La versión Browning (The Browning Version, 1951) de Anthony Asquith
La versión Browning no muestra al maestro estrella que motiva a sus alumnos y que todos lo quieren bien, sino que se centra en el profesor gris, en ese señor desencantado y amargado que olvidamos con los años o del que solo recordamos el mote. Acompañamos en sus últimas horas de docencia en un colegio británico de élite a Andrew Crocker-Harris (Michael Redgrave), profesor de lenguas clásicas. Debido a su salud frágil no tiene más remedio que renunciar a la plaza, pero en estas últimas horas no solo hay tormenta en su vida profesional, sino también en la personal. No obstante, esta tempestad provocará una catarsis para que Andrew haga no solo un balance de su vida (o de su muerte en vida), sino también para mostrarle una posibilidad de tomar un nuevo camino. Con austeridad y una elegante y sencilla puesta en escena, Anthony Asquith traslada a la pantalla la obra de teatro de Terence Rattigan, pero la película tiene alas por la interpretación llena de matices de Michael Redgrave.
Andrew Crocker-Harris ama las lenguas clásicas y en su juventud ambicionaba transmitir su pasión a los alumnos. Como confiesa a un alumno, incluso se volcó en realizar la traducción perfecta de una obra clásica de Esquilo, una de sus favoritas, Agamenón, pero fue una tarea que dejó inacabada por miedo a traicionar el original. Los golpes de la vida y las dificultades de la docencia le convierten en un profesor recto, pasivo y amargado, pero siempre con un alto sentido del deber. En una amarga reflexión que realiza al joven profesor que va a sustituirlo, reconoce que primero provocaba risas, pero que eso permitía un leve acercamiento a sus alumnos, hasta que también perdió la gracia… para enterarse, con dolor, que finalmente recibe un mote, tanto de sus colegas como de sus alumnos, el Himmler de quinto curso. No solo arrastra problemas de salud que le retirarán de la docencia demasiado pronto, y que además le dejarán sin posibilidad de una jubilación digna, sino que también vive un matrimonio desgraciado, donde su mujer ha alcanzado tal nivel de odio y hastío, que no tiene reparo alguno en clavarle puñaladas una y otra vez con sus palabras.
El maestro se mueve en un mundo de zancadillas, con educación, y apariencias sociales que él trata de esquivar como siempre, como si no tuviese sangre en las venas. Pero varios acontecimientos le permiten tomar decisiones, sentir, reflexionar y quizá alcanzar cierta paz: la llegada del nuevo profesor, el regalo, con dedicatoria incluida, del único alumno que empatiza un poco con él, la información que recibe por parte del director del colegio respecto su jubilación, el acercamiento sincero de otro colega, el profesor de química, que para más inri es el amante de su esposa… para culminar la tormenta con su discurso de despedida. Y ese discurso es emocionante, pues tiene la humildad de pedir perdón por no haber estado a la altura de tan noble oficio…
Y el cuerpo y el rostro de Michael Redgrave va expresando el torbellino de emociones de un hombre incapaz de explotar, que contiene, pero siente. Y golpea al espectador que lo ve o a aquellos personajes que perciben cómo ese maestro gris está pidiendo a gritos expresar sus emociones. Y es que el impasible Andrew Crocker-Harris se rompe cuando recibe de las manos de su alumno la versión de Robert Browning del Agamenón, la obra amada, con una dedicatoria: “Dios en la distancia mira con benevolencia a un gentil maestro”. Pero después vendrá una puñalada vocal por parte de su esposa… La versión Browning es un cúmulo de pequeñas anécdotas que suponen un tsunami emocional para un maestro frágil. Unas horas cruciales para que Andrew Crocker-Harris caiga en el abismo o se reinvente…
Educando a Rita (Educating Rita, 1983) de Lewis Gilbert
Frank Bryant (Michael Caine) es profesor de literatura en la universidad y nos cruzamos con él en Educando a Rita. Es un hombre desencantado por la enseñanza, por el encorsetamiento de la Universidad y por sus alumnos, pues no despiertan sus ganas de volcarse en ellos. Sin ambiciones, hace tiempo que abandonó la posibilidad de convertirse en escritor y practica una dejadez total en sus relaciones personales. Se refugia en el alcohol, como queda bien claro al principio de la película con esa botella escondida detrás del libro The Lost Weekend de Charles R. Jackson (¿recordáis Días sin huella de Billy Wilder?) en una de las estanterías de su despacho. Es un muerto en vida. Pero aparece Rita (Julia Walters)… y los dos dan un vuelco a sus vidas… o, quizá, un salto u otro paso o simplemente entonan otra canción… Renuncias, decisiones y nuevos caminos. Y, por supuesto, seguir viviendo. Lewis Gilbert llevó al cine la obra teatral de Willy Russell, con el mismo título, e hizo saltar del escenario teatral a la pantalla de cine a Julia Walters. Pero dejó para Michael Caine ese profesor con el desencanto y el alcohol a cuestas, pero con capacidad todavía para sorprenderse con las personas o ilusionarse…
Frank Bryant es uno de los profesores de un innovador proyecto universitario, que empezó a funcionar en los setenta en Gran Bretaña, para que personas que no tienen oportunidad de acceder a la universidad convencional, puedan inscribirse a cursos personalizados que les den una oportunidad de examinarse en el futuro como cualquier alumno, la Open University. Y ahí llega Rita, una peluquera de un barrio obrero que quiere estudiar literatura. A Frank Bryant le seduce de su nueva alumna la frescura, la mirada incontaminada, su capacidad de improvisación, su afán por aprender y alcanzar metas, las nuevas miradas que lanza sobre los libros y las obras que va descubriendo, su entusiasmo…, se encuentra, digamos, con un diamante en bruto, y vuelve a recuperar algo parecido al placer de enseñar, pero enfrentándose también a sus contradicciones (él se plantea si el saber conduce a alguna parte, si no es mejor vivir y experimentar, salir), al alcoholismo y al bloqueo en el que ha sumido su vida. Existe un intercambio mutuo, pues Rita encuentra una puerta abierta que la permite no solo aprender sino también elegir otro tipo de vida, el que ella quiere, aunque también esta esté plagada de dificultades. Rita no se conforma con la vida que tiene, quiere algo más. Y se apunta a un curso que la cambiará la vida, pero porque lo estaba pidiendo a gritos.
