Diccionario cinematográfico (150)

Shakespeare: Lejos del joven romántico que crea Romeo y Julieta bajo presión y que pronto cuando ama se inspira para escribir Noche de Reyes en Shakespeare in love. El bardo por excelencia también ha extendido su reino y sus personajes al mundo del cine. No se pueden contar con los dedos la cantidad de adaptaciones a su obra, las veces que aparece por algún motivo en alguna película, la cantidad de directores que se han obsesionado con él, o los actores y actrices que han soñado con encarnar algunos de sus personajes.

La química entre Shakespeare y el cine ha sido sobresaliente en la mayoría de los casos. Ha sido posible que Marlon Brando se convierta en Marco Antonio en Julio César. O que Al Pacino dé rienda suelta a su pasión por Shakespeare con su interesante experimento, Buscando a Ricardo III o encarnando al Mercader de Venecia. Hasta Mel Gibson fue una vez Hamlet.

Puede que no me equivoque si digo que quizá una de sus obras más llevadas a la pantalla sea su Romeo y Julieta. Así han logrado empaparnos de esa historia pasional de dos adolescentes en llamas: Baz Luhrmann, Franco Zeffirelli, George Cukor…, otros se han inspirado en los jóvenes apasionados de familias rivales para crear historias como West Side Story… donde las familias se convierten en pandillas.

En otras películas los personajes son inspirados por Shakespeare y su obra. Así en El club de los poetas muertos, un estudiante encuentra su vocación mientras interpreta uno de los personajes de El sueño de una noche de verano (también llevada varias veces al cine… pero ninguna versión ha sido la definitiva, la buena). O en esa encantandora En lo más crudo del crudo invierno de un grupo de actores tratan de montar Hamlet.

Aquí hacemos una parada a Kenneth Branagh, enamorado de Shakespeare, lo ha adaptado, ha actuado, lo ha reinterpretado, lo ha presentado de forma clásica, de forma no clásica, ha jugado y disfrutado. Así podemos ver sus adaptaciones de Enrique V, Mucho ruido y pocas nueces, Hamlet, Trabajos de amor perdidos, Como gusteis…

Otro apasionado y entusiasmado fue Laurence Olivier y su peculiar trilogía que incluye Hamlet, Ricardo III y Enrique V. O ya sabemos la pasión por el teatro y por el teatro de Shakespeare que sentía Orson Welles que se dejó la piel con su Macbeth, con su Otelo o su enamoramiento con el personaje de Falstaff y su personalísima Campanadas a media noche.

O el más kitsch de todos Franco Zeffirelli. Él aprovechó a los Burton (Liz y Richard) para que dieran rienda suelta a sus cabreos (y de paso aprovechar el amor de Richard por Shakespeare y las ganas de Liz por convertirse en actriz de prestigio, porque estrella ya lo era desde hacía mucho) en La fierecilla domada o La mujer indomable. Presentó un Romeo y Julieta trágico-romántico y se atrevió con un Hamlet con Gibson incluido.

La sombra de Shakespeare es alargada. Y por ello no sólo hay obsesiones con su obra sino también películas donde permanece su espíritu como My Own Private Idaho que suspira por Campanadas a media noche o Rosencrantz y Guildenstern han muerto o como dos personajes secundarios, los amigos de Hamlet, viven esta historia (antes claro fue también obra de teatro).

Pero también Shakespeare cruza fronteras y viaja al Japón donde Kurosawa le encuentra como fuente de inspiración para Trono de sangre o Ran.

Es tal la fuerza y la universalidad de este caballero que nadie se corta en adaptarlo… aunque hay que saber entenderlo. Y algunos lo logran. A través de una adaptación, a través de una interpretación…

Shakespeare nos visita también muchas noches en la sala oscura, en la pantalla enorme.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.  

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.