Y va de timadoras ilustres. Fuego en el cuerpo (Body Heat, 1981) de Lawrence Kasdan / Los timadores (The grifters, 1990) de Stephen Frears

No llego a entender o dilucidar muy bien por qué se armó el revuelo que se armó con La última seducción (1994) y el personaje de Bridget Gregory (Linda Florentino). Se habló de la fuerza del regreso del cine negro (neo noir) y de una representación nueva de la femme fatale, que sale victoriosa… Una femme fatale timadora, amiga únicamente del dinero. Y no lo entiendo cuando tiene dos ilustres antecedentes muy cercanos en el tiempo. Dos timadoras tan buenas y tan femme fatales como Bridget, que aparecieron en dos buenas películas que ya son vistas como clásicos modernos. Ellas son Matty Walker (Kathaleen Turner) y Lilly Dillon (Angelica Huston).

Fuego en el cuerpo (Body Heat, 1981) de Lawrence Kasdan

fuegoenelcuerpo

El debut tras la cámara de Lawrence Kasdan fue con una película que retomaba las claves del buen cine negro con la femme fatale de protagonista. Así revisitaba uno de los temas claves de los grandes clásicos del género: la mujer fatal que convence al amante cegado de pasión por ella de asesinar a un tercero, normalmente un marido más anciano y rico, muy rico. Ese asesinato se convierte en un seguro para una vida próspera de dinero y riqueza. Mientras el hombre lo hace arrastrado por el amor y la pasión, ella se muestra siempre más fría, calculadora y práctica (quiere asegurar su futuro) y para ello se sirve de un instrumento, el amante. Kasdan jugaba con dos claves para crear la atmósfera sensual, el calor y el sudor de los cuerpos, envuelto en una música sugerente de John Barry. Atmósfera sensual que se convierte en cárcel eterna para la víctima: un abogado de poca monta con el rostro de William Hurt.

Así Kasdan (también guionista) con Matty Walker crea el antecedente de la mujer fatal y timadora victoriosa. El director y guionista sigue el esquema de grandes clásicos como El cartero siempre llama dos veces y Perdición. Así crea a dos personajes atractivos: el perdedor que lleva su sino fatal en el rostro desde que comienza la historia y la femme fatale como mantis religiosa que envuelve al amante hacia la perdición. El giro y evolución del género que se produce en Fuego en el cuerpo (y posteriormente en La última seducción) es que la femme fatale no es arrastrada por el destino trágico sino que es una mujer que triunfa a pesar del ‘pecado’ y no tiene mala conciencia alguna. Era timadora y reina del juego… y ha jugado bien la partida, ha ganado.

Los timadores (The grifters, 1990) de Stephen Frears

lostimadores

El director británico, en su aventura americana, da un giro más en el neo noir de Los timadores. Crea a una femme fatale victoriosa que no sólo arrastra a la perdición a un perdedor (que además es su propio hijo) sino que vence a otra femme fatale con sus mismas intenciones. Se crea una lucha a tres bandas… a muerte y con aires de tragedia griega. Aquí la femme fatale, Lilly, es además una mujer que se deja arrastrar por un fuerte instinto de supervivencia que arrasa con todo.

El realizador Stephen Frears, que adapta a Jim Thompson, juega con un trío de timadores profesionales. Un joven ambicioso pero con un halo de perdedor en la mirada que va sobreviviendo con pequeños timos y siempre actúa en solitario, su madre —timadora profesional y superviviente— que trabaja para un peligroso mafioso y la novia del hijo, otra timadora profesional de altos vuelos que vivió tiempos de gloria con un compañero sentimental con tan pocos escrúpulos como ella (y envuelto en la locura). Así crea una compleja red de relaciones entre los tres que los lleva a la perdición, la violencia y a la tragedia griega (donde aparece la fatalidad, el destino escrito) donde tan solo puede haber un superviviente: la femme fatale victoriosa… pero con el drama de saberse superviviente, femme fatale y con imposibilidad de redención arrastrando en su furia incluso lo que más ama… Lilly con el fuerte rostro de Angelica Huston deja otra femme fatale icónica, de cuerpo escultural, rubia platino y personalidad arrolladora que no se deja aplastar por una posible discípula aventajada (Annette Bening).

