Los siete magníficos (The magnificent seven, 1960) de John Sturges… en siete momentos y una propina

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Un western con gotas de crepúsculo que sigue el destino de siete perdedores en una aldea de humildes campesinos mexicanos aterrorizados por un bandolero y sus hombres. Aventura y melancolía con una pizca de romanticismo por la pérdida y desaparición en el salvaje Oeste de la figura del forajido. De los centauros sin hogar que encuentran todavía menos su lugar mientras avanza “la civilización” que marca un mapa que antes era inexistente. La muerte ronda por un original remake de la película japonesa Los siete samuráis de Akira Kurowasa… desde la misma presentación de Yul Brynner y Steve Mcqueen que se conocen llevando un carro fúnebre con un indio, al que nadie se atreve a enterrar, hasta el cementerio… Emoción, ritmo y mucho entretenimiento de la mano de un creador artesano como John Sturges.

El chiste de Steve Mcqueen

A los siete magníficos les cuesta más hablar que expresarse por signos. Pero siempre hay alguno con más labia que otros. Y ahí está Steve Mcqueen, que siempre echa de menos la compañía de una mujer, que nunca siente ganas de asentarse aunque le vienen golpes de raíces, que también le gusta expresarse por gestos y sonrisas irónicas… y en distintos momentos le encanta ilustrar su situación con un chiste…

… Y curiosamente uno de ellos es similar al chiste que sirve de leitmotiv para El odio de Mathieu Kassovitz. Un chiste que expresa perfectamente la vida de estos siete forajidos…

Y dice Steve Mcqueen: “Me recuerda a un tipo de mi tierra que se cayó de una casa de diez pisos. Mientras iba cayendo la gente de cada planta le oía decir: ¡Por ahora, bien! ¡Por ahora, bien”. Faltaría sin duda añadir la coletilla de El odio: “Lo importante no es la caída, sino el aterrizaje”.

Charles Bronson y los niños

El más duro entre los duros, el forajido, el mercenario que trabaja por altas sumas en horas bajas… encuentra un lugar donde morir y ser recordado. Se convierte en el héroe adorado de tres niños mexicanos que sienten el mismo amor y la misma adoración que aquel niño rubio, hijo de granjeros, por Shane… Solo que ellos realizan una promesa… su tumba siempre tendrá flores mientras ellos vivan. De paso Bernardo, el personaje de Bronson, que encuentra una manera de expresar su ternura y sensibilidad oculta, les hace admirar también a sus padres, supervivientes en el día a día y siempre asumiendo responsabilidades…

El tesoro

El bromista, el que va por el oro, el que no se puede creer que vayan tan solo a defender a los campesinos por casa, comida y 20 dólares. Él (Brad Dexter), grandullón, cree que hay algo más: un tesoro. Oro, plata, joyas… ocultas. Al final esconde fidelidad y nobleza hacia los suyos y convive, se relaciona y se ríe con aquellos a los que defiende… por el interés. Y se ilusiona como un niño… cuando el divino calvo, su amigo, le da la razón… Están ahí por un tesoro. Puede cerrar los ojos feliz…

La navaja de James Coburn

El silencioso, largo y espigado, de andar cansino. Independiente, no soporta las órdenes. Que le dejen a su aire. Tranquilo. Y así hasta el final. Solo y en silencio. Siempre en compañía de su navaja, su firma, y su pistola. Nunca le tiembla la mano. Se lanza a la muerte… pero deja su navaja clavada en una piedra. No quiere desaparecer del todo…

El magnífico campesino

Érase una vez un joven campesino (Horst Buchholz) que quiere convertirse en pistolero y aventurero. Su vitalidad y ganas de salir del hoyo le juega malas pasadas… pero tanta transparencia y verborrea atrae a los demás magníficos. Aunque se lo hacen pasar mal hasta que se convierte en uno más…, sus nuevos compañeros de viaje quieren demostrarle que la vida del forajido no es para nada envidiable. El joven campesino está destinado a echar raíces…

