12 hombres sin piedad (12 angry men, 1957) de Sidney Lumet

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Sidney Lumet pertenecía a esa generación de directores de cine que comenzaron su formación en la televisión (como por ejemplo John Frankenheimer, Stanley Kramer, Arthur Penn o Martin Ritt). Cuando debutó en el cine ya tenía una carrera televisiva a sus espaldas y fue con uno de los dramas judiciales más míticos: 12 hombres sin piedad. Esta pieza fue escrita por Reginald Rose precisamente para televisión (después realizó una versión para los escenarios de teatro y escribió el guion para la película). Se emitió por primera vez en la CBS el 20 de septiembre de 1954 en el programa Studio One. Y a Henry Fonda le encantó el proyecto. Tanto que se convirtió en productor y no paró hasta llevarla a cabo para la pantalla grande. Y su sueño se convirtió en realidad con Lumet como director. Fue una de las películas de las que más orgulloso se sintió el actor (junto a Incidente en Ox-Bow y Las uvas de la ira).

Sidney Lumet desarrolla toda la trama en un cuarto: donde un jurado, doce hombres, delibera sobre la culpabilidad o inocencia de un joven (18 años) al que se le ha acusado de asesinar a su padre. Y sin embargo logra que el espectador esté pegado a la butaca durante todo su metraje… por varios motivos.

El primero, un gran reparto, doce actores que construye cada uno un personaje definido y una manera de comportarse ante la misión que tienen encomendada. Dependiendo del voto de inocente o culpable el joven irá a la silla eléctrica o no. En un principio todos están dispuestos a que la deliberación termine pronto. Parece un caso bastante claro. Lo que quieren es votar e irse a sus hogares u otros menesteres. Pero en esa primera votación el jurado número 8 (no sabemos el nombre de ninguno de los personajes excepto al final en el que tan sólo nos enteramos del nombre del jurado número 8 y de jurado número 9) vota inocente. Como no hay unanimidad tienen que empezar a deliberar. El jurado número 8  explica que no está del todo seguro sobre su inocencia pero que tiene varias dudas razonables y un respeto inmenso por la tarea encomendada. Cree el muchacho se merece que piensen y que su voto sea tras un razonamiento justo de todas las pruebas presentadas en el juicio. El jurado número 8 es crítico con cómo se ha llevado a cabo el juicio, piensa que todo el mundo ha dado por hecho la culpabilidad del joven y que ni siquiera el abogado defensor (uno de oficio) se ha molestado en llevar a cabo una buena defensa. Cree que si hay más de una duda razonable (como les ha recordado antes de entrar en la sala un juez cansino) deben plantearse el voto. En tiempo real (una hora y media más o menos) poco a poco cada personaje y por motivos diferentes van cambiando su parecer…

En segundo lugar la tensión y el ambiente que ‘se respira’ en la sala y una buena labor de fotografía en ese sentido (aumentando esa sensación de agobio en buen blanco y negro por el gran Boris Kaufman). Es un día asfixiante, el ventilador no funciona, las ventanas no se abren bien, hay una sensación de agobio ante una mesa enorme y las sillas. De falta de espacio, de atmósfera irrespirable. Después se desata una tormenta. Da la sensación de doce hombres encerrados en una especie de jaula de la que no pueden salir sin haber solucionado lo que tienen entre manos.

Y el tercero unos diálogos y un ritmo potente donde cada uno puede ver reflejados comportamientos reconocibles en los distintos grupos sociales en los que nos movemos. A través de esas dudas razonables, las discusiones de estos hombres y sus cambios de voto vemos un microcosmos social representado donde cada uno tiene un papel especial asignado.

Doce hombres sin piedad no dio muchos dividendos en taquilla. No fue un éxito de público. Sin embargo, con los años se ha convertido en todo un clásico y un referente de cine y juicios.

Merece la pena, porque es uno de sus mejores logros, el analizar a cada uno de los miembros del jurado que además poseen el rostro de actores carismáticos con carreras televisivas, cinematográficas y teatrales a sus espaldas. Todos los rostros nos suenan y todos están increíbles en sus composiciones. Ninguno sobra. Todos tienen sus matices. Sus personajes están perfectamente construidos. Si nos fijamos bien en el fotograma, sabremos quién es quién. Empezamos por el personaje que está de pie y luego continuamos a la derecha.