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13 comentarios en “Y va de timadoras ilustres. Fuego en el cuerpo (Body Heat, 1981) de Lawrence Kasdan / Los timadores (The grifters, 1990) de Stephen Frears

  1. Todas ellas buenas películas, pero creo que hay una mezcla de cosas que no terminan de encajar.
    Por un lado, el concepto de timador y por otro el de femme fatale.

    Por un lado, la Turner no me parece una simple timadora (explicarla así sería un reduccionismo, porque es mucho más que eso), y por otro, la Huston no me parece para nada, porque no da el perfil, ni como mujer ni como personaje, de femme fatale. Por eso la mujer fatal que encarna Fiorentino -aunque toma notas de la Turner, entre otras, porque sigue el género de pe a pa- corrige y aumenta a ambas, y aglutina mejor la tradición que ellas. Dahl, en su trilogía, traslada la fórmula negra a sus entornos rurales del Medio Oeste, pero en el fondo ni innova ni crea, simplemente refunde, actualiza, como los Coen, estereotipos anteriores, también como Kasdan (aunque aquí lo previsible juega en su contra). La mujer fatal en Dahl es fuerte, dominante, sexy sin ser explícita, manipuladora, falsa y mentirosa. Un timador busca hurtarle dinero a otro con engaño: una mujer fatal no sólo le quita dinero, le quita todo, lo hunde, le roba hasta el alma, porque a pesar de su maldad, y por esa maldad misma, lo seduce y lo enamora. Lo reduce a la condición de autómata cuando él descubre el engaño y, sobre todo, cuando se queda solo, sin ella. Y eso, en mi opinión, es imcompatible con la maternidad, por poco ortodoxa que sea como madre, y con el dibujo y la interpretación de Huston.

    Así que, para mí, Huston es una timadora, pero no mujer fatal (en todo caso madre fatal), y la Turner es una mujer fatal, pero mucho más que una timadora.

    En todo caso, todas estas películas valen mucho la pena.

    Besos

  2. Ya sabes que me encantan los matices, querido Alfredo. Así que el comentario y análisis que has escrito enriquece el post. Efectivamente sería reducirlas a las tres, describirlas tan solo como timadoras, como mujeres fatales, como madres, como amantes o… Me quedo, en este caso, con el matiz de timadora… victoriosa (sabiendo que cada una es muchooo más)…, je, je, je. El que tima, según la RAE, es el que quita o hurta con engaño y el que engaña a alguien con promesas o esperanzas. De alguna manera las tres quitan y hurtan con engaño el dinero que les interesa poseer (aunque los matices de la necesidad de ese dinero sean diferentes) y además engañan con promesas o esperanzas de amores y pasiones (hay alguna que incluso es capaz de negar un vínculo…). En fin, aquí los conceptos, toda la razón, se cruzan… para salir retratos complejos de mujeres de armas tomar… No está mal hacerse una sesión doble o triple, ¿no? Ja, ja, ja…

    Besos fatales y victoriosos
    Hildy

  3. A mí es que me encantan las mujeres malas, malissisimas y las películas que hablan de ellas, sobre todo cuando no existe un final redentor ni arrepentimiento o culpa, vamos, cuando reflejan a la mujer desde un plano real y no desde el imaginario masculino más ramplón y bienpensante. La maldad o el retorcimiento no sabe de géneros, sólo de métodos y ésto por mera cuestión cultural y no biológica. Al menos en mi opinión. Asi que bienvenidas sean aunque sean brujas, jeje.

    Me gusta el tandem que has conformado hoy…

    Este sábado vi la película de Ida. Fantástica, qué razón tenías. Y ni la tristeza ni la crudeza de lo contado pueden dar al traste la belleza de algunos de sus momentos.

    Un besote!

  4. … ¡vaya dos: Matty y Lilly! Miedo dan… Pero totalmente de acuerdo con que la maldad o el retorcimiento no sabe de géneros.

