Elvis (Elvis, 2022) de Baz Luhrmann

Elvis está contada desde el punto de vista de su manager el coronel Tom Parker.

Elvis baila y se mueve al ritmo del montaje frenético e hipnótico de la película de Baz Luhrmann. El director australiano atrapa el alma del rey del rock and roll y se nota su admiración por el artista y los conocimientos que atesora de sus canciones y vida. Luhrmann con su fuerza visual habitual, su barroquismo y sentido del espectáculo levanta una obra que va mucho más allá de un biopic musical. Con Elvis consigue construir la historia de un mito cultural del siglo XX en forma de tragedia. De paso atrapa, durante el relato cinematográfico, el espíritu de un país en convulsión continua durante las décadas de los 50, 60 y 70. Baz Luhrmann es capaz de transmitir la fuerza del legado musical de Elvis Presley y por qué su música sigue sonando.

El sentido del espectáculo de Luhrmann es todo un acierto para ir tallando el nacimiento, desarrollo y declive de una figura tan compleja y rica como Elvis Presley. Desde un respeto absoluto y reverencial hacia el cantante, construye un argumento y unos personajes principales con alma. Por otro lado, consigue una historia potente hasta el punto de que si hay un desconocimiento de base del icono cultural, engancha por reflejar una tragedia poderosa de un hombre que termina encerrado en una jaula de oro. Elvis Presley, devorado por el éxito y la fama y también por el amor extremo que siente por la música una vez se sube a un escenario y que transmite a los espectadores que quedaban cautivados por su música. Amor recíproco.

El punto de vista

Son varios los ingredientes que se unen para hacer de Elvis un largometraje que no deja indiferente. Primero, el punto de vista elegido para contar la historia del mito. Un envejecido, solitario y enfermo coronel Tom Parker (Tom Hanks) cuenta su relación a lo largo de tres décadas con Elvis Presley. La historia del mito surge del relato de Parker y de la relación tóxica que atesoraron durante años el cantante y su manager. De los tejemanejes, manipulaciones y mirada distorsionada de Parker logra sobresalir y volar un Presley auténtico, atrapado en sus redes. Elvis Presley, como héroe rebelde, que, sin embargo, no logra nunca desatarse de la presencia de Parker ni de todo el «imperio» que construye a su alrededor. Claramente se va viendo cómo queda atrapado en esa jaula de oro que le condujo finalmente a una muerte temprana a los 42 años.

Más relaciones tóxicas a su alrededor, manipulaciones empresariales, un ritmo de vida agotador, su adicción a múltiples pastillas, una salud delicada, las inseguridades y los miedos más íntimos fueron desgastando a la estrella del rock, que a pesar de los pesares hasta el final subió a los escenarios y ofreció algunos momentos memorables, cuando ya apenas podía. Nadie, ni Priscilla, su esposa, o algún amigo de los de siempre lograron sacarle de una espiral compleja. De hecho, un momento recurrente que recuerda el antagonista y narrador, cansado ya también de ocultarse a sí mismo, pone al descubierto a un Elvis agotado y desmayado y a un Parker que lo único que le interesa es que ese hombre suba una vez más al escenario como sea. Y nadie se lo impide…

Hay varias referencias que apuntan lo acertado de este camino. Por una parte, la magistral Amadeus de Milos Forman, que también opta por contar la historia de Mozart a través de su acérrimo enemigo, Salieri. Por otra, el artista de rock atrapado en su jaula de oro, aquejado de todos aquellos que viven a su costa, agotado por el ritmo de los conciertos y con una vida rodeado de drogas y alcohol es el argumento de La Rosa (1979) de Mark Rydell, y de tantas otras películas posteriores. Ahí era Bette Midler, inspirándose en Janis Joplin, quien daba el do de pecho.

Y, por último, una de las películas que precisamente fue una de las ofertas cinematográficas que Elvis recibió en su momento (y que sale mencionada en la película de Luhrmann) y rechazada: un remake de Ha nacido una estrella junto a Barbra Streisand. Finalmente sí que se llevó a cabo en 1976, un año antes de que falleciera Elvis, pero con Kriss Kristofferson de protagonista. Todas estas referencias pueden encontrarse buceando por los fotogramas de Elvis y permiten a Baz Luhrmann construir la historia de un mito, pero de una forma original, con su sello característico y de autor. Lo hace de tal manera que la propuesta es dinámica, innovadora y fresca.

