La manera de rodar la larga y trágica agonía de Mimi y el rostro de Lillian Gish son tan solo dos de los ingredientes por los que merece la pena adentrarse en otra perla silente de la filmografía de King Vidor: Vida bohemia. Rodada entre El gran desfile, que le convierte en cineasta consagrado, y Y el mundo marcha, su obra genial del periodo mudo… Vida bohemia es un paréntesis en su carrera como director-autor. Pues es digamos un encargo o mejor dicho una exigencia de una de las primeras estrellas de cine, con poderes, Lillian Gish. Parece ser que ella buscaba un vehículo para una nueva etapa de su carrera, donde ya no era la heroína de las películas de D.W. Griffith, pero sí una flamante estrella de la Metro Goldwyn Mayer. Y encontró su personaje en Mimi…, su contrato la permitía elegir director y actor principal. Así quiso a su lado a Vidor (después de visionar parte de El gran desfile) y al galán John Gilbert. Aunque no coincidieron director y actriz en maneras de trabajar se admiraron y respetaron. Así Vidor cuenta en su estupenda biografía, Un árbol es un árbol, la concienzuda y detallada preparación de la Gish para la escena de su muerte… que le llegó a dejar preocupado por si la actriz había ido demasiado lejos en su preparación y entrega.
La obra narrativa de Henri Murger, Escenas de la vida bohemia, donde este capta un ambiente que conoció durante su infancia: los artistas que vivían en el Barrio Latino de París a principios del siglo XIX, sirvió de inspiración, entre otras, para una de las óperas más famosas y populares, La Bohème de Giacomo Puccini. Así que en aquellos años era una historia tremendamente popular y la música vinculada a ella también. Luego el estudio acogió bien este nuevo proyecto cinematográfico, pero se desvinculó de la obra de Puccini, pues conseguir los derechos de la música era excesivamente caro, y decidió que la película se inspirara más que libremente en la obra de Murger.
La película de King Vidor presenta una estructura clásica en tres actos: en el primer acto se nos presenta a los personajes, su situación y las relaciones entre ellos. También aparece el personaje que será el que provoque el máximo conflicto entre Mimi y Rodolphe, el vizconde Paul (Roy D’Arcy). En el segundo se llega al clímax de felicidad entre los artistas y la costurera Mimi. Esa felicidad máxima se alcanza fuera del Barrio Latino, en un picnic en un bosque bello e idealizado. Además estalla la historia de amor entre Mimi y el dramaturgo Rodolphe (John Gilbert). Y, por último, el sacrificio y muerte de Mimi para que el amado alcance el éxito en su escritura.
Vida bohemia regala momentos cinematográficos que muestran el dominio del lenguaje visual y la puesta en escena de King Vidor, un pionero brillante. También sobresale la delicadeza de un rostro como el de Gish, que además va totalmente unido al cine silente. Pero, por otro lado se puede ver el trabajo de otros dos actores, que habían tocado el cielo con El gran desfile, el malogrado John Gilbert, aquí vital e irracionalmente romántico, y Renée Adorée (que como Mimi falleció joven y tuberculosa). Y en cuanto reparto, otra curiosidad es encontrarse entre los amigos bohemios de Rodolphe, a un gran actor cómico y secundario de oro, Edward Everett Horton.
Así Vidor crea una atmósfera especial y una puesta en escena atractiva entre las viviendas humildes de Mimi, la de Rodolphe y sus amigos y la de Musette (Renée Adorée), la joven de vida alegre. Así entre Mimi y Rodolphe cobran importancia las ventanas y lo que ocurre a través de ellas… O un trozo de madera permite que se vea el piso de la vecina y una suculenta comida. Así como el juego que se establece con las puertas y las escaleras. Y la iluminación de esas habitaciones es tan especial y de un romanticismo que trasciende de tal manera que, a veces, recuerda a las atmósferas de ciertas películas de Borzage (también desarrolladas en zonas bohemias y humildes). Por otra parte, el rostro de Lilian Gish es mimado y sus primeros planos recuperan el espíritu de las heroínas de D.W. Griffith… la joven virginal, pura, frágil y fuerte a la vez. El director de fotografía Hendrik Sartov había trabajado en otras ocasiones tanto para Griffith como para Gish.