    Mi querida Marga, qué bien que finalmente también te hayas animado a ver IDA y que te haya parecido fantástica. Es una película con mucho fondo y forma.

    Besos
    Hildy

  5. Es otro de esos post que dan para departir largas horas,amiga Hildy. A ver por donde empiezo. Creo que Fuego en el cuerpo inaugura lo peor del cine de los ochenta y noventa. Eso sí, ésta es la que más me gusta porque se ve que las intenciones son otras (ya lo iremos viendo), ese calor, sobre todo el calor agobiante que el espectador siente (entre otras cosas). El marido de la Katheleen Turner se subía por las paredes porque se sentía muy celoso de las escenitas con William Hurt, pero por si fuera poco, va la tía y hace La pasión de China Blue (1984), de Ken Russell. Aquí estuvo a punto de separarse del putón. ¡Que no lo soy,le decía ella, es solo un papel y yo soy actriz,cojones! Tenía toda la razón esta excelente actriz de los ochenta. Ahora su marido está la mar de tranquilo. Ella ha engordado y envejecido, es más, el tipo ni se la mira y se va con otras más jóvenes. Hay que joderse.

    Se puso de moda el sexo más hortera. Tanto los directores,como los guionistas y los espectadores, veían estas películas como algo nuevo (ilusos). Vino Nueve semanas y media (1986), de Adrian Lyne. No las jóvenes sino las marujas, alucinaron con esta película, empezaron a comprar cubiteras de plástico en las tiendas de los chinos y les exigieron a sus maridos que hicieran lo mismo que Mickey Rourke, pero estos tipos con barriga cervecera sabían que sus mujeres no eran, precisamente, la Kim Bassinger. En fin, todo un lío, mi querida Hildy.

    Ahora viene lo bueno. Entra en escena de nuevo Adrian Lyne y realiza Atracción fatal (1987). Se impone el actor por antonomasia de los ochenta y noventa: Michael Douglas. ¿Quién no ha visto más de una vez el culo de Michael? Y su padre alzaba la barbilla con el hoyuelo y se decía: ¡Para esto he hecho yo Espartaco! Se lo monta con la fea Glenn Close. Ridículas las escenas de la cocina cuando él está por los que está con los pantalones bajados. Esta escena la vio Jack Nicholson y se reía como Joker diciendo: La mía con la Lange es mejor. Pero todo no acaba aquí. Vino entonces Harold Becker y realizó Melodía de seducción (1989). Vemos aquí a un Al Pacino envejecido montándoselo con la fea Ellen Barkin. Yo me decía por aquel tiempo: Menuda tontería; este cine está dispuesto a poner en boca de sus actores que han metido el polvo del siglo. Y por abrir la boca, viene Paul Verhoeven y se lo hace decir… adivina… ¡sí! Michael Douglas de nuevo, en Instinto básico (1992). Se lo monta con la guapa Sharon Stone pero no me explico todavía cómo los espectadores de los noventa alucinaron con la escenita de ella en la silla y sin braga. Tampoco hay para tanto. Pero hay más. Roman Polanski se dijo tocándose la barbilla: Y si yo hiciera una… Y va y realiza en el mismo año Lunas de hiel. Aquí sale un tal Peter Coyote. ¡Y quién cojones es ese! Y para postre sale Hugh Grant. Peter se lo monta con Emmanuelle (¿sospechoso, no?) Emmanuelle Seigner. Todavía no ha habido nadie que me explique de qué va este mamotreto. Pero todo no acaba aquí, lamentablemente. En 1993 un tal Uli Edel realiza una peli titulda Body of Evidence. No me lo puedo creer, me digo consternado cuando vi la cartelara. ¡El feo de Willem Dafoe montándoselo con Madonna! ¡Sí hombre! me dije, y también Pepe Isbert con la Mari Santpere! Pero aún hay más. Adrian Lyne no se dio por vencido. No se le ocurrió otra cosa que hacer Lolita (1997) y con ¡Jeremy Irons! James Mason se reía en su tumba. Por fin la fiebre se bajó a bajo cero. Michael Caton-Jones realizaría con nostalgia pero pensando todavía en el dinero Instinto básico 2 en el 2006 y con esto se acabó lo que se daba.

