Un libro y un documental. Cineclub (De Bolsillo, 2021) de David Gilmour / Moonage Daydream (Moonage Daydream, 2022) de Brett Morgen

Un libro que muestra cómo el cine puede formar parte de nuestra educación emocional y ser una herramienta para enfrentarnos al día a día. Y un documental sobre David Bowie, un artista del siglo XX que refleja que este tipo de obras se pueden enfocar desde otra perspectiva que no sea ciñéndose a las claves del documental biográfico. Dos curiosidades y dos formas de aproximarse al cine.

Cineclub (De Bolsillo, 2021) de David Gilmour

El cine como herramienta para una educación emocional y como instrumento para enfrentarse a la vida.

A veces a una le apetece leer algo ligero, sincero y sin complicaciones y que de alguna manera le llegue. El otro día estaba paseando entre los libros que había en una librería de cine de mi ciudad y me llamó la atención uno de bolsillo con un título directo: Cineclub. Leí por encima la cubierta y la solapa y era un libro que contaba una experiencia familiar de un crítico de cine canadiense, David Gilmour. Me llamó la atención, y no solo terminó en mi biblioteca particular, sino que lo leí de un plumazo.

El libro es tremendamente sencillo, pero me encanta el tema que expone y que tenga un final feliz. En un momento que no es fácil ni para el padre (falta de trabajo) ni para el hijo (no puede con el instituto ni con la perspectiva de un presente poco halagador y un futuro incierto), David propone a Jesse, de 16 años, algo realmente insólito: que deje el instituto si quiere, pero con dos condiciones. La primera, «no tienes que trabajar, no tienes que pagar el alquiler. Puedes dormir hasta las cinco todos los días. Pero nada de drogas. Si tomas alguna droga, no hay trato». La segunda, «quiero que veas tres películas a la semana conmigo. Yo las elijo. Es la única educación que vas a recibir».

El libro está contado con una sinceridad ingenua por parte de David Gilmour, pero ese es parte de su encanto. Y es que finalmente este experimento pedagógico funciona con Jesse… y también para David. Con la disculpa de esa proposición, padre e hijo se pasan tres años juntos hablando de cine, pero también de muchas otras cosas más mundanas. De tal modo, que el cine no deja de ser una herramienta de educación emocional valioso y un instrumento para enfrentarse a la vida. Los dos van sufriendo un bonito proceso de transformación en su relación de padre e hijo y van salvando los obstáculos que les amargan los días. Y de fondo siempre el cine, y también la música… como tabla de salvación. Al final, padre e hijo construyen no solo relación, sino también una trayectoria, una senda por la que continuar.

Así, David Gilmour le propone como primera película de su particular cineclub Los 400 golpes, y no es de extrañar. El destino de François Truffaut se dibujó gracias a su pasión por el cine. No es una película que en un principio a Jesse le atraiga en exceso. En compensación, la siguiente propuesta es Instinto básico, que le parece una gran película. Una de las cosas más curiosas y valiosas de este libro son precisamente las conversaciones que tienen padre e hijo alrededor de distintas películas.

Las propuestas cinematográficas de Gilmour son variadas: Paul Verhoeven, Alfred Hitchcock, Woody Allen, Orson Welles, John Huston, Elia Kazan, George Stevens, Martin Scorsese, Federico Fellini, Bernardo Bertolucci, Steven Spielberg, David Cronenberg, Michael Mann…, y hace que su hijo se fije no solo en las diferentes temáticas tratadas, sino en ciertos aspectos relacionados con los diálogos o las formas de actuar de distintos actores, también le propone distintos retos como localizar grandes momentos en determinadas obras cinematográficas, o le propone un maratón de películas de terror… De vez en cuando le cuenta también anécdotas de todos aquellos actores y directores a los que ha entrevistado.

Y entre película y película, la vida y los conflictos personales. Así, por ejemplo, cuando su hijo le confiesa que ha tomado coca (no suspenden el cineclub, porque como reconoce David su hijo tiene respuestas para todo, y este le explica que no le ha pillado, sino que ha sido él quien se lo ha dicho), preocupado por los efectos y por cómo reacciona Jesse a la experiencia, decide ponerle una secuencia y una película: la última escena de La Dolce Vita con el personaje de Marcello Mastroianni en la playa y la película de Qué bello es vivir. Y cobra sentido todo el sentido lo que quiere transmitirle con ambas.