El miedo

… El miedo se ha vuelto su compañero de viaje (Robert Vaughn). Él es el más complejo y extraño. Huye incluso de sí mismo. Agotado de ser siempre perseguido. De tener la sensación de estar en el infierno a todas horas. Se mantiene distante, con la compañía de las pesadillas y el alcohol. Los campesinos le dicen que le comprenden, ellos tienen miedo cada día. Cada día se sienten en la cuerda floja como él. Aprovecha la oportunidad de dejar de huir…

El divino calvo de negro

Todo de negro y divino calvo (Yul Brynner). Emplea las palabras justas y su compañero es el silencio. Cuando da su palabra… no hay marcha atrás. Reúne al grupo. Todos se sienten seguros bajo su mirada de hombre forajido pero siempre honesto. Tiene presencia en cada paso que da. Es imposible que pase desapercibido y nunca el peligro le hace que renuncie de un buen puro…

Un malvado con rostro de Eli Wallach

El malo, malísimo (Calvera)… no es más que un forajido más. Desde su presentación Eli Wallach hace gala de su carisma… Provoca terror pero nunca le abandona un oscuro sentido del humor de aquel que disfruta dando miedo porque se sabe invencible y dueño y señor del lugar. Según explica quiere seguir aterrorizando a la aldea que le proporciona alimentos y sustento sin tener ni problemas ni conflictos. Pero le tocan las narices y reacciona, no quiere que toquen su territorio. Pero termina cerrando los ojos con la incertidumbre en la mirada: por qué van hasta el culo del mundo siete hombres a joderle la vida…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Los siete magníficos (The magnificent seven, 1960) de John Sturges… en siete momentos y una propina

  1. Lo que he disfrutado con esta película siempre que la he visto, desde la primera vez siendo una criaja…

    Me recuerdas que tengo que volver a ella, ummm. Y que tengo pendiente también un ciclo de Kurosawa en casa, asi que la primera será también Los siete Samurais. Me espera un buen verano en esas tardes tórridas y perezosas de Agosto.

    Besote!

  2. Mi querida Marga, yo también hacía un montón que no la veía. Y qué placer más enorme. Qué entretenida. Ay, qué bueno es el mes agosto para ver películas que tenemos pendientes…
    Ayer me quedé con Charles Bronson (en cada nuevo visionado me quedo con un magnífico). Qué comienzos más interesantes tuvo su carrera y qué caminos extraños tomó después (o más bien caminos que no casan con mis gustos y sensibilidades)… pero el primer Bronson tiene un rincón en mi memoria cinéfila.

    Besos
    Hildy

  3. ¡¡Magnífico!! Lo que peor llevo de la película es el sentimentalismo del personaje de Bronson con los críos. En cuanto al resto, tiene momentos memorables. Empezando por esa música, mmmmmm…
    A Kurosawa, dicho sea de paso, le encantaba.
    Besos

  4. Ay, cómo eres, mi querido Alfredo, ja,ja,ja, a mí se me hace delicado y tierno lo de los niños con el personaje de Bronson. Me parece que está realizado con el tono justo para emocionar y no resultar ni cursi ni empalagoso sino emocionante. O por lo menos a mí me emociona. Y me lo creo.
    Toda la razón la música de Elmer Bernstein es mítica y es que la película está llena de momentos entretenidos, memorables. Sí, a Kurosawa le encantaba el cine americano y le gustó mucho este remake, que por otra parte estaba muy bien realizado.

    Besos y más besos
    Hildy

  5. Quizás sea la b.s.o. más genuina del western americano, junto a la «Horizontes de grandeza» de Jerome Moross. Por lo demás es una película poderosa y muy estilizada, aunque quizás demasiado sobrevalorada. Besos.

  6. Querido Antonio, efectivamente, el género western es tan rico… que según vas descubriendo más y más títulos, los baremos de valoración van cambiando. Y Los siete magníficos se queda en una película poderosa y muy, muy entretenida así como bien contada. Es de esas películas que siempre que la ves, te hace pasar buenos momentos.

    Besos
    Hildy

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