    Perdona todo este rollo, amiga Hildy, pero tenía que decirlo y no sabía dónde y tú me lo has puesto bien. Y, respecto a Los timadores es otra historia, pero ya está bien, hija.

    Besos, ay, que paciencia deber tener conmigo.

  6. Ja, ja, ja… pero ¡entretenidas eran un rato, eh! Que las ponen en la tele y te quedas ahí enganchado, sin remedio. Te diré que de todas las nombradas también la que más me gusta es Fuego en el cuerpo. Y de Ellen Barkin te olvidas de Querido detective.

    Y te diré que Angelica, Glenn y Ellen no siguen un patrón de belleza determinado… pero sin embargo nunca pensaría en ellas como feas… son mujeres singulares. Tan singulares que en una escena pueden hacerte creer que son las más bellas, sensuales y atractivas que han cruzado jamás un salón. Eso ocurría con otros rostros del cine clásico que tampoco seguían el patrón de belleza acostumbrado como Barbara Stanwyck o una joven Bette Davis.

    Y Los timados es otra historia… pero qué buena es, ¿verdad? Bueno yo tengo un cariño muy especial por el cine de Stephen Frears… hasta defiendo Héroe por accidente.

    Besos
    Hildy

  7. La Stanwyck o la Davis, o las clásicas, les tocaron un tiempo donde no se podían realizar escenas explícitas. Creo que al cine esto no le va muy bien. ¿Te imaginas a Cary Grant con los pantalones tocando el suelo y haciendo gestos simiescos? No soy un puritano,ni mucho menos, pero en el cine todas estas escenas son ridículas o la menos a mí me lo parecen. No son feas, lo digo para hacer la gracia, pero ver, por ejemplo a la Ellen Barkin poniendo cara de orgasmo eterno es tronchante y ya ni te cuento de Pacino. También disfruté de estas películas, bueno la de Dafoe y Coyote, no, claro.

    Más besos.

  8. … quién no se ha reído ante alguna de estas escenas de sexo… pero es que algunas son también divertidas, ¿no? Algunas es cierto que te sacan los colores. Recuerdo la película que dirigió Johnny Depp que a mí me resultó bastante interesante: se titulaba The Brave. Me pareció una pena que nadie le dijera que la escena de sexo sobraba (o quizá le obligaron a que la dejase… era tremendamente hortera, fuera del tono de la película). Y ahí está lo complejo, el conseguir que una escena de sexo no sobre (pueda ser cortada sin que modifique el sentido de la historia) sino que forme parte de la historia narrada y esté filmada en el mismo estilo, ritmo y tono que la película…

    Recuerdo la sensibilidad con que está rodada una escena sexual en Verano del 42 y lo necesaria que es esa escena para que entendamos la historia.

    Y también te digo que esa descripción tan genial que te has marcado de este tipo de películas y la manera en que se reflejaban las escenas eróticas es parodiada de manera divertidísima en Hot Shots, cuando Valeria Golino está toda sensual tipo nueve semanas y media y Charlie Sheen fríe encima de su tripa, en una escena con comida muy tremenda, un huevo frito, bacon… Humm, qué plato más deliciosoooo…, je, je, je

    Los actores clásicos los hubiéramos visto igual de sensuales y sexuales si no hubiese existido el código Hays. He visto una película donde Claudette Colbert se baña totalmente desnuda en la playa, o cómo conocimos a Hedy Lammar en Éxtasis. Madre mía, madre mía… con qué escenas nos hubiésemos enfrentado. Fíjate que Cary Grant fue contratado por una señora como Mae West y le presentó a todos como objeto sexual… de tan poderosa señora…

    Besos
    Hildy

  9. Vale, la RAE dice eso, pero los personajes de estas chicas malas van mucho más allá. Es que los de la RAE no ven cine, leñe…