La naturaleza idealizada y la felicidad en un picnic…, Vidor crea unas escenas bucólicas, de amor pastoril e ideal, que culmina con el beso entre Mimi y Rodolphe, después de haberse perseguido por un bosque iluminado. Y, por último, la muerte lenta y agónica de una Mimi en una secuencia maravillosa, que empieza desde su agotador trabajo en el telar hasta que se desvanece, su traslado a una habitación de mala muerte y su decisión en soledad de hacer un último esfuerzo y llegar a su antigua habitación, donde justo al lado Rodolphe celebra el triunfo de su obra (triunfo que se debe en parte al sacrificio irracional de Mimi). El angustioso viaje hasta que logra su objetivo es tan agónico que deseas que alcance pronto una cama. Y cuando lo logra, se desarrolla la emotiva y contenida despedida de su amado y sus amigos. Todo acaba cuando Musette cierra sus ojos y su amado, que había ido a por su pájaro, desolado la besa y abraza desconsolado, recordando tiempos mejores.
Y esa mezcla de alegría de vivir, de dejarse llevar por la dura libertad que ofrece la creación y el arte…, un romanticismo irracional y extremo (lleno de contradicciones y momentos también oscuros), más el París de los bajos fondos es lo que hace pervivir esas escenas de bohemia. Pero también define muchos de los temas que King Vidor desarrollaría posteriormente en su brillante filmografía. Finalmente el director y Lillian Gish no fracasaron uniendo sus sensibilidades… en Vida bohemia.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
¡Qué envidia, querida Hildy, poder ver tanto cine! Y con Gilbert, nada menos. Me intriga mucho la historia trágica de este actor.-
Agregué esta peli a mi interminable lista de pendientes y, de paso, estoy husmeando en la filmografía de Vidor. ¿Sabés que hace tiempo descargué Street Scene de un sitio en donde hay películas de dominio público y todavía no la ví? No sé porqué, pero en cuanto pueda voy a hacerlo…
Un beso grande, Bet.-
Mi querida Bet, yo cada vez tengo más cariño a Gilbert. Cuenta la leyenda que no triunfó en el cine hablado por su voz…, pero si se le escucha en La reina Cristina de Suecia… se nota que los motivos fueron otros. La industria del cine no quiso seguir apostando por él y el público tampoco acudió a verlo en las pantallas de cine. Así Gilbert se fue autodestruyendo y se dejó caer en el alcohol…
Y Vidor, amo a Vidor. Street Scene es una agradable sorpresa. Me encantó. Pero pocas veces me ha decepcionado (y me queda todavía obra por descubrir). Noche nupcial, Stella Dallas, Duelo al sol, El manantial, Pasión bajo la niebla o Guerra y paz…ayyyyy, y lo que me queda por ver.
Beso con Vidor
Hildy
Un poco demasiado Dama de las camelias para mi gusto, pero sin duda entre lo mejor de King Vidor. Yo creo que ese periodo fue el mejor para él. Vi varias de sus películas de aquella época tras leer su magnífica, como bien dices, biografía, una delicia absoluta de libro, y no solo por el cine. Lilian Gish es una actriz maravillosa, en el mudo y en el sonoro. Lástima que no se prodigara más en este último, pero cuando aparece, jopé, se merienda a todo el que comparta plano con ella.
Besos
Mi querido Alfredo, pobres damas de las camelias que cuentan con tu rechazo… Ahora sí, la Gish agoniza increíblemente. Sí, el Vidor mudo (aún me quedan cosas por descubrir) una gozada… pero el posterior me fascina también.
