Con la mente en blanco voy dibujando una felicitación de Navidad con fotogramas de cine. Y lo primero que veo es un eterno resplandor de aquellas películas sobre las que no he escrito línea alguna.
Me veo transportada a un mar bravo con la arena helada, casi blanca, y al lado está un hombre al que apenas reconozco pero sé que le quiero. Estamos en una cama bien tapaditos y escuchamos las olas del mar. Lo pasamos bien. Pronto nos vemos envueltos en una historia en que los dos hemos borrado nuestros recuerdos… pero volvemos a estar juntos. Y queremos arriesgarnos a pesar de que sabemos que tal vez nuestra historia no acabe bien… Nos rebelamos contra la pérdida de memoria, queremos vivir los momentos buenos y malos.
Amanecemos entonces en otra cama, tapados por una sábana blanca y una manta. Somos científicos y pronto nos espera una aventura en el telón de acero. Pero todavía no sabemos nada así que el maestro del suspense hace que nos besemos intensamente, casi a cámara lenta…, no nos apetece salir del camarote. Hace también mucho frío. Y estamos tan bien juntos…, como si no hubiese un mañana o un después.
En un futuro próximo, me transformo en un hombre mayor solitario que se niega a perder la memoria… y se aferra a lo que mejor hace. Lo que le da emoción a su vida. Es ladrón de guante blanco. Elegante, minuciosamente prepara sus golpes. Pierde su pasado y no reconoce a los seres queridos, aunque sí retiene el cariño. Un día su hijo le lleva un robot para que le cuide… y cuando descubra que es un gran compañero de planes locos, decidirá que ha encontrado un buen compañero. Mientras se siente seguro en la biblioteca, allí la amable bibliotecaria le enseña un tesoro: una antigua edición de Don Quijote.
Y a veces de una película de la que solo esperas completar la filmografía de una actriz, te descubre el albergue de la sexta felicidad. Llena de instantes. De detalles que retener. Una mano amiga que se posa en tu hombro, cuando más cansada estás. Una mirada que dice mucho, aunque no se hable nada… pero entiende todo. De hazañas hechas por gente corriente que deciden ir siempre tras un sueño…
Abajo el telón y no hay impedimento alguno, ni censura posible, ni obstáculo que valga… para que una compañía de teatro llene una sala e improvise la obra musical que no les han dejado representar… y consiga que el público estalle y se emocione, y que note que el teatro logra desprender magia a través de un grupo de personas diferentes.
Y sigue ese resplandor de películas sobre las que no he escrito línea alguna. Un resplandor que no se apaga y que seguirá escribiendo sobre fotogramas que nunca terminan. Un resplandor que inyecta la tinta de mi máquina de escribir o de mi bolígrafo con el que emborrono mi cuaderno de notas. Y yo, Hildy, sigo tecleando y quiero que ese resplandor llegue a todos los que me acompañáis por mi andadura por el blog… Un resplandor que encuentro también en vuestros comentarios o en vuestros maravillosos blogs que también lo alimentan… y os deseo unas bonitas fiestas con un plano secuencia increíble rodado por ese director que nunca deja de filmar. En mi caso creo que deseo que sea de John Huston, ese director ya eterno que rodó una maravillosa cena de epifanía bajo la inspiración de un melancólico y fantasmal James Joyce. No se olvidó de captar la belleza del instante…
Nota. Las películas que han servido de inspiración para este texto son: ¡Olvídate de mí! (Eternal Sunshine of the Spotless Mind, 2004) de Michel Gondry. Cortina rasgada (Torn Curtain, 1966) de Alfred Hitchcock. Un amigo para Frank (Robot and Frank, 2012) de Jake Schreier. El albergue de la sexta felicidad (The Inn of the Sixth Happiness, 1958) de Mark Robson. Abajo el telón (Cradle Will Rock, 1999) de Tim Robbins. Dublineses (The dead, 1987) de John Huston.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Ese resplandor se ha convertido en una entrada preciosa, Hildy. Espero compartir muchos momentos de cine contigo a lo largo del próximo año… Será un auténtico placer. Hasta entonces, te deseo unas Felices Fiestas. Besos.
Qué buen colofón a tanto, tan bueno y tan sentido que nos regalas con tanta generosidad.
Felices fiestas, mi querida Hildy.
Besos
Preciosas palabras. Porque sigamos encontrando líneas para honrar a tan maravillosas obras.
Besos y felices fiestas.
