Ascensor: el ascensor, ese aparato que traslada a unas personas de un piso a otro en un edificio… es de lo más cinematográfico. Sirve tanto para presentar o despedir a un personaje tan potente como la señora Violet Venable (Katherine Hepburn) en De repente el último verano, hasta mostrar la naturaleza de humano y bestia que tiene un personaje con rostro de Ryan Gosling en Drive. Así en De repente el último verano vemos descender a una “cuerda” Violet Venable de un pequeño ascensor, una mujer que quiere ocultar la enfermiza relación con su hijo y la verdad de su muerte haciendo que se practique una lobotomia a su sobrina, única testigo de ese acontecimiento y, al final, la vemos desaparecer en ese mismo ascensor ascendiendo a su universo de locura y desconexión con la realidad… después de la revelación de la verdad. Mientras en Drive, el ascensor se convierte en el espacio donde en breves segundos se vive el momento más romántico y más violento de la película.
En ese espacio también se puede cometer el más tremendo de los asesinatos o puede ser el lugar donde ocurra una de las escenas más divertidas. Así no hay más que visitar el ascensor de Charada de Stanley Donen… donde aparecerá muerto de forma violenta uno de los perseguidores de Audrey Hepburn. O no podremos parar de reír con la claustrofobia (y muchas cosas más que pasarán en ese lugar estrecho y pequeño) que sufre el personaje de Woody Allen junto a su esposa en la ficción (Diane Keaton) en Misterioso asesinato en Manhattan.
También será el lugar terrorífico donde grandes damas de la pantalla sufrirán sus más tremendas pesadillas. Así le ocurrirá a Doris Day en Un grito en la niebla de David Miller, que teme por su muerte y vivirá lo que es el miedo en un ascensor. También veremos los sufrimientos de Olivia de Havilland cuando se queda atrapada en el ascensor de su hogar… y sabe que va a estar varios días sola, sin que nadie acuda en su ayuda en la siniestra Una mujer atrapada de Walter Grauman.
Como no, también pueden transcurrir bonitas historias de amor… como el que se da entre una ascensorista y un oficinista gris, que encuentra un aliciente todos los días en subir o bajar al ascensor en su trabajo… Así ocurre en El apartamento con la señorita Kubelik (Shirley MacLaine) y el señor Baxter (Jack Lemmon) y el romanticismo según Billy Wilder.
O momentos tremendos de suspense…, donde nos mordemos las uñas, como cuando se queda encerrado Julien (Maurice Ronet) en un momento crucial donde empieza a escribirse su destino fatal en Ascensor para el cadalso de Louis Malle. Y tampoco podemos olvidar un padre de familia angustiado (James Mason) y secuestrado que trata de escapar a través del hueco del ascensor en Cautivos del terror de Andrew L. Stone.
Tampoco olvidar cómo el ascensor es un aparato fundamental para presagiar catástrofes y accidentes tremendos. Así en los ascensores ocurren momentos angustiosos en esa película clásica del cine de catástrofes que se llama El coloso en llamas. Y también es el sitio donde se pilla desprevenido o es la última oportunidad de un personaje para sobrevivir a la muerte al abrirse sus puertas…, así puede verse en Infiltrados de Scorsese. Así como un espacio ideal para tórridas escenas de sexo como las que viven Michael Douglas y Glenn Close en Atracción fatal.
No hay duda de que el ascensor y el cine mantienen un buen idilio. ¿Cuál es tu ascensor favorito?
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Yo soy más de escaleras…
Hay dos momentos clásicos de ascensor: uno, cuando dos personajes (normalmente, chico y chica) quedan atrapados y optan por irse de excursión abriendo la oportuna trampilla del techo y trepando por los cables. Cada vez que me subo a un ascensor miro hacia arriba, a ver si podría escaparme por ahí si se queda parado y no vienen a rescatarme. Y las narices.
El segundo, la consabida secuencia en la que se tirotea a alguien en un ascensor cuando la puerta se abre. Ensalada de tiros y chorros de sangre a mansalva. O cuando se cierra. Me acuerdo, por ejemplo, de «Los intocables de Elliott Ness». Y quiero acordarme también del ascensor del Gran Hotel Budapest, que no tiene ninguna secuencia especialmente memorable, pero mola.