Uno de los puntos fuertes: los actores

Segundo, mucho del mérito de esta tragedia que pone en pie el director australiano es gracias al acierto de los actores elegidos para los roles principales: Austin Butler como Elvis y Tom Hanks como el coronel Parker. El acierto del joven Butler es que no intenta parecerse físicamente a él, sino que capta su esencia: su forma de moverse, hablar y cantar.

Y está absolutamente fuera de serie en cada una de las famosas actuaciones que Luhrmann pone en pie, como ese primer concierto en el International Hotel Las Vegas o una de sus primeras apariciones televisivas después de cerrar su etapa en Hollywood (que fue más bien un freno a la fuerza creativa que derrochaba en los escenarios), todo vestido de cuero negro. Butler no realiza solo una buena imitación como lleva a cabo Rami Malek en Bohemian Rhapsody, con Freddie Mercury, sino que construye un mito con alma y hace que el espectador se lo crea y lo siga en su viaje vital.

Por otra parte, Tom Hank consigue que uno olvide no solo todas las prótesis que lleva encima para tener un parecido a su personaje, sino toda la tradición de sus personajes de ciudadano americano bueno y con un correcto sentido moral. Hank logra construir a un farsante, a un hombre tóxico, a un superviviente misterioso que se reinventa una y otra vez (aunque tenga que aplastar a los que estén a su lado) y dotarle además de cierto encanto. Hank no solo juega con las prótesis o detalles de vestuario, como sus bastones y puros, sino con su voz, mirada y expresión corporal.

A los dos les rodean una galería de personajes secundarios algunos muy bien construidos con apenas unas pinceladas y otros que se diluyen en exceso en la sombra (el montaje y la reducción de metraje —pues había bastante material filmado— a algunos les ha perjudicado). Entre los primeros el padre de Elvis, Vernon (Richard Roxburgh) o su madre (Helen Thomson) y entre los segundos Jerry Schilling (Luke Bracey), uno de los miembros de su círculo de amigos más cercano. El personaje de Priscilla (Olivia DeJonge), desdibujado en un principio, toma fuerza en las dos últimas secuencias con Elvis Presley, el momento en que se va de casa y la última vez que habla con él antes de que este suba a un avión.

Sobre la puesta en escena

Cada una de las actuaciones de Elvis tiene un significado en la construcción del mito.

Tercero, el director australiano selecciona los momentos culminantes del cantante para construir el mito. Para eso, hay que prestar atención a la conexión de las interpretaciones de las canciones elegidas con la construcción del mito y la evolución de la trama. Por ejemplo, la primera vez que el coronel Parker ve a Elvis en una de sus actuaciones, hay un montaje paralelo donde Luhrmann despliega las influencias musicales del cantante y de dónde surge también su manera de moverse. La importancia en su música de la influencia afroamericana, tanto de la música gospel como del rhythm & blues, fuentes que bebe desde su infancia. Esta influencia está muy presente a lo largo de toda la película con presencia de B.B. King o Mahalia Jackson.

Cuarto, la puesta en escena y el montaje de esas secuencias musicales es donde el director australiano pone toda la carne en el asador, pues para cada una busca una forma de rodarla determinada, un tono y una manera de llevarla a cabo. Y son magistrales los momentos que consigue, logrando al final una fusión hermosa y emotiva con el Elvis auténtico en la interpretación de «Unchained Melody».

Quinto, esa manera de contar barroca, donde cuida hasta el último detalle (desde los créditos iniciales hasta los finales), que es el sello de Baz Luhrmann, combina perfectamente con el sentido del espectáculo del rey del rock and roll. Algo que le permite incluso contar su infancia en forma de cómic, pues era una de las aficiones del artista adolescente. Con Romeo y Julieta, Moulin Rouge o El gran Gatsby ya demostró cómo su estética desatada es capaz de construir tragedias con un sello especial. En Elvis construye además la historia de un mito cultural del siglo XX y atrapa el contexto histórico en el que se desarrolló, convirtiéndole en un héroe rebelde, con diversos obstáculos en el camino.

