es una figura hermosa que pasea en varios escenarios. Y así la hace desaparecer como esa figura bella y solitaria que va en busca de un primo que ya no puede verla en los escenarios que este ha levantado: en su cueva de agua, en sus palacios y jardines…

Luchino Visconti reconstruye la historia del rey loco a base de pinceladas enigmáticas por su vida. Y le hace pasear entre el mundo que él intenta crearse y las ráfagas de realidad que le perturban y le hunden cada vez más. Además el director toma distancia al plasmar y elegir esos fragmentos de vida. Así a lo largo de las pinceladas intercala bustos parlantes de figuras relevantes o menos relevantes (del mundo de los sirvientes, del mundo de la política o también investigadores) en la vida del rey que van narrando y juzgando los hechos acaecidos en la vida del rey desde su perspectiva.

El recorrido agónico y decadente de un rey, pero hermoso, donde Visconti cuida cada detalle de la escenografía, cada peinado y vestido, cada elemento decorativo. Cuidado en cada secuencia y en cada toma. Cuidado en las escenografías y escenarios elegidos. Cuidado en la música clásica que acompaña las imágenes (con el protagonismo de Wagner). Nada falta. Desde su coronación hasta su muerte… Durante cuatro horas un espectáculo visual, elegante y exquisito, roba la mirada del espectador que reconstruye la esencia del rey loco según la óptica viscontiana. Un rey que tampoco logra finalmente refugiarse en el arte, que ve cómo todo su mundo se desmorona (sin entenderlo) y cómo muchos aliados y seres queridos le abandonan o él siente que no puede seguirlos. El joven rey va de desencanto en desencanto: la traición de Wagner (Trevor Howard) y su amante Cosima (Silvana Mangano), a los que solo les importa sacar beneficios y que sus obras sean financiadas; los políticos dándole la espalda y queriéndolo considerar un inútil para asuntos de estado y a la cabeza el conde Von Holnstein (Umberto Orsini); la locura de su hermano Otto y el distanciamiento de su madre; el rechazo al amor idílico de su prima Isabel, pues no quiere que esta le despierte; el noviazgo fallido con Sofia; el enfrentamiento a sus miedos y fantasmas, como una sexualidad que reprime; o el no quererse enfrentar a las verdades que trata siempre de decirle el militar Dürckheim (Helmut Griem).

Luis II de Baviera va encerrándose en la soledad de sus sueños y en su dolor de dientes, entre sus sirvientes efebos que permiten culminar sus fantasías sexuales y su arquitectura majestuosa. Se refugia en el arte, en las bellas palabras (como las que hace que repita una y otra vez uno de sus amantes, el actor Josef Kainz), en los bellos cuerpos… pero no será suficiente para no dejar de ser hombre atormentado. Luchino Visconti no deja detalle sin filmar; atrapa belleza, tiempo y esencia. Uno de sus proyectos no realizados fue una adaptación cinematográfica de En busca del tiempo perdido, uno de sus sueños…, y no es una locura pensar al ver cómo atrapa a Ludwig y su mundo, que no hubiese sido un proyecto imposible. Durante el rodaje de la película su salud empezó a resentirse (no la recuperó ya)… y su afán por atrapar tiempo y belleza fue mayor. En un principio los productores hicieron que llegara a los cines con bastantes cortes, pero años después volvió a reconstruirse con parte del metraje desechado y más cercana a la versión que había pensado el director italiano.

Luis II de Baviera, el rey loco es una de sus óperas cinematográficas sobre mundos que se acaban y personas que no entienden (o no quieren entender) la vida que les ha tocado vivir, que se automarginan y se aíslan refugiándose en el arte. Pero el arte no les sirve como tabla de salvación porque lo quieren como refugio, como huida, y no como llave para entender tanto el mundo en el que viven como a ellos mismos.

