Ocho apellidos vascos de Emilio Martínez-Lázaro
¿Por qué ha funcionado Ocho apellidos vascos? ¿Por qué se ha convertido en un fenómeno? ¿Sólo por su campaña publicitaria? No, únicamente por eso no, algo ha conectado con el público que ha hecho que se propague además el boca a boca. Ocho apellidos vascos ha logrado que hasta personas que hacía años que no se acercaban a una sala de cine (y menos todavía a ver una película de estos lares), fueran…
Yo me acerqué a la sala de cine, curiosa. Muy curiosa. Me pasó lo mismo que con otro fenómeno de taquilla pero de nuestro país vecino, Intocable. Reconozco me reí bastante (incluso alguna que otra carcajada) y que pasé una hora y media entretenida pero cinematográficamente es una película plana que emplea bien una fórmula. No hay más. También es cierto que es una película que no va de nada, no creo que pretendiera más sino que se pasara un buen rato. Y eso lo consigue.
Fórmula: chico encuentra chica, chico se enamora chica, chico sigue chica, chico se marcha sin conseguir chica, chica sigue chico… Fin. Toda esta fórmula se adereza de cine costumbrista, con tópicos regionales (les toca esta vez a los andaluces y a los vascos), humor que nunca se sale de lo políticamente correcto aunque se ríe de asuntos que hasta hace poco era impensable (hasta que surgieron programas televisivos como Vaya semanita), implican además a la familia y a los amigos en la trama y todo lo agitan hasta que surge finalmente una comedia romántica típica y tópica.
Lo que está muy claro es que nos apetece reírnos y mucho. Nos apetece humor y buenas intenciones. Entre todo el elenco de actores, yo no podía más de la risa con Karra Elejalde, el padre de la moza protagonista.
Mejor otro día (A long way down, 2014) de Pascal Chaumeil
Mejor otro día parte de una buena premisa. Cuatro personas coinciden en la noche de fin de año en lo alto de un edificio para hacer lo mismo: suicidarse. A partir de este encuentro, deciden darse una tregua y darse de plazo hasta San Valentín. Firman un papel en el que se comprometen a posponer su suicidio hasta esa fecha. Durante este periodo los cuatro protagonistas… tratarán de buscar un sentido a sus vidas.
El director francés Pascal Chaumeil (Llévame a la luna) adapta una de las novelas de Nick Hornby (también guionista) y arranca la película con una escena que engancha: el encuentro entre los cuatro protagonistas. Sin embargo, no consigue que la película vaya in crescendo en risa y emociones. Se mantiene en una línea correcta de sonrisa perenne haciendo equilibrios entre la comedia sentimental y el drama. La banda sonora sirve para guiar al público: ahora ponte triste, ahora hay algo de esperanza, aquí desengaño… y nunca me ha gustado demasiado que eso sea tan evidente. Es una pena porque la estructura de la película permitía un juego interesante: la película está estructurada en cuatro partes y va avanzando en el tiempo, cada una de las partes está contada según el punto de vista de uno de los cuatro protagonistas.
Un buen aliciente para acercarse es la química que se establece entre los cuatro protagonistas, dos actores maduros (Pierce Brosnan y Toni Colette) y dos jóvenes que se están poniendo de moda (Aaron Paul e Imogen Poots) donde destaca una Toni Collette que contiene el personaje más delicado y coherente.
Tren de noche a Lisboa (Night train to Lisbon, 2013) de Bille August
Del director danés Bille August siempre me viene a la cabeza Pelle el conquistador (y su banda sonora) y Las mejores intenciones —dos películas que en su momento me gustaron mucho pero que no he vuelto a revisar—, después su filmografía ha sido bastante irregular pero siempre ha mostrado una narrativa cinematográfica clásica y elegante. Y así lo demuestra de nuevo en una interesante propuesta, Tren de noche a Lisboa, donde adapta la novela del mismo título (que no he leído) y donde se rodea de un reparto internacional lleno de rostros interesantes.
Tren de noche a Lisboa cuenta una historia donde mezcla la situación política (dictadura de Salazar) con el melodrama sentimental. El tiempo presente y el tiempo pasado se entrecruzan y el puente que los une es la investigación que lleva a cabo un profesor triste y solitario (con el rostro de Jeremy Irons). Así surge un pasado melodramático pero apasionado frente a un presente adormecido poblado por personas con miedo a actuar y aventurarse.
