Venganza, pasado e infancia, tres ingredientes que no faltan en dos películas muy diferentes. Una viene desde Australia (pero su directora y guionista ha trabajado en EEUU), la otra de EEUU (pero su director y actor secundario también es australiano). Una, disfrazada de melodrama extremo con gotas de exageración, sin miedo al ridículo. La otra, de thriller con susto sobre vecino de pesadilla que invade la intimidad de una pareja a historia con un complejo giro moral. Y las dos con los suficientes ingredientes como para no pasar desapercibidas, pese a ser irregulares (aunque ahí también radique parte de su encanto).
La modista (The Dressmaker, 2015) de Jocelyn Moorhouse
La modista me llamó la atención porque leí un montón de críticas extremas. La mayoría no la dejaban muy bien parada (que si no encuentra el tono, que si mezcla extraña de géneros, que si es ridícula o con muy malas interpretaciones)… pero las positivas dejaban ver aspectos muy interesantes. No podía hacerme una idea de qué era La modista. Y cuando hay pareceres tan extremos… siempre se me enciende una lucecilla, ¡quería verla!
Y es que La modista es una película extrema, sin complejos, barroca, estrafalaria, sin sentido del ridículo, no es políticamente correcta… y por todo ello me atrapó totalmente (además de contar en su banda sonora el Dúo de las flores, que siempre me fascina, y de tener una secuencia en sala de cine con proyección de El crepúsculo de los dioses). Por lo que a mí me atrapó, a otros espectadores puede aterrarles.
Por hacer una radiografía especial, La modista sería una especie de Dogville con una capa de glamour, delirio, barroquismo visual y frivolidad con un punto de profundidad…, donde al rascar levemente surge la herida.
En un tren llega una modista de París (Kate Winslet, de mujer fatal con motivos para la venganza que irá dejando ver a una dama desvalida y frágil) a un desértico pueblo australiano de los años cincuenta…, como en el salvaje oeste. Ese pueblo es su lugar de nacimiento. Vuelve a la casa de la colina, donde vive su madre (Judy Davis) una mujer aislada y escondida en la locura. Los habitantes (a cada cual más estrafalario y caricaturesco) van desnudando poco a poco su mezquindad y sus pocas ganas de olvidar el pasado de la forastera, ella es una mujer marcada, como su madre. Y la modista trata de recordar el pasado (un acontecimiento que marcó su infancia y su vida lo mantiene en una nebulosa de olvido…, ella quiere entender y entenderse), de comprender por qué tuvo que marcharse y por qué siempre se ha sentido maldita. Primero piensa en la venganza, después trata de conseguir la aceptación a través de la transformación de las mujeres del pueblo, gracias a su destreza con las telas… Pero el pasado siempre vuelve.
Solo hay dos personajes que no reciben nada mal a la forastera: el policía local (Hugo Weaving) al que le encantan las telas, los tejidos y la ropa femenina de lujo y el joven y bello vecino de su madre (Liam Hemsworth, genial como un hombre objeto-florero y buena persona), líder y héroe local por ser un buen jugador de fútbol.
Así Jocelyn Moorhouse se aleja de sus obras norteamericanas, melodramas familiares corales, y regresa a sus orígenes australianos (trabajando, por ejemplo, con el protagonista de su ópera prima Proof –con ganas de verla y que también juega con la originalidad de su planteamiento–, Hugo Weaving) con una película desbordada. Por eso seduce esa mezcla extraña y delirante…, desconcertante: mezcla los ingredientes del melodrama extremo y catártico, del forastero en busca de venganza y el western, el glamour y la frivolidad de los años cincuenta, unas gotas de misterio, otras de drama con un poco de humor y de absurdo. Juega a tirar tópicos y la bella y fatal modista no será redimida por el príncipe azul, este solo será un triste hombre florero ni los habitantes del pueblo enmendarán sus errores… La modista está destinada a ser mujer fatal con mucha conciencia de ello, y sin perder un ápice de glamour. Toda esta receta extraña convierte a La modista en una película extraña y especial, como los diseños extravagantes pero hermosos de su protagonista.
El regalo (The gift, 2015) de Joel Edgerton
Y es en el giro donde El regalo gana puntos. Al principio parece un thriller de tantos sobre joven pareja feliz y con vida solucionada que empieza una nueva vida… y se encuentra con el vecino inquietante que invade su intimidad, que se presenta como un amigo de instituto del marido. Lo que parece una película con varios buenos sustos y punto, se transforma en una historia con un dilema moral.
Bajo el idílico matrimonio de jóvenes triunfadores que representan Simon y Robyn (Jason Bateman y Rebecca Hall), hay más secretos y sombras de los que dejan vislumbrar. Y bajo la cara oscura del vecino inquietante, Gordon (Joel Edgerton), hay fragilidad y vulnerabilidad. Todo es cuestión de escarbar en el pasado. De romper caretas. De rascar en la parte oscura que oculta todo ser humano de diferentes maneras. Los roles poco a poco se van descubriendo y presentando una realidad distinta.
El regalo parece un simple y tópico thriller… pero no es lo que parece, se transforma en una película sobre las partes oscuras del ser humano (que no desaparecen sino que se ponen otras máscaras) y sobre las consecuencias de actos del pasado.