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22 comentarios en “Luis II de Baviera, el rey loco (Ludwig, 1973) de Luchino Visconti

  1. ¡Hildy, conseguiste ver «Ludwig»! ¡Qué alegría! yo sigo en la búsqueda.-
    El fotograma que elegiste es precisamente el mismo que aparece en una enciclopedia de cine que tengo en casa y que me encantaba hojear de niña, cuando me perdía durante horas leyendo las novelitas de Sisí emperatriz y viendo las películas de Romy Schneider. Más tarde descubrí una biografía magnífica de Sisí, escrita por Jean des Cars, quien también escribió una biografía de Luis II (estoy ahora en duda de si no es la biografía en la que se basa la película), que nunca pude leer. Pero por supuesto Luis II aparece con frecuencia en las páginas de aquella biografía, de modo que es una figura a la que llegué a conocer bastante bien. Y desde ese entonces ansío ver esta película, imaginate que pasaron ya más de quince años…
    Te mando un beso enorme, Bet.-

  2. Espléndida película, mi querida Hildy, sobre un tema que me interesa mucho, la desaparición de un mundo y su sustitución por la «modernidad». El rey Luis y compañía son como el príncipe Fabrizio di Salina, fósiles, retazos de otra época que ya no tienen sitio en el futuro. Ocurre como en el western, un mundo que viene y otro que se esfuma. Una película que, a pesar de su exigente metraje, es verdaderamente monumental.

    Estoy contigo, además, la evolución de Romy Schneider, difícil de prever vistos sus comienzos, fue extraordinaria, y de hecho se come prácticamente cualquier plano en el que aparezca, en esta o en cualquier otra película. Especialmente aquí, su soltura y su desenfado, su falsa frivolidad trágica, evidencia una composición de su personaje que resulta magistral. Otro día hablamos de ese cineasta inmenso que es Visconti.

    Besos

  3. La verdad es que entrar en las habitaciones de Luis II en Neuschwanstein (salen tal cual en los fotogramas, por cierto) me dijo más de este hombre que ver esta película que, todo sea dicho, me aburrió bastante por momentos. Hay mucha gente que se decepciona con la visita al castillo, pero a mí me impactó un montón. Era como entrar en el cuarto de un niño, lleno de pósters de sus héroes legendarios, de fantasías románticas y de ilusiones desbocadas. Creo que el tipo tiene una biografía muy interesante, pero esta vez Visconti terminó por parecerme un poco pelma con sus obsesiones recurrentes…

  4. Lo primero de todo es felicitarte por este maravilloso post, amiga Hildy. Ya no se leen cosas así en la red, ni creo que en ningún lugar. Visconti siempre me fascinó porque me fascinan las decadencias, el final de algo. Si Peckinpah nos mostró el crepúsculo del western, Visconti, la decadencia de la burguesía, las tensiones destructivas de la vida familiar y la agonía de la aristocracia italiana; son los temas que sirven de inspiración a las últimas películas de Visconti. Sin embargo, todos y cada uno de los encuadres de las mismas están llenos de refinamiento y belleza, contrastando así con las decadentes formas de vida que tan minuciosamente retrata.

    La larga Luis II de Baviera (cinco horas), creo que se resiente un grave error en la elección del reparto, provocado una vez más por las obsesiones y manías personales de Visconti. La interpretación de Helmut Berger convierte a Luis II de Baviera no en el «rey loco» de la leyenda, una figura trágica y majestuosa con una visión demasiado grandiosa para poder convertirla en realidad, sino en un jovenzuelo obstinado y caprichoso, aficionado a la ropa, a los grandes palacios, a su prima, la emperatriz Isabel de Austria (espléndida Romy Schneider) y a los artistas jóvenes.

    Ay, si te gusta El Gatopardo de Giuseppe Tomasi Di Lampedusa, también te gusta El busca del tiempo perdido de Marcel Proust. Ya sabes que en el momento de su muerte (ocurrida en 1976), Visconti tenía varios proyectos en mente y uno de ellos era esta larga novela de Proust, que nunca pudo llevar a término. Si había un director capacitado para llevar a la pantalla la obra maestra de Proust era precisamente él. Los temas de la misma son los mismos que los de la mayor parte de sus películas: la recuperación del pasado y el análisis de sus efectos sobre el presente, una visión tragicómica de la vida social, en la que una clase social decadente es poco a poco minada y derribada por otra, quizá igualmente decadente. Tanto Proust como Visconti eran refinados estilistas en sus respectivos medios, que usaban la forma como un fin en sí misma y como vehículo de ideas, y mantenían la importancia de los elementos sensoriales (e incluso sensuales) para evocar emociones.