La trama comienza cuando el profesor suizo (nos encontramos en Berna) impide el suicidio de una joven que se va a tirar por un puente. La muchacha desaparece poco después dejándose su gabardina roja. En esa gabardina encuentra el profesor un libro, El orfebre de las palabras de Amadeu de Almeida Prado, y dos billetes de tren a Lisboa. De alguna manera se siente tan identificado con lo que lee que sigue el impulso de dejar todo y marcharse y subirse a ese tren a Lisboa para localizar a la misteriosa chica y enterarse de quién es Amadeu. Una vez en Lisboa empieza a investigar y a encontrarse a personas que le van ayudando a construir una historia del pasado. Amadeu era un médico de la aristocracia portuguesa que abrazó la Resistencia contra la dictadura de Salazar…
Por otra parte dos alicientes más para acercarse a ver Tren de noche a Lisboa: el encuentro con esa ciudad hermosa y que la película capta en todo su esplendor. Quizá tiene que ver con que Lisboa me apasiona y que siempre me ha fascinado en cada viaje que he hecho hasta allí. La película muestra una ciudad que apetece recorrer de nuevo. Pasear por sus calles y rincones, verla desde lo alto…, mirar por uno de sus tantos miradores. Y el otro aliciente es encontrarse no solo con Jeremy Irons que se convierte en un buscador de historias, elegante y sobrio, sino con otros rostros del pasado como Charlotte Rampling, Lena Olin, Christopher Lee, Bruno Ganz o Tom Courtenay o rostros del presente como Mélanie Laurent y Martina Gedeck.
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La primera es mala sin paliativos. Producida por Telecinco, no cabe decir mucho más.
La segunda no la he visto.
La tercera es un plomo importante.
Lo bueno, si breve…
Besos
Pues es que a mí estas histerias colectivas (en el caso de los ocho apellidos) me dan pelín de repelús y así de entrada se me quitan las ganas. Porque lo peor es eso, que invariablemente confirmas que no merecía tu tiempo ni el empeño. Asi que hace años ya que no se me ocurre probar. Ni siquiera catar de lejos. Esta me la salto alegremente, woalá.
Y proclamo: harta estoy de la «monologación» de la risa, no soporto los monólogos, qué majos esos muchachos y muchachas dejándolo todo perdido de tópicos y muletillas. Y ahora hay que aguantarlo también en el cine… ufff, mejor no, pordios.
De suicidios menos, no me apetece y por lo que cuentas no creo que me pierda mucho. Tal vez la de Tren de noche a Lisboa porque Jeremy Irons sigue siendo unos de mis tipos preferidos, aunque la historia, asi a bote pronto, parezca un poco impostada no? Forzado el argumento y el libro, rara es la vez que Lisboa no va unida a un matiz literario, a un libro, un escritor, un poeta… también un poco de ufff.
En fin, o que los últimos estrenos me llenan de pereza o que el animalito que bulle en mí me pide más calle y menos butaca. El caso es que no me lo ponen fácil, cachis!
Un beso, Hildy!
Mi querido Alfredo, has sido clarísimo y breve. A mí la de Bille August me interesó más de lo que me esperaba. La segunda… puedes esperar a verla un día por televisión, para pasar el rato. Y la primera me llama mucho la atención el fenómeno que se ha generado alrededor de ella y sentía una curiosidad enorme por verla para poder entender. Y bueno, me eché unas risas.
Besos
Hildy
Mi querida Marga, ninguna de las tres es redonda… y las calles estos días, es cierto, están preciosas. Pero con las tres puedes pasar buenos momentos. En una puedes reír, otra te hace pasar un rato agradable y la de más allá es una propuesta que a mí me resultó interesante, y Jeremy Irons está encantador…
Beso
Hildy
Hola, Hildy, buenas tardes; pues vaya, te me has adelantado, mañana mismo tenía previsto publicar en mi blog una reseña en la misma línea de la tuya, es decir, acumulando varias reseñas breves de las últimas pelis que he visto, y de las que no he llegado a preparar un texto lo suficientemente amplio como para una reseña individualizada. Pero no hay problema; al fin y al cabo, no coincidimos en ningún título (y aunque coincidiéramos, tampoco, cómo no…). En cuanto a las pelis que comentas, solo he visto la primera de ellas, a la que me acerqué desde el asombro de sus estratosféricas cifras de taquilla, y que me resultó decepcionante en casi todo (bueno, en todo menos en Karra Elejalde, que es, y de largo, lo mejor de la función); sí, de acuerdo, unas risas sí que echas, por muy obvias y elementales que resulten (yo mismo me reí más de una vez, desde luego), pero, como comedia, me parece infinitamente mejor (sin ser tampoco nada del otro jueves) ‘3 bodas de más’, por ejemplo. En fin… De las otras dos, me apunto la de Lisboa, que tiene una pinta bastante potable. A ver si hay ocasión un día de estos.
Un fuerte abrazo y hasta pronto.
