Estas dos películas no son redondas, pero proponen dos miradas diferentes hacia la Segunda Guerra Mundial, cuentan con unos repartos atractivos y además tienen momentos de buen cine, sobre todo porque atrapan durante su visionado. Es una manera de valorar las labores en la dirección de dos realizadores, George Seaton y Carol Reed, de los que no se suele hablar o escribir en exceso (un poco más reconocido Carol Reed, sobre todo porque es recordado por El tercer hombre).
36 horas (36 Hours, 1965) de George Seaton
36 horas es una entretenida película de espías, donde no molesta nada lo inverosímil del relato. Te atrapa tanto, que te metes de lleno en la trampa. La idea parte de un relato corto de Roald Dahl, Cuidado con el perro, que luego se adapta libremente. George Seaton ya había mostrado su buen hacer con el cine de espías con Espía por mandato y aquí vuelve otra vez a deleitarnos con una propuesta ingeniosa.
La premisa es muy curiosa y te va atrapando desde el minuto uno. Tan solo quedan unos días para el desembarco de Normandía y los altos cargos militares de los servicios de inteligencia americanos están preocupados por si los servicios de espionaje alemanes logran finalmente dar con sus planes y con la fecha prevista. Uno de los oficiales viaja hasta Portugal, como si estuviese haciendo su trabajo habitual, para no levantar sospechas, pero una vez allí es drogado y secuestrado por los alemanes. ¿El motivo? Montan un dispositivo increíble para que el oficial crea al despertar que está en un hospital militar americano y que hace ya unos cuántos años que ha terminado la guerra, pero que sufre un tipo amnesia del que se está recuperando.
De esta manera y ganándose su confianza la enfermera que le cuida y el doctor que le trata, pretenden sonsacarle toda la información posible sobre los planes para el desembarco de Normandía. Pero nuestro oficial poco a poco va percibiendo algunos detalles que le van haciendo dudar y la aventura ya está servida.
George Seaton, que también escribe el guion, logra unos personajes muy bien construidos y algunos diálogos que se te quedan grabados. Muchos momentos de aventura y tensión. Y una película realmente ingeniosa que atrapa. Por una parte, está un atractivo trío protagonista y luego dos secundarios de oro. El oficial (James Garner) establece una especial relación con su enfermera (Eva Marie Saint), que además en un giro de guion maestro le hacen creer que está casado con ella, pero esta oculta además una historia triste y dura, que le ha dejado sin lágrimas. El doctor de confianza (Rod Taylor), que trabaja para los alemanes, es un personaje ambiguo y atractivo, que de tanto estudiar la vida y personalidad del oficial secuestrado lo siente como alguien cercano.
Y los dos personajes secundarios que se llevan la palma son un oficial de las SS (Werner Peters), que no cree en el experimento y no hace más que poner trabas al doctor (entre ellas dejarle solo las famosas 36 horas para que su experimento dé fruto), y un militar alemán vigilante de fronteras (John Banner) que es un superviviente en tiempos de guerra.
Te va metiendo en la película cómo van consiguiendo toda la información sobre el oficial estadounidense y todo el proceso de transformación al que le someten: le envejecen y consiguen hasta que vea peor de cerca. Pero también cómo construyen un hospital americano, aislado y al lado de la frontera Suiza, con todo el servicio médico y los demás enfermos hablando inglés, con prensa y radio como si hubiesen pasado cinco años, etcétera…
36 horas merece mucho la pena para pasar una buena tarde de cine.
La llave (The key, 1958) de Carol Reed
La llave es una película imperfecta de Carol Reed, pero llena de interés. Podríamos decir que hay dos largometrajes en uno y que toda ella está envuelta por la melancolía y la fuerza del destino aciago de sus personajes. Algo muy presente en el cine de este director británico al que siempre trato de reivindicar.
El que baile entre un drama bélico en alta mar y un drama intimista en un apartamento es lo que termina convirtiéndola en una película extraña, que no es fácil de definir. Sin embargo, tiene un montón de momentos que muestran un uso acertado del lenguaje cinematográfico y varios personajes que hacen que la historia trascienda.
