Sentí una enorme conexión con La gran familia española sin necesidad de que esa familia que se refleja en la pantalla se identifique con la mía…, sentí una conexión emocional. Cuando era pequeña, muchos domingos por las mañanas, mis padres nos despertaban (a mis hermanos y a mí, somos cuatro) con un disco de vinilo a todo volumen: Siete novias para siete hermanos (Seven brides for seven brothers, 1954) de Stanley Donen. Además de levantarnos con un buen rollo increíble, olía a desayuno rico, tortilla francesa con bonito… Mis padres, mis hermanos y yo vimos en un montón de ocasiones este musical. Y a mí me gustaba muchísimo. Secretamente me gustaban uno o dos hermanos a los que veía guapísimos… Me daba una alegría increíble… Cuando ya fui algo más mayor me siguió fascinando pero me sorprendió que me creyera los escenarios de cartón piedra, que no me diera cuenta de lo artificial. Recuerdo que en varias ocasiones, cuando no me quería ir de un sitio o que unas vacaciones terminasen (o cuando quería huir y que no me encontrasen) siempre pensaba: ojalá caiga una avalancha o que nieva mucho y nos quedemos incomunicados… recordando esos hermanos que secuestraban a las novias y se quedaban allí en la montaña, incomunicados del mundo… buscando su propia felicidad.
Así que ya desde el principio La gran familia española me tenía ganada… porque Siete novias para siete hermanos juega un gran protagonismo. Es de esas películas que generan buen rollo… es como si Daniel Sánchez Arévalo dijera que a pesar de que estemos hechos una mierda y vivamos en un mundo que se derrumba, no perdamos la oportunidad de vivir momentos felices y alegres…, de reírnos y de querer a la gente cercana que nos hace sufrir (porque los amamos con locura) pero también nos ofrecen buenos momentos. La familia de la película siempre está a punto de derrumbarse pero a la vez se reinventa sus lazos. Así La gran familia española es una tragicomedia con unas gotas de screwball comedy con su locura correspondiente.
Y ésa es su única función… que sigamos las alegrías y desgracias de cinco hermanos (que se llaman como los personajes de la película favorita del padre, el musical de Donen… por orden alfabético y nombres bíblicos) y salgamos con una sonrisa entre tierna y melancólica pero con unas ganas increíbles de seguir en el día a día con nuestras alegrías y penas.
Es de esas películas vitalistas que sirven de medicina para pensar que merece la pena seguir intentándolo. Como cuando el personaje de Woody Allen entra en la sala de cine desesperado y termina disfrutando de una película de los hermanos Marx en Hannah y sus hermanos desapareciendo su angustia vital. O como ese O’Sullivan que después de su viaje más duro es consciente de lo importante que es hacer películas que tan sólo hagan reír… O esa pequeña mujer desgraciada en la depresión de los 30 que solo encuentra consuelo y un poco de felicidad refugiándose en la sala de cine (de nuevo Allen).
Daniel Sánchez Arévalo contagia buen rollo con las vicisitudes de esa familia disfuncional que a la vez está unida por lazos fuertes… y que se enfrentan al amor, la depresión, la huida, la vida, la muerte, las discusiones, las envidias, las alegrias, desgracias y la desesperación con un punto de locura, una boda que nunca se termina y una reunión muy especial con una película de las de siempre…
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Hola, Hildy, buenos días; compruebo, con satisfacción, que te ha gustado, y bastante (hace unos días, leía la crítica de mi compañero Julio Rodríguez Chico, que era cosiderablemente menos entusiasta que la tuya). A mí Sánchez Arévalo me deslumbró con su debut, en Azuloscurocasinegro, y después, quizá a causa de las expectativas despertadas con tan magnífico arranque, me decepcionó mucho en Gordos y un poquito en Primos. A ésta no dejo de tenerle ganas, pero ya voy con la gaseosa un poquito más floja y con menos burbujas (aun cuando tú le has inyectado un buen chute…). Espero poder ver y contar.
Un fuerte abrazo y buen fin de semana.
Querido Manuel, ya hago la confesión en el texto… conecté emocionalmente con ella. Así que reconozco que me hizo pasar una tarde agradable… Así que la analizo desde la emoción que me produjo y la sonrisa que me dejó en la cara.
Sánchez Arévalo siempre deja algo en sus largos que me gusta. Me falta ver Primos. La veré, seguro.
Besos
Hildy
Ay, mi querida Hildy, que aquí tampoco vamos a coincidir… A mí Sánchez Arévalo, después de su debut, me parece uno de los máximos responsables del bluf de la comedia española actual (por más que un reciente artículo de El País hablara con entusiasmo de este «movimiento»), y que radica básicamente en la traslación a la pantalla grande de temas, tonos, formas y tics de las series televisivas de «treintañeros», con sus tópicos, modas y lugares comunes.
Tampoco soy de musicales, ya sabes, y ese de Donen, a mí, nada de nada. Al revés, vista ya de crecidito, no le vi más que pegas. Pero bueno, soy yo, ya sabes.
