… Dos películas que exploran mentes enfermas. Dos películas inquietantes no redondas pero que sí logran una atmósfera incómoda y que el espectador se haga preguntas frente lo que está viendo e indague en la parte oscura del cerebro humano.
La primera se esconde bajo la apariencia de cine negro años cincuenta en un ambiente sureño (sol, mucho sudor, mucho calor). La segunda bajo una factura de cine independiente con fondo psicológico que parece hacer una crítica a un tipo de vida pero juega siempre en el terreno de la ambigüedad.
Dos trabajos para analizar con sus luces y sus sombras. A mi parecer la idea de Michael Winterbottom (realizador impredecible que sin embargo tiene obras tan interesantes como En este mundo, Tristram Shandy o La doctrina del schock) podría haber creado una película brillante pero finalmente falla su mecanismo. Sin embargo el debutante Sean Durkin sí que juega más a la ambigüedad y logra un resultado más impreciso y por ello inquietante.
El demonio bajo la piel (The killer inside me, 2010) de Michael Winterbottom
Lo que no está conseguido del todo es esa voz en off del ayudante del sheriff, Lou Ford (un alucinante Casey Affleck) que es la clave de toda la película y el hallazgo interesante… porque esa era la voz que se tenía que haber mantenido hasta el final (ése es el único punto de vista posible para entrar de lleno al viaje terrorífico que propone) de tal forma que toda la historia la viéramos a través de su mirada para agobiarnos mucho más. Y a veces nos perdemos en esa mirada… y parece que es el director el que está observando. Si hubiese habido una total confianza tanto en la voz en off como en la mirada de Lou Ford muchos todavía no habríamos despertado de la pesadilla.
Porque la historia es una apuesta fuerte al retrato de un asesino con fuertes problemas de salud mental en la figura de un posible personaje de cine negro, un ayudante del sheriff. Lo que pasa que lo tremendo es cuando el espectador se da cuenta que no hay ambigüedad posible en el personaje, que no tiene luces y sombras, sino una oscuridad temible. Así Winterbottom emplea todo el arsenal del noir pero en manos de un desequilibrado mental (y a veces logra agobiar en exceso). Así el pesimismo y el lado oscuro de la personalidad de Lou se va adueñándo de una turbia historia.
Nos adentramos en un universo lleno de sombras (pero a través de sus ojos y mente enferma) donde las relaciones se tornan muy peligrosas y la violencia campa sin sentido alguno (y de manera totalmente gratuita… y eso genera más incomodidad) hasta un final caótico. El director se encuentra también excesivamente preocupado en mostrar la naturaleza quebrada y traumática de su protagonista… así se crean a veces escenas innecesarias sobre el pasado que crean más confusión todavía que matices al personaje principal.
Michael Winterbottom deja así una película violenta de visionado incómodo donde su principal recurso no está del todo conseguido y deja por eso un sabor de boca todavía peor. Tanto es así el laberinto que arma el personaje principal que desemboca en un final absolutamente absurdo para encontrar una salida (pero más bien parece que es Winterbottom el que no sabe qué hacer con su personaje principal). Pero sí muestra en algunos momentos (y en algunas interpretaciones) que El demonio bajo la piel podría haber sido una obra cinematográfica perturbadora, enfermiza y muy bien hecha. Supongo que la novela de Jim Thompson también tiene la voz de Lou Ford y me gustaría ver cómo resuelve que el lector se meta en el universo de un desequilibrado… quizá Winterbottom tenía las soluciones entre las páginas del libro.
Martha Marcy May Marlene (Martha Marcy May Marlene, 2011) de Sean Durkin
De nuevo nos situamos en la cabeza y mirada (en sus recuerdos, paranoias e imágenes ¿reales?) de una persona con desequilibrio mental. Y esta vez el debutante Sean Durkin logra transmitir la inquietud del desdoblamiento y la quiebra del personaje principal (una vulnerable y creíble Elizabeth Olsen). Así el espectador pulula entre ese presente descorazonador de Martha (una de sus identidades) que lejos de reconfortarla también la enferma y desubica (una familia disfuncional que la hace revivir continuos traumas) y ese pasado reciente en una secta de rituales inquietantes.
Así Martha huye (su personaje siempre huye) y termina en la casa de su hermana y su cuñado que también viven en un mundo ritual y sectario… y esa es la vuelta de tuerca y el acierto de Martha Marcy May Marlene. Porque pone al espectador frente a frente con una vida ‘aparentemente’ normal pero que también es capaz de enfermar a las personas vulnerables como Martha. La protagonista se encuentra desubicada y extraña en el proceso y limpieza cerebral que vive en la secta (con un líder que va dando mucho miedo con la cara de John Hawkes que tiene una de las mejores escenas cuando toca una canción a guitarra) pero también en su adaptación a una vida que la imponen como normal, de la que no puede cuestionar o discutir.
Martha Marcy May Marlene juega a no darnos la información suficiente. A dejarnos siempre en la ambigüedad. Y sobre todo nos deja al descubierto que Martha tiene difícil salir de su paranoia en otro ‘espacio’ opresivo. Lo más desconcertante es ese final en el que ya no distinguimos, como su protagonista, qué es lo que se está imaginando y qué es real… y sobre todo si su manía persecutoria es una triste verdad…
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Sólo he visto la primera, y, efectivamente, todo el interés inicial se pierde por culpa de una excesiva morosidad e imprecisión en lo que se quiere contar. Pero difiero en cuanto a la voz en off; personalmente, es un recurso que me parece fallido en el 99% de las ocasiones en que se utiliza. Poco en Woody Allen, poco, muy poco, poquísimo, en Scorsese (muy cargante cuando la usa durante todo el metraje), y para de contar.