    Visconti recuperó su plena capacidad creativa con Confidencias; pero, poco después, su salud comenzó a empeorar. Casi logró terminar El inocente (1976), basada en una novela de Gabriele D’ Annunzio, pero falleció antes de completarla, y el montaje definitivo fue realizado por otros. No obstante, lo que queda del gran Luchino Visconti en la película sigue siendo impresionante, y los temas de la atracción sexual y la desintegración familiar en el marco del melodrama son tratados con elegancia y discreción.

    Pues en esto estamos, mi querida amiga. Hay que ver el cine de Visconti, y luego el de Max Ophüls.

    Besos bailando el vals.

  5. ¡Sí, conseguí por fin verla, querídisima Bet, y estoy encantadísima! ¡Me la vi dos veces seguidas! (robé horas a la noche) Sí, reconozco que Visconti me llega…, incluso en las que menos me gustan. Pero Ludwig es una ópera cinematográfica trágica a base de pinceladas e impresiones sobre la vida de este rey.
    A mí me pasaba y me pasa lo mismo que a ti, cuando veo fotogramas determinados (o carteles de cine) en ciertos libros, me entran unas ganas increíbles de poder ver ciertas películas.
    Sí, es curioso cómo hay libros que te acercan a figuras históricas y no las olvidas. Siguiendo con la realeza, yo hace poco leí el libro que escribió Stefan Zweig sobre Maria Antonieta y me fascinó el libro. Y es que tanto Luis II de Baviera como Sisi… poseen unos perfiles y unas historias que dan para libro apasionante.

    Beso
    Hildy

  6. Mi querido Alfredo, sí, Visconti es increíble para describir la desaparición de un mundo y reflejar a personajes que ya no tienen sitio, que no saben cómo vivir. Sí, Romy Schneider está magnífica. Yo la adoro también en otro trabajo con Visconti: uno de los episodios de Boccaccio 70, donde además el director adapta un cuento de Guy de Maupassant.
    Visconti da para hablar, hablar, hablar y no terminar, ¿verdad?

    Beso
    Hildy

  7. Querido, querido crítico abúlico, te gustó menos la película que a mí, pero ¡has visitado el castillo de Neuschwanstein! Y me encanta cuando dices que se ve su personalidad en cada aposento de este lugar. Tienes razón este rey tiene una biografía muy interesante. Yo creo que Visconti sí que logra con esas pinceladas que escoge dar una visión particular alrededor de este rey.

    Beso
    Hildy

  8. Sí, pero Francisco, ¡qué pedazo comentario y mil gracias de nuevo por el piropo sobre el texto! Es curioso pero a mí Helmut Berger sí me convence en los tres papeles que le dio Visconti por su rostro, por lo que transmite, por su forma de moverse, por lo que quiere reflejar Visconti a través de él… la parte oscura detrás de la belleza. Sí, yo también pienso que Visconti podría haber adaptado perfectamente En busca del tiempo perdido de Proust. Y qué interesante se hace también el análisis de sus últimas películas. ¡Estoy de acuerdo, mi querido Francisco, hay que ver cine de Visconti… desde sus primeras películas hasta la última!

    Besos desde una de las habitaciones del castillo
    Hildy

  9. Hola, Hildy, buenas noches; acabo de terminar el visionado de Ludwig (una de las pelis favoritas de un gran amigo, una persona que fue la que inoculó el veneno de esto del cine…), y la verdad es que resulta impresionante. Grandilocuente, sí, en sus formas, pero eso resulta coherente con el argumento y con el tono de la historia, así que nada que objetar en ese aspecto. Si me tengo que quedar con algo en particular (más allá de sus elementos formales, que, verdaderamente, apabullan…), lo haria con su calado político, sus reflexiones sobre el ejercicio del poder y lo delicado de sus equilibrios y juegos. Fantástica, en suma. Gracias por haberme puesto sobre su pista. Un fuerte abrazo y hasta pronto

  10. Pero ¡querido Manuel qué alegría saber de ti y volver a leerte! Qué bueno volver a tenerte presente a través de este comentario y de Ludwig. ¡Qué bien que te haya gustado tanto esta película de Visconti como a mí! Y sí es cierto si en la forma es apabullante y maravillosa, en contenido es igual de rica en ideas, reflexiones y matices.
    Beso y qué felices estos visionados
    Hildy

