Soledad (Lonesome, 1928) de Paul Fejos

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El periodo de cine mudo ofrece muchas películas ocultas que cuando caen en nuestras manos, caen como el descubrimiento de un tesoro. Y una de ellas es Soledad, desde que leí las primeras informaciones sobre ella me entraron unas irremediables ganas de verla. Por fin lo conseguí y la espera ha merecido la pena.

Su realizador Paul Fejos se sintió irremediablemente atraído por el cine pero sobre todo por sus posibilidades técnicas y de experimentación formal. Su figura creativa muestra a uno de los pioneros en sentirse fuera de la industria y en el sistema de estudios de Hollywood, desubicado… porque éstos no estaban preparados para asumir las experimentaciones del realizador (pero sí como veremos a continuación, experimentaciones de otro tipo). Así que finalmente abandonó Hollywood pero también, un tanto desilusionado, el cine, y decidió continuar sus pasos en el mundo de la ciencia.

Soledad es una sencilla historia de amor que transcurre en un solo día en la gran ciudad, Nueva York. Una historia sencilla contada con alardes formales pero encerrando toda la emoción en cada escena. Además la película tiene otro valor: y es plasmar ese cambio que estaba viviendo el cine en ese momento. El paso del cine silente al sonoro, época de experimentación técnica. Si bien es cierto que la copia que ha llegado hasta nosotros cuenta con modificaciones obligadas por el estudio (que buscaba calidad… pero también rentabilidad), y que quizá Paul Fejos hubiese evitado (aunque también le apasionaba la experimentación formal), Soledad es un testimonio de un periodo de cambio e incluso esos cambios provocan una cierta extrañeza y belleza al observarla ahora (éstos tienen que ver sobre todo con la banda sonora).

Así junto a alardes técnicos del propio Fejos que ya experimentaba en algunas escenas con el color, se añaden los de los nuevos tiempos: así Soledad queda como una película muda pero con elementos sonoros que además ayudan a avanzar la trama. Por ejemplo hay una canción fundamental en la resolución de la historia que se escucha dos veces y será fundamental para construir un final. La canción es Always… Y después existen tres diálogos sonoros donde los personajes de pronto ‘rompen’ a hablar. No deja de ser extraño pero como dos de esos diálogos ilustran el enamoramiento de ambos personajes, no dejan de dar una sensación mayor de aislamiento de ambos personajes. Los dos están viviendo en una especie de limbo por su enamoramiento instantáneo y se ‘lanzan’ a hablar. El tercer diálogo sería el más desubicado pues transcurre en una comisaria, aunque ilustra un momento importante para el protagonista masculino que lucha para regresar junto a su amada.

Soledad es una película moderna pues trata de captar el espíritu de una gran urbe y el aislamiento del ser humano que forma parte de una gran masa y le convierte en anónimo. Y es que ése era el gran tema del momento, con ejemplos ilustres y algo más conocidos que esta obra de Paul Fejos: mi amada … Y el mundo marcha o Amanecer. También el ser humano integrante de una masa que deshumaniza puede verse en Metrópolis.. Además Paul Fejos capta cómo despierta una ciudad y refleja su ritmo, su movimiento… nos cuenta cómo toda una ciudad se pone en marcha y vive durante un día (ahí sentimos al Paul Fejos más experimental a la hora de aplicar el lenguaje cinematográfico)… Y ese captar el espíritu de una gran ciudad también forma parte del cine más experimental del momento que de 1927 a 1929 vomitaría sus obras más difundidas hasta el momento: Berlín, sinfonía de una ciudad o El hombre de la cámara.

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Pero Soledad toca maravillosamente otros dos temas: cómo el trabajo convierte al ser humano en integrante de una cadena impersonal (en una pieza del engranaje) y la importancia del ocio masivo (fuente de atención de otros cineastas como Jean Vigo en A propósito de Niza, cortometraje de 1930): cómo las playas se convierten en lugares de concentración de ocio y descanso o cómo se construyen enormes centros de diversión, parques de atracciones, como el de Coney Island.

Paul Fejos crea para contar lo más sencillo del mundo, encuentro y enamoramiento de dos personas solitarias, un poema urbano y visual. Así disfrutamos de las vidas paralelas (el montaje paralelo como lenguaje cinematográfico) de una telefonista y un operario de fábrica. Cómo se despiertan, cómo transcurre su jornada laboral, las relaciones con sus compañeros, la soledad de ambos, sus viviendas… hasta que coinciden en Coney Island. Mary (Barbara Kent) y Jim (Glenn Tryon), que así se llaman los protagonistas, se unirán y ‘hablarán’ en la playa. A partir de ese momento descubren que ya no están solos y se divertirán en las distintas atracciones. Como una pareja más, entran en un fotomatón y se hacen un retrato que se intercambian, se ríen de ellos mismos. Ese día es distinto en sus vidas. Todo va al ritmo vertiginoso de una montaña rusa, momento clímax de su relación y motivo también de su separación accidental… Vuelven a ser dos seres anónimos en la masa, dos seres anónimos y solitarios, y el regreso a sus hogares se convierte en desgraciado… por la pérdida y la ‘realista’ imposibilidad de un nuevo encuentro. A pesar del amor, apenas saben el uno del otro. Pero como en toda historia de amor que se precie, existe el destino y la casualidad…