El actor y director Joel Edgerton debuta con un largometraje inteligente. Así bajo su apariencia de thriller sobre vecino que rompe la tranquilidad cotidiana de pareja protagonista regala (nunca mejor dicho) una historia más elaborada que hace pensar. Así de una primera parte de atmósfera inquietante, se pasa a una segunda que indaga más en la psicología de los personajes y donde las cartas quedan descubiertas de otra manera: se esconde un interesante dilema moral.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Querida Hildy, ¡por fin una peli nueva que sí vi, jaja! Por lo general los estrenos tardan años en llegar a mis manos, pero esta vez sí vi «El regalo». A mí no me gustó tanto, por empezar no volví a pensar en ella sino hasta que leí tu comentario, lo cual ya es bastante decir. Pero además, me pareció una de esas películas que construyen muy bien la tensión y luego se enredan a la hora de las explicaciones finales. Sin revelar demasiado puedo decir que pareció que Gordon debió encontrar la forma de seguir viviendo luego de lo que le había pasado, no logré comprenderlo o simpatizar con él.-
Un beso grande (sin regalos perturbadores), Bet.-
Jejeje, mi querida Bet, a mí lo que me pasó fue que iba sin ninguna expectativa, bueno sí, a pegarme un buen susto, a entretenerme y me encontré algo más de lo que esperaba en El regalo. Es decir, una película que parece que va a hablar o que va sobre una cosa en concreto y, sin embargo, va de otra muy distinta. Es un debut ingenioso e inteligente y una buena narración cinematográfica. La gran sorpresa de la película para mí fue Simon (Jason Bateman), ¿no te parece? Pero, por otra parte, sí que creo que hay hechos en la infancia y en la adolescencia (tanto buenos como malos) que sí pueden marcar a alguien para siempre, como le ocurre a Gordon.
Beso… con regalos solo bonitos y aptos para apasionadas del cine
Hildy
Coincido sobre las experiencias del pasado, pero en este caso no conecté con Gordon…
Yo descubrí a Bateman hace unos años a través de una serie de comedia muy disparatada que se llamaba «Arrested development». He visto varias películas de él y me gusta bastante (aunque siempre haga más o menos el mismo papel), sobre todo en una peli que se llama «Mi ex» en la que está muy gracioso.-
Besos, Bet.-
La de La modista no me apetece mucho. Esas historias desbordadas me ponen pelín de los nervios y provocan que «me vaya» de la película con facilidad. La dejaré para ver en casa más adelante.
Y El regalo me apetece más. La tenía pensada para una tarde de cine de esas medio sin ganas que sólo quieres que te entretengan. O de esas que vas con amigos que suelen llamarte pedante por tus gustos y que se quejan de las pelis que escoges tan raritas, jajaja. Pues eso, esta vez no creo. O espero.
Besote!
jejejeje, querida Marga, las dos son buenas para «tarde de cine de esas medio sin ganas que solo quieres que te entretengan» (me encanta esa sensación y así en esas tardes me he llevado yo buenas sorpresas) o para verlas posteriormente en la tranquilidad del hogar. Las dos tienen suficientes cosas interesantes para no quedarse en mediocres y además te lo hacen pasar la mar de bien…
Beso
Hildy
He oído hablar mucho más de «El regalo» que de «La modista», pero esa referencia a «Dogville» que deslizas es un cebo que no parece fácil despreciar. Y de «El regalo» lo que más me ha llamado la atención es ver a Joel Edgerton al mando de la película, un actor que conocía sobre todo de la película «Warrior» (en aquella su hermano «guerrero» era Tom Hardy, nada menos) y que, vaya, parece que ha dado en la diana a la primera.
Saludos y no veas cómo envidio tu capacidad cinéfila. Qué cantidad de películas me pierdo…
… Jejeje, querido Licantropunk, hay cierto aroma de Dogville en el fondo y en la moraleja, la forma no tiene nada que ver…, sí, es un buen cebo para atreverse con La modista. ¡Qué ganas tengo de ver Warrior! Pero no lo consigo. Y sí, Edgerton ha sabido realizar un thriller que no se quedara en mero tópico.
Como digo son dos películas irregulares pero con suficientes puntos interesantes… y además, para servidora, tremendamente entretenidas.
Beso
Hildy
Ay, cuánta actualidad… Me tengo que poner las pilas ya, porque me estoy quedando obsoleto. Me da tanta pereza la cartelera…
Besos
Jejeje, mi querido Alfredo, te pones las pilas en un periquete.. De las dos para ti El Regalo…
Y preciosísima Nuestra hermana pequeña.
Beso
Hildy
Lo estupendo de comentar una película entre varias personas a las que apasiona el cine y sus historias es que cada una de ellas descubre cosas que a tí se te han escapado… Vamos a ver, a mi me ha gustado el regalo, me ha entretenido pero no se ha quedado en el mero entretenimiento, porque efectivamente el giro moral que da la historia me ha conmovido…ahora bien, leyendo los comentarios de Bet yo también, aunque me los puedo imaginar por su tremenda repercusión, hecho de menos alguna explicación más concreta de lo que pasó psra entender mejor lo que hundió la vida de Gordo.
Y hay otra cosa…es escalofriante ver como Simón no guarda el menor recuerdo de ese compañero al que machacó… No habían pasado tantos años, puedes no reconocer a un compañero de colegio, pero no recordar lo mala persona que había sido con él demuestra una gran dureza de corazón, una personalidad destructiva que no da importancia a sus malas acciones y las olvida…
También se deduce que elige a una encantadora y dulce mujer para tenerla sometida con su disfraz de hombre guapo, encantador y guay…¡¡que peligro!!
Efectivamente, querida Maria Rosa, has dado con una de las claves, Simon ha ido por la vida de rositas… y descubrirle (su cara oscura) es una de las cosas interesantes que regala esta película. Es una película más rica de lo que parece, va más allá de un thriller de entretenimiento. Su giro moral es lo que la hace especial.
Beso
Hildy