Otro camino que ofrece la película es la construcción del mito de Elvis bajo dos premisas. Una es dicha por su madre: «Tu voz es un don divino. Así que no puede tener nada de malo». Y la otra es dicha por el mismo Elvis: «Un cura me dijo una vez: “Cuando decir algo sea muy peligroso, canta”». Baz Luhrmann cuenta la historia de su ídolo como una tragedia contemporánea, y plasma de una manera contundente y hermosa su legado musical.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

12 comentarios en “Elvis (Elvis, 2022) de Baz Luhrmann

  1. Hola Hildy
    Desde luego el tema «Elvis» da para más de un gran film que -no puedo hablar por este- todavía le falta. Y leyéndote me he dado cuenta que he ido esquivando casi todas las pelis de sus «compañeros de armas»: El Johnny Cash y Señora de «Walk the Line», el Killer de «Great Balls of Fire», «La Bamba» de Ritchie Valens…
    Otra curiosidad es que Elvis aparte de enorme cantante, no «tan gran» persona y mil cosas más que se pueden decir de él fue un actor de muchíiiisimo éxito. Hace nosécuánto que no veo ni anunciada una de las suyas pero hubo un tiempo que sus pelis nos llenaban las tardes.
    Y siguiendo por las tangentes: No vería Lisa Marie que la jaula de M. Jackson le sonaba «familiar».
    Cierro con otro «clásico», se oye por megafonía: «Manuel has left the «bloguind»». Un saludo.

  2. Sí, sí, que da. Y de hecho alguna peli hay, como una con Kurt Russell.
    Jajaja, yo suelo verme todos esos biopic. Me gusta ver qué hacen con las canciones y cómo las interpretan, qué es lo que cuentan y cómo de la vida de los susodichos, etcétera.
    Para mí Baz Luhrmann ha hecho algo que merece la pena o por lo menos yo disfruté de lo lindo en la sala de cine. Me tocó el corazón.
    Sí, efectivamente. Yo me vi algunas en un ciclo hace muchos años con una selección de sus pelis en La 2. Y hubo una en concreto que me gustó bastante, de Michael Curtiz: El barrio contra mí. El coronel Parker le retiró de los escenarios y le puso en los decorados de Hollywood a hacer películas sin parar.
    Sí, tienes razón la jaula de oro de Jackson fue similar a la de Presley. Tienen características comunes en su «viaje» hacia el éxito.
    Me parto con las cosas que se oyen por megafonía…

    Beso enorme
    Hildy

  3. Me hiciste dar ganas de ver esta película, Hildy querida. Con los biopic sobre figuras de la música me sucede que cuanto más conozco a la figura retratada, menos ganas tengo de ver la película y viceversa. Así por ejemplo, ni loca me siento a ver Judy porque siento que todo el tiempo estaría comparando en mi cabeza la realidad con la representación, porque conozco bien sus gestos y su voz y he leído alguna biografía. Pero como a Elvis no lo tengo muy presente (nunca vi sus películas ni conozco detalles de su vida o su carrera; sí, lo sé, esa cosa azul que tengo sobre la cabeza es la tapa del frasco de mayonesa en el que vivo), me intriga una película que sirva como puerta de entrada a su arte.-
    Un abrazo enorme, Bet.-

  4. Ay, mi Bet del alma, es tan bonito este biopic, va mucho más allá de un simple biopic. Yo adoro a Elvis y a Baz Luhrmann, así que he disfrutado de lo lindo en el cine. En serio te lo digo.
    Jajaja, yo siempre tengo curiosidad de cómo enfocan o muestran la vida de un artista en la pantalla: sea actor, cantante, escritor, escultor, poeta… Tanto para bien como para mal suelo acercarme a este tipo de películas.
    Pero es que Elvis me ha gustado tanto que dentro de nada voy a volver a verla.

