Historias de dos directoras. La librería (The Bookshop, 2017) de Isabel Coixet / Hacia la luz (Hikari, 2017) de Naomi Kawase

La librería (The Bookshop, 2017) de Isabel Coixet

La librería

En la librería, entre páginas.

Si hay una constante que podría unir todo el cine de Isabel Coixet es la búsqueda de arquitecturas especiales para contar sus historias. La plataforma petrolífera de La vida secreta de las palabras, el mercado o el hotel en Mapa de los sonidos de Tokio, la cueva y las estructuras vacías de Ayer no termina nunca, el iglú o la cabaña en Nadie quiere la noche… y, ahora, una librería con encanto. Y además juega con una metáfora absolutamente maravillosa, que ya engancha a todo amante de la literatura, los libros como casas… Los libros como refugio. Y en la película La librería, el libro es una reliquia que se toca, se siente, se disfruta… Y qué sitio alberga libros: un recinto que ya es reducto para románticos y solitarios, la librería, pero la librería con encanto con librera entregada que ama lo que ofrece. E Isabel Coixet ya ha mostrado su culto por el libro, si aquí adapta al cine la novela de Penelope Fitzgerald, La librería; no podemos olvidar su incursión en los escenarios teatrales en 2004 con la adaptación al teatro de una maravillosa novela epistolar sobre una librería y libros…, 84 Charing Cross Road.

Y es que La librería es una película sencilla, pequeña, con aire romántico y clásico, tranquila, como un remanso de paz…, pero a la vez tremendamente triste y melancólica. Habla de un sociedad en la que hay vencedores y vencidos. De un mundo aparentemente civilizado, que es una verdadera jungla, aunque esté oculta entre apariencias y buenos modales. Un mundo mezquino, pero que arrastra. La librería habla de aquellos que aplastan al otro, por placer, o para simplemente dejar claro quién ostenta el poder. Habla de una violencia sutil, pero que mina. Y habla de gente vencida, pero que sigue persiguiendo sueños, y que eso es lo que puede transmitir al otro. De gente vencida y desencantada, que encuentra universos que quieren habitar en los libros.

Así Isabel Coixet nos cuenta una fábula donde una voz en off (Julie Christie) recuerda al espectador que nos están leyendo un libro. Y nos hunde en ese universo, nos construye una casa, donde algunos podemos sentirnos muy cómodos. Y en esa casa hay una librería, un pequeño pueblo con mar, una librera, un hombre encerrado en su mansión entre pilas de libros, un banquero, un abogado, una aristócrata, un aprovechado… y una niña con mucho encanto, observadora y matemática, práctica, que sabrá extraer todo lo bueno que ofrece la librera, y que pocos aprecian. Y esa niña es pieza fundamental del puzle, de la casa construida.

Y La librería explica cómo los libros dialogan con la vida y también entre sí, cómo lo hacen las películas. Pues ellos son protagonistas especiales de esta función. No es de extrañar la mágica relación que se construye entre la librera y el hombre encerrado en su mansión. Conectan a través de Ray Bradbury y Fahrenheit 451. Y es que aquel bosque de hombres-libro tiene todo su sentido. Los hombres se convierten a la vez en casas de los libros prohibidos… E Isabel Coixet es una mujer libro que ofrece el universo de Penelope Fitzgerald, pero con su toque y mirada. Y recordemos que Truffaut adaptó esta novela… y que una de las mujeres que salvaguardaba los libros en aquella era Julie Christie, convertida en esta en una voz libro. Tampoco es arbitrario que la publicación que recomiende la librera a la niña que le dice que no le gusta leer sea Huracán en Jamaica de Richard Hughes. Novela que también fue adaptada al cine, Viento en las velas de Alexander MacKendrick… donde los niños desestabilizan a los piratas. No son entes sin voz ni voto, su presencia es determinante en la historia. Como la de la niña.

Así La librería de Isabel Coixet llegará a aquellos que la vivan como una casa donde refugiarse… Unos fotogramas por los que perderse.