Jurado 1: Martin Balsam

Él es el presidente del jurado. Trata de llevar con disciplina y como obligación el puesto que tiene asignado aunque también denota que tiene ganas de que acabe pronto la deliberación y se queda sorprendido cuando ve que se va a discutir sobre el caso. A veces se siente saturado ante su función e incluso se enfada con quienes se quejan y les invita a que ocupen su puesto. Nunca deja clara su posición ni por qué cambia su voto. Se ve que es un buen hombre que tienen ganas de realizar bien sus obligaciones como ciudadano.

Martin Balsam le da su rostro y fue un actor secundario carismático al que se le puede recordar en distintos papeles. Su carrera fue larga pero sin duda nos viene a la memoria por dos papeles: uno como el único detective que llega al hogar de Norman Bates en Psicosis… y no acaba muy bien parado. Y otro como ese productor excéntrico, hortera y millonario que se declara descubridor de Holly Golightly en Desayuno con diamantes.

Jurado 2: John Fiedler

Es un empleado de banca apocado y convencido de la importancia de pertenecer a un jurado. Escucha a unos y a otros y se acerca a uno y a otros sin definirse claramente. Va construyéndose su propia opinión según cree él que haría un buen ciudadano. No pierde la calma pero no le gusta que se metan con él o no le traten de un modo correcto.

John Fiedler trabajó bastante más en la televisión que en el cine. Se le puede recordar como uno de los personajes más relevantes que acompaña las aventuras de Jack Lemonn y Walter Matthau en La extraña pareja. Para los amantes del cine de animación siempre dobló al personaje de Disney, Piglet en las historias de Winnie the Pooh.

Jurado 3: Lee J. Cobb

El jurado 3 es un hombre hecho a sí mismo. Un pequeño empresario que poseé una lavandería con varios trabajadores de la que se siente orgulloso. Tiene unas complejas relaciones con su joven hijo. Sus miedos, frustraciones, odio y violencia las vuelca en el joven acusado. Está acostumbrado a hacer su santa voluntad, él no discute, ordena. No dialoga, si alguien es contrario a su parecer pelea y se vuelve agresivo. Emplea el miedo y el grito como armas de persuasión. Todo esconde su sentimiento de culpa por no haber sido un buen padre.

Lee J. Cobb tiene un rostro que no se olvida. Fue un secundario de oro y tiene en su carrera un buen número de películas inolvidables con personajes de carácter. Una de sus creaciones más famosas es la de mafioso de los puertos en La ley del silencio. Pero su presencia es recordada en films como Los hermanos Karamazov, Éxodo o El exorcista.

Jurado 4: E. G. Marshall

Frío y calculador, es corredor de bolsa. Y parece inmutable en sus criterios y razonamientos. No suda. No se altera. Y trata de relacionarse lo menos posible con sus compañeros de sala. Es el que se muestra más racional a la hora de defender sus argumentos de culpabilidad… Parece imposible hacerle cambiar de parecer hasta que logran crear en él una duda razonable… que le deja sin argumentos.

E. G. Marshall se convirtió en un popular actor de radio pero también tuvo sus apariciones estelares en la pantalla grande. Así tiene personajes secundarios de importancia en la interesante Ciudad sin piedad (otro drama judicial) o en la impresionante La jauría humana. Y es uno de los protagonistas de una película que todavía no he visto pero me interesa muchísimo que forma parte de la corriente realista norteamericana: La noche de los maridos (The bachelor party, 1957).

Jurado 5: Jack Klugman

Ha crecido en el mismo ambiente que el acusado y sabe cuáles son las circunstancias del joven y cómo ha sido su día a día. Conoce la violencia que se respira en su ambiente e imagina los golpes continuos que ha recibido el joven. Ha vivido en su vencidario. Varias veces se siente agredido por otros componentes del jurado que no dan el mismo valor, ni los mismos derechos ni oportunidades a las personas que vienen de barrios marginales. Se siente menospreciado y por ello identificado con la situación del joven. Nota cómo hay prejuicios por parte de un montón de miembros del jurado… al principio siente a todo el mundo en contra pero según se va desarrollando la deliberación se siente más apoyado y libre para dar su opinión.

