Sí, la vida del rodeo es dura. Esa América profunda y polvorienta de tipos duros y mujeres fuertes bajo unos códigos patriarcales y conservadores. El rodeo, que genera una vida errante de perdedores que no encuentran arraigo. A veces, porque se convencen de que no lo quieren y otras porque están atrapados en una espiral donde es difícil encontrar una salida. Hombres que ganan dinero y lo pierden, que destrozan sus cuerpos y sus mentes. Mujeres que esperan y que son las más realistas, que tratan de asentarse y de que ellos sienten la cabeza…, que envejecen antes de tiempo por el cuidado continuo y el poco reconocimiento. Ellos se sienten hombres libres. Pero es distinto ser errante, que ser libre. Y de eso se da cuenta demasiado tarde Jeff McCloud, una vieja gloria del rodeo, con el cuerpo demasiado castigado y sin un céntimo… aunque ha tenido muchos en sus manos. Pero no se queja, arrastra su cuerpo de vaquero perdedor… y nunca pierde la esperanza de un hogar, porque como dice, a veces lo echa de menos. Y si McCloud tiene la mirada de Robert Mitchum…, estamos atrapados ante un perdedor de los de quitarse el sombrero.
Y la esperanza es una cabellera pelirroja que pertenece a Louise Merritt (Susan Hayward), una mujer que tiene las ideas muy claras. Porque se prometió cuando no tenía dónde caerse muerta que ella lograría un hogar. Y como le dice a Wes Merritt (Arthur Kennedy)…, su marido, se podría haber casado con muchos más fuertes, más guapos, más inteligentes pero lo eligió a él porque quería, como ella, una vida asentada y tranquila. Cuando McCloud se cruza con este matrimonio la vida de los tres cambia irremediablemente. El triángulo ya está formado. Y si hay un director que sabe dar una lírica desgarrada a los perdedores y a los triángulos amorosos, no es otro que Nicholas Ray. Su encuentro provoca que los tres vuelvan a una vida errante, de caravana, de rodeo en rodeo. Esta vez McCloud como maestro y mánager de Wes, el novato con sueños. Y el sueño es una casa, una granja, que curiosamente es la antigua casa de los McCloud, el único hogar que tuvo Jeff. Esa es la casa por la que luchan Wes y Louise, pero tienen distintas formas de pensar sobre cómo conseguirla. Finalmente, Louise se decide a seguir a Wes y a Jeff… pero para ser la que diga basta, cuando el dinero esté reunido.
Así la relación entre Louise y Jeff no empieza muy bien. Pues ella lo siente como una amenaza. Pero Jeff sabe que es el propio Wes el que tiene muy claro cómo quiere conseguir ese dinero. Y Louise se da cuenta de que tiene razón. Como no para de decir, es mayor de edad. Al final deciden hacerse amigos y colaborar en conseguir el sueño de Wes y ella misma… los tres juntos. El trío ya está servido. Wes va repitiendo todos los errores que convirtieron a Jeff en un perdedor, en un hombre errante eterno. Wes se siente atrapado por la vida de rodeo. Esa vida que es como una droga poderosa. Louise ve cómo se va alejando su sueño junto a Wes. Y Jeff ve la posibilidad de alcanzar esa melena pelirroja, la posibilidad de asentarse. A McCloud le ocurre lo que nunca pensó: se enamora de verdad… y siente las ganas de regresar a un hogar.