Hacia la luz (Hikari, 2017) de Naomi Kawase

En la sala de cine, sintiendo lo que no se ve.

En la sala de cine, sintiendo lo que no se ve.

La sensibilidad especial de Naomi Kawase pasea por cada una de sus películas que se deleitan en sensaciones, emociones, vivencias a través de la imagen. No importa tanto las historias que cuenta como lo que logran transmitir. Lo que sientes ante sus imágenes. La emoción que emana de un almendro en flor, de la furia de la naturaleza, de la preparación de un dulce o de la contemplación de un paisaje. Y eso es lo que ocurre, de nuevo, en Hacia la luz. Una película con la fuerza de sus imágenes pero que a la vez ofrece un especial canto al cine, a su esencia, a lo que logra transmitir, a los universos que crea… que puede llegar incluso a aquellos que no ven. Y también una reflexión certera sobre el lenguaje, cómo hacer llegar a través de las palabras lo que no se ve. Pero ¿de qué se sirve Naome Kawase? De su película, su corazón. Su cámara es el corazón que late, como la cámara fotográfica es el corazón de su protagonista, un fotógrafo que se está quedando ciego.

Hacia la luz es una película de emociones y sensaciones para dejarse llevar. Nos cuenta la relación que se establece entre una joven que está aprendiendo a realizar audiodescripciones o audiocomentarios (me gusta más la primera palabra) de películas para ciegos y un famoso fotógrafo que está asumiendo que pierde su vista. La joven pasea y trata de encontrar las palabras adecuadas para poder transmitir lo que está viendo… y su proceso es un aprendizaje. Pues tiene que conseguir no solo describir, además de no ser exhaustiva ni invasiva, sino encontrar la justa economía de lenguaje, que permita, sin embargo, a la persona que no ve sentir la esencia de una película para poder construir el universo del creador. No es tarea fácil. Y es que en un mundo donde la imagen se ha convertido en la herramienta de comunicación… cada vez cuesta más describir y transmitir lo que dice una fotografía, un cuadro o una película… con la palabra.

Pero Naomi Kawase en una película puramente visual, logra, sin embargo, dar importancia al universo de la palabra, de los sonidos, del tacto, de las sombras, de las imágenes veladas, de lo efímero de una figura de arena, de cómo se escapan los recuerdos, de las voces que regresan, de la presencia de los ausentes, de la importancia de los objetos, de la luz del sol en los ojos, de un paisaje que hace regresar un tiempo pasado… De una última fotografía de un rostro… Y de un espectador ciego emocionándose en una sala de cine frente a una película.

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16 comentarios en “Historias de dos directoras. La librería (The Bookshop, 2017) de Isabel Coixet / Hacia la luz (Hikari, 2017) de Naomi Kawase

  1. «La librería» te ha llegado más hondo que a mí, como ya debes saber.
    Me gustó, pero me supo a poco.
    Y conste que el tema me tenía ganado antes de entrar. Quizá fue ese el problema, demasiadas (y diferentes) expectativas.
    La carta final (84 Charing Cross Road) es a mi juicio muy superior.

    Abrazo.

  2. Yo la viví, querido Fernando, como una sencilla y pequeña película que me transmitía amor por los libros y las librerías. Cuando la vi, era lo que necesitaba. Tranquila y plácida. Alguien contándome una historia que me llegaba.
    Ahora sí también te digo, cómo me gustó La carta final de David Hugh Jones. ¡Qué estupendo disfrutar de Anne Bancroft y Anthony Hopkins como Helen Hanff y Frank Doel! Qué bonita historia de unión por correspondencia. Y qué bonito es el libro. Con La librería me he quedado con muchas ganas de atrapar la novela de Penelope.

