Tanto en El viajante, película iraní, como en Fences, película norteamericana, vuela el espíritu de Willy Loman, el personaje protagonista de Muerte de un viajante (1949) de Arthur Miller. El análisis de ambas (que coinciden ahora mismo en cartelera) es interesante porque muestra cómo el universo de la obra de Miller sigue vivo y puede abordarse desde puntos de vista inesperados.
Muerte de un viajante se mete en el interior de un vendedor que no asume sus sueños rotos ni el fracaso que es su vida. Y cómo su doble vida de hombre soñador y triunfador choca con su vida de hombre normal y se puede decir que fracasado (por los baremos que había establecido él mismo). Acompañamos a Willy Loman, ya agotado de sus viajes, en las últimas horas de su existencia en Nueva York donde se enfrenta no solo a los fantasmas del pasado, sino también a su presente. Así Arthur Miller desarrolla con minuciosidad las complejas relaciones que Loman ha establecido con su familia (su mujer y sus dos hijos), sus amistades y también con el entorno laboral. El escenario central de Muerte de un viajante es el hogar por el que ha luchado toda su vida, junto a su esposa, Linda, y también con juegos de luces y atrezos los “viajes” al interior de la mente de Loman, que están poblados de recuerdos y apariciones (su hermano Ben). De esta manera el dramaturgo entre otras cosas hablaba también del derrumbe del sueño americano y la dificultad para alcanzarlo para la clase media y de una ciudad en permanente cambio y evolución donde unos se suben al carro y otros se quedan en la cuneta.
De pronto el realizador iraní Asghar Farhadi enfrenta a un matrimonio de actores, que precisamente están realizando un montaje de Muerte de un viajante, en Teherán, a un vendedor en el Irán del siglo XXI con muchos puntos de unión al Willy Loman que representan en el escenario. Y les hará protagonistas de un relato moral y de intriga de una dureza emocional brutal.
Y, por otra parte, Denzel Washington se muestra totalmente fiel al texto dramático de August Wilson, un dramaturgo afroamericano contemporáneo a Arthur Miller (ambos fallecieron en el año 2005). Fences (1987) está dentro de la serie de diez obras titulada The Pittsburgh Cycle que refleja la historia de la comunidad afroamericana en el siglo XX. Y curiosamente Fences está ambientada en los años 50, un poco después de la tragedia de Willy Loman. Y también cuenta el mundo interior y las complejas relaciones familiares (también una mujer y dos hijos) de un trabajador afroamericano, Troy Maxson, en Pittsburgh. El escenario central también es el hogar familiar… y como en Muerte de un viajante es importante el patio de la casa y en concreto en Fences, la construcción de una valla de separación.
El viajante (Forushande, 2016) de Asghar Farhadi
El realizador iraní Asghar Farhadi tiene un sentido especial para contar historias y también cada película es todo un alarde en puesta en escena, en cómo cuenta esas historias. Y siempre suelen girar alrededor de la complejidad de las relaciones humanas en el círculo familiar o íntimo. El viajante es una película emocionalmente dura sobre cómo se agrietan los cimientos de una relación de pareja ante un hecho violento e inesperado en su vida cotidiana. Pero además Farhadi traslada y realiza una lectura iluminadora y brutal de Muerte de un viajante y pone sobre la mesa la existencia en el siglo XXI de otros Willy Loman. Así pone al espectador en la tesitura de los personajes protagonistas los cuales realmente hay un momento en que deciden el destino de un Willy Loman concreto y tienen que posicionarse.
La pareja protagonista son un matrimonio sin hijos de clase media en Teherán, que además están involucrados en el montaje de una obra teatral: Muerte de un viajante. Su odisea comienza cuando el bloque de viviendas donde viven tiene que ser totalmente desalojado por peligro de derrumbe (por unas obras que se están realizando al lado). Las fisuras y grietas de la casa serán una metáfora futura de las fisuras y grietas que se irán formando en su relación en un principio fuerte. Ambos empiezan la búsqueda de un piso y consiguen una casa a través de uno de los actores de la obra de teatro. La nueva casa les convence: tan solo hay un inconveniente, la anterior inquilina ha dejado un montón de enseres personales y no especifica cuando va a ir a recogerlos. De pronto acontece un episodio violento en la nueva casa que sacará a esta pareja de su zona de confort. Y cómo se enfrentan a este suceso y las resoluciones que van tomando irá no solo transformándolos sino cambiando su relación. Así surgirán unas grietas imposibles de reparar, sobre todo cuando aparezca en el “escenario real” de sus vidas un tercer personaje, que les pondrá frente a un Willy Loman inesperado.
