Amor y clases sociales: Un lugar en la cumbre (Room at the top, 1959) de Jack Clayton/ Así habla el amor (Minnie and Moskowitz, 1971) de John Cassavetes

Y dicen por ahí que la clase social es un término obsoleto. Pero yo miro alrededor y cómo marcha el mundo y no lo tengo tan claro. Creo que es un término que sigue vivito y coleando. Sólo hace falta observar y ver cómo la igualdad de oportunidades o la igualdad en derechos y deberes es algo muy lejano… es más sigue cada vez rasgándose más una enorme brecha con dos clases claras que no desaparecen: los que más tienen (y que además suelen acumular poder económico y político) y los que menos tienen (que suelen estar bastante fastidiados y en esta etapa de crisis se ve cómo cada ‘medida’ de los que tienen mucho les va jodiendo un poquillo más su situación económica y laboral). Ah, la famosa clase media sigue intentando con la soga al cuello seguir siendo media. Pero el amor, el amor… siempre está presente y a veces sirve como excusa para alcanzar un cierto estatus social y adquirir los derechos, deberes y oportunidades de los que más tienen (aunque hay que pagar un alto precio por ello) y otras sirve para que dos seres solitarios en sus respectivas clases y sin nada en común… de pronto sientan una oportunidad de futuro… Así nuestra sesión doble nos deja un drama social sin concesiones en un momento en que Gran Bretaña estaba gestando su free cinema y una extraña ¿comedia? de cine independiente americano con forma de cuento con final feliz.

Un lugar en la cumbre (Room at the top, 1959) de Jack Clayton

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¿Cuál es el drama de Joe Lampton (Lawrence Harvey)? Su lucha entre ‘trepar’ socialmente cueste lo que cueste u optar por un amor verdadero y sin máscaras pero que le asegura su continuo viaje en los márgenes de la sociedad.

En esta lucha se debate entre su historia con dos mujeres: la niña pija y enamorada (pero no tan inocente como nos parece y con la carga de todos los prejuicios sociales en los que la han educado cuidadosamente) Susan Brown (Heather Sears), hija del hombre de negocios más rico e influyente de una pequeña localidad de Gran Bretaña o Alice Aisgill (Simone Signore), mujer desarraigada, desencantada, transparente y sin máscaras que vino de París y se quedó en Gran Bretaña atrapada en un matrimonio que la corroe y la hace infeliz.

Su obsesión con Susan Brown le convierte en el joven trepa capaz de todo con tal de alcanzar una buena posición económica, social y laboral y el acceso a los círculos de poder sin sentir el rechazo y el desarraigo.

Su amor por Alice le abre la posibilidad de ser un hombre libre y feliz aunque trabajando duro, viviendo con dificultades y luchando contra la hipocresía social.

En el camino de esta batalla, vence la parte trepa de Joe Lampton que reniega de su origen y pasado (pero al final convertido en una marioneta manipulada por todos —no vaya a ser que salte algún escándalo, mejor que esté satisfecho y calladito— y porque el destino le depara sorpresas y giros que no esperaba) y queda una víctima por el camino, Alice (rechazada por todos por ser el único personaje sin máscara alguna en el rostro)…

Inolvidables los encuentros y desencuentros entre Alice y Joe en habitaciones clandestinas, lejos del mundanal ruido, y su intercambio de cigarrillos. O en calles y playas solitarias. Queda, para siempre, la despedida en una estación de tren.

Jack Clayton (que también es el creador de esa joya que es Suspense) muestra su elegancia a la hora de rodar así como en la puesta en escena de una historia con varios escenarios que muestran los distintos mundos en los que viven cada uno de los personajes. Y la película llega a esa cumbre que nombra el título en castellano por la creación de un buen personaje como el de Alice con el rostro desencantado de la actriz francesa Simone Signore así como la confirmación de una prometedora carrera (que se quedó en prometedora) del actor de origen lituano, Laurence Harvey (que dejó sin embargo películas inolvidables y extrañas como El mensajero del miedo).

Así habla el amor (Minnie and Moskowitz, 1971) de John Cassavetes

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Minnie y Moskowitz no pueden ser más distintos ni pertenecer a mundos más diferentes. Pero los dos se sienten igual cuando se encuentran: solos y por distintas circunstancias en el margen. Ambos son polos opuestos y es imposible pensar una historia de amor entre ambos y que pueda llegar a funcionar.