Y encima vengo muy contento de ver «El último concierto» (¿has dicho algo sobre ella?)
Besos
Mi querido Alfredo, tengo pendiente El último concierto que me apetece bastante y sabiendo que tú has salido contento aún más.
Yo quería pasarlo bien con La gran familia y así fue además de tener una afinidad emocional. Creo que el objetivo que tenía Sánchez Arevalo con esta película lo cumple.
No importa, cielo mío, que no coincidamos porque siempre el debate y los puntos de vista diferentes son ricos pero que muy ricos. De pronto realizas una reflexión sobre la comedia española actual que hace pensar.
Besos con pasos de baile (anda, un poquito de músical en la vida, por fi…, je, je, je)
Hildy
Hola, Hildy, buenas noches; la he visto esta tarde, y, aunque no me ha entusiasmado, tampoco me ha disgustado: desigual, con momentos bastante logrado, y otros, no tanto. Creo que, en todo caso, el principal mérito de Sánchez Arévalo es el de haber conseguido una ‘marca’ perfectamente reconocible, un universo propio en/con el que ya sabes a qué atenerte: si conectas emocionalmente con él, fenomenal; si no, pues eso… Mañana, a primera hora, saldrá crítica más amplia en el blog. Te espero por allí.
Un abrazo y hasta pronto.
Ya sabes, querido Manuel, que me pasaré por tu blog y leeré con mucho gusto tu mirada sobre LA GRAN FAMILIA ESPAÑOLA. Veo que ni te ha entusiasmado ni te ha disgustado… pero ¿te ha dejado indiferente? Mañana averiguaré la incógnita. Y sí estoy de acuerdo en lo del Universo propio del director.
Besos
Hildy
De este director sólo puedo hablar por «AzulOscuroCasiNegro», su opera prima, que me pareció una buena película, fresca, que buscaba otras formas de realizar comedias… españolas. Esa película también sacó a la luz a Quim Gutiérrez y fue un espaldarazo para Antonio de la Torre: un Goya para cada uno, nada menos, por aquella película. Y me parece magnífica la magdalena de Proust que te ha brindado esta «La gran familia española». A mi, la verdad, es que después de ver el trailer de la cinta, no me anima mucho, me parece que la única magdalena que le quiere brindar al público es la de la final del Mundial de Fútbol. Y de «furgol» ya tenemos bastante todos los días y a todas horas.
Saludos.
Querido Licantropunk…, qué bueno lo de la magdalena. Tienes razón fue como una especie de regresión agradable… Como digo a mí la película me brindó una buena tarde y creo que Sánchez Arévalo además quiere mucho a sus personajes y eso se transmite… El partido de fútbo, la final, un McGuffin para lograr un poco más de locura en un día diferente para la familia protagonista… Acudiré, de nuevo, al cine cuando el director cree su próxima película.
Besos
Hildy
Hildy, mi querida Hildy, he visto unas cuántas veces el tráiler en el cine y me ha echao pá trá por lo típico españoli: fútbol, garrulería, y esa chica morena que todo lo dice anteponiendo la palabra «súper». Ay, esos actores… en fin, que casi prefiero ver en pijama a la gente de «está trék», el universo, las galaxias y otras lejanías…
Besos, querida amiga
Mi querido Francisco, la película tiene encanto. Y si se quiere pasar una tarde buena no es mala opción, de verdad. A mí me pareció linda… vital.
Besos con pijama de Star Trek (no sé si ponerme el amarillo o el azul… creo que me tira más este último)
Hildy
Soy de la generación a la que el monotema y el enchufismo crónico de nuestro cine le alejo de cualquier cosa que huela a cine español después del franquismo.
Últimamente si he visto alguna película que me ha gustado, en especial del genero negro o sucedáneo. Pero fuera de este ni me acerco. Llámalo perjuicios o lo que sea, pero desde luego se lo ganaron a pulso.
Cuídate y esta igual esta hasta bien, pero bueno. Azul oscuro casi negro si me gusto, pero fue una isla entre tanto desproposito
… Con el cine español mantengo una relación de amor-odio pero nunca puedo abandonarle ni retirarme e indago en su historia en cuanto puedo (una historia ardua, compleja, polémica y a veces bastante triste… pero también apasionante). Es un cine que me da alegrías y penas, entusiasmos y cabreos y reconozco que elijo muy mucho las propuestas que voy a ver en cartelera. Y a veces merece la pena.
Ahora creo que hay una generación de directores que está mostrando que otro cine español es posible. Y ese cine se está dando en los márgenes. Donde hay propuestas muy interesantes tanto en el cine de ficción como en el documental. Y otros directores ya asentados que están tomando caminos interesantes en sus carreras.
Respecto Sánchez Arevalo creo que ama el cine, que sabe contar (narrar cinematográficamente) y que puede deparar sorpresas en su carrera futura. La Gran Familia española a mí me dejó un buen sabor de boca, que era lo que necesitaba justamente esa tarde.
Besos
Hildy