Cuando Almodóvar estrenó La piel que habito, fueron varias las voces de críticos que nombraron una referencia: Los ojos sin rostro de Georges Franju. Así se volvió de nuevo a hablar de ella, y a recuperarse en ediciones cuidadas. La película de este cineasta francés es un referente del cine de terror europeo, pero, sin duda, lo que fascina es esa mirada especial de Franju que consigue una historia extraña, violenta, inquietante… y absolutamente poética. Así el espectador se ve empujado por esa mirada triste de una chica desgraciada, delicada y frágil encerrada en su mansión… y que cubre su rostro con una máscara. Un rostro sin expresión, pero que sufre. Y ese sufrimiento permite que otros cometan actos reprobables y salvajes, se salten todo atisbo de moral, por una única finalidad: devolverle su cara. Y ella asiste egoísta y pasivamente a la crueldad ajena, hasta que reacciona (pero por el fracaso continuo del padre y por una pérdida absoluta de la esperanza). De nuevo una femme fatale con máscara de ángel. Su padre es un cirujano plástico capaz de todo tipo de experimentaciones y de practicar trasplantes faciales, sin importarle en absoluto los métodos que debe emplear para conseguirlo; todo para devolver la felicidad y el rostro a su hija (hubo un accidente fatal, del que además se siente culpable). Para ello cuenta con la ayuda de una paciente agradecida (porque sí que la devolvió un rostro bello), tan agradecida que es capaz de todo, que sirve para atraer a jóvenes víctimas, para estar al lado del doctor en cada una de sus intervenciones, para deshacerse de los cuerpos y para estar veinticuatro horas pendiente de la niña triste con máscara.
Así Georges Franju, cineasta para conocer y analizar (aunque el acceso a otras obras suyas que no sea su película más conocida es prácticamente tarea imposible), cuenta una historia cruel y cruda, pero logra imprimir una belleza inquietante a muchos de sus fotogramas. Para su trío protagonista elige tres rostros, y cuerpos, que hablan a la cámara: Edith Scob es una presencia etérea (su rostro verdadero apenas aparecerá unos minutos)…, un monstruo melancólico y triste, que es malvado sin ser consciente (más bien arrastra a los demás a ejercer el mal) y que finalmente su herida la hará tomar decisiones drásticas. Pierre Brasseur es todo un mad doctor, un hombre atormentado que pierde toda perspectiva y relación con la ética de su profesión por devolver un rostro a su hija. Y, por último, una inquietante Alida Valli, como paciente agradecida y una dependencia extraña con el mad doctor y su hija. Con su bello y duro rostro, su grueso collar de perlas, su elegancia… sirve como cebo para las víctimas.
El director no evita la crudeza, lo horrible y lo desagradable, como la intervención detallada de uno de los trasplantes de cara (cómo consigue el injerto de piel), la caída al vacío de uno de los personajes o el ataque de los perros… Tampoco descuida cada detalle de los ambientes que acompañan a un relato de terror: la mansión donde viven recluidos los tres personajes, la sala de operaciones improvisada y la habitación donde encierra a sus víctimas, el largo pasillo donde habitan perros que no dejan de ladrar en grandes jaulas…
Y cuando la joven-monstruo estalla, porque ha perdido toda su esperanza, porque se siente herida, porque ya todo carece de sentido para ella, porque ya no cree en el éxito del padre… Franju regala una secuencia totalmente onírica, poética, donde ella vaga como un espíritu. Y mientras vaga, va realizando distintas acciones, con consecuencias para todos los que rodeaban su aislado mundo.
… Y el mundo no está preparado para tanto horror, para imaginar lo que ocurre entre las cuatro paredes de una mansión. Así los asistentes a una conferencia, los policías que investigan las desapariciones de muchachas similares, las mismas jóvenes que se convertirán en víctimas y otros personajes vinculados a los protagonistas… no llegan a rozar ni siquiera a intuir lo que realmente está pasando. Tan solo una de las víctimas que cuando descubre el horror, se precipita al vacío, y no es de extrañar.