Sin embargo, el universo de Fahardi es mucho más complejo que lo anteriormente esbozado porque además El viajante se mete en las entrañas de la sociedad iraní y su actual transformación, así como el choque entre modernidad y tradición que marca también el comportamiento de sus personajes. Es decir, esboza también las grietas de una sociedad, así como sus contradicciones (esas contradicciones que enriquecen el conflicto de la pareja protagonista).
Asghar Farhadi dirige un relato cinematográfico perfectamente construido donde crea una intriga que va in crescendo hasta su impactante resolución final. Tensión, intriga y ambigüedad. Todo tiene un porqué y un sentido (lo que muestra y lo que no muestra) y va creando una red compleja y apasionante para la resolución de la historia donde además es certera la fusión entre la representación teatral y la representación real de los personajes.
Fences (Fences, 2016) de Denzel Washington
Troy Maxson, como Willy Loman, también construye sueños y cuenta historias sin parar. Así como también mantiene una compleja relación con su esposa, Rose, y sus hijos (Lyons y Cory), y su hermano Gabriel, un exmilitar que tras una operación en la cabeza le ha quedado mermada su salud mental. En ese mundo que construye Troy importa su trabajo y cómo ha luchado por mantener siempre su hogar, su casa, donde en el momento que empieza la obra y la película está construyendo una valla en el patio. Esa valla que encierra un mundo íntimo, pero que además encierra, no deja salir a ninguna personaje… a no ser que huya. Como la valla que se construye en su interior el propio Troy, una valla defensa… para seguir viviendo. Y su problema además de no alcanzar el sueño americano, como Willy, es además que por su condición de afroamericano en los años 50 tampoco le ofrecen las oportunidades para conquistarlo, es más ponen en su camino todos los obstáculos posibles. Y eso construye a un Troy frustrado y fracasado que además arrastra con su fuerte personalidad y sus fantasías a todos los miembros de su familia.
Denzel Washington deja todo el peso en el texto de Wilson (con una poética que hace alcanzar las complejidades de cada uno de los personajes) y en la interpretación de sus intérpretes (además de él mismo y Viola Davis, que están inmensos, también todos los actores que llevan a cabo los personajes secundarios, pero fundamentales en la trama)… y lo que es cierto es que no juega con el lenguaje cinematográfico absolutamente nada, ofreciendo una puesta en escena sin complejidad alguna, plana. Denzel Washington decide no arriesgar.
Lo único que le queda al espectador es hundirse en las historias que cuenta Troy: en sus encuentros con la muerte, o mecerse en esa canción infantil que no deja de cantar. O llorar con Rose cuando por fin decide tomar la palabra y explicar por qué después de tantos años y traiciones sigue al lado de Troy. O sufrir con los enfrentamientos verbales continuos entre Troy y sus hijos Lyons y Cory. O mirar cómo Troy sufre cada vez que aparece su hermano Gabriel y sus remordimientos de conciencia o cómo se relaciona con su compañero de trabajo y amigo, que es una especie de Pepito Grillo que le enfrenta a su realidad. O cómo a Troy también le alcanza la muerte pero, como Willy Loman, deja su huella.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
El viajante me gustó mucho, a pesar de que existe un tramo central en que pierde algo el pulso, se densifica y se retuerce en sí misma, antes de salir del bucle y lanzarse al espléndido final. Lo que más me gustó (de entre las muchas cosas que me gustaron) es cómo va soltando, de manera obligadamente sutil, perlas críticas con la sociedad iraní, o pequeños esbozos descriptivos de las contradicciones de un país entre la modernidad y la tradición, sin terminar de estar en ninguno de los dos lados, pero peligrosamente lastrado por la segunda. La alusión a Bergman y La vergüenza, creo que explicitan la mayor influencia para la puesta en escena y el pilar central del argumento: la vergüenza a todos los niveles.
En cuanto a Fences, no me convenció. Demasiado deudora de su condición teatral; no es que Washington no arriesgue, es que no ha sabido cambiar el registro, traducir la obra a imágenes. Ha creído que con un buen texto (tampoco es que diga nada especialmente nuevo, distinto o profundo) y unas buenas interpretaciones es suficiente, pero no lo es. Aunque claro, gracias al efecto Obama, le ha ido muy bien en nominaciones y esas cosas.
