Las tres últimas películas de Alfred Hitchcock: Topaz, Frenesí y La Trama

Las tres últimas películas de Alfred Hitchcock, el maestro del suspense, han tenido una valoración crítica ambigua y además su huella en la memoria cinéfila es mucho más tenue que otras obras del director. Así como las reposiciones de sus películas de los años cuarenta, cincuenta y sesenta son casi continuas, no ocurre así con sus últimas obras cinematográficas. Por otra parte, la mítica entrevista de Hitchcock con Truffaut no cubre estas tres obras pues todavía no las había realizado. Tan solo en ediciones posteriores hay un texto epílogo donde Truffaut analiza, no muy positivamente, estas películas y narra sus últimos encuentros con el director y lo que hablaron brevemente respecto a ellas.

El volver a visionarlas y analizarlas es absolutamente apasionante porque se encuentra una coherencia interna en la obra de Hitchcock, un sentido circular, además de dejar como testamento cinematográfico tres obras absolutamente ricas tanto en forma como en contenido. Alfred Hitchcock las rodó entre 1969 y 1976. El maestro del suspense seguía sin tener miedo alguno a la experimentación formal; por otra parte toca temas que dan una unidad a su filmografía; trabaja con actores del momento que ya no eran estrellas; regresa en una de las tres a Londres, a su país de origen y donde comenzó su trabajo en el cine; se le nota más pesimista y escéptico y con un sentido del humor negro mucho más acentuado y, por último, mezcla en las tres su extraño sentido del romanticismo: el amor y la pasión como poder autodestructivo, el aburrimiento cotidiano en el matrimonio… También es llamativa la transformación de sus rubias… y la importancia de las morenas.

Nota: si no habéis visto las películas o apenas las recordáis, os advierto que hay muchos spoilers a continuación.

Topaz (Topaz, 1969)

topaz

No era la primera vez que el maestro del suspense se enfrentaba a una película de espionaje. Sus espías iban cambiando de escenario histórico de la primera guerra mundial, pasando por la segunda, y desembocando en la guerra fría. Y vivían distintas situaciones conflictivas que tenían que ver con la ocultación de documentos, planes peligrosos que cambiarían el rumbo de la historia… Así títulos como 39 escalones, Agente secreto, las distintas versiones de El hombre que sabía demasiado, Encadenados, Con la muerte en los talones, Cortina rasgada… muestran su maestría en el género.

Topaz es una película de espías internacional con varios escenarios (Dinamarca, EEUU, Cuba y Francia)…, una trama con espías rusos, norteamericanos, franceses y cubanos. Repleta de momentos visuales del mejor maestro del suspense, que sabía contar con imágenes, puro cine. Con un triángulo amoroso complejo y trágico… protagonizado por un hermosa morena (Karin Dor). Y esta vez la rubia (Dany Robin) está atrapada en un matrimonio que la hace infeliz (intuye las infidelidades de su marido, se siente demasiado sola, y decide buscar compañía fuera del matrimonio, ella descubre con dolor una pieza del puzle del nuevo caso en el que anda su esposo…).

Alfred Hitchcock construye una apasionante historia de espías pero dándole ese tono frío que después ha caracterizado este género (el último ejemplo fue El Topo de Tomas Alfredson) para mostrar que la vida de los espías a veces carece de romanticismo, poesía y aventura… aunque no carece de riesgo, diplomacia, momentos peligrosos, alianzas, traiciones, rutina y mucha frialdad.

Topaz muestra a un gran Hitchcock, narrador cinematográfico. Y podemos poner como ejemplo tres secuencias. La secuencia de inicio de la historia que no necesita apenas diálogos, todo es visual, para narrarnos cómo se desarrolla la huida de una familia rusa de Copenhague a EEUU. Tensión y ritmo, persecución y nervios, vemos las vicisitudes de esta familia para irse con los agentes norteamericanos y sorteando a los rusos que quieren que la huida fracase. Y todo bajo acciones que parece reflejar la cotidianidad de una familia turista… Segundo, la larga secuencia del espía que trabaja como tapadera en una floristería en Nueva York del que se ayuda el espía francés y protagonista (Frederick Stafford) para conseguir unos comprometedores documentos cubanos durante una visita de los dirigentes. Pura intriga y tensión. También sin apenas diálogos. Y, por último, la muerte, con un contrapicado poético, de la espía cubana, Juanita de Córdoba, con un suelo a cuadros blancos y negros y un vestido morado. Juanita, la morena, que sufre la autodestrucción de la pasión por parte de los dos hombres que la aman (el espía francés por el que se sacrifica, y el alto mando cubano que prefiere darle una muerte rápida a que sufra la tortura).