Lewis Gilbert construye una película donde la relación entre Rita y Frank serpentea por diferentes fases donde van contestándose preguntas sobre la vida y van descubriendo verdades y certezas. No es una relación con final típico. Los dos han colaborado para cambiar sus existencias, no hacia la felicidad, pero sí hacia elecciones propias. Para eso se sustenta en las interpretaciones y química de sus dos personajes principales, en un guion atractivo y en buenos momentos cinematográficos. Destaca la escena en la que Rita es consciente de que, de pronto, no pertenece a ningún mundo, ni al de Frank y su fiesta (al que ha sido invitada) y que contempla bajo la lluvia a través de una ventana, sin querer entrar, pero tampoco al de su barrio obrero, se siente fuera en esa taberna donde su familia, sus padres y hermana, y su marido cantan. Y en esa taberna ve a su madre llorando, desgraciada, diciéndole que tiene que haber alguna canción más que cantar, no solo esa. Y Rita decide buscar otras canciones, encontrar la suya. Pero como le dice Frank posteriormente, en un encuentro tenso entre los dos, solo ha encontrado otra canción diferente…
Y es que bajo la sencilla apariencia de Educando a Rita, estahabla de temas muy serios. Y cuenta con personajes que parecen en un principio insulsos, pero que dejan huella, como esa compañera de piso de Rita, culta y alocada, que en un momento inesperado, en un giro dramático, le confiesa a la protagonista, que sí, que a ella le llenan los libros y la música, pero que no es suficiente porque hay momentos en los que se da cuenta de que está totalmente sola en el mundo…
El espectador sigue a Frank y a Rita y sus descubrimientos vitales, y quizá no solucionen sus vidas, ni sean más felices, pero están viviendo, y deciden ellos mismos los pasos que van dando…
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Tengo un lejano recuerdo de la primera, me gustaría volver a verla porque apenas recuerdo fragmentos sueltos. Creo que la vi demasiado joven para comprenderla bien y que dejara poso.
La otra me resulta más tópica y previsible. No carece de encanto, a pesar de su explotación continua de lugares comunes (a ver cuándo saca alguien a un abstemio con vacío vital), y las interpretaciones son excelentes.
Un buen programa doble, aunque, cuando trabajas en la universidad y ves el mundo docente desde dentro, te das cuenta de que el género que más encaja con él es la comedia surrealista o el vodevil bufo.
Besos
Mi querido Alfredo, disfruté un montón de este programa doble, entre el desencanto y la melancolía, pero con luz de fondo.
«Educando a Rita» parece que juega a lo previsible, pero luego sorprende y se aleja de soluciones argumentales que podrían haber sido tópicas y proporciona buenos momentos. Y La versión Browning me tuvo con el alma encogida…, qué triste es, pero a la vez hermosa.
Beso
Hildy
De las dos películas que comentas. 8olo he visto “Educando a Rita”.
Conocía “La versión Browning”. Se hizo otra versión, dirigida por Mike Figgis (un director muy valorado en la década de los 90, completamente desaparecido en la actualidad) con el recientemente fallecido Albert Finney.
Solo he visto adaptaciones cinematográficas de Terence Rattigan (“El príncipe y la corista”, “The Deep blue sea”, “Mesas separadas”) y debo decir que las 3 me han gustado. Buenos diálogos. Como dice la protagonista de “The Deep blue sea” –“no es trágico, es simplemente triste”-
El director Anthony Asquith pertenece a esa generación de directores de cine de “prestigio británico”, que detestaban los miembros de la “nouvelle vague” y al que respondieron los integrantes del “free cinema”. Por lo que escribes de ella me han entrado ganas tanto de leer el original teatral como de ver el film. Considero un actor estupendo a Michale Redgrave (y un hombre muy apuesto en su juventud). No se prodigó demasiado en cine e hizo películas sobre todo en su país. Es uno de esos actores que siempre que aparece en pantalla capta por completo mi interés. Deduzco por lo que cuentas que puede que esta sea una de las interpretaciones de su vida.