Jack Klugman fue un actor sobre todo conocido por sus papeles en la televisión. Uno de sus papeles televisivos más recordados fue el de la serie La extraña pareja (que llevaba a la caja pequeña la famosa película de Jack Lemmon y Walter Matthau). En cine se le recuerda en un rol secundario en Días de vino y rosas.

Jurado 6: Edward Binns

Un hombre trabajador, es pintor de profesión, y respetuoso con sus compañeros. Se altera cuando ve que alguno no trata bien al más mayor de los miembros del jurado o cuando hay faltas de respeto. Aunque en un principio se muestra poco reacio a dar su opinión o a pensar en el caso, poco a poco se va metiendo en el caso y apasionándose con su papel ahí, en el grupo. Empieza a importarle el paradero de ese chico al que están juzgando y a considerar importante lo que hacen.

Edward Binns, como mucho de sus compañeros de película, trabajó bastante en televisión y en escenarios teatrales. En el cine tuvo papeles secundarios en películas como Con la muerte en los talones, Vencedores y vencidos, Patton o Veredicto final.

Jurado 7: Jack Warden

Es el pasota del grupo. Es vendedor. Se hace el simpático pero es un maleducado. Sólo quiere llegar a un partido del béisbol para el que tiene entradas. Quiere terminar cuanto antes y no le gustan los razonamientos. Sólo le interesa lo que le beneficia y lo demás le importa poco. Cambia su voto sólo en función de terminar cuanto antes…

Tiene el rostro de un gran secundario con una importante carrera llena de buenos personajes. En los últimos años era habitual su presencia en películas de Woody Allen como Septiembre, Balas sobre Broadway y Poderosa Afrodita. Películas míticas ganan con su presencia como la interesante Shampoo o las clásicas La taberna del irlandés o la reivindicable Donde la ciudad termina. También aparece en La noche de los maridos.

Jurado 8: Henry Fonda

Es un arquitecto que tiene en principio a todo el grupo en contra. Es el hombre tranquilo y razonable que trata de que el juicio al joven se convierta en justo. Por eso en la primera ronda deja caer su voto bomba: No culpable. Cree que merece la pena tomarse el caso en serio y siembra dudas razonables. A partir de ahí todos se ven obligados a pensar, razonar, discutir y posicionarse.

Es la única estrella del reparto (además de productor de la película) con una carrera cinematográfica mítica llena de títulos emblemáticos. Sin embargo ésta se convirtió en una de sus películas favoritas. Es difícil olvidarle en Sólo se vive una vez, Las tres noches de Eva o En el estanque dorado además de las películas anteriormente mencionadas… por sólo recordar unos cuantos de los buenos papeles que jalonaron su trayectoria profesional.

Jurado 9: Joseph Sweeney

Es el más mayor del grupo, jubilado. Nada tiene que perder. Es un hombre razonable y por eso apoya al jurado número 8 porque cree que tiene derecho a exponer sus dudas. Aunque hay algunos miembros del jurado que no le respetan por ser anciano nunca deja de exponer sus pensamientos y planteamientos. Su experiencia de vida le hace hacer observaciones muy válidas sobre los motivos de las declaraciones de alguno de los testigos. Además es tremendamente observador y pone en evidencia más dudas razonables.

Fue también un actor sobre todo de televisión. Además fue uno de los actores que se conservó del reparto de la versión televisada de Doce hombres sin piedad. Realizó el mismo rol, jurado número 9.

Jurado 10: Ed Begley

Con su rostro desagradable y sus malas formas finalmente deja al descubierto que tan sólo juzga por sus prejuicios y racismo. Al principio se siente fuerte pero según algunos van cambiando el voto y otros que aguantan cada vez menos su desprecio le van arrinconando y dejándole solo con su irracional discurso.

Ed Begley fue otro de los secundarios de oro en Hollywood. Cuenta con papeles inolvidables en Dulce pájaro de juventud (en otra creación de hombre desagradable) y está magnífico en la reivindicable Apuestas contra el mañana (1959), una galeria de perdedores que se abalanzan a un trágico destino… negro.