He visto la tercera y digamos que es ladrillo y plomo que te hunden. Y mas que de satisfacción, de aburrimiento. . La segunda no pinta mal, igual hasta me animo a verla
La de los apellidos vascos, imagino que la veré cuando la den en el plus. Y ya que preguntas la causa de su éxito. La publicidad encubierta que ha tenido ha sido impresionante. Cuando se estreno salio a todas horas en todas las cadenas. En realidad como casi todas las que tienen detrás el aparato de publicidad gratis que es la televisión.
Y estas desgraciadamente son las que suelen llegar al publico y gracias a una publicidad que ya la quisieran los grandes estrenos de la pelis americanas. Si ademas tiene cierta gracia que la tendrá, pues el boca a boca dirán que es lo que le ha hecho tener éxito y no esa publicidad descarada a costa de no se bien quien.
Ay,mi querida Hildy. No he visto ninguna. La primera la veo en las carteleras como tantas otras:con gran indiferencia. Quizá esté cansado,es más, llevo unos días con agotamiento crónico.Todo me parece insustancial. Mejor otro día me viene bien para decirme lo mismo cuando paso por delante del cartel. Tren de noche a Lisboa… me voy a leer a Fernando Pessoa que me entiende mejor. Cuando uno está cansado lo peor que puede hacer es ir directo de cabeza hacia el aburrimiento.Ya te digo, son cosas mías. Vaya semanita,hija.
Ayer por la noche estaba tumbado en el sofá (nunca lo hago, el sofá envejece mucho)y pusieron Los tres mosqueteros, esa en donde sabe Orlando Bloond con el pelo ochentero… por dios, esto de ver películas se está convirtiendo en algo muy serio, de ir al psiquiatra.
Besos desde una terraza delante del mar.
Mi querido Manuel corriendo voy a leerte, como dices aunque escribiésemos sobre las mismas películas no importaría porque en ese compartir miradas seguro que saldrían claves y conclusiones interesantes.
3 bodas de más me apetece mucho, ya me han señalado muchas personas que merece la pena, así que seguro pronto la veré. Y sí, yo con Karra (qué confianzas) me reí de lo lindo.
Por cierto a mí la película de Tren de noche a Lisboa no me disgustó en absoluto. Iba con cierto miedo porque había leído y oído críticas muy malas (lo puedes comprobar en los comentarios de los queridos 39 escalones y Plared) pero sin embargo yo la viví como un melodrama romántico con tintes históricos y una investigación sobre un personaje… y la verdad es que la disfruté bastante.
Besos
Hildy
Ja, ja, ja… mi querido Plared, ¿te puedes creer que yo no me aburrí nada sino que seguí la historia interesada… por esas calles de Lisboa? Me encanta cómo una película cambia según la mirada… Pero veo que he debido ser una de las pocas que no le ha disgustado esta película. Je, je, je… ay mi mirada distorsionada o la magia de Lisboa me hechizó…
Y respecto ocho apellidos vascos efectivamente una parte importante de que la gente empezara a ir a la sala de cine fue su machacona publicidad pero muchas películas americanas y algunas españolas promocionadas por canales de televisión (que ejercen también de productoras)… reciben esa publicidad y sirve para el primer fin de semana (para que los espectadores acudan raudos a las salas) pero si la propuesta cinematográfica no engancha… la continuidad no es posible… y solo hace números ese fin de semana. Luego el fenómeno de 8 apellidos vascos no ha dejado de ser curioso (impulsado eso sí por esa insistente publicidad). Algo ha conectado. Quizá las ganas de reír (cuenta con buenos gags)… porque claro está que analizando sus valores cinematográficos no pasa como digo de aplicar con corrección una fórmula,pero carece de estilo, puesta en escena muy sencilla, sin innovación ni imaginación alguna y sin riesgo.
Besos
Hildy
¡Una terraza delante del mar y unos días preciosos! ¡Te permito, ar, tener agotamiento crónico ante la contemplación de tanta belleza…, el agotamiento no permite retirarte de la terraza pero a la vez el sol te cubre de energía… y de pronto surge SUPER FRANCISCO en acción, que no sabe de cansancios ni tristezas! Arrrrr.
Y entonces super Francisco lleno de sol se pone a leer y a ver películas… toma su pluma y su teclado y las palabras se hilan y se hilan. Y entonces todos leemos textos vitaminados que provocan una energía inusitada. Y ya nadie, nadie que lea sus textos sufre de agotamiento crónico…
Y los psiquiatras se quedan muy tristes (bueno en el fondo felices) porque ya nadie visita sus consultas… entonces ellos, como en el fondo están felices, se dedican a lo que siempre amaron… a ir al cine, al teatro, a leer y a escribir… y cambian de profesión pero con alegría.