Pero Nicholas Ray también crea una radiografía, una especie de documental de ese tipo de vida. Y nos arrastra por las carreteras, por las caravanas, por los establos, por el calor, por el polvo, por los juegos de azar, por las juergas y locales nocturnos, por cada uno de los campamentos, por el propio espectáculo, los caballos, las reses… Nos hace conocer a esas mujeres que ven el miedo en los ojos del hombre que ama y cómo este busca refugio en el alcohol, nos muestra la solidaridad femenina, las amistades entre vaqueros, las historias y leyendas de viejas glorias que ya no sienten las piernas (impagable secundario de oro, Arthur Hunnicutt… Sí, Hombres errantes es una película de secundarios brillantes), las reyertas, los terribles accidentes, los desencantos, los sueños rotos…
Y atrapa la mirada de hombre enamorado, pero que lo sabe todo perdido, de Jeff McCloud. Y este le dice a la pelirroja que le ha devuelto una esperanza efímera que va darla un beso por todos los que no le dará jamás. Ese hombre que mantiene intacto el sentido del humor, y no desperdicia una sonrisa cínica. Jeff, ese perdedor que sabe perder y, sobre todo, cuándo retirarse del sueño. Y lo hace como todo en su vida, drásticamente, pero con la dignidad en la mirada. Esa dignidad que hace que parezca que nunca se da por vencido y que no necesita ayuda. Esa dignidad que hace que abra los ojos el joven amigo, que ha ido cayendo y cayendo, y que consigue que su pelirroja alcance su sueño… Todo ello captado por la romántica y desencantada cámara de Nicholas Ray.
Nota: este mes de agosto la Filmoteca Española dedica una retrospectiva al actor bajo el título Robert Mitchum: fuego en la mirada. Esta serie de artículos es de películas de dicho ciclo y el placer de verlos en sala de cine y en pantalla grande. Las películas elegidas son por dos motivos: no haberlas visto nunca o sí, pero querer disfrutarlas por placer en pantalla grande.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
¡Feliz cumpleaños, Robert! No conozco gran cosa de su filmografía, pero me interesa y mucho. Qué lujo poder asistir a esos ciclos de cine. Durante un viaje este año, yo aproveché tres proyecciones de pelis de Cary Grant que también formaban parte de un ciclo y lo pasé genial.-
Un beso enorme, Bet.-
Pues creo, querida Bet, que ¡te va a enamorar muchísimo! Sí, tienes razón es un lujo poder ver clásicos en sala de cine y pantalla grande. Y si es en 35 mm, ya ni te cuento… Robert Mitchum es un actor que me gusta muchísimo y tiene una filmografía de esas que nos gustan a ti y a mí, llena de títulos interesantes.
Beso
Hildy
Hola Hildy!,
Gran idea este homenaje por entregas a Robert Mitchum, cuyo inmortal magnestismo en la pantalla no hace sino crecer con el tiempo. Como dijo Michel Mourlet de Charlton Heston, un axioma del cine.
Y me alegra que lo empieces con «The Lusty Men», una de mis 4 o 5 películas favoritas de Ray, un fascinante melodrama de triángulo amoroso y de relaciones mentor-pupilo, enmarcado en el nómada mundo del rodeo.Y a un triángulo conformado por Mitchum, Susan Hayward y Arthur Kennedy no hay quien se le resista…
El desarraigo de Jeff McCloud tiene mucho que ver con el del propio Mitchum en sus años como wellmaniano «beggar of life» durante la Depresión, es como si Mitchum estuviera reviviendo en la pantalla una parte importante de su pasado. También me gusta mucho la Louise que compone magistralmente Susan Hayward, uno de los personajes femeninos más ricos y matizados de toda la obra de Ray, el más maduro y centrado del triángulo a pesar de tener que lidiar con el mayor conflicto sentimental.
Por otra parte, veo «The Lusty Men» en cierto modo emparentable con «Sólo los ángeles tienen alas»: ese universo de los jinetes de rodeo, cerrado, áspero, con esa relación tan orgánica con la muerte , me recuerda mucho al de los aviadores de Hawks.
Y además tiene un vigoroso sesgo documental en las secuencias de rodeo, muy característico de otras producciones del tándem Jerry Wald & Norman Krasna (como las escenas de pesca de «Encuentro en la noche» de Lang).