Besos
¡También hay ascensor en Gran Hotel Budapest!, querido Alfredo, los buenos hoteles de las películas tienen ascensor y sus escenas correspondientes. Sí, los dos momentos que ilustras son de lo más cinematográfico… y el espacio es, tú lo has dicho, el ascensor… Por supuesto que recuerdo Los intocables de Elliott Ness. También es el espacio donde, a veces, sobre todo en la comedia, transcurre el momento embarazoso…
Besos
Hildy
Querida Hildy, la escena del ascensor en «Misterioso asesinato en Manhattan» no tiene desperdicio, todavía me río pensando en ella y en las frases que va tirando Woody Allen.-
Yo tengo entre mis favoritas la escena del ascensor en «El secreto de sus ojos», cuando Darín y Villamil coinciden con el villano y mientras vemos sus rostros (y un arma) por el espejo a sus espaldas podemos contar cuántos pisos faltan para que finalice el tormento. Me parece un buen ejemplo de un gran director colocando la cámara en el lugar más «jugoso» posible (de hecho, amé esa escena cuando descubrí ese detallecito). Pasando a pelis más ligeras, me acuerdo también del ascensor en el cual Tom Hanks rompe con su novia en «Tienes un e-mail» (cómo extraño a Nora Ephron) y a George Clooney y Matt Damon deslizándose por el hueco del ascensor en «Ocean’s eleven».-
Un beso grande, Bet.-
Mi querida Bet, geniales todas las escenas que recuperas con ascensor incluido. Me han entrado ganas de volver a ver EL SECRETO DE SUS OJOS, que vi en el momento del estreno y no la he vuelto a disfrutar. Y es una película que creo necesita más de un visionado para amarla. Sí, Nora Ephron sabía contar comedias románticas…
Besos
Hildy
Jajaja el de Gran hotel Budapets me lo habéis quitado ya!! palabrita que lo he pensado al leer tu pregunta… me encantó ese ascensor en la película.
En mi caso los ascensores me provocan algo de inquietud asi que si aparecen en una película ya me pongo pelín tensa. Incluso en El apartamento, una de mis pelis míticas, me parecía más siniestra que romántica su aparición… ays esas minifobias bobas.
Genial el diccionario de hoy.
Besos de subida
¡Mi querida Marga… es que, tienes razón, los ascensores pueden provocar inquietud y claustrofobia! Pero también hay ascensores bien monos, que se portan bien…, jejeje. Buena lectura la de El apartamento y el ascensor como elemento siniestro…, puede ser otra manera interesante de mirar esta película. No lo había pensado nunca…
Besos desde la décima planta…, no sé dónde llegaré
Hildy
Me encanta esa escena de Drive. Por añadir algo, también hay una escena de muerte protagonizada por un ascensor que me gusta mucho, si bien está vista desde fuera, a través de la intermitencia de la luz de llamada. Es la de El carnicero, de Chabrol. El ascensor, por ser estrecho y aislado, también es uno de los escenarios favoritos para montar coreografías espectaculares en el cine de acción.
¡Sí, querido crítico abúlico, es verdad que los ascensores y el cine de acción es un buen matrimonio! ¡No he visto todavía El carnicero de Chabrol! pero la pongo en intermitente en mi lista de películas pendientes. ¡Hay cuántos ascensores cinematográficos!
Besos
Hildy
Qué grandes momentos ascensoriles habéis citado!! Intentaré aportar otras tres: la trepidante secuencia de «Jungla de Cristal III (La venganza)», la ingeniosa escena en la que Cary Grant y su madre ficticia consiguen burlar a los matones en «Con la muerte en los talones» y aquella especie de descenso a los infiernos que parecía intuirse en el cambio de turno en ascensor de «Metrópolis». Gran tema el que has propuesto, Hildy.
Besos.
¡Me encantan los momentos ascensoriles que has propuesto, querido Antonio!… Ya sabes que Con la muerte en los talones es una de mis películas favoritas y efectivamente el momento ascensor es tremendamente divertido. Luego una película de acción… y una mítica de cine mudo con un ascensor muy especial. Qué grandes momentos.
Mil gracias, querido Antonio, por el mail… ahora mismo hago la corrección.
Besos
Hildy
Buenas noches Hildy. De los ascensores que has comentado, me quedo con el de la señoria Kubelik y el de «Charada». Yo recuerdo una escena clásica que, en este caso, entronca directamente con la comedia y es el momento de «Mi mujer favorita» en el que Cary Grant ve a su exmujer Irene Dunne, a la que cree muerta, mientras las puertas se cierran. Genial. Buenas noches Hildy y sí, la exposición de Sinatra estará en Madrid, en diciembre. Nos veremos!
Jo, querido Marcos, me parece alucinante la escena que has recordado. ¡Cuántos ascensores cinéfilos! ¡Mi mujer favorita, qué recuerdos! Luego su remake sería la película inacabada de Marilyn Monroe…
Qué alegría lo de diciembre. ¡Recuérdamelo cuando se acerque la fecha, por favor, que soy un desastre con los días! Me encantará ir…
Beso
Hildy