Mal día para pescar (2009) de Álvaro Brechner

No conozco o no recuerdo el relato de Onetti que sirve de base para Mal día para pescar. Pero sí se nota la melancolía y los personajes atrapados por el desencanto y el pasado del autor uruguayo.

Y fue esa melancolía de dos perdedores lo que me atrapó de esta película. Y fue la tremenda tristeza y dulzura que destila el luchador con rostro de Jouko Ahola lo que me tuvo atada a la pantalla.

En más de una ocasión he escrito que sin gustarme nada ni el boxeo ni la lucha libre, sin embargo, las películas que giran alrededor de estos mundos casi siempre me encantan. El uruguayo Álvaro Brechner me ha traído a la memoria Más dura será la caída y el luchador Toro Moreno.

Así tanto Jouko Ahola, “el hombre más fuerte del mundo”, y su pícaro y cansado manager Príncipe Orsini (fantástico Gary Piquer) van arrastrando su desesperanza por distintas poblaciones de América Latina. Y ofreciendo un espectáculo que aprovecha los malos tiempos enfrentando al luchador con lugareños por cifra económica. El gran Orsini, con su labia, amaña estos combates para que les reporte ganancias y mientras el enorme luchador se deja arrastrar mientras sueña entre la enfermedad y el alcohol que volverá a recuperar el título de campeón del mundo.

Y cuando llegan a un pequeño pueblito para hacer lo de siempre… se cruza en su camino una mujer joven y desesperada que ve en el dinero que proporciona la lucha una salida a sus problemas y desencanto. Así deja al descubierto el frágil mundo de sueños de ambos…

Así el realizador Álvaro Brechner en su primer largometraje con tintes crepusculares, unos pequeños apuntes de humor y mucha tristeza nos deja deambular por un mundo de causas perdidas.

Y el corazón se te encoge cuando ves que lo único que logra calmar la nostalgia del gigante musculoso que se va haciendo viejo es cuando su pícaro y complejo manager tararea una canción de los viejos tiempos, Lili Marlene.

El gigante que vivió sus momentos de gloria en Europa… pasea su decadencia por escenarios de pequeñas poblaciones donde la gente ve una salida a sus complejas vidas y a sus miserias diarias con el espectáculo del hombre más fuerte del mundo luchando cuerpo a cuerpo con un conocido local. Y mientras el manager trata de poner toda la guinda necesaria para dar una apariencia épica e importante al encuentro casposo.

Cuando todo se derrumba alrededor de ambos. Cuando son conscientes de su relación de dependencia… entonces descubren que al fin y al cabo se tienen en sus soledades. Que no es gran consuelo. Y cada uno trata de nuevo de encontrar su dignidad perdida en duro aprendizaje que además hará (y eso es lo duro) que otros seres humanos frágiles caigan…

Mal día para pescar ha sido agradable sorpresa con dosis de melancolía.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.   

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