Cineclub es lo que ofrece, ni más ni menos. No pretende nada más. Tan solo es un hombre, que ha ejercido de crítico de cine, que narra una experiencia personal. Y la cuenta con sinceridad y sencillez. Al final es un pequeño libro que refleja una relación concreta entre un padre y un hijo. Y el cine es presentado como una tabla de salvación, como herramienta para trazar un camino en la vida, que ayuda a abrir un poco los ojos. Y, sí, apetecen finales felices, y este libro lo tiene.

Moonage Daydream (Moonage Daydream, 2022) de Brett Morgen

David Bowie en un documental que indaga en su proceso creativo.

Sí, me gusta el cine documental. Y me apetecía mucho acercarme al último trabajo de Brett Morgen sobre David Bowie. Este último siempre me atrajo, con sus ojos de distinto color y su apariencia camaleónica. Con esa manera elegante de moverse. No le he escuchado en exceso, pero algunas de sus canciones suenan indistintamente en mi cabeza (sobre todo «Space Oddity»). También recuerdo su presencia en la pantalla de cine tan ecléctica con El ansía, de vampiro eterno, o en Feliz Navidad, Mr Lawrence, peculiar héroe, o en mundos fantásticos en Dentro del laberinto, como un peculiar rey de duendes.

El material audiovisual en manos de Brett Morgen provoca que surja algo potente. Este realizadorhizo para mí un documental maravilloso de cine dentro del cine, El chico que conquistó Hollywood (2002) sobre el productor Robert Evans, así que me agradaba ver otro de sus trabajos cinematográficos (a falta de ver Jane o Cobain: Montage of Heck).

Morgen parece ser que tuvo acceso a una cantidad ingente de material audiovisual y sonoro del David Bowie y ha empleado más de cuatro años en montar el documental. El esfuerzo creo que ha merecido la pena. Cada vez aprecio más aquellos documentales que no emplean lo que se conoce como bustos parlantes; es decir, buscar a personas especialistas en un tema concreto o aquellos que conocieron a la persona sobre la que se documenta o que vivieron el hecho que se analiza y filmarlas. Si bien no deja de ser una técnica interesante (y donde se escuchan a veces voces que merecen totalmente la pena), me gusta que se exploren otras vías para contar.

Brett Morgen no realiza un documental biográfico con bustos parlantes e imágenes de archivo, sino que realiza algo bastante más complicado y atractivo. Una propuesta de lo más sugerente e interesante: atrapa el mundo interior de David Bowie. ¿Cómo?

Emplea todo el material de archivo audiovisual y sonoro para empaparse del proceso creativo del artista y atrapa su manera de ver la vida. Bucea entre sus influencias y todo aquello que le marcó para ser el artista que fue. Al final, guiándonos tan solo con la voz de Bowie y un arsenal de imágenes, así como un montaje muy inteligente, Brett Morgen bucea hasta la esencia de su potente espíritu creativo, que no solo lo dedicó a la música.

Así entendemos su naturaleza camaleónica, sus diferentes alter egos, la importancia del movimiento del cuerpo, de lo audiovisual, de la pintura, del cine, del conocimiento de otras culturas… Cómo se movía a través de conceptos como aislamiento, fragmentación y caos. Y como su vida se convirtió en un verdadero viaje para conocerse no solo a sí mismo, sino el mundo que habitaba.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

20 comentarios en “Un libro y un documental. Cineclub (De Bolsillo, 2021) de David Gilmour / Moonage Daydream (Moonage Daydream, 2022) de Brett Morgen

  1. Como siempre un gran placer y bellos descubrimientos leyendo tus amenos y sabios comentarios en torno a este maravilloso mundo del cine

  2. Gracias a ti, siempre, Maria Rosa, por escribirme cosas tan bonitas. El libro creo que te gustaría. Es de esas lecturas ligeras que vienen tan bien de vez en cuando.