Ahora Super Francisco sigue en el terraza recibiendo rayos de sol… Tiene que seguir trabajando en vitaminar a la humanidad y llenarla de energía…
Besos
Hildy
Lo de ‘8 apellidos vascos’ me tiene muy intrigado. Es ya un fenómeno sociológico, porque con ella está siendo muy frecuente el caso de gente que conozco que hace años que no pisa un cine y que ha ido a verla. Y esos números en taquilla… Entiendo que será por las risas, pero, ¿tanto marca la diferencia con respecto a las demás comedias de su estilo que se estrenan? ¿O será porque lo de nuestros contrastes regionales es algo que nos llama mucho la atención en este país? En algún momento tendré que verla, supongo, aunque más por curiosidad que por otra cosa, porque por sí misma no me llama la atención.
Sobre ‘Tren de noche a Lisboa’, hasta ahora he leído tanta crítica negativa que se me han quitado las ganas. Aunque viendo que la recomiendas, igual me acerco. Entre otras cosas porque no conozco Lisboa, pero en breve voy a hacerlo, y podría ser un buen aperitivo.
Saludos!
Pero ¡mi querido William Blake… Miguel para los amigos del ciberespacio! qué cambio genial de imagen. Ahora mismo cambio la dirección de tu blog en la columna de apasionados cinéfilos.
Dicho, lo primero. Al grano. Me pasó lo mismo que a ti, tenía muchísima curiosidad por 8 apellidos vascos. Interesantes preguntas las que planteas. Como digo como obra cinematográfica no es ni original, ni innova nada, es muy pero que muy sencilla y como comedia emplea una fórmula que funciona y ya. Así que sí que es todo un fenómeno que intriga bastante. Pero vamos si se la ve, no hace daño… y te ríes. Yo al menos eché más de una carcajada (ay, ese Karra y sus golpecitos a la espalda…).
También (pero qué copiota soy) me daba miedo acercarme a Tren de noche a Lisboa porque no solo había leído críticas muy negativas como tú sino que tampoco me habían hablado nada bien de la novela. A mí me pudo Lisboa (yo creo que te va a encantar… a mí es una ciudad que me apasiona, me encuentro siempre muy a gusto allí. Yo he hecho varias escapaditas de unos cuatro días y siempre han sido inolvidables). Como ves tanto a 39 escalones como a Plared les ha parecido un ladrillo, un plomazo. Yo quizá iba tan reticente y tan segura de que me iba a horrorizar que luego me sorprendí entretenida y gustándome más de lo que pensaba. Lisboa, preciosa.
Besos
Hildy
Me quedo perpleja con el director Emilio Martínez-Lázaro. En primer lugar porque hace un par de días tuve la desgracia de sufrir la segunda parte de «Ocho apellidos…» (osea, Catalunña, porque más parecía una especie de panfleto catalanista; y conste que no estoy en contra del tema catalán en absoluto, pero la película más parece un excusa para exaltar la independencia catalana) y no sólo es que me parezca nefasta sino que obviamente se ha hecho única y exclusivamente para hacer caja prolongando el éxito de su antecesora que, dicho sea de paso, es absolutamente inane.
Explico todo esto por una razón: acabo de ver otra peli del director y ésta sí que me parece una estupenda película que, incomprensiblemente, pasó totalmente desapercibida cuando creo que es lo único decente (al menos que una servidora haya visto hasta ahora) del cineasta. Su título es «La voz de su amo»: un thriller a reivindicar, con una pareja protagonista que echa chispas – Eduard Fernández (viva imagen del clásico perdedor, que recibe golpes de todo tipo) y una Silvia Abascal maravillosa, con un papel en el que se desenvuelve admirablemente. ¿Cómo es posible que una peli así pasara sin pena ni gloria y las dos últimas hayan sido sonados éxitos de taquilla? ¿Misterios de las interesadas distribuidoras? ¿O es señal de que el buen cine español no interesa promocionarse? Ejemplos varios de buen cine español escondido: «Silencio roto», «La noche de los girasoles», «La vida mancha», «Lisboa», «La distancia», «Sé quién eres, «Casual day», sólo por citar algunas del cine reciente.
«La voz de su amo» es una loable muestra de que se puede hacer buen cine de género – concretamente thriller, con ramalazos de cine negro – adaptado a nuestra propia idiosincrasia. Te la recomiendo encarecidamente, querida Hildy.
Un abrazo.
Querídisima Isis, apunto en mi lista, por supuesto, tu recomendación de La voz de su amo, que no la he visto. Además me encanta Eduard Fernández. No entendí el furor de las pelis de 8 apellidos. Y, sí, el cine español esconde muchas joyas y es un placer descubrirlas. ¿Has visto Aunque tú no lo sepas, con Silvia Munt?
Beso
Hildy
Pues no la he visto, ni me suena, pero el título es muy sugerente. Me la apunto yo también. Muchas gracias Hildy.
Un abrazo.