Queridísima Hildy, ayer intenté dejarte un mensaje y no hubo caso, espero lograrlo esta vez. Me ha encantado tu entrada (y adiviné todas las pelis menos las últimas dos, jeje). Me sumo a los mensajes anteriores, estaba recordando que el enero próximo se cumplirán tres años desde que descubrí tu blog. Desde entonces te has convertido en una fuente de consulta permanente para mí en materia cinematográfica, cuando descubro una película que me cautiva, o me sorprende, o me indigna corro a ver si la comentaste. Y me permito agregar que en algún punto de estos tres años se produjo el comienzo de una hermosa amistad, y valoro mucho eso.
Perdoná si me puse demasiado motiva, es la época…
Un beso gigante, Bet.
Precioso homenaje al celuloide, a la mirada, a la pasion por las historias….das vida al sèptimo arte con textos como este….siempre hay una buena historia a la vuelta de la esquina….y ahì estarà Hildy para contarlo….felices fiestas
¡Feliz Navidad querida amiga! Este espacio es de Oscar. Aquí todavía existe la Edad de Oro del cine. Ya te lo he dicho en muchas ocasiones. Tengo amigos en donde vivo que te leen por mi recomendación. Entran, te leen y luego cuando quedamos comentamos muchas cosas. Uno de ellos me dijo el otro día una cosa que me hizo mucha gracia: «Tengo la sensación que Hildy es una de esas pocas que viven con pasión el cine». «Pasión», esa es la palabra mágica que se desprende aquí. Sin ella todo es demasiado triste.
Besos y un fuerte abrazo (de cine, por supuesto).
Jo qué ilusión me ha hecho identificar casi todas las películas… jeje. Y qué gozada de texto, así da gusto pasarse por acá.
Y no creo necesario decirte que tu cueva es de mis lugares preferidos, que me llevo siempre conocimiento, ganas y descubrimientos y por supuesto, parte de tu compañía. O eso es la sensación.
Felices días, encanto, disfruta de ellos y como decía aquella canción: «más cine, por favor».
Besos a gogó.
Mil gracias, querido Antonio, yo seguiré por tu apasionante diccineario y esa relación que has establecido entre el cine y la palabras. Además de descubrir palabras, que me encanta, descubro también buenas películas. Este año, el que viene y el de más allá. Un placer.
Besos y significados con fotogramas
Hildy
Mi querido Alfredo, en tus escalones estoy como en casa… y por mucho tiempo.
Besos sin parar de subir y subir
Hildy
Querido crítico abúlico… ¡por supuesto! Yo no me pienso perder ni una de tus líneas. Ha sido bonito descubrirte… y llenar más todavía mi baúl de películas… Ahí estaré… leyéndote.
Besos y muchas líneas cinéfilas
Hildy
¡Querídisima Bet, aquí estoy entre tus bonitas palabras! Y es que, es verdad, Bet, hemos construido un hilo fuerte y cercano que nos une por el ciberespacio. ¡Cuántos descubrimientos hemos celebrado de cine musical, actores, actrices y nuevas y viejas películas!¡Y muchos más descubrimientos de nuestros gustos,pensamientos, reflexiones y pasiones o incluso de las cosas que nos ponen tristes o alegres!¡Y paseando por tu blog… vuelvo a revivir el entusiasmo que me provoca el cine de Hitchcock, gracias a ti estoy volviendo a ver sus películas con ojos nuevos, recuperando algunas que tenía lejanas y solventando las lagunas que tenía de su filmografía!
… qué gusto saber siempre de ti.
Besos con el sonido del mar
Hildy
Querido, querido Victor… ¡es verdad, siempre hay una buena historia a la vuelta de la esquina! Y he viajado por tu sala oscura, que ya sabes que me encanta, y me has hecho pensar y pensar. Y tus comentarios sabios y certeros siempre me alegra leerlos. En fin, que encontrarme con tus líneas siempre es un placer.
Besos con historia
Hildy
Tengo el rostro lleno de burbujas de champán después de leerte, querídisimo Francisco, qué subidón. Y tienes razón sin pasión todo es demasiado triste… Y yo sigo aprendiendo de tu mirada. ¡Y cuántos libros tengo apuntados en mi lista! Y es que no hago más que ganar tiempo y pasiones paseándome por su blog… Y sobre todo sé que ante muchos de sus comentarios no voy a tener más remedio que soltar una carcajada.
Besos, burbujas de champán y risas
Hildy
Querídisima Marga ¡que su cueva desnortada es un deleite! Que yo también me llevo parte de tu compañía. ¡Que qué gusto seguir descubriendo contigo!… Y de paso la risa, que qué buena medicina es.
Besos desde la cueva
Hildy