Besos
A mí El viajante me resultó apasionante… y, sí, cuenta con un espléndido final. Exactamente esas contradicciones entre la modernidad y la tradición que arrastran los protagonistas también sobre sus hombros y harán que cuando salen de su zona de control por el hecho traumático se vayan haciendo grietas cada vez más grandes entre los dos. No había pensado en La vergüenza de Bergman, me gusta la alusión. Y Fences me interesó mucho, primero por conocer el texto dramático y segundo por el juego que establecen ambas películas de este post con el personaje de Willy Loman que sigue vivo y presente.
Beso
Hildy
Muerte de un viajante es paradigmática en el teatro norteamericano. Su lado juguetón y «teatral» la convierte a mi modo de ver en una obra menos realista y conmovedora (y más artificiosa y de tesis) que las otras esenciales del periodo de T. Williams o E. O Neill.
La de Farhadi la veré si puedo, la otra es cierto que parece más previsible en tema y rema, como se decía antes. En cuanto a los riesgos, quizás habría que definir qué entendemos por tales. Más que de riesgo, yo hablaría de riqueza de significados o de audacia integrada, es decir, una audacia que no llame la atención sobre sí misma.
Pues, mi querido Luis, yo devoro y adoro los textos de los tres dramaturgos que has nombrado. Y Muerte de un viajante no me parece menos realista o artificiosa, sino que Miller es uno de los dramaturgos que consigue como nadie meterse en la mente de sus protagonistas y extraer lo que hay dentro para plasmarlo en el escenario. Y me conmueve profundamente… La de Farhadi estoy casi segura de que te va a gustar, si la ves te leeré entonces. En cuanto Fences me resultó interesante porque ponía a mi alcance la obra de un dramaturgo desconocido para mí… y por que el espíritu de Willy Loman sobrevuela por los fotogramas.
Beso enorme
Hildy
Me mantuvo atada a la butaca desde las primeras imágenes…esa casa que se
resquebraja, esos vecinos que salen corriendo de la presentida ruina, ese atractivo joven que no duda ni un instante en ayudar a una vecina angustiada porque no puede sacar a su hijo impedido, y que se lo carga a la espalda hasta ponerle a salvo…y luego vemos que es un magnífico profesor (también me han llamado la atención los alumnos atentos y respetuosos, aunque de vez en cuando hagan «travesuras») y luego conocemos más de cerca a su mujer, y como ambos tienen la pasión común por el teatro y como están montando «La muerte de un viajante»… La cotidianidad de buscar un nuevo alojamiento, la mudanza, los problemas, los ensayos… todo tan real y cercano…y en un punto la historia da un giro, y ese giro descubre las grietas de los tabúes sociales, de la falta de sinceridad y de comunicación en la pareja…e introduce nuevos personajes que casi sin darnos cuenta nos sitúan en el corazón de la obra que están representando…Para mi es un alarde de guion, y de interpretación, y de mostrar solo lo justo y dejar al espectador con un montón de dudas que dan para pensar y reflexionar y sí, como a mi me sucede, tienes la suerte de tener una tertulia de cine… entonces puedes estar hablando y escuchando como cada persona ha interpretado esta magnífica película que creo a nadie deja indiferente.
Y como siempre mil gracias a ti querida Hildy por ponernos en la pista de tantas joyas cinematográficas.
Sí, mi querida Maria Rosa, has descrito perfectamente la complejidad de El viajante en tu buen comentario. Y su interacción con Muerte de un viajante con un giro más está perfectamente realizada.