La otra, ni idea.
Besos
Mi querido Alfredo, es que emplear la voz en off correctamente es complicado y eso es lo que comento que falla en la película de Winterbottom… que podría haber sido un buen recurso para esta historia, muy pero que muy inquietante, pero que no cumple su función adecuadamente (por lo menos para mí). La otra película me quedé con muchas ganas de verla cuando la estrenaron en los cines, ahora que he podido rescatarla en dvd descubro una propuesta bastante interesante, una opera prima que merece la pena… con sus luces y sus sombras.
Besos
Hildy
¡Qué interesante mirada comparativa Hildy! Realmente son películas perturbadoras, de gente mentalmente enferma. Con «El demonio bajo la piel» salí del cine un tanto enrabiado pues vi que había material necesario para dotar a la cinta de esos tonos inquietantes que en determinados puntos logra, pero que Winterbottom no es capaz de mantener cayendo en una historia de lo que pudo ser y no fue. Es un director con el que vivo una dualidad, no se muy bien por dónde saldrá… («La doctrina del shock» es una crítica feroz al neoliberalismo que impera, pero por ejemplo «9 songs» para mí es un videoclip continuo, no hay más). La antítesis de este trabajo que quedó a medio camino es cómo tu bien dices «Martha Marcy May Marlene», tan bien hilada, creando un ambiente sobrecogedor. No se sí has tenido el gusto de ver «Sound of my voice», pero crea la misma sensación turbadora… también entre una persona (en este caso chico y chica de una pareja) y una secta… el resultado final es tan poco claro y entramado que recuerda a «M M M M» …
Un saludo,
Jose.
Sí, querido Jose, creo que El demonio bajo la piel tenía muchos ingredientes para ser un película inquietante pero que falla en la mezcla y no sale redonda. Martha Marcy May Marlene logra ser perturbadora por la información rasgada que ofrece…
¡No he visto Sound of my voice! apuntada queda en mi lista de películas pendientes.
Beso
Hildy
Como se separe uno cuatro días de la red se pierde cosas interesantísimas. Me admira tu ritmo Hildy. Estas dos películas las tengo en una estantería pero no las he visto aun. Curiosamente las compré en un quiosco en plan pack, luego su relación está muy bien vista.
Winterbottom ha realizado de todo, mejor y peor, pero esos códigos del cine negro y su reparto me convencieron para comprarla.
Delicioso tu paseo por las bibliotecas que en el cine han sido. Tiene un sabopr especial ese post. Dan ganas de volver a disfrutar de algunos títulos again. Un abrazo.
Pero ¡mi querido Victor! Qué alegría leerte.
¿Vendían las dos juntas? Qué bueno. Luego la relación es bastante evidente.
No son películas-medicina sino más bien enfermizas pero merecen un visionado y un análisis. La de Winterbottom creo que podría haber llegado a ser una película impactante y se queda en el intento. Martha Marcy May Marlene sobrecoge y deja en un estado de incomodidad tras la última escena… No es una sesión doble agradable.
Mira mejor nos vamos de paseo a una gran biblioteca o a una librería con encanto… quedamos en las estanterías de la izquierda. Seguro que estaré hojeando alguna novela…
Besos e imaginación
Hildy
Hola, Hildy, buenos días; no he visto ninguna de las dos pelis, pero fíjate qué coincidencia en un detalle puntual de la de Winterbottom respecto a la última que he visto, Un muerto y ser feliz, y que es la presencia permanente de la voz en off: ciertamente, se trata de un recurso complicado de integrar, y que no siempre se ‘baraja’ con suficiente fortuna, pero que, en ocasiones, logra resultados bastante potentes. Por cierto, que lo de Winterbottom me resulta tremendamente admirable, su capacidad para tocar cualquier ‘palo’ (género, estilo, temática, etc…) y hacerlo con intensidad y sentido, más allá de que sus resultados no siempre sean brillantes. En cuanto a Martha…, ya acumulo bastantes referencias positivas, así que va a ser cuestión de intentar echarle ojo cuanto antes.
Un abrazo y buen día.
¡Querido Manuel… qué bien leer unas letras tuyas! Espero que estés bien. No sabes las ganas que tengo de poder ver UN MUERTO Y SER FELIZ de Rebollo. Me apetece muchísimo y también ver el uso que hace de la voz en off… algo muy comentado en todo lo que he leído sobre la película.
Creo que la película de Winterbottom podría haber sido más impactante, inquietante e incómoda con un mejor uso del recurso. El personaje protagonista es absolutamente terrorífico al igual que sus horribles acciones. Una mente enferma, muy enferma.
Si que es un director de trayectoria interesante y peculiar. Nunca sabes cuál va a ser su siguiente propuesta.
Y sí Martha… es una película rica en matices y de interesante análisis. También es bastante inquietante e incómoda. Da para un largo y fructífero debate.
Besos
Hildy