    Beso
    Hildy

  5. Hola Hildy otravez
    Todo el mundo está de acuerdo en que «King Creole» -tuve que «refrescarme» eso de «el barrio…»- es su mejor película. Hay que hilar fino para dar con su mejor interpretación y existe bastante consenso en que está en «Jailhouse Rock» -traducción chupada-. Una dirigida por Curtiz y otra por Thorpe; dos viejaescuela rockandrolleando con gusto y maestría.
    Seguro que la peli no se para en minucias pero, para mí, Elvis Presley fue un flagrante caso de explotación laboral. Nadie ha hecho tantos discos y pelis en tan poco tiempo. Otra cosa es que él fuese muy a gusto en la burra.
    See you later, blogater, Manuel.

  6. Pues verás, querido Manuel, sí se para la peli de Luhrmann en el tema de Elvis y el trabajo, precisamente porque se centra en la relación de Elvis con su mánager y en cómo quedó atrapado en una jaula de oro de fama, éxito y conciertos. Cómo era la fuente de ingresos de su padre, de Parker y de otros, además de para él mismo, claro. La peli está contada por el propio Parker y cómo fue construyendo esa jaula.
    ¡Tendría que hacerme otro ciclo de Elvis! Fue un período curioso el que vivió en Hollywood y el tipo de pelis por las que se decantó. No hace mucho leí un breve ensayo de Vicente Molina Foix que hablaba de lo que le influyó Elvis como intérprete, ¿curioso, verdad?
    Hildy

  7. Aquí se unen dos cosas que me provocan rechazo: Elvis (pura impostura, empezando por la voz; un invento de los blancos para que los negros no dominaran también el rock and roll, cuyo rey fue, es y siempre será Chuck Berry) y Baz Luhrmann, cuyas películas o lo que sean no soporto. De todas formas, es el único comentario positivo que he leído sobre la película (no es que haya leído muchos; procuro no leer comentarios sobre los estrenos); particularmente, me quedé con uno que decía «¿merece Elvis 160 minutos? Sin duda, pero no estos».

    Todo lo que he visto de Lurmann hasta la fecha me ha resultado, sencillamente, espantoso.

    Besos

  8. No, si ya sabía yo, mi querido Alfredo, que no coincidiríamos con Baz Luhrmann ni con Elvis, jajajaja.
    Yo ya la he visto dos veces.
    Adoro el cine barroco de Luhrmann y hubo una época que escuchaba mucho a Elvis.
    Yo creo que es una buena película y lo explico, como ves, en la reseña.
    ¡¡¡Que yo sí he leído críticas buenas, jajajaja!!! Vamos, con Luhrmann pasa siempre.
    O es odiado extremadamente o amado extremadamente.
    Su cine no deja indiferente.

    Beso
    Hildy

  9. Estoy intentando ponerme al día de tus entradas. Otra cosa que me admira de ti: la constancia para ofrecer una entrada semanal y tan bien escrita.
    Fui a ver “Elvis”. Es la última película de estreno que he ido visto en salas.
    La primera lectura que hago es que Baz Lurhmann, guste más o menos o nada, es un autor. Es fiel a un estilo y su cine tiene unas constantes que se repiten y reconocen. Realiza auténtico cine postmoderno: aquel que bebe, utiliza, recrea y recicla influencias varias, mezclando referentes de alta cultura (¿qué es su
    “Elvis” sino una nueva vuelta de tuerca de “Fausto”?) y cultura popular, cuya frontera desde la postmodernidad está cada vez más difuminada y las utiliza como considera oportuno para explicar historias muy clásicas.
    Creo que su estilo visual tan característico (ampulosos movientes de cámara, diseño de producción y dirección artística fastuosos y detallistas, fotografía de colores vivísimos, nostálgicos del Technicolor, juegos con la luz efectistas, importancia esencial de la música diegética sin importar su coherencia temporal , montaje frenético…)encontró en “Moulin Rouge” el vehículo perfecto para su estilo y su sensibilidad artística. El musical, un estilo antinaturalista y estilizado por definición, propicio al exceso, se adaptaba como un guante a su forma de entender y hacer cine.
    A mi juicio, “Moulin Rouge” sigue siendo su mejor obra (una película que reinventó el moribundo género del musical y a la que creo que no se la estima en su justa medida) y me parece más valiente, atrevida y estimulante que la mayoría de musicales que han venido después, desde al mediocre, teatral y oscarizado “Chicago” al remake “políticamente correcto” de “West side story” de Spielberg