Beso
Hildy
«Fences» la tengo pendiente pero «El viajante» la vi anoche. Acudí al cine con muchas expectativas (todo un riesgo), tanto por lo que valoro a Asghar Farhadi desde que lo descubrí en la magnífica «Nader y Simin, una separación», como por los reconocimientos que le precedían. Un placer el verlas colmadas. Una lección magistral de escritura cinematográfica y de ejecución, y ello desde el minuto uno en el que se nos revela fragmentadamente el escenario teatral entre luces y sombras sin ocultar su tramoya. Una cama deshecha al principio… Un hogar como centro de una representación a dos bandas. Y qué certero «primer acto» en la introducción de los personajes principales, remarcando la actitud empática y comprensiva de Emad para contrastarla después con su manera de afrontar el dramático hecho que marca un punto de inflexión en su relación con Rana. Hace poco revisité «Adivina quién viene esta noche», así que conecté lo fácil que es comportarse libre de prejuicios y miedos cuando según qué situaciones las contemplas con distancia; no así cuando las vives en tus carnes… Y de nuevo, como en «Nader y Simin», Farhadi compone su puzzle entre piezas que muestra y otras que oculta para que premeditadamente las coloque el espectador, a su juicio subjetivo. Así que a la salida del cine también disfruté de un animado coloquio en el que intercambiar apreciaciones e interpretaciones, una lúdica forma de saborear aún más una película que vuelve al recuerdo una y otra vez por su contundencia, su demoledora muestra de los efectos de una sociedad opresiva (brutal en el caso de la mujer), su juego de espejos entre ficción-realidad, sus sutiles detalles por doquier, sus interpretaciones tan comedidas como verosímiles (esas miradas enfrentadas o evasivas que no precisan de nada más)… Con un final antológico en su elocuente silencio. En fin, que un gusto el leerte, Hildy, y compartir entusiasmo por esta historia y continuar evocándola con ese certero análisis que realizas vinculándola con la obra de Miller. Con las grandes películas no concluyes viaje tras su último fotograma, sino que este pervive y te anima a más caminos…
Querida, me entusiasmó tanto El viajante como a ti. De nuevo, mil gracias por ese comentario riquísimo en matices y en temas para mirar esta película tan rica y compleja. Efectivamente, como dices, es una película para coloquio rico e interminable. Tienes razón las películas tienen más vida después de vistas…, como tan bien explicas, perviven y animan a recorrer más caminos, cuánta razón tienes. Y, Dios mío, qué final… Sí, me encanta compartir el entusiasmo por esta película contigo.
La de Fences me pareció interesante, sobre todo porque me hizo descubrir a un dramaturgo y también porque tiene interpretaciones escalofriantes, es una película de actores.
Besos
Hildy
Desde luego estamos ante una película potente….En la que como muy bien dices juega un importante papel lo que se muestra y lo que no se muestra. El profesor moderno que recomienda libros prohibidos y se muestra como un avanzado cultural solidario e intelectual ve asomar su ancestral lado atávico fruto de una cultura y una educación de la que no es fácil desprenderse….le ocurre igual a ella….
Sus posturas y el discurso acercan esta película a otras dos
Me explico….El recorrido del personaje masculino me hizo pensar en todo momento en «prisioneros» y el del personaje femenino en «paulina». Es cierto que Hugh Jack man en la película de Villenueve no descubre de forma progresiva su lado oscuro y atavico ya que actúa en todo momento segun su forma de entender la vida. En el viajante hay un proceso dese el progre profe solidario hacia el corazón de las tinieblas.
En el caso de ella sucede igual…..paulina actúa tb en todo momento según sus convicciones éticas y sociales…estableciendo una dialéctica con el padre de alto voltaje.
La decisión clave de Farhadi de decidir no mostrar la violación, que está clarisimo que existe….y si mostrar ese final me parece tan complejo como que resulta una bomba de relojería de cara al espectador que lo que ve en pantalla es como se maltrata a un pobre anciano enfermo…..en realidad un monstruo deleznable al que habría que poner inmediatamente en manos de la justicia. Ahí Farhadi juega con fuego.
Es por ello que el perdón de ella puede resultar creíble o bien difícil de creer para ciertos espectadores….del mismo modo que le sucedía al padre de paulina….ahí está la dialéctica y el conflicto ético irresoluble. …gran pelicula
Querido Victor, qué alegría leerte. Y acabas de poner en palabras y con tu análisis una de las complejidades de El viajante: no muestra lo que ocurrió realmente en ese baño… y en esa ambigüedad construye el relato. Qué ocurrió realmente. Tú tienes clarísimo que hubo violación, y me parecen reveladoras las dos conexiones que estableces con Prisioneros de Villenueve y Paulina de Santiago Mitre. Por eso en esa ambigüedad la resolución final es tan demoledora. Y obliga, al igual que se posicionan los dos protagonistas, a que el espectador también se posicione y que analice y valore qué es lo que realmente pasó y cuál es el camino a seguir con el vendedor de la película de Fahardi… Cuál es realmente el retrato de ese Willy Loman que propone Fahardi… Es un película complejísima… Y, sí, estoy de acuerdo, gran película.
Beso
Hildy
Hildy….tengo clarisimo que existe violación x varios detalles…pero sobre todo por uno….El tipo paga y deja los billetes en la repisa….El pago habitual por la consumación del acto sexual, sea o no consentido…y el marido lo sabe….baste ver la reaccion que les impide cenar la pasta…comprada con ese dinero. Un abrazo….