    Beso
    Hildy

  3. Como amante de los libros y de las librerías me ha interesado mucho este proyecto de Isabel Coixet. Ese personaje misántropo que vive solo pero que ofrece su apoyo a la creadora de la librería, le pide que le envíe las novedades más interesantes y se entusiasma por Bradbury. La niña que no le gusta leer pero que finalmente salva de las llamas el libro recomendado. Esa librería final que permite salvaguardar la esperanza en un mundo donde los libros no sean odiados, temidos o quemados, como sucedía en fahrenheit 451. Ese escaparate lleno de ejemplares de Lolita; novela polémica de tema escandaloso. La bella escena entre el misántropo lector y la heroína de la historia, donde él le dice a ella que le hubiese gustado conocerla en otro tiempo, en el pasado, cuando todavía era joven y poseía un futuro que vivir y disfrutar. El mágico ambiente que se respira en las librerías cuando amas la literatura, la historia, la filosofía, el cine, la cultura…
    En fin, que es una historia sencilla y muy bonita.
    Por cierto, ayer me compré la novela «Parpadeo», después de leer tu comentario, así que espero disfrutarla también.
    Un saludo o un beso.

  4. Querido Luis, qué alegría leerte. Y, sí, toda esa mirada que vuelcas en la película de Isabel Coixet me hace todo el tiempo afirmar con la cabeza. Sí, me encantó esa escena que señalas entre el misántropo lector y la heroína de la historia… Defines perfectamente la película… una historia sencilla y bonita… y no sin falta de amargura, añado también.

    Me alegro mucho de que tengas en tus manos Parpadeo. Estoy segura de que la vas a disfrutar muchísimo.

    Beso
    Hildy

  5. No he visto la de Kawase (Una pastelería en Tokio no me encajó demasiado). La de Coixet… Pues salí con la sensación de que había visto exactamente lo que pensaba que iba a ver y de la forma en que iba a verlo, es decir, absolutamente previsible y manida. Me gustaron las interpretaciones y la dirección artística, pero es un Solo ante el peligro en plan librero que en todo momento se sabe por dónde va a transcurrir, qué va a pasar o incluso lo que van a decir. Ningún riesgo en una película que es como las de Ken Loach pero sin los panfletos de Paul Laverty, sustituidos por el sentimentalismo. Lo que peor llevo de Coixet, de todos modos, es su continua identificación entre paisaje y estado de ánimo. Se le sale la vena publicitaria por los poros.

    Besos

  6. Sí, mi querido Alfredo, como he dicho es una película sencilla, una historia bien contada, sobre David y Goliat. Pero son historias que ocurrieron y siguen ocurriendo, y por eso siempre tienen que ser narradas. Y dejan huellas. Es una historia pequeña, sencilla, que efectivamente no sorprende, pero deja un poso. Y canta un amor y una pasión. Habla de los libros y de esos sitios ya placenteros, románticos… que son las librerías. A mí la sensibilidad con la que cuenta sus historias Isabel Coixet me llega. Hace poco tuve oportunidad de ver Nadie quiere la noche, que se me había escapado, y me sorprendió gratamente.
    De Kawase he tenido la oportunidad de ver poca filmografía: Aguas tranquilas, La pastelería y esta. Empecé a escuchar de ella a través de una serie de correspondencias visuales entre varios directores. Ella tuvo una correspondencia visual con Isaki Lacuesta. Lo que me interesa de Kawase, lo que he visto hasta ahora, es su capacidad de transmitir sensaciones y emociones a través de las imágenes y los sonidos… Me está resultando una directora bastante interesante.

    Beso
    Hildy

  7. Pues fíjate que tenía para elegir entre ‘Hacia la luz’ y ‘Madame Hyde’ y me decanté por esta última… y leyéndote quizás me equivoqué. Espero repescarla más adelante, entonces. Besos.