  10. Volviendo a Elvis, creo que es la mejor película de Lurhmann desde “Moulin Rouge”. Como bien dices se nota hecha desde el amor, la admiración y el conocimiento al personaje y su música. Estoy en completo de acuerdo, como he leído aquí, que Elvis era pura impostura y remedo de la música negra al gusto blanco. Elvis tenía la suficiente personalidad, talento, carisma y ese factor extra que solo tienen las auténticas estrellas, para resultar genuino. Sin duda sus referente influencias están en la música negra (que no únicamente) pero gracias a él, el rock’ roll adquirió una trascendencia que jamás hubiese podido conocer con artistas negros, en una sociedad tan segregada como la norteamericana de los 50. Esos mismos años 50 donde apareció, por primera vez, una cultura juvenil propia. Unos jóvenes que ya no eran réplicas de menos años de sus padres, sino que tenían inquietudes, gustos, modas e ídolos diferentes a los de sus mayores. Elvis fue uno y quizá el más importante de los Ídolos de esos adolescentes y jóvenes. En el encontraron el abanderado de esa juventud rebelde, que se movía y despertaba una desinhibición emocional y sexual (especialmente entre las chicas, algo que se ve muy bien en el film) que hasta aquel momento era propia de los afroamericanos (considerados más primitivos y por ello, más sexuales, según la mentalidad racista y puritana de la época) que asustó y preocupó mucho a políticos, religiosos y padres de la época. De hecho, la carrera cinematográfica (por la que pasan de puntillas en el film) no solo fue una manera de hacer dinero para el mefistofélico coronel (un Tom Hanks, queriendo librarse bajo kilos de maquillaje y acento holandés, de su imagen de honradez integral) sino un edulcoramiento de un Elvis demasiado salvaje que había inquietado mucho a una sociedad muy conservadora. Una pena que en esa carrera cinematográfica no se incluyera “West Side Story”, porque al coronel Parker no le convenció. Ese Tony en manos de Elvis, creo que hubiese resultado un personaje muy potente. (A mi juicio, la interpretación de un blandísimo Richard Beymer, es el único pero para una película maravillosa y no que Natalie Wood no sea portorriqueña)
    Regresando y acabando con “Elvis” la película, con la amiga que fui dijo que, aunque le había gustado, “era demasiado”. Es el sello Luhrmann, que ha encontrado un protagonista perfecto para sus historias “bigger than life” y su estética abigarrada. Nadie podía encarnar mejor la tragedia y el exceso, tan del gusto del director, como Elvis.
    Como en todo biopic se echan en falta cosas, pero quizá lo que menos me convenció fue esa fragmentación de los números musicales, con casi ninguna canción emitida en su integridad. Parecían editados para una generación de espectadores acostumbrados a Tik Tok, incapaces de estar más de dos minutos atentos a una actuación. En “Moulin Rouge” eso no pasaba. Claro que cuando se hizo no existía Tik Tok…

  11. Jo, querida Lilapop, qué interesante todo lo que comentas sobre Elvis. En tu visión dices cosas muy interesantes que enriquecen la lectura de la película un montón. A mí Elvis me ha encantado. La he visto dos veces y no descarto una tercera.
    Mi hermano pequeño me dijo lo mismo que has escrito al final, que a él no le gustó que no hubiese ni una canción de principio a fin. Y es totalmente verdad. Sin embargo a mí me parece que la interesante puesta en escena en cada interpretación logra momentos emocionantes.
    Ahora no paro de escuchar If I can dream.
    Totalmente de acuerdo, guste o no guste, Baz Luhrmann es un autor, tiene una mirada propia. ¡Y lo de Fausto…, ha sido genial que lo pongas! ¡Es una mirada genial sobre la película!

    Beso
    Hildy

  12. Por cierto, lo que puede cambiar una letra el significado de una frase. Quería decir que “ estoy en completo desacuerdo con que Elvis es pura impostura 😉

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