Minnie y Moskowitz cuentan con los rostros de Gena Rowlands y Seymour Cassel, de la ‘familia cinematográfica’ de John Cassavetes y se desnudan con unas actuaciones increíbles en una sencilla película que cuenta una pequeña historia de amor… en un principio imposible.

Ella es Minnie, una mujer que trabaja en un museo, culta, hermosa con una buena posición social pero tremendamente solitaria y desencantada. Acaba de terminar una tormentosa relación con su amante, un hombre casado. Y se da cuenta de que su futuro no es más que la soledad. Se encuentra emocionalmente vulnerable.

Él es Moskowitz, un hombre sin ambición alguna, que vive de un lado para otro (que cuenta con la ayuda económica de su madre) y trabaja como aparcacoches. Tiene problemas para relacionarse, no sabe comportarse ni le importa y busca por las noches compañía de distintas mujeres.

Los dos se encuentran, precisamente, en el aparcamiento de un restaurante cuando Minnie no puede deshacerse de un hombre con el que ha quedado en una especie de cita a ciegas. Y así empieza su relación… cuatro días de desencuentros y encuentros, de discusiones, de negar que ahí puede haber una historia o una posibilidad de futuro (sobre todo por parte de Minnie, Moskowitz dice que él no piensa tanto, que lo tiene claro). Y entre viajes en coche, visitas a restaurantes, paseos nocturnos, peleas… un baile y una canción de amor… Los dos deciden apostar por un futuro juntos y quizá amarse. Nadie apuesta por la relación… ni siquiera el espectador que asiste alucinado a los encuentros absurdos de unos amantes extraños (pero a la vez esos momentos esconden una emoción… una belleza, una posibilidad de algo). Ella no ve en el rostro de él al hombre amado, al que busca mientras ve películas antiguas en las salas de cine. Y él ¿esta vez va en serio? ¿Será capaz de aspirar o comprometerse con algo?

Tan sólo sabemos que coinciden en una cosa: los dos aman ir al cine y sobre todo aman las películas de Bogart (a ser posible acompañado de Bacall).

Y de pronto son los personajes los que se rebelan contra todos y contra todos los prejuicios posibles. Y son Minnie y Moskowitz los que demuestran que también ellos tienen derecho a protagonizar una bonita historia de amor… Y se convierten en personajes transgresores que solicitan el derecho a protagonizar una película con final feliz.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “Amor y clases sociales: Un lugar en la cumbre (Room at the top, 1959) de Jack Clayton/ Así habla el amor (Minnie and Moskowitz, 1971) de John Cassavetes

  1. El cine de Casavettes crece con el tiempo hasta dimensiones de clásico eterno. Todo lo que hizo, hasta lo más raro. ¿Existiría Tarantino tal como lo conocemos sin «El asesinato de un corredor de apuestas chino»? Apuesto a que no. Esta es uno de esos homenajes al cine que demuestran que no se sabe muy bien si el cine es más real que la realidad.
    La otra me parece una película sobria e interesante, pero quizá algo manida. Uno espera justamente que transcurra por los derroteros por donde lo hace, y, la verdad, al menos yo, no logro simpatizar con ningún personaje; todos me caen gordos. Será lo de estar cerca de la cumbre, que pervierte.
    Besos

  2. … Sí, me gusta Cassavetes, aunque aún me queda filmografía por conocer. Y me ha gustado mucho descubrir esta película. Tanto Gena Rowlands como Seymour Cassel están estupendos y tienen escenas mágicas… Además de ser una bonita declaración de amor al cine. Desde ya se me van a quedar varias escenas grabadas en la memoria.

    Un lugar en la cumbre me parece una película muy bien rodada por Jack Clayton y con unos personajes que como dices es prácticamente imposible empatizar con ellos pero muy bien construidos. Con la única que quizá, por lo menos yo, se empatice algo más sea con Alice. Y a él llegas a entenderle (su forma de ser) y por tanto compadecerle… Los encuentros y desencuentros entre Alice y Joe merecen la pena y nos dicen muchísimo sobre ambos. Y cómo se encienden los cigarrillos… una imagen de cine.