Frenesí (Frenzy, 1972)

frenesi

Supone la vuelta del maestro del suspense a sus orígenes. Vuelve a Gran Bretaña donde rodó sus primeras películas, regresa a Londres. Y crea una de sus historias más violentas, pesimistas y oscuras pero como siempre con un toque de humor negrísimo. Retoma uno de sus grandes temas: el falso culpable (Jon Finch), pero esta vez es todo un perdedor y muy pero que muy antipático. El culpable (Barry Foster) es un asesino en serie, un criminal con graves desórdenes sexuales, que en apariencia es un hombre trabajador, buen vecino, educado y agradable en el trato (todo lo contrario a nuestro huraño falso culpable). El asesino viola y asfixia a sus víctimas con sus corbatas. Como ya hiciera en Psicosis, las dos heroínas (una rubia y otra pelirroja, una la ex y otra la actual novia del falso culpable) que parecen protagonistas perecen de la forma más violenta y cruel cuando al maestro le conviene… En Frenesí, vuelve como en una de sus películas mudas a un sádico enemigo de las rubias que habita también en las calles de Londres…

De nuevo Hithcock, se muestra virtuoso a la hora de mostrar visualmente su historia. Otra vez la secuencia inicial (que te engancha irremediablemente a la historia) ante una vista panorámica para que sepamos que estamos de regreso a Londres, hasta una escena donde un político lanza una perorata ante el público presente sobre los planes futuros de limpieza del Támesis… cuando aparece ante el estupor de todos el cuerpo de una mujer desnuda muerta… Otra vez filma con todo detalle y crudeza la muerte lenta (y carente de poesía) de una persona como ya hiciera en Psicosis o en la muerte de uno de los personajes de Cortina rasgada en una casa de campo. Esta vez le corresponde ese trago a la ex esposa del falso culpable. Después la muerte de su actual novia, una camarera que le cree desde el principio, se realiza fuera de campo con un impresionante travelling que retrocede a la calle ocultándonos la terrible agonía que sabemos va a sufrir. Y también merece la pena reseñar una agobiante travesía del asesino en busca de un objeto que puede terminar descubriendo su identidad en un camión de patatas.

Y en Frenesí a pesar de su negrura, de su violencia siempre presente (tanto física como verbal), y de sus antipáticos personajes, el maestro del suspense deja de manera evidente un humor negro y macabro que recorre toda la cinta. Como ese pie de un cadáver que hace que el asesino lo pase realmente mal, los rostros exageradamente esperpénticos de todas las víctimas o ese matrimonio del policía local y su mujer, una cocinera desastre que quiere deleitar a su marido con recetas elaboradas y le ofrece menús incomestibles mientras analizan el nuevo caso en el que anda el sufrido marido…

La trama (Family plot, 1976)

El guiño que nos dedica a los espectadores al final la protagonista, Barbara Harris, una rubia sin glamour pero tremendamente divertida, es como una despedida del maestro del suspense que nos deja un genial sello para mostrarnos lo que le gusta el juego. Y eso es La trama un continuo juego de apariencias y engaños. Una última película tremendamente entretenida que cuenta con la historia paralela y de intriga de dos parejas. Unos estafadores de poca monta; ella ejerce de adivina, él de taxista investigador porque no encuentra trabajo como actor. Y dos estafadores de altas esferas, de lujo, se dedican al secuestro de importantes personalidades y el rescate que piden siempre son elaboradas piedras preciosas. El juego está servido. Los dos estafadores de poca monta se verán relacionados con la otra pareja… y será la perdición de los fríos y calculadores. El caos de los listos buscavidas pondrá patas arriba el ordenado, frío y sofisticado mundo de la pareja de estafadores de altas esferas.

Alfred Hithcock nos pone desde el principio en sintonía con los buscavidas perdedores. Son dos supervivientes (Barbara Harris y Bruce Dern). Reales y cercanos. Caóticos y listos. Y nos aleja de los malvados estafadores (Karen Black y William Devane) con su puesta en escena sofisticada, elaborada, fría y falsa de cada uno de los secuestros y rescates así como la frialdad enfermiza y extraña de su relación. De hecho Karen Black se nos presenta como una de esas rubias frías y distantes con gotas de femme fatale… para después ponernos en evidencia que no es rubia (¡esa peluca rubia en la nevera!) sino morena. Y que vive atrapada en su relación enfermiza con Devane. El maestro del suspense nos presenta sus historias paralelas y juega con ellas hasta que une a los cuatro personajes en el final de la trama.