La película arranca con un americano errante, cuando aún EEUU no ha intervenido en la Segunda Guerra Mundial, que llega a Gran Bretaña para ponerse al mando de un remolcador británico. Así entra a formar parte de una flota de remolcadores que tratan de rescatar a grandes barcos de los ataques alemanes (por aire, submarinos o desde otros barcos), pero en unas condiciones ínfimas, convirtiendo cada misión en un acto suicida. El americano se encuentra con un amigo, uno de los capitanes de los remolcadores. Dicho capitán es un hombre carismático, que le invita a su apartamento.
En el apartamento su amigo vive con una hermosa mujer, Stella, silenciosa y triste, que le cuida y calma los miedos. Es como una guardiana de estos hombres de mar que siempre se dirigen a una muerte segura. De hecho, el capitán deja al americano la llave de dicho apartamento, que se van pasando unos a otros según fallecen, y cada uno de ellos es acogido por la misteriosa mujer.
Así la película bascula entre los trepidantes rescates de los remolcadores y los peligros que pasan en el mar, así como la devastación de la guerra, y los momentos íntimos en el apartamento, alimentando una triste historia de amor imposible en tiempos bélicos.
El americano es William Holden, perfecto en esos personajes heroicos, atormentados e imperfectos, pero con un toque romántico y fatalista. El amigo británico es un carismático Trevor Howard. Y la misteriosa Stella es una melancólica Sofia Loren. Su complejo personaje en realidad sufre un trauma de guerra por la pérdida que tuvo del hombre que amaba y con el que iba a casarse, repite su historia una y otra vez con los marinos que van heredando la famosa llave, hasta que atisba una esperanza con el americano de terminar con un bucle que no la deja abandonar dicha casa.
Así La llave regala momentos de acción trepidante, además de documentar el trabajo durante la Segunda Guerra Mundial de los remolcadores. Y también envuelve en un romanticismo triste en ese apartamento donde Stella es mucho más que una amante. Su triste figura es también una maldición o una bendición. Ella se encierra voluntariamente en el apartamento ante el horror de la guerra… hasta que un día decide que quizá ya es hora de abrir la puerta y salir.
La llave es una película extraña que regala momentos muy hermosos en ese apartamento y deja también la huella de que la guerra no es un juego, sino desolación, miedo y tristeza.
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Hola Hildy
Repartos perfectos en ambas pelis. Con esos actores -y un poco de mano- ya tienes asegurado medio trabajo.
Es curioso el caso Reed. Probablemente en su mejor trabajo todo el mundo cuchicheaba que no fue él y, años más tarde, le dan uno de esos Oscar que más bien parecen descargo de conciencia. Por «Oliver».
Un saludo entre espías de buen cine, Manuel.
Manuelllll, efectivamente merecen la pena los dos por los repartos tan buenos. Y además alguno de ellos están magníficos. A mí además de El tercer hombre hay otras películas que me entusiasman de Carol Reed. La misma Oliver me parece un muy buen musical. Pero, por ejemplo, no puedo olvidar el camino no turno de personaje de James Mason en Larga es la noche.
Pero con estas dos pelis se puede pasar una buena y entretenida tarde de cine, de verdad.
Beso
Hildy
Querida Hildy
ví 36 Horas en el cine en su estreno y me pareció muy entretenida y bien actuada.Quizás lo unico que lamenté es que fuera en blanco y negro en medio de docenas de pelis de la 2da Guerra Mundial en glorioso technicolor, pero ese defecto lo tuvo hasta El Dia Mas Largo…
El argumento es bastante poco creíble pero la trama está bien armada y hasta el detalle del pequeño corte en el dedo es ingenioso.
El elenco principal es magnífico y en cuanto al resto,,discrepo algo contigo en que el actor que hace de guardia de frontera me pareció innecesariamente jocoso en esas circunstancias..
En resumen,una cinta imperfecta pero valiosa y que trataré de volver a visionarla,,especialmente por Rod Taylor,en su mejor forma después de Los Pájaros
Besos,IVÁN
¡Viste 36 horas en pantalla grande!
Jo, querido Iván, qué pasada. Por cierto, qué alegría volver a leerte.
Exacto, el argumento no es muy verosímil, pero logra atraparte plenamente.
Me resultó curioso ver que en algunas críticas y comentarios que leí de la película se escribía que era un claro antecedente de El show de Truman (esta más llevada al extremo). En el sentido de que se reconstruye una vida ficticia a un personaje.