Jurado 11: George Voskovec

Ciudadano inmigrante, educado, sencillo y encantador. Es relojero. Sufre el racismo de varios de los miembros del jurado pero no se calla, sabe defenderse y pronto se pone del lado del joven acusado intentando entender sus motivaciones. También se toma en serio su papel y regala buenas reflexiones.

George Voskovec también trabajó en la televisón (aunque destacó en varias especialidades artísticas) y como Sweeney venía del reparto de la emisión televisiva.

Jurado 12: Robert Webber

Él es publicista y va cambiando su voto según le presiona el grupo. Demuestra que no tiene criterio propio. Trata de soltar gracias, de hacerse el simpático y cuenta anécdotas de trabajo que nada tienen que ver con lo que ahí se dirime… Es alguien que trata de ser carismático pero lo que deja ver es su falta de personalidad.

Robert Webber es un rostro popular en televisión y cine. En la pantalla grande se puede recordar su rostro en títulos como Castillos en la arena, Harper, investigador privado, Doce en el patíbulo o Quiero la cabeza de Alfredo García.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

13 comentarios en “12 hombres sin piedad (12 angry men, 1957) de Sidney Lumet

  1. Una película mítica que aun no he visto. Pero ya lo haré. Me crea mucho interés. Recuerdo con lo de que no llegue a la gente, el apartamento, yo sentí que se hacia un poco larga, era buena, muy inteligente pero no podía evitar sentirme cansado con tanto alargamiento y rodeo. El cine clásico es interesante y hay mucho. Un beso.

  2. Grandes interpretaciones de todos los actores en una película que sin salir de esa sala de deliberaciones (pros y contras de adaptar del teatro) consigue atraparte, que notes el calor de ese verano asfixiante y que a la vez sigas con atención los pasos que realizan los jurados, como si de una investigación se tratara, para averiguar lo que realmente pasó. Además es todo un estudio de la sociedad americana de aquella época, sobretodo de las grandes ciudades; No recuerdo si el guión sitúa la acción en alguna ciudad en concreto, pero podría tratarse perfectamente de Nueva York o Chicago.

    Es una obra maestra del cine. Gracias Hildy por recordarla y por el extenso análisis que haces de la misma. Besos.

  3. Intenso drama judicial acerca de la deliberación de un jurado de «doce hombres justos», en el caso de un joven de baja extracción social, acusado de parricidio, y de la duda razonable que un honesto miembro del jurado se plantea ante el cúmulo de pruebas y hechos incriminatorios aportados por el fiscal. Henry Fonda, en una de las mejores interpretaciones de su carrera, interpreta al sereno e íntegro jurado nº 8, que acometerá, cual heroico y moderno Don Quijote, la difícil misión de razonar con los once miembros restantes del jurado, el deber y la responsabilidad de actuar con honestidad, revisando bajo otra óptica, todas y cada una de las pruebas y testimonios, con objeto de convencerles de que existe una duda razonable, y que éste es suficiente motivo para cambiar sus iniciales y precipitados veredictos. El filme, que supone la opera prima de Sidney Lumet, no se molesta en ocultar los orígenes teatrales de la obra, aprovechando el espacio cerrado de la sala de deliberaciones, para incrementar su sudorosa y claustrofóbica intensidad. Los doce intérpretes dan lo mejor de sí mismos en esta obra de soberbias caracterizaciones, destacando entre todas la ya comentada de Fonda, la de Lee J. Cobb, como el beligerante, amargado y feroz jurado nº 3, la de Martin Balsam en el papel del pusilánime presidente del jurado, E.G.Marshall, como el frío y analítico jurado nº 4, Ed Begley, como el intolerante jurado nº 10, Joseph Sweeney como el anciano y perspicaz jurado nº 9 y Jack Warden, como el superficial y agresivo jurado nº 7. Todos están magistrales en sus anónimos papeles, en este enfrentamiento por conseguir un veredicto de unanimidad, en una obra, donde lo que en realidad se juzga es la intolerancia, los prejuicios étnicos, generacionales y los de clase social, oponiendo a estas lacras, la sencillez y majestad de la razón, expresada a través de la serenidad del diálogo y la palabra.