En la mente del espectador queda esa especie de espectro delicado, de fantasma de la ópera con máscara, que se pasea por un jardín frondoso, con una paloma blanca…
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Gran película. A ella y al excelso poeta del celuloide que era Franju les dediqué un largo articulo en la revista digital «La caja de Pandora». «Los ojos sin rostro» fue famosa en su época por tumbar en medio de las salas de cine a más de un fornido espectador. Un dato: Georges Franju sostenía que la película más terrorífica que había visto nunca era un documental titulado «Trepanación por crisis de epilepsia Bravais-Jacksoniana». Va a ser verdad.
Saludos.
Mi querido Licantropunk, desde luego el título y lo que imaginas de ese documental que aterrorizó a Franju… es tremendo. Pero él tiene un cortometraje en un matadero brutal, La sangre de las bestias.
Con esta película, Los ojos sin rostro, me ha apetecido ver más filmografía de este director, pero veo que no es tarea fácil.
Y no me extraña que tumbase Los ojos sin rostro a algún espectador, yo estaba preparada, porque había leído ya un montón de ella (por cierto, qué ganas de recuperar tu artículo de La caja de Pandora)… pero verla sin tener ni idea de lo que iba a ocurrir y encontrarse con la operación cruda del rostro…, uffff.
Beso con rostro
Hildy
Sí, también he visto «La sangre de las bestias». Hace que lo de Tordesillas parezcan juegos florales… La película de Almodóvar contribuyó a restaurar el nombre de Georges Franju, incluso el Festival de San Sebastián programó una retrospectiva completa de su obra hace pocos años, pero su filmografía, que tampoco es muy extensa, permanece oculta en su mayor parte.
Saludos.
Almodóvar está especializado en hacer pasar por suyas películas francesas apenas vistas por aquí. Tal vez por eso en Francia le tienen en tanta estima.
Esta película es espléndida pero, en efecto, creo que no he visto nada más de este director.
Besos
Sí, puedes conectar o no con la peli, pero no deja indiferente, querido Alfredo. Yo tampoco he visto ningún largometraje más de Franju, y hay alguno que me apetece muchísimo. A ver si cae pronto algún ciclo, de nuevo, de su obra que como ha recordado Licantropunk ya se ha hecho, pero a mí se me escapó la oportunidad en ese momento. Los ojos sin rostro cuenta con imágenes que impactan, que llaman la atención, que no se olvidan.
Beso
Hildy
Querida Hildy, padecí mucho viendo La piel que habito, en general no conecto bien con Almodóvar y esa no fue la excepción. Pero esta película suena muy interesante contada a través de tus ojos y esa imagen que elegiste habla de una película muy bella pero perturbadora a la vez.-
Y hablando de películas bellas pero perturbadoras hace tiempo que quiero preguntarte si viste «La mejor oferta» de Giuseppe Tornatore. Yo la descubrí por televisión y quedé muy impresionada, aunque luego no volví a encontrarla para verla de nuevo. Me encantaría saber qué te pareció.-
Un beso enorme, Bet.-
Has definido perfectamente la esencia de Los ojos sin rostro: «película muy bella pero perturbadora a la vez».
Y lo de Almodóvar, es cierto, es de esos directores que o conectas o no. Yo con algunas películas suyas conecto y con otras me voy yendo, me salgo de ellas. Almodóvar me gusta muchas veces en lo visual y formal.
Me gustó mucho, La mejor oferta, mi querida Bet. Te dejo un link a una crítica que escribí para otro blog colectivo: http://cinefilias2012.blogspot.com.es/2013/07/la-mejor-oferta-la-migliore-offerta.html
Beso
Hildy
Gracias por el link, te dejé un comentario allí. ¡Beso! Bet.-
NO he visto la de Almodóvar peo vi la de Franju y es «hermosamente horrible»
La recordé cuando ví FACE OFF de John Woo y que me perdone Franju
Pues, hola de nuevo, querido Iván, y sí es «hermosamente horrible» Los ojos sin rostro. Qué bueno, hace poco vi Cara a cara, no la había visto nunca, me entretuvo una barbaridad esta película de John Woo… y se entiende perfectamente que venga a la cabeza la película de Franju.
Beso
Hildy