    Beso
    Hildy

  3. Hola Hildy
    Veo David Gilmour y David Bowie y pienso: el retorno de mis héroes de adolescencia. Resulta que no, que este Gilmour no es el de Pink Floyd.
    Luego, cuando cuentas que su segunda peli juntos es Instinto Básico, vuelvo -otravez- a mi adolescencia y a la primera peli con «básicos instintos» que compartí con mi padre; pregunta tonta irresoluble ¿quién estaría pasando mas vergüenza?
    Yo le tengo mucho cariño a «Into the night – Cuando llega la noche» el papel de Bowie es corto pero muy divertido (Por cierto Pfeiffer muestra sus encantos, pero esta no la vi con mi padre). Hablando de padres, Duncan Jones -cineasta bien interesante- es hijo de Bowie. Hasta en eso es particular Bowie: hijo famoso que todos conocemos pero nadie lo trata como «hijo de».
    Un saludo y un «Let’s Dance in the Cineclub», Manuel.

  4. Este libro lo tengo en casa desde hace unos años. El documental de Bowie me gustaria verlo porque es un artista que siempre me ha gustado. Libros y peliculas atractivos.

    Un beso enorme.

  5. Con respecto al libro me adhiero a tu comentario, es de fácil lectura, pero no por ello deja de ser profundo. Ya Que desde su sensibilidad logró permanecer en mi memoria. Creo que el secreto del libro está crear un nexo con el lector en re pensar grandes películas que muchos hemos vistos.
    Luego queda lo bello de un padre y un hijo, compartiendo y sanando.
    Lo he prestado el libro en un par de oportunidades y siempre me ha dejado muy bien parado.

    Saludos!!!

  6. ¡Efectivamente, Manuel, es otro David Gilmour, un crítico de cine canadiense que no conocía de nada hasta este libro! ¡Sí, se llama igual que el de Pink Floyd!
    Qué buena esa anécdota de compartir de adolescente el visionado con tu padre de «Instinto básico». Es bonito que lo recuerdes, también los silencios y las vergüenzas inocentes alrededor de un visionado de una película forman parte de la memoria.
    ¿Te puedes creer que no he visto nunca «Cuando llega la noche»? Acabo de ver el tráiler y me apetece un montón. En el libro de «Cineclub» hay un momento que hablan de películas que se sabe a ciencia cierta que no son buenas y que, sin embargo, se siente un placer culpable ante ellas. Gilmore habla de la suya, y es una película que ¡sí fui a ver en cine de estreno y que recuerdo con cariño!(aunque nunca volví a verla, porque no la he vuelto a recuperar). Se trata de «Ishtar» de la directora Elaine May.
    Sí, es verdad, Duncan Jones es hijo de Bowie y tiene además una película que me fascina, «Código fuente».

    Beso
    Hildy

  7. Querido Luis, sí, es efectivamente un libro que salió hace años, y que, sin embargo, me llamó no hace mucho la atención en una librería. No me había fijado antes en él y si había leído alguna reseña no lo recordaba. ¿Disfrutaste de su lectura en su momento?
    Pues fíjate si David Bowie es un artista que siempre te ha gustado, estoy segura entonces de que vas a disfrutar un montón el documental. A mí me encanta cómo te adentras en la figura del artista y en su pensamiento.

    Beso
    Hildy

  8. Querido Naiguels, es verdad, «Cineclub» es de lectura fácil, pero muy interesante lo que plantea. Al final es de un padre que ama a su hijo y trata de establecer vínculos con él y lo logra a través del cine. Sí, es cierto, hay conversaciones deliciosas alrededor de ciertas películas y apetece verlas de nuevo. Por cierto, habla de una que yo nunca he visto: «El gato conoce al asesino» de Robert Benton.
    No me extraña que te haya dejado bien parado siempre que lo has prestado, es un libro que se deja querer.

    Beso
    Hildy

  9. Hola Hildy. Yo recordaba el libro Cineclub como una obra entretenida pero que me decepcionó un poco. Ahora, después de releer el libro, mi impresión ha sido parecida. Creo que la fuerza y el interés de la historia, más que lo que pueda haber de análisis puramente cinematográfico, está en la relación de complicidad que se establece entre el padre y ese hijo adolescente. La idea de que el chico deje la escuela y se eduque viendo tres películas a la semana es curiosa, incluso sorprendente. Durante este ciclo de cine vemos a padre e hijo comentar las películas, hablar de determinadas escenas o actores, pero al mismo tiempo hablan del día a día, de lo cotidiano, de las relaciones del chico con su novia o de lo que le deparará el futuro a ese joven algo inadaptado.
    De esta forma el libro muestra un tipo de educación alternativa a la normal, una educación más autodidacta, aunque en este caso bajo la supervisión del padre, que es el que elige las películas que ven.
    En resumen me parece un libro entretenido, curioso e interesante.
    Yo en este momento estoy viendo muy pocas películas, pero creo que la de Bowie voy a ir a verla. Me fio de tu recomendación.