    NOTA MARGINAL:

    Quisiera recordar en este espacio,querida Hildy, a colación del comentario de esta película y a modo de homenaje, la excelente versión española televisiva, que he tenido el placer de disfrutar en vídeo, y que fue dirigida en 1973 por Gustavo Pérez Puig, para el programa Estudio 1, en una época en que aún podía considerarse a la televisión, como una ventana a la cultura.
    Esta excelente versión contó con el siguiente reparto de lujo, a un nivel perfectamente comparable a la versión de Lumet:

    Jesús Puente (Presidente y Jurado nº1), Pedro Osinaga (Jurado nº2), José Bódalo (Jurado nº3),
    Luis Prendes (Jurado nº4), Manuel Alexandre (Jurado nº5), Antonio Casal (Jurado nº6), Sancho Gracia (Jurado nº7), José María Rodero (Jurado nº8), Carlos Lemos (Jurado nº9), Ismael Merlo (Jurado nº10), Fernando Delgado (Jurado nº11) y Rafael Alonso (Jurado nº12).
    A todos ellos, presentes o ausentes, pero todos consagrados como primeras figuras de la escena española, rindo desde aquí mi sincero homenaje.
    Perdona este pastelazo de comentario,querida amiga,y para más inri te pongo un enlace sobre mi propia reseña que escribí hace ya tiempo,sobre esta película y la obra teatral televisada.

    Abrazos y besos esperando el verano.

    http://fmaesteban.blogspot.com.es/2011/03/teatro-en-casa.html

  4. Qué análisis más profundo. ¡Felicidades! Una película imprescindible para conocer los entresijos de la moral, tan variada como cada uno de los personajes que componen el jurado y que tan bien has diseccionado. Y la nota de Francisco recordando la versión de «Estudio 1» es más que oportuna. De hecho «Doce hombres sin piedad» se acerca mucho al concepto de teatro filmado, que no es óbice para considerarla una gran, enorme película. Henry Fonda trabajo en esta película a continuación de haber hecho «Falso culpable» (otro de sus papeles inolvidables) con Alfred Hitchcock, luego su genial actuación se puede intuir que era afín con las ideas adquiridas en su trama anterior. Eso del verismo y la verosimilitud, tan importante para «engañar» al avispado público.
    Saludos.

  5. Mi querida Hildy: obra maestra. Sencillamente perfecta. Un ejemplo magnífico de cómo se fragmenta un espacio a través de la cámara cuando hay un único escenario con el fin de romper la monotonía o el estatismo para el público. Interpretativamente, es absolutamente magistral. Entre líneas, un discurso socioeconónico y cultural tan potente por lo que contiene como revelador por lo que omite (ni mujeres ni negros en el jurado). La versión española, algo inferior, pero igualmente estimable. Me uno al homenaje de Paco; aquí dejo la versión de Estudio 1, procedente de la web de RTVE:
    http://www.rtve.es/alacarta/videos/estudio-1/estudio-1-doce-hombres-sin-piedad/867545/
    Hay también una versión rusa para televisión que se hace plomiza.
    Por último, una curiosidad. «12 hombres sin piedad» es a la carrera de Henry Fonda lo mismo que fue «Historias de Filadelfia» para Katharine Hepburn: un proyecto personal del intérprete que intentó retomar su carrera cinematográfica gracias a una versión teatral llevada al cine y producida por él mismo. Con excelente resultado en ambos casos. Lumet, por otra parte, venía de la tele, sí, pero especialmente de la serie «Alfred Hitchcock presenta».
    Besos

  6. Qué pasada de comentarios. Como siempre he disfrutado pero mucho, mucho, mucho al leerlos.

    Querido Mario, yo creo que te gustaría bastante. Como dices películas de cine clásico hay muchas y muchas son interesante. Lo bueno del cine como la literatura es que sus obras están ahí. Nunca mueren. Y cuando llegue nuestro momento podemos acceder a ellas y ver qué es lo que nos provocan. Y esa es otra de las magias… a ningún espectador le deja una obra la misma sensación.
    Si la ves, me encantará leer tu post en Nenúfares efervescentes.