  11. Felicidades por tu post. A mí con Visconti me pasa como con Fritz Lang y Charles Chaplin. Lo considero un Maestro absoluto del cine que refleja en cada una de sus películas inquietudes realmente trascendentales. Todas sus películas son excelentes. Creo que esta película no es de las mejores, es imperfecta y excesiva tanto en su forma como en su contenido. Sin embargo, expone como en casi todas sus mejores películas (sobre todo las últimas) que el motor de la Historia subyace en los factores de cambio y permanencia en el tiempo (a veces más en éstos últimos): «Todo tiene que cambiar para que todo siga igual». Y finalmente, que la belleza (del arte) es perfecta frente a la imperfección de la vida.

  12. Querido Jose, sí, Luchino Visconti es un director para pararse calmadamente por cada una de sus películas. Y, sí, no solo es fijarse en la forma sino, como también expresas, en su contenido y en todos los temas que subyacen bajo sus fotogramas. Tener tiempo y ver las películas de Visconti es adentrarse en «la belleza del arte».

    Beso
    Hildy

  13. Estupendo texto sobre una de las películas que menos me apasionan de Visconti. Aún así, sobrevive como un fresco de época de una suntuosa (y por momentos abrumadora) reconstrucción ambiental. Besos, Hildy.

  14. Yo llevaba mucho tiempo tras ella…, querido Antonio, y ¡me fascinaron tanto los personajes y las pinceladas impresionistas que da Visconti para reconstruir el enigma de su vida… que caí de nuevo rendida! Aunque también te reconozco que tampoco es mi película favorita de Visconti, pero sí tiene un análisis absolutamente apasionante.

    Beso
    Hildy

  15. Querido Alberto, el cine de Visconti me apasiona… y su cine es tiempo y belleza. Para mí es otro placer recibir tus comentarios. Mil gracias.

    Beso
    Hildy

  16. Querida Hildy, ayer logré por fin ver esta película, había conseguido una copia hacía tiempo pero no encontraba cuatro horas para dedicarle. Como esta semana vi mi primera ópera de Wagner (Lohengrin), sentí curiosidad y decidí atacar Ludwig. Me dejó sensaciones encontradas y en un punto creo que tiene mucho en común con Wagner, al menos con la única ópera que he visto hasta ahora: formalmente es muy hermosa, pero encuentro que para durar tanto hay muchos aspectos de la trama y de los personajes que quedaron afuera, mientras que lo que sí se cuenta se podría haber resuelto con mayor economía.-
    Dejando de lado las comparaciones entre el personaje y la figura histórica (es decir que no pretendo que la película refleje fielmente la Historia, no creo que aspire a ello tampoco), creo que hay baches argumentales que conspiran contra la coherencia de la trama. Por ejemplo, en mi opinión hubiera debido explicarse de dónde viene la fascinación de Ludwig con Wagner o mostrarse la reacción del Rey ante la muerte de su favorito, o desarrollarse un poco el sentido nacionalista de Ludwig que lo lleva a oponerse a la consolidación del Imperio Alemán aún cuando antes no había demostrado mayor interés por los asuntos de Estado… También me quedó pendiente ver más sobre la relación de Ludwig con su madre o con la religión (hay una ligera mención al pasar a la cuestión del Catolicismo ¿dando a entender que la madre de Ludwig sería Protestante?, pero la cosa queda allí).-
    También me quedó una sensación extraña con el uso de la música en la película. En la primera parte, la propuesta parece un poco un desastre con la música utilizada como fondo permanente, pero me resultó interesante que en la segunda mitad (cuando Wagner ya ha desaparecido de la vida de Ludwig excepto en sus evocaciones poéticas, particularmente con el tema del cisne, y cuando el Rey está cada vez más desconectado de la realidad), prácticamente no hay música (o acaso mis oídos ya estaban anestesiados, jaja).-
    Lo que resulta indudable es que Helmut Berger ES Ludwig (incluso es parecido físicamente, qué increíble), se apropia del personaje por completo. Y Trevor Howard ¡qué sorpresa! Confieso que no lo reconocí en sus primeras escenas. En cuanto a Romy Schneider, sentí que Visconti es benévolo con ella pero no con su personaje, esta Sissi me resultó manipuladora y superficial, al menos en este primer visionado.-
    Mmm, tal vez uno no debería esperar décadas enteras para ver una película… Ahora me voy a seguir probando suerte con Wagner, quiero ver Parsifal.-
    Te mando un beso enorme, Bet.-