En cuanto al guardia de frontera, me parece un superviviente de vuelta de todo. En cierto, sentido también todos los personajes tienen un grado de inverosimilitud interesante, pero también atrapan como la película. Cuesta creer que Eva Marie Saint haya salido de un campo de concentración o que Rod Taylor sea un nazi (personaje, por cierto, que me gusta muchísimo).
Es una película que tiene un encanto especial, ¿no crees?
Como me ha alegrado leerte de nuevo
Beso
Hildy
La de Seaton, la verdad, no me parece gran cosa (a años-luz de su impresionante ESPÍA POR MANDATO). Es un tenso drama de espionaje bélico, con cierto atractivo en su esquema argumental, pero lastrado por una narrativa absolutamente gris, pese a lo cual el suspense funciona, aunque de manera mecánica, y la cinta, pues sí, consigue entretener.
Otro nivel es el que alcanza LA LLAVE. Sobre un fondo bélico de anónima y suicida heroicidad se enmarca esta singular historia de amor, triste y casi clandestina, protagonizada por seres desconcertados y desmoralizados, inermes en su extrañamiento. Este peculiar drama amoroso en tiempos de guerra está resuelto con innegable pericia técnica de la que, no obstante, brota en ocasiones un cierto formalismo enfático (reaparecen los dichosos encuadres inclinados tan queridos de Reed), y en el que se alternan con equilibrio las escenas de acción, imprescindibles para mejor comprender, con otras más importantes de carácter intimista.
Justo es valorar también el espléndido trabajo de los intérpretes que incorporan a los tres protagonistas, destacando, sobre todo, el sorprendente registro interpretativo de una muy bien dirigida Sophia Loren enfrentada aquí a dos actores de la potencia de William Holden y Trevor Howard.
Un saludo.
Querido Teo, qué alegría volver a leerte. Sí, qué buena es, efectivamente, «Espía por mandato». A mí, como digo en el texto, «36 horas» me pareció muy entretenida a pesar de lo inverosímil y con unos personajes muy atractivos. Tienes razón en que su realización es plana, pero gracias a los actores tiene instantes que merecen la pena. Y también gracias a esa loca trama que logra enganchar desde el minuto uno.
Y, sí, qué interesante a pesar de su imperfección es «La llave». Qué triste su historia de amor. Qué bien llevados los momentos bélicos. También qué interesantes los personajes y los intérpretes que los llevan a cabo.
Las dos películas creo que hacen una buena sesión doble para disfrutar de una buena tarde de cine.
Beso
Hildy
No he visto la de Seaton, aunque su trama me suena (una secuencia de una película de la saga de «Misión imposible» trata de lo mismo: le hacen creer a un terrorista recuperado de un accidente en un hospital, que han pasado días y su atentado ha tenido éxito cuando lo que pretenden es sonsacarle información acerca de su plan aún no consumado), si vi Espía por mandato, bastante buena.
Estoy contigo en lo de reivindicar a Carol Reed, me parece un director estupendo y la prueba está en «La llave» una cinta que lo tiene todo: acción, emoción, drama, romanticismo… muy buena.
Abrazos!
¡Es superentretenida 36 horas! Qué bueno lo de Misión imposible.
La historia no es verosímil, pero te dejas llevar totalmente por ella y hay muy buenos personajes.
¡¡¡Sí, reivindiquemos a Carol Reed!!! La llave tiene momentos que te atrapan. Yo la veo una película imperfecta con muchísimo encanto. También está repleta de buenos personajes. ¡Y lo de los remolcadores es una historia apasionante!
Beso
Hildy
No he podido ver aún «La llave», solo «36 horas», y creo que su problema es que lo ingenioso de su planteamiento no encuentra un desarrollo y, sobre todo, una conclusión que estén a la altura, aunque tampoco caen en picado. Queda en mero entretenimiento lo que podría apuntar a otras cuestiones más profundas y angustiosas.
La de Reed la apunto; infravalorado, es poco. Es un director estupendo, con una nómina de títulos impresionantes, y al cual se suele ningunear absurdamente.
Besos
Efectivamente 36 horas no cae en picado y es muy entretenida. También para mí tiene personajes atractivos.
Para mí La llave es una película imperfecta de análisis superinteresante y que muestra que detrás hay un gran director como Carol Reed.
Beso
Hildy