Un beso
Hildy
No se si es un parentesis,un vehiculo para Lilian o ambas cosas…puede ser, en todo caso PELICULÓN….con mayúsculas…romance, drama,la vida en todo su explendor y en toda su tragedia…los pelos como escarpias…un abrazo
Sí, mi querido Victor, una película esplendorosamente hermosa. Esa secuencia de la agonía de Lillian es difícil de superar, con un equilibrio perfecto entre contención, exaltación y emoción…
Yo me enganché a esas escenas de bohemia por el finlandés Kaurismaki y su película de 1992, La vida de bohemia. Conocía los momentos musicales de la ópera de Puccini… pero no sabía bien la historia de los artistas bohemios y Mimi. Y mi paroxismo por esa ópera también llegó por el cine… y Hechizo de luna…
Beso
Hildy
¡Ya puedo tachar «La Bohème» de mi lista de pendientes! Efectivamente, ¡qué bien agoniza Lilian Gish! Esa secuencia en la que va intentando llegar hasta su amado es terrible, como decís, uno no ve la hora de que llegue por fin a una cama. Pero después cuando muere lo hace con una sutileza increíble.-
Me gustó bastante Gilbert, compré un par de pelis más con él, incluida «Reina Cristina», así que pronto veré si confirmo o no mi primera impresión. Aunque no lo creas, esta es la primera película de él que veo, hasta ahora sólo conocía su historia y había visto algunos pocos clips.-
Y qué perlita ver a Edward Everett Horton…
¡Ay! Yo también escuché partes de la ópera por primera vez en «Hechizo de Luna» y cuando pude verla completa se convirtió en una de mis favoritas. Hay una versión en film dirigida por Robert Dornhelm, no es perfecta (en mi opinión las óperas hechas film nunca lo son, pero allí están) pero sí bastante buena.-
Un beso y un brindis en tu honor desde mi buhardilla, Bet.-
Ay, mi querida Bet, recibo ese brindis desde tu buhardilla… y mirando por mi ventana esa luna grande, grande, grande. Sí, es impresionante la agonía de Gish.
Sí, Gilbert merece la pena como actor y tiene una filmografía interesante, a mí todavía me queda bastante por descubrir. También está magnífico, como digo, en El gran desfile de King Vidor o en El palacio de las maravillas de Browning. Ayyy, y en la Reina Cristina…, un suspiro, qué peliculón.
Un beso cantando ópera
Hildy
Perdón que siga insistiendo sobre el tema, querida Hildy, pero me enamoré perdidamente de John Gilbert (tenemos una pequeña dificultad, porque él lleva 80 años muerto, pero ya lo vamos a superar, jaja). Si no la viste, te recomiendo enfáticamente «Flesh and the Devil». Lamentablemente no está en Youtube, creo que sólo han subido una de las escenas más famosas, la del beso con Greta Garbo en un jardín. Ayer vi también «Reina Cristina», ¡qué triste final, yo me había hecho ilusiones!
En fin, como verás, estoy totalmente loca pero me reconforta saber que puedo compartirlo con vos. Un beso lleno de suspiros, Bet.-
Ayyy, John Gilbert… pero ¡mi querida Bet, acuérdate de En algún lugar del tiempo! ¿Te imaginas? O también piensa en La Rosa púrpura del Cairo… y pasar al otro lado de la pantalla.
Qué maravillosa es la película de la Reina Cristina, yo ando últimamente encantada con el cine de Rouben Mamoulian. Y qué personaje más bonito hace Gilbert. ¿A que tiene una voz bonita?
De Flesh and devil solo he visto fragmentos, creo que nunca la he visto entera.
Besos locos compartidos… quedamos en algún lugar del tiempo
Hildy
Hola Hildy,
Justo la vi por primera vez hace unos días, y aunque no está entre lo mejor de Vidor o Gish, realmente es una película muy apañada y solo por la secuencia final que destacas vale la pena su visionado. Aparte de la inmensa interpretación de Gish me gusta ese pequeño detalle de que se ve un brevísimo flashback en el momento de su muerte, que me recuerda al final de El gran desfile cuando la madre ve volver a su hijo tullido de la guerra y le recuerda de niño, y que le da un punto más de emoción por evocar lo que pudo haber sido esa relación.
Un abrazo.
Queridísimo doctor Mabuse, qué honor que se pase por aquí. Me han encantado las valiosas apreciaciones de su comentario.
Qué ganas me han entrado de verla de nuevo.
No es lo mejor de los dos, pero están los dos, y nos regalan momentos de goce.
Beso
Hildy