    Un beso.

  10. Efectivamente, querido Luis, es un planteamiento supersencillo, igual que la manera en la que está escrito. Un libro muy ligero, no pide esperar mucho de él, ¿verdad? Y tienes razón, la fuerza está en la sinceridad de esa relación entre padre e hijo. Y la idea de esa educación alternativa a través del cine me resulta tremendamente interesante. Tú lo has dicho muy bien es un libro entretenido, curioso y que plantea una cuestión interesante.
    Espero que el familiar que estabas cuidando esté mejor y que tú estés bien.
    Ojalá te acerques al cine a ver la de Bowie y te guste o por lo menos te resulte interesante. Yo la disfruté un montón.

    Beso enorme
    Hildy

  11. Hola otra vez, Hildy. Por suerte mi familiar se ha recuperado muy bien. Y yo estoy muy bien tambien. Muchas gracias.
    Creo que hoy vere la de Bowie.
    Todo en orden.

    Beso enorme.

  12. Hola Hildy!
    Interesante el libro que nos traes. Me has despertado la curiosidad pues en cierto modo y salvando las distancias me ha traído muchos recuerdos, con mi hijo y sus primos solíamos tener unas charlas estupendas al salir del cine, delante de un chocolate con churros nos montábamos nuestras charlas cinéfilas…jeje
    Me gusta mucho Bowie, tengo pendiente el documental.
    Besos;)

  13. Frannnnn, sí, el libro es curioso e interesante. Qué buenas debían ser esas charlas familiares de cine delante de un chocolate con churros después de ver una peli.
    Es lo que tiene el cine, reúne alrededor de una mesa y puede ser tema de conversación que derive además en muchas otras cosas.
    Yo creo que si te gusta Bowie, te va a interesar bastante el documental.
    Ya me contaréis.
    Beso
    Hildy

  14. Genial el documental de Bowie. Nos explica muchas facetas de su proceso creativo y de su filosofia de vida. Al mismo tiempo el montaje de imagenes y la musica es espectacular. Tambien me ha interesado su faceta de pintor y los cuadros me gustaban. Incluido un retrato del mitico escritor Mishima, que en una de las imagenes presidia la cama en la que estaba tumbado Bowie. Sin duda fue un gran artista, siempre intentando experimentar y plasmar en el arte su complejo mundo interior. Yo tuve la suerte de verle una vez en concierto, en la gira de Earthling., en el año 1997.
    Lo cierto es que cuando uno ve esas multitudes que atraia Bowie uno comprende el caracter mitico y mesianico que adquieren ciertos persoajes. Y en el caso de Bowie nunca mejor dicho lo de personaje, pues el parecia disfrazarse y adoptar distintas personalidades como si considerase el mundo un teatro donde se actuaba todo el tiempo. El documental me ha parecido inspirador, e invita a traves del espiritu de Bowie a apreciar mejor el tiempo que disponemos en este mundo, y ser todo lo creativos e imaginativos que podamos. Todos podemos indagar y mejorar el pequeño micromundo mental que habitamos, evolucionar, aprender, experimentar. Dentro de ese caos y fragmentacion que menciona Bowie varias veces, tenemos que encontrar nuestro propio camino. Nuestra propia puerta, como mostraba Kafka en uno de sus
    relatos. Porque esa puerta no esta pensada para nadie mas, solo para uno mismo.
    Se podria decir que como simboliza esa puerta, el destino de cada persona es unico, y no se puede intercambiar. El destino de Bowie fue ser artista y supo aprovecharlo hasta el final, disfrutando del proceso, y no pensando en los resultados o las respuestas, y si planteandose preguntas o nuevos retos.
    Me despido ya.

    Un beso camaleonico.

  15. Querido Luis, me ha encantado leer todo lo que has dicho sobre el documental. Mil gracias. Estoy totalmente de acuerdo con cada una de tus miradas. Me alegro un montón que te haya merecido la pena verlo. Cómo me ha gustado ese símil kafkiano de encontrar nuestra propia puerta. Qué pasada que hayas visto a Bowie en concierto, en directo.