    Besos
    Hildy

  3. Hola, Hildy, buenos días; no he visto ninguna de las dos, pero conforme las pintas, tienen un aspecto excelente y dan muchas ganas de ‘asomarse’ a ellas. En cuanto a la de Clayton, según iba leyendo la trama, me iba acordando mucho de ‘Match point’ —supongo que salvando enormes distancias, pero hay unas coincidencias argumentales bastante fuertes—; y en cuanto a Cassavetes, he de reconocer que se trata de un director que, aun tremendamente celebrado por la crítica más cinéfila, no me termina de atraer demasiado (será, también, que he visto muy poco cine suyo).

    Un abrazo y hasta pronto.

  4. Las dos son buenas opciones cinematográficas. Efectivamente la de Clayton tiene planteamientos de Match Point pero ésta va más hacia el drama social y no al thriller psicológico. Y también ambas tienen elementos de Un lugar en el sol. Y tanto Un lugar en la cumbre como Un lugar en el sol son adaptaciones cinematográficas de novelas.

    Por otro lado la de Cassavetes merece la pena por muchas cosas pero entre otras por ver a los dos actores protagonistas. Cassavetes tenía una familia cinematográfica y un universo muy particular en sus películas. Yo hasta ahora además de ésta (que ha sido una bonita sorpresa) me he sumergido en Una mujer bajo la influencia, Opening night, Gloria y Faces. Y es un director que me atrae bastante.

    Besos
    Hildy

  5. Desde luego que perviven las clases sociales y el arribismo. Hace mucho que no veo la película de Clayton, pero guardo buen recuerdo de ella. Un cine muy sólido y muy inspirado. No es una película «bonita» pero ni falta que le hace. Y tienes toda la razón, está de plena actualidad. Harvey es un actor peculiar, con un carisma extraño…
    La de Cassavettes no la he visto (otras sí). Pero llevando su firma y leyendote habrá que ponerse manos a la obra. Pero que guapa está Gena, y que bien encarnaba (nunca mejor el verbo) esos personajes. Según leo no tienen mal gusto cinematográfico los protagonistas… Excelente programa doble. Un abrazo.

  6. Mi querido Victor, a mí como dices Un lugar en la cumbre me resultó muy solida y es cierto que no es bonita pero tiene ciertas escenas sobre todo entre Alice y Joe que tienen un halo de poesía y tragedia. Sí, Harvey tiene un carisma peculiar, sus papeles eran de tipos complejos (le recuerdo también de galán antipático en la película que dio a Liz Taylor un oscar, Una mujer marcada).

    Y la de Cassavetes ha sido para mí una sorpresa… y se disfruta de esta extraña comedia romántica que arrastra sus dosis de melancolía con unos personajes muy, muy cinéfilos.

    Besos
    Hildy

  7. Hildy,extraordinaria lectura de dos films maravillosos.Adoro a Cassavetes y el británico Clayton.Lo dicho lo has bordado,un placer pasar por tu hogar sale uno revitalizado.Besos desde la habitación de Manchuria

  8. Qué bueno leerte, JC. Sí, es una buena sesión doble. Tanto Cassavetes como Clayton son realizadores con películas muy interesantes tanto para ver como para analizar y disfrutar. Es un placer leer siempre tus palabras.

    Besos desde el teclado
    Hildy

  9. Buceando por tu blog he topado con este atractivo programa doble sobre amores desclasados, tema harto recurrente en el melodrama al uso y que nos ha proporcionado infinidad de obras maestras, desde «Cumbres borrascosas» hasta «Match point», pasando por «Un lugar en el sol» o estas dos joyas que tú has recordado aquí.
    Nunca he sido un devoto de Cassavetes, su cine no me resulta fácil de digerir, pero este «Minnie and Moskovitz» me resultó una película muy especial, con mucho encanto. De todos modos, para mí su gran obra maestra sigue siendo «El asesinato de un corredor de apuestas chino».
    «Un lugar en la cumbre» se me antoja como un film muy elaborado, con una radiante Signoret, que plasma con destreza la frustrante insatisfacción de sus personajes.
    Muy elaborada tu entrada, con una prosa magnífica.
    Hasta pronto. Un abrazo.
    Antonio

  10. Sí, Antonio, te doy la razón en que Minnie and Moskovitz es una película muy especial con encanto. Ha sido toda una sorpresa para mí toparme con ella. Todavía me queda por ver de Cassavetes El asesinato de un corredor de apuestas chino que la tengo en mi baúl de películas pendientes.

    Y sí una de las cosas que más aprecio de Un lugar en la cumbre es el personaje y la actuación de Signore. Es una película absolutamente melancólica y desencantada.

    Besos
    Hildy

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