Soledad es un buen descubrimiento, un poema urbano, y una historia de amor sencilla pero de intensa emoción…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “Soledad (Lonesome, 1928) de Paul Fejos

  1. Arrea, tú…

    Acabas de descubrirme un mundo nuevo, completamente desconocido pour moi. La leche. Tendré que verla, si es que ver esto es posible razonablemente.

    Besos

  2. Me encanta esta película, mi querida Hildy. Me conmocionó mucho más que Metrópolis de Fritz Lang. Yo pongo esta maravilla junto a Y el mundo marcha, de Vidor. Con esta dos películas ya está todo dicho sobre la soledad del siglo XX, ¡y sin sonido!Tanto la de Vidor como la de Fejos no han envejecido ni un ápice. Dos currelas en una fábrica (la continuación moderna de una historia del gran Dickens), dos soledades desconocidas, anónimas, incomunicadas. La de Vidor: un final de unos individuos relegados a la indiferencia pero hambrientos por pertenecer al rebaño. Su día de asueto en el parque de atracciones. Allí todos se miran y sonríen. Joder, pero qué actual me suena todo esto.

    Gran post, amiga Hildy.

    Besos desde la montaña rusa, o desde el otro lado de la pared de tu comedor.

  3. Sí, mi querido Alfredo, es posible razonablemente en cierta colección imprescindible de dvd que está editando mucho cine mudo y del bueno. Te recomiendo el descubrimiento porque creo que vas a sentir cierto deleite ante obra tan bonita, tan curiosa y tan interesante, de verdad.

    Beso
    Hildy

  4. Mi querido Francisco, no sé si te pasará a ti pero a mí ya hay varias películas mudas que me conmocionan y me gustan más que Metrópolis de Lang (incluso algunas silentes del propio director me apasionan más). Y estoy de acuerdo que tanto la de Vidor, como la de Fejos y también en varios elementos la de Lang… son muy pero que muy modernas… porque identificamos perfectamente la vida urbana, la organización social y lo que siente el individuo…

    Soledad de Fejos ha sido una sorpresa largamente esperada. Y me ha encantado poder disfrutarla… Incluso con su lenguaje silente ya ‘contaminado’ por la aparición del sonoro. Los dos diálogos entre Mary y Jim tienen un valor casi mágico y extraño dentro de la propia película (a pesar de la imposición)…

    Besos bajando rauda y veloz por el tobogán…

  5. Recuerdo que me comentaste las ganas que tenías de adquirir el recién editado dvd de «Soledad» cuando decidí darle entrada en DICCINEARIO a principios de noviembre… Leo con tu espléndido artículo que ya has podido disfrutar de esta embriagadora metáfora sobre las acrobacias del destino, que, tal y como apunta Francisco, guarda muchos puntos de contacto con «Y el mundo marcha» de King Vidor, otra obra maestra incontestable y mucho más atendida que esta joya de Fejos.

    Un abrazo

  6. Querido Antonio, sí, tienes razón llevaba tiempo detrás de la película y me llevé una alegría cuando vi que había salido editada en dvd. Recuerdo tu entrada. Hasta ahora no la había conseguido y ya, por fin, la he disfrutado muchísimo. Sí, guarda puntos de contacto con … Y el mundo marcha (¡me emociona y me chifla esa película!) y además me gusta esa forma que tiene Fejos de contar una historia aparentemente sencilla, con ritmo, como si fuera un poema visual. Tiene momentos mágicos…

    Besos desde un fotomatón…
    Hildy

  7. Se de su existencia pero lamentablemente no la he visto. Ahora bien dices cosas muy interesantes…como que una pekicula de 1928 puede ser mucho mas moderna e innovadora que cualquier estreno actual.
    Me interesa mucho esa experimentaciòn formal jugando con el mudo y el sonoro. Pero sobre todo veo que lo que atrapa es la historia….esa vision del mundo en un solo dia y esa historia de amor……la anoto ya. Gran texto, un abrazo

  8. … Sí, querido Victor, una historia sencilla pero a la vez emocionante… la vida en un solo día. Iba detrás de Soledad desde hace bastante tiempo… y su visionado ha merecido mucho la pena. Es para verla muchas veces. Y es una joya porque efectivamente también es importante cómo cuenta Fejos, Soledad demuestra la alta perfección que alcanzó el cine silente… ya camino al sonoro…

    Besos
    Hildy

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