Por último, contiene una de las imágenes que más me han conmovido en toda mi vida de espectador de cine: al principio de la película, cuando, en la hora del crepúsculo, un Mitchum herido abandona una pista de rodeo con el viento como único compañero. Una imagen de la derrota y la soledad precisa como pocas, y de una austera belleza.
Besos,
Javier
Mi querido Javier, sí, me gustó mucho esta película de Ray y disfrutarla en pantalla grande. Yo creo que no la había visto nunca, aunque algunos momentos me sonaban, así que si la vi alguna vez debió ser hace bastante. Es maravillosa la escena que señalas. Y tienes razón, Robert Mitchum es Robert Mitchum y ese inmortal magnetismo a mí me atrapa. Como siempre tu comentario es rico en matices. Un placer leerte. Y Robert nos visitará más veces este verano.
Beso
Hildy
Grandísima película!!!. Junto a «Los amantes de la noche» es quizás el film en el que Ray reflejó con más intensidad esa «herida» vital ( melancolía e inconformismo constante con la vida) que atraviesa a todos los personajes de su filmografía. Un lujo.
Jo, Jose, señalas otra película de Ray que me fascina, Los amantes de la noche. Y me gusta cómo describes y defines lo que une a estas dos películas, esa «herida vital» que recorre los personajes de este director.
Beso
Hildy
De la extensa filmografia de Mitchum las interpretaciones que mejor recuerdo son las de Max Cady en el CABO DEL TERROR original,la de Charles en LA HIJA DE RYAN y la del padre en LOS AMANTES DE MARIA
Y cómo no recordarlo cantando y haciendo cantar a la monja Deborah Kerr «No te sientes bajo el manzano con nadie más que conmigo…»en SOLO DIOS SABE(que en Chile se llamó EL CIELO FUE TESTIGO)
Besos
IVÁN
Querido, querido Iván, las películas que has elegido de la filmografía de Robert Mitchum coinciden con algunas de las que más cariño tengo. Sí, el maestro de La hija de Ryan me fascina. El malo malísimo de El Cabo del terror… Pero estoy deseando ver en pantalla grande (en breve voy a hacerlo) una de las que has nombrado, Solo Dios lo sabe, cómo me apetece y cómo me gusta esa película. Recuerdo también que me gustó mucho Los amantes de María pero la tengo más en el olvido…, tengo que recuperarla.
Beso
Hildy
Me gusta mucho Robert Mitchum y también la entrada, aunque la película aún no la he visto.
LOVE HATE
Alberto Mrteh (El zoco el escriba)
Querido Alberto, si tienes oportunidad, ve Hombres errantes. Si te gusta Robert Mitchum, te va a encandilar. Qué buena La noche del cazador y que papel emblemático llevó a cabo Robert…
Beso con mis dedos tatuados
Hildy
Me gustó mucho esta película, ciertamente, en fin, como casi todo lo que toca Ray. En particular, el trío protagonista está inmenso. Y qué decir del viejo Bob. Ya sabes que lo adoro.
Qué bien lo cuentas, caray, y qué suerte tenéis en la capital. Aquí no podemos ver estas cosas más que en la pantalla de casa, cada vez más grande (la pantalla) pero nunca lo suficiente.
Besos
Mi querido Alfredo, pues sí que estoy disfrutando bastante de las películas que estoy viendo de este ciclo. Y hasta ahora las que he visto además ¡en 35 mm! con sus rayitas,saltos y todo… Fue una agradable sorpresa esta película de Ray, pues nunca hasta ahora había podido verla. Y, sí, tienes razón ese trío protagonista es fantástico. Yo también adoro a Robert Mitchum.
Me llama mucho la atención Arthur Kennedy, el mismo año que protagonizó este trío, Fritz Lang le puso en otro, en una rara incursión del director al género western, en la fantástica Encubridora. El trío en cuestión: Mel Ferrer, Marlene Dietrich y él mismo… ¡madre mía!
Beso
Hildy