    Otro beso camaleónico y glam para ti
    Hildy

  16. Conozco el libro, pero no lo he leído. Apuntado. En cualquier caso, siempre he pensado que el cine es una herramienta pedagógica de primer nivel por lo común desaprovechada. Hasta me he hecho embrionarios temarios de distintas materias que poder ilustrar con películas, particularmente, pero no solo, en la rama de letras (Humanidades y Ciencias Sociales). Instrumento irrenunciable. No entiendo por qué no se emplea habitualmente; no solo para ilustrar materias, también para educar la mirada de los jóvenes como futuros espectadores (y que no les den gato por liebre). ¿Pero qué estoy diciendo? ¡Eso supondría tener un sistema e-du-ca-t-ivo!

    Para Bowie, creo que hay que ser más fan de Bowie que yo para disfrutar el documental.

    Besos

  17. Es un libro extremadamente sencillo, pero lo que es cierto es que presenta de manera muy gráfica el poder del cine como «herramienta pedagógica». Y hablas de algo que me parece importantísimo: lo bonito que es aprender a mirar, a captar y comprender todo lo que vemos.
    Te diré que incluso no siendo fan de David Bowie (yo, por ejemplo, no lo soy, pero sí que ha estado presente en mi vida y es un artista que no me pasó desapercibido), este documental atrapa. Me gusta mucho cómo está contado lo que quiere expresar sobre Bowie.

    Beso
    Hildy

  18. Querida Hildy, ya lo leí.

    Me ha causado sentimientos encontrados. No quiero entrar en detalles, porque -maldita la hora- aquí aparece mi nombre real, pero digamos que en algún sentido algo hay en común entre las cosas que pasa este crítico canadiense y las cosas que paso yo, pues también tengo una muchacha que va para mujer de esa edad, aunque ella es más seria y responsable que el hijo de este hombre, que es un poco papanatas, lo mismo que su padre.

    Me cuesta un poco valorar esta historia porque total, ya hace 20 años que pasó todo y los jóvenes de hoy ya no funcionan como ese chaval. Ya no se aburren ni se amargan a solas cuando les deja la novia, sino que queman el móvil a dedazos. Funcionan de otra forma.

    El libro es cálido y sencillo, se agradece su tono modesto y sin pretensiones, pero si te digo la verdad me parece un poco tontolaba el padre y bastante mangurrián el hijo. No me son simpáticos, y me he sentido un poco idiota leyendo páginas y páginas sobre la novia esa que vacila al panoli del muchacho, Cloé o como se llame. Será que vivo rodeado de adolescentes, pero me cuesta empatizar con estas tontás intrascendentes.

    Sí me han interesado algunas propuestas de Gilmour que no conocía, en especial me ha merecido la pena leer el libro solo por el documental sobre  Malcolm Lowry , autor de Bajo el volcán. Es una maravilla. La del gato que conoce al asesino o como se diga ya la he pirateado y la veré un día de estos.

    El libro termina por cierto diciendo que Centauros del desierto y Cantando bajo la lluvia son películas sobrevaloradas… Me salen palabrotas, Hildy, pero me las guardo porque esta es tu casa.

    A pesar de todo lo que digo te confieso que sí recomendaría Cineclub. Al fin y al cabo, aunque me cargue un poco porque comparo su contexto con mi vida, es bonito y habla bien del cine.

    No me arrepiento de haberlo leído. Muchas gracias Hildy y un abrazo muy fuerte.

  19. Jajajaja, queridísimo Manuel, fíjate, es que has descrito el libro divinamente con sus virtudes y sus defectos. Has hecho una radiografía perfecta. Pero en el fondo este libro «Cineclub» lo describes genial en una frase: «es cálido y sencillo, se agradece su tono modesto y sin pretensiones». Me parto cuando hablas de los dos protagonistas de la historia: «me parece un poco tontolaba el padre y bastante mangurrián el hijo». Pero tienes razón, aunque te pueda cargar un poco, la idea que expone es bonita y el señor Gilmour disfruta del cine y parece que el mangurrián también. Al final es bonito lo que proponen: el cine como herramienta para enfrentarse a la vida, para saber tirar para adelante…
    Beso
    Hildy

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