    Vaya con Paco y su recorrido sexual por una noche de verano… En fin, yo prefiero la sugerencia y la elipsis, los grandes hicieron maravillas con lo implícito en el arduo arte de engañar a la censura, y gracias a eso tenemos secuencias y películas maravillosas que con lo explícito hoy no serían nada más que calentones para adolescentes. Pero claro, si nos vamos al extremo opuesto, el orgasmatrón de «El dormilón», pues claro, vengan la Close, la Stone (es mucho mejor polvo el de Douglas, culo al aire, con la Juana Triplecuerno -Jeanne Tripplehorn-, que debe de ser prima de Juan Tresvueltas -John Travolta-). Ahora bien, luego vas al cine español y te encuentras con Nathalie Seseña y Neus Asensi, y ahí la fastidiamos…

    Estoy con Paco en que las secuencias de sexo en el cine sólo funcionan cuando hay una conexión implícita con el contenido del tema del film que se trate. Si no, es puro escaparatismo, gratuidad. Valen mil veces más los muslos regados de leche de Buñuel que mil pares de tetas en las pelis de Ozores.

    Besos

  10. También pienso que la tuner en fuego en el cuerpo es una mujer fatal de las de toda la vida. Mucho mas allá de una timadora, mas bien una viuda negra disfrazada de diosa que ríe ante los espasmos de su presa. Que curiosamente nunca sabe, que esta atrapada hasta que se consuma su destrucción absoluta.

    Genial película que define perfectamente ese tipo de mujer por la que mas de uno ha perdido un reino. Y normalmente, no suelen ser tipos tontos los que lo hacen. Tango de vida que diría un castizo.

    Otra moderna que no tiene que envidiar a las clásicas. Es linda fiorentino en la ultima seduccion. Otra mujer fatal, varios pasos mas allá de una simple timadora. Cuidate

  11. Sí, mi querido Plared, además de su condición de mujer fatal (que además ejecuta de manera maravillosa) se añade que es una timadora de altos vuelos. Pero es cierto que solo la palabra timadora simplifica su personalidad. Matty, sin embargo, tima a los que le rodean con el tema del testamento… tendiendo sus redes de mujer fatal. Es mucho más… totalmente de acuerdo. Y sí me gustó mucho recordar de nuevo esta película, puro cine negro, con antecedentes ilustres como Perdición o El tranvía siempre llama dos veces.

    Claro, no podía faltar como explico al principio del artículo, Linda Fiorentino, que debe mucho en mi opinión a Matty (Katheleen Turner.

    Por cierto, Angelica Huston está maravillosa como Lilly…

    Pero las tres son mucho pero mucho más que timadoras… digamos que el timo es solo una pieza de arranque de sus personalidades complejas.

    Besos y más besos
    Hildy

  12. La de cosas que me he perdido….bueno…no hay prisa Hildy….irè poniendome al dia.
    Siempre me ha llamado la atenciòn como Kasdan juega con la atmosfera local como elemento determinante en fuego en el cuerpo. Y es verdad que desde la primera escena el calor y el sudor reinantes parecen determinantes. Pero cuando la historia desvela su tela de araña…..curiosamente el calor desaparece. Y hace acto de presencia una niebla brumosa e incluso los personajes dicen en un par de ocasiones que sienten frio….
    Muy acorde con el caracter gelido de la Turner. Por cierto me encanta Ted Danson en esa peli como contrapunto.
    Lo de Angelica….tienes mucha razòn, es una moderna marquesa de Merteuille y aunque vence, al final sale moralmente derrotada como en las amistades peligrosas. Ya que lo suyo no es solo una cuestiòn de money….gran reseña. Un abrazo

  13. … Genial, querido Victor, tu análisis de la atmósfera… de ese calor y sudor a la frialdad y gelidez según se va desvelando una historia… Sí, es verdad que el personaje de Ted Danson y cómo éste lo lleva a cabo es un buen personaje secundario. Yo es un actor que le tengo cariño porque me entusiasmó en su día una comedia romántica que se titula Un toque de infidelidad con él de protagonista junto a Isabella Rossellini.

    Y Angelica… es mucha Angelica… es una marquesa de Merteuil que tiene que buscarse la vida… e igualmente sale moralmente derrotada. Seguro que le cae también esa lágrima de su mejilla, frente al espejo…

    Besos
    Hildy

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