Licorice Pizza, Un polvo desafortunado o porno loco y Tailor: en estas tres películas, sus personajes se mueven, corren y corren o vuelan para cambiar sus vidas y transformarlas o simplemente dar un paso más o hundirse en la miseria para siempre. Con ráfagas de palabras y frases cortas, corriendo, dejaré mis impresiones. Corre, corre… o vuela.
Licorice Pizza (Licorice Pizza, 2021) de Paul Thomas Anderson
Corre, corre… dice Alana a Gary y Gary a Alana.
Licorice Pizza me fue conquistando cada vez más según avanzaba el metraje.
Sé que la voy a disfrutar más todavía la segunda vez que la vea.
Es como si hubiese puesto un disco de vinilo de los 70 y nacieran Alana y Gary, que corren y corren y corren sin parar por el Valle de San Fernando (Los Ángeles).
Paul Thomas Anderson rescata un espíritu y una manera de hacer cine…, es como si él mismo se hubiese trasladado a los primeros años del Nuevo Hollywood, y hubiese rodado junto a otros realizadores que estaban respirando una época a través de sus cámaras.
Así nacieron Harold y Maude, Conocimiento carnal o Bob, Carol, Ted y Alice.
Por cierto, ¿he dicho que es una historia de amor?
Y que da igual que él tenga quince años y ella diez más.
Alana Haim y Cooper Hoffman (el hijo de Philip Seymour Hoffman que sigue sus pasos con talento) desprenden química, mucha, y corren tan bien… el espectador va con gusto detrás de ellos, pero no quiere atraparlos. Los prefiere libres y confundidos. Con todos sus errores a cuestas, vitales.
¡Cuántos guiños a los 70 en Los Ángeles y al año donde transcurre la acción: 1973!
Justo ese año William Holden rodó una película que dirigió Clint Eastwood: Primavera en otoño (Breezy), donde un ejecutivo maduro se enamora de una hippy. ¡Paul Thomas Anderson crea su propia versión con Sean Penn!
Tampoco falta un episodio loco con un tipo que tiene una relación con Barbra Streisand.
Y ese tipo es ni más ni menos que un peluquero que se convirtió en productor… ¡y estuvo doce años junto a Barbra Streisand! Durante aquellos años del Nuevo Hollywood se inspiraron en él para una comedia que adoro: Shampoo.
¡Bendito Bradley Cooper!
Dicen que así llamaban a los discos de vinilo durante aquellos años: Licorice Pizza.
Y así es la película un disco de vinilo que no para de dar vueltas.
Alana y Gary corren sin parar…
Te quiero… son las últimas palabras que oímos.
Un polvo desafortunado o porno loco (Babardeală cu buclucsau porno balamuc, 2021) de Radu Jude
… su protagonista camina y corre por Bucarest, una ciudad después de la pandemia.
Un polvo desafortunado o porno loco es de esas películas que te descolocan y las piensas una y mil veces.
Hace muchos años que el cine rumano goza de buena salud y que deja películas que remueven y mueven.
Es una película que muestra el “estado del mundo” pospandémico como si todo fuese una gran broma, pero lo que deja caer es realmente triste y demoledor.
Primero, tenemos el “polvo desafortunado o porno loco”: un vídeo casero de una pareja manteniendo relaciones sexuales.
Luego, tres episodios.
Primer episodio. El paseo por Bucarest de una profesora con el rostro de Katia Pascariu (Más allá de las colinas).
Nos vamos enterando de que ella es la protagonista del vídeo: el polvo con su marido se ha hecho viral y está por todas las redes sociales.
Le han convocado a una reunión de padres en el instituto donde trabaja para tratar el asunto.
Un paseo que muestra una ciudad poco amable que no ha aprendido mucho de la pandemia, como en tantas ciudades del mundo.
La gente sigue crispada.
A la mínima, la violencia verbal.
A la mínima, el reproche.
Segundo episodio. Un ensayo cinematográfico donde a través del montaje de imágenes y vídeos de archivo, el director Radu Jude construye un diccionario de la A a la Z, donde vuelca reflexiones sobre un mundo occidental que se ha dejado arrastrar por un sistema económico, político y social que devora a los seres humanos.
También es un repaso desolador a la historia de Rumania.
Una Rumania que pasa de la dictadura de Nicolae Ceausescu a un capitalismo salvaje que todo lo arrasa.
Todo con ironía y humor… y dolor.
Tercer episodio. La profesora llega a la reunión de padres y como en un vodevil se discute sobre la conveniencia o no de expulsar a la directora.
Pero de pronto van enlazándose y surgiendo muchas otras cuestiones morales y se dejan al descubierto hipocresías, corrupciones, ideologías radicales… Vamos, que no queda títere con cabeza.
Porque lo que pasa es que el mundo sí que es un polvo desafortunado.
Hasta tres finales nos deja su director.
Puede que tan solo todo sea una gran broma.
Qué triste me quedo…, pese las risas incómodas que me he echado.
Tailor (Raftis, 2020) de Sonia Liza Kenterman
… un sastre que sale de la tienda de toda la vida… en busca