La trama es una película traviesa, como lo era Atrapa a un ladrón. Ligera. Juega con las identidades y también con los escenarios. Y el maestro del suspense se divierte. Así filma, como él sabía y lo demostró entre otras en Con la muerte en los talones, una trepidante, divertida y emocionante carrera en un coche sin frenos por una peligrosa carretera y después una persecución peligrosa que pone continuamente al borde de la muerte a la pareja de estafadores de poca monta… El humor está presente durante toda la película pero también una oscura historia de dependencia y amor oscuro entre Karen Black y William Devane.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “Las tres últimas películas de Alfred Hitchcock: Topaz, Frenesí y La Trama

  1. Querida Hildy, me gusta cómo resaltás la relación entre estas películas y el resto de la filmografía de Hitchcock, porque habitualmente se las marca como obras menores que denotan su decadencia (como señalás, el libro de Truffaut tampoco les hace justicia) en lugar de verlas como parte del todo.-
    De Topaz, además de la muerte de Juanita, me gusta mucho la escena en la cual Rico Parra interroga a los empleados de Juanita después de la tortura, en la reproducción de La Pietá más perfecta de las intentadas por Hitchcock en su carrera. Es de una potencia visual increíble. Y la esposa del detective de Frenesí es impagable, ¡me encanta esa escena!
    Mirá qué cosa, a mí lo que no me gusta son justamente las escenas de persecuciones en auto. Siempre se me hacen interminables…
    Te mando un beso, Bet.-

  2. Mi querida Bet, como te comenté en tu estupendo blog… ¡disfruté muchísimo con las tres últimas películas de Hitchcock! Además apenas las recordaba y fue como verlas por primera vez. Y es que en la obra de un director como él las películas de su filmografía dialogan entre sí. Así estas tres películas se relacionen y se unen a todas las demás.

    Efectivamente la escena que comentas de Topaz… con La Pietá es de las que no se olvida. Y el sentido del humor en Frenesi es increíble y esa esposa del detective, como dices, impagable. Ay, las persecuciones de coche… yo me lo pasé de miedo con esa carrera sin frenos en La Trama y las piernas de Barbara Harris a lo suyo, caóticas, poniendo muy difícil el temple a Bruce Dern…

    Besos
    Hildy

  3. Mi querida Hildy, una maravilla de texto. «Topaz» me gusta menos, porque es un proyecto mutilado, con un final apresuradamente modificado, empalmado con tomas inicialmente descartadas y todo eso. Pero las otras dos me encantan y yo las sitúo sin vacilar entre mis preferidas. Especialmente «Frenesí» (él ya intentó hacer una película previa con este título, en 1966, que incluía secuencias de desnudos), que me parece extraordinaria. Son películas-compendio, todo Hitchcock está en ellas, incluso sus chistes privados (como el W.C. portátil de «La trama»).

    En descargo del libro de Truffaut hay que decir que es anterior a las últimas películas del genio, y que los textos sobre estas son incluidos en ediciones posteriores, sin poder comentarlas ni desgranarlas con el maestro concienzudamente.

    Besos

  4. Mi querido Alfredo, disfruté una barbaridad viendo de nuevo las películas y realizando el texto. De Topaz no me acordaba absolutamente de nada; y aunque es cierto que la elaboración del final fue toda una pesadilla para Hitchcock, me sentí absolutamente atrapada por esta película y su forma de contarla. Como digo hay escenas que formalmente me parecen una pasada. De Frenesí me llamó muchísimo la atención además del empleo de un humor muy macabro, su pesimismo o el mundo antipático que refleja (sobre todo a través de personajes secundarios muy desagradables como el dueño del bar o la secretaria), tan antipático que resulta complejo empatizar con el falso culpable. Y La trama es todo un divertimento…, se nota que Hitchcock se lo está pasando bien, está jugando…

    Besos
    Hildy

  5. De este trío que propones creo que «Frenesí» es la que tiene mejor consideración. En mi opinión se puede colocar a la altura de sus películas «canónicas»: otra obra maestra. La revisé hace un par de semanas y me sigue dejando alucinado el valor, la audacia y la maestría de este gordo inglés. La película tiene muy presente, dentro de su negrura, eso que mencionas, el retorno, volver a rodar en casa y en territorios de su infancia como el mercado de Candem Town, ya desaparecido. Le da un pulso vibrante y vitalista a su ciudad: la muerte tras los visillos (esa escena en la que la cámara sale lentamente de la habitación, desciende las escaleras y sale al exterior) pero la vida imparable en la calle. Fantástica película.
    Saludos.

  6. La escena que tan bien describes, querido Licantropunk, me encantó cuando volví de nuevo a revisarla. Es buenísima cómo cuenta tanto y dice tanto… con un movimiento de cámara hacia atrás… Frenesí es muy buena y efectivamente tiene ese halo de regreso, de retorno a sus raíces. Yo al verlas las tres casi seguidas, no me preguntes por qué… la que más sorprendió fue… Topaz. Pero disfruté muchísimo viendo las tres.

    Besos
    Hildy

  7. A mí también me gustan mucho «Topaz» y «Frenesí». «La trama» me parece más floja. La verdad es que son películas menos reconocidas pero muy interesantes.

    Un beso.

  8. Sí, querido Luis, son, como dices, películas muy interesantes pero, sin embargo, se ven y se emiten mucho menos que otras películas del creador. Efectivamente Topaz y Frenesí tienen elementos que las convierten en películas de análisis apasionantes. Y La trama para mí es un juego, una broma, en la que Hitchcock juega y se divierte.

    Beso con suspense
    Hildy

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