    Besos
    Hildy

    ¡Amigo Manel, qué bueno leerte! Pues creo que efectivamente esta obra cinematográfica transcurre en Nueva York. Y sí una de las cosas que la hacen especial es esa sensación de calor y asfixia… La atmósfera atrapa totalmente y entiendes también muchas reacciones a través de ese ambiente que les rodea…

    Besos
    Hildy

    Mi querido Francisco, acabo de pasarme por tu magnífico post. Y también he disfrutado mucho leyendo tu riquísimo comentario. Gracias por hablar de la versión española en ese magnífico espacio que era Estudio 1 y por facilitar ese rico reparto.

    Apuntas un tema interesantísimo: cuando hablas del papel del jurado número 8: «la difícil misión de razonar con los once miembros restantes». Y sí aún hoy es esta una difícil misión que nos cuesta a veces a todos. El sentarnos con calma ante ciertas situaciones y razonar, debatir, dialogar…

    Besos
    Hildy

    ¡Mi amigo Licantropunk! Qué bien está Henry Fonda en FALSO CULPABLE y cómo me ha gustado la relación entre ambas películas: entre ese jurado número 8 y ese Falso culpable desesperado. Guau. Planteas otro tema que me resulta muy pero que muy interesante: lo verosímil y lo realista en el cine.

    Besos
    Hildy

    Mi querido Alfredo: ¡ese enlace es todo un lujo! Nos pones al alcance de todos la versión española de 12 HOMBRES SIN PIEDAD. Qué bueno. Gracias mil. Y cómo siempre apuntas matices a tener en cuenta. Cómo la dificultad de rodar en un único escenario y cómo funciona cuando se sabe llevar a cabo. Y lo que supuso esta película en la trayectoria de Henry Fonda.

    Besos
    Hildy

  7. Obra maestra. Te felicito Hildy por tu completa entrada, muy trabajada, con ese repaso por todos y cada uno de los miembros del jurado. Me parece una de las películas más geniales de la historia del cine, teniendo en cuenta que el escenario es, todo el tiempo, la misma habitación. Es increíble. Y la versión española de Estudio 1 no se quedaba atrás. Besos.

  8. Mi querido Marcos, sí que es buena esta película (y además no cansa verla más de una vez) y además te hace pensar bastante en cómo es el ser humano con esos doce hombres encerrados en la sala…

    … La de Estudio 1, la versión española, la veré pronto gracias al enlance que nos ha dejado Alfredo.

    Besos
    Hildy

  9. Gran, gran película querida Hildy. Siempre la veo sentada en el borde de mi asiento, sufriendo a la par de Henry Fonda. Lo único que me genera un atisbo de crítica es la imagen del acusado al comienzo de la película… no lo tengo muy claro, pero creo que yo no lo hubiera mostrado porque al verlo inmediatamente creemos en su inocencia y no me parece que el dilema de la película pase por ahí. Me explico mejor: creo que la película intenta un llamado de atención sobre la fragilidad del sistema judicial si se apoya en ciudadanos irresponsables que ejerzan su función a la ligera, y esa advertencia es igualmente válida para el caso de acusados inocentes o culpables. Me dejé llevar, jeje.-
    Volviendo al tema, no sabía que fuera la primera película de Lumet, ¡qué debut brillante!
    ¿Viste la remake de los años 90? Yo nunca tuve la oportunidad, pero debe ser interesante compararlas.-
    Un beso grande, Bet.-

  10. Querida Bet, pues no lo había pensado nunca pero tienes razón con lo de la imagen del acusado al principio de la película. Aunque creo que Lumet quiere posicionarse y pensar que él, el acusados, es inocente pero que nadie se va a molestar en comprobarlo ni en luchar por él…, en ser, como dices, ciudadanos responsables.
    No, no he visto la versión que se realizó para televisión en 1997 pero tiene también unos intérpretes que apetecen. No me importaría nada conseguirla. Sí me pega Jack Lemmon en el mismo papel que Henry Fonda. Sí, tienes razón debe ser muy pero que muy interesante compararlas.
    Hablando de Jack Lemmon, ayer conseguí el dvd de la única película que dirigió, Kotch, ya te contaré.

    Beso
    Hildy

  11. Ah, no entendía si te pegaba bien o mal. Acá diríamos «me va» Jack Lemmon, giros del idioma, jajaja.-
    Un beso grande, Bet.-

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