Vi hace muchos años “Educando a Rita” y es una película que recuerdo con sumo agrado. Esa sencillez de cierto cine británico, siempre bien interpretado, con historias cotidianas, rebosantes de humanismo y buen sentido del humor. Recuerdo la enorme química entre Michael Caine y Julie Walters y lo bien construido que está el vínculo que se va creando entre ambos. Como se ayudan y como la relación enriquece a uno y a otro. Y esa reivindicación del amor a los libros como medio para ser mejor persona. La vi hace muchísimos años y me agradaría volver a verla. Por cierto ha muerto hace poco su director, Lewis Gilbert. Uno se esos directores eficaces del cine inglés. Todos los (pocos)medios que comentaron su fallecimiento (ni siquiera lo recordaron en el fundamental “Días de cine”) mencionaron lo mismo: las 3 películas de James Bond que dirigió, la estupenda y pese a su humor muy cruda “Alfie” (película impensable hoy en día. Solo hace falta ver el blandísimo y glamuroso remake con Jude Law) y “Educando a Rita”. Me alegré que se recordara esta pequeña gran película.
Con todo, mi película favorita de este director semiolvidado, es una que ni sabía que había dirigido él. Lo descubrí consultando su filmografía tras su muerte. Es “The greengage summer”. No recuerdo con qué título la vi. Seguro que no fue con ese tan explícito “Despertar a la vida” que le han puesto en IMDB. Protagonizada por Susannah York, Kenneth Moore y Danielle Darrieux. La vi hace años y me pareció hermosa y agridulce. Empezaba siendo inocente y luminosa y se va oscureciendo, como su protagonista…No sé si mucha gente la conoce. Una de esas gratas sorpresas que nos regalaba la televisión hace años.
Querida, querida Lilapop, yo creo que por todo lo que compartes en el comentario creo que vas a disfrutar muchísimo de La versión Browning, con Michael Redgrave. Por cierto, ¡cómo me gusta la película de Mesas separadas! y ¡qué pedazo de reparto!
Tienes razón, creo que Educando a Rita mantiene ese agrado, ese visionado que te hace sonreír, pero a la vez pensar sobre temas de la vida. Y el amor a los libros. ¡No he visto tu película favorita de Lewis Gilbert, The greengage summer! Pero en cuanto la has nombrado, y cómo permanece en tu recuerdo, he buscado información, ¡y me apetece mucho verla!
Beso, y como siempre un placer leerte
Hildy
¡Ay Hildy lo que me ha pasado!
Esta tarde he visto La versión Browning y resulta que me he emocionado mucho, porque soy profesor y me ha tocado la fibra (aunque yo soy pelín menos hueso que el Sr.Crocker-Harris) y enseguida me he puesto a escribir sobre ella. Sin embargo, me he dado cuenta de que me estaba saliendo algo muy personal, porque a los profesores las cosas de nuestro oficio nos afectan mucho, y he decidido tirar mi apunte a la papelera. En ese momento se me ha encendido una lucecita: ¡Seguro que Hildy ha hablado sobre ella! Y la busco y aquí está, y además con regalo, porque desconocía Educando a Rita y ya tengo tarea para esta noche… ¡Qué guay!
Muchas gracias querida Hildy, tu redacción está repleta de tesoritos.
¡Queridísimo Manuel, qué pena que haya terminado ese texto en la basura! Estoy segura de que era precioso y emocionante, y que mostrabas matices interesantes de la película. Y es que el binomio Enseñanza, profesores y cine tiene títulos maravillosos. Uno de ellos sin duda La versión Browning. Ya me contarás qué te parece Educando a Rita.
Seguro que la has visto ya, pero otra peli con profesor que me gusta es ¡Esta tierra es mía!, de Jean Renoir.
Beso
Hildy
En la basura repos encantado, querida Hildy, que el mundo anda ya muy cargado de palabrería.
Anoche vi Educando a Rita y exceptuando la banda sonora interpretada con un Casio pt10 como el que me regalaron por mi comunión, es una película muy tierna y simpática, y me encanta que nose meta en berenjenales amorosos, y Rita es una tipa estupenda.
Sobre Esta tierra es mía… Buff, qué decir. Peliculón del que algún día sí que me apetecerá hablar cuando la reviva.
Un beso fuerte y educado
Jajajaja, sí, Rita es una tipa majísima, tienes razón (qué buena es Julie Walters). Y Michael Caine está maravilloso como profe desencantado (con su punto oscuro a cuestas). Me ha hecho gracia lo de la banda sonora… y el Casio pt10…
Leeré encantada ese texto sobre Esta tierra es mía en el futurooooo.
Beso
Hildy