  17. Sí, mi querida Bet, efectivamente formalmente, como todo el cine de Visconti, Ludwig es bellísima. Y respecto el contenido creo que trata de atrapar la vida del monarca a través de pinceladas y enigmas, y deja, efectivamente, un boceto (pero muy documentado. Se nota el conocimiento que hay de esta figura por el director), un misterio por resolver de una personalidad compleja. Y, es verdad, recrea el universo que se crea Ludwig, pero deja solo esbozados la realidad política, histórica y social que le rodea… Así aumenta la sensación de desconexión del rey con el mundo.
    Es curioso, pues no tengo la misma sensación respecto a la Sissi presentada por Visconti. Hay un abismo entre esta Sissi, más cercana a la histórica y compleja, que la que Sissi que representó la misma actriz al principio de su carrera. Varias películas donde se la presentaba de una manera superficial y edulcorada.
    Y, sí, Trevor Howard, qué actor. ¡Tiene unas cuantas interpretaciones imposibles de olvidar! ¿Has visto La hija de Ryan?
    ¡Por fin la viste! Y, bueno, te ha dejado sensaciones encontradas…, pero ¡no te ha dejado indiferente! Abres la posibilidad de verla de nuevo.

    Guaaauuuuu, ya me contarás cómo te va ese viaje por la música de Wagner.

    Beso
    Hildy

  18. Tal vez no me expresé bien respecto de Sissi, lo que quise decir es que – según he leído – ella tuvo una participación política muy intensa en cuanto a las relaciones entre su Baviera natal y Austria especialmente durante la guerra (además de ser una figura central en el diseño de la monarquía Austrohúngara) y eso tampoco se ve reflejado, Visconti se concentra en ella como figura distante e inalcanzable (a eso me refiería con «superficial») y deja mucho sin siquiera insinuar. Aunque como decís, son pinceladas, seguramente mi error está en pretender más fidelidad a los hechos históricos pero esa no es la función del cine, después de todo…
    ¡Ay, con Wagner! Recién ahora estoy animándome; hace poco más de dos años que empecé a ver y escuchar cuanta ópera cae en mi regazo, pero siempre me había mantenido a distancia de Wagner porque me parecía muy complejo y oscuro. Te cuento que mientras que Lohengrin me gustó mucho, Parsifal la estoy remando en dulce de leche (como decimos por acá). Me ayuda mucho el hecho de que la puesta en escena es interesantísima y el elenco incluye a tres de mis favoritos (estoy viendo la producción del Metropolitan Opera de 2012… o 2013, ahora estoy en duda). Ayer vi más o menos hasta la mitad y hoy seguiré (con casi cinco horas de duración necesité hacer una parada). De todos modos hasta ahora sigo prefiriendo mil veces la ópera italiana y la francesa, la alemana no es para mí aunque me duela dejar a Mozart y a Beethoven afuera…
    Te mando un beso enorme lleno de música y color, Bet.-

  19. PD: Ya me habías hablado de La hija de Ryan y aún no la vi. Ya me pongo a buscarla. Más besos, Bet.-

  20. Pero ¡qué bien te explicas y qué interesante es hablar contigo!
    Qué envidia sana me da lo que estás aprendiendo de ópera. Yo soy bastante ignorante en ese campo, aunque me llama infinitamente la atención.
    Ay, a mí me parece tan bonita La hija de Ryan. Trevord Howard está estupendo, pero mi corazón se lo doy en esa película a Robert Mitchum.

    Besos y más besos de música y color con Do de pecho
    Hildy

  21. Buenos días,

    Soy una gran fanática de Visconti y Romy Schneider.
    Estoy buscando hace mucho tiempo la película Ludwig.

    Podrían por favor indicarme cómo conseguirla?

    Muchas gracias.

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