  8. Es un verdadero placer leerte. Exquisita, elegante, sutil como pocas/os… Esa mirada siempre profunda que atesoras pero vestida desde la más sensible naturalidad. Visitarte es ser siempre mejor cinéfilo y mejor ser humano. Algún día espero que la especie humana viaje hacía algún lugar en el que tú seas referencia. Por lo demás, adoro a Coixet. Es una directora formidable que me ha regalado algunos de los mejores momentos del cine reciente. Espero ver pronto esta película. Besos

  9. Querido, querido crítico abúlico, Naomi tiene una sensibilidad especial q vuelca en sus películas. A mí esa forma de expresar emociones me llega y se repite en Hacia la luz. Y por más motivos me resulta una película interesante.
    Beso
    Hildy

  10. Querido, querido Altaica, gracias mil por tus bonitas palabras. Te agradezco el comentario. Espero que disfrutes de La librería. Seguiremos amando las películas y los libros.
    Besos
    Hildy

  11. Disfruté mucho de la película de Coixet, que incluso con su trama previsible se me hace muy cercana por ese amor a los libros que tan bien narra. Las conexiones literarias me encantaron por sus múltiples resonancias, la atmósfera visual es de una delicadeza nada gratuita y el retrato de los personajes es conciso y suficiente para entender sus motivaciones, verosímiles todos gracias a un elenco interpretativo impecable.
    «Hacia la luz» me dejó un poco fría… Tanto primer plano y cerrado, lejos de transmitirme cercanía e intimidad, me recordaba a esas composiciones fotográficas en las que «falta aire». Pero me gustó cómo nos acerca al mundo de la audiodescripción y lo que supone para las personas con discapacidad visual. Lo mejor, que con ocasión de este título he repescado «Una pastelería en Tokio», que no había visto, y esta sí que me emocionó en su final.
    En cualquier caso, como siempre, da gusto leer tus impresiones y reseñas, directas al corazón de las películas además de ser todo un placer literario.
    Beso grande y gracias.

  12. Querida, querida Ana, sí, qué bien transmite ese amor a los libros Coixet. Me gusta mucho y me toca esa sensibilidad.
    ¡Qué película bonita Una pastelería en Tokio y qué hermoso el personaje de la anciana! A mí Hacia la luz me tocó en ciertos momentos y me gustó su reflexión sobre el lenguaje.
    Qué alegría leerte.
    Un beso
    Isabel

  13. Me muero de ganas por ver «La librería» aunque la Coixet lleva años aburriéndome, pero sigue siendo quien creó «Mi vida sin mí»
    Es un placer leerte siempre.
    Alberto Mrteh (El zoco del escriba)

  14. Querido Alberto…, todo amante de libros y librerías siente un algo. Alguna secuencia o momento te toca o te llega. Es una película bonita. El cine de Coixet tiene una sensibilidad que casi siempre conecta conmigo, hay películas de ella que me pueden gustar más o menos pero siempre hay un momento que me toca. Y, sí, Mi vida sin mí es toda sensibilidad. A ver si La librería logra no aburrirte y conectar de nuevo con Coixet.

    Beso enorme
    Hildy

  15. En estos tiempos de confinamiento he releído, disfrutando muchísimo, tu comentario sobre «La librería». Es muy bello y acertado lo que escribes acerca de los que abusan de su poder. Ahora, en estos momentos de crisis, los poderosos y los débiles son más parecidos que nunca. Por lo menos en ciertos aspectos. Nadie sabe si puede contagiarse o no. Como en «La máscara de la muerte roja» de Poe, todos están, estamos en peligro. El mal puede penetrar cualquier barrera.
    He pensado Hildy, que tú te pareces un poco a esa encantadora librera que deleita con sus clásicos o con sus novedades. Igual que en la película disfrutaban con Bradbury o «Lolita», nosotros podemos disfrutar con tu blog y tus bonitas e inteligentes palabras.

    Un beso.

  16. Jo, querido Luis, muchísimas gracias por este precioso comentario. Mil gracias, de verdad.
    Y me parece buenísimo que te hayas acordado en estos tiempos de un cuento de Poe, La máscara de la muerte roja. A mí la adaptación cinematográfica que realizó Roger Corman me gusta mucho. Otra buena película para volver a ver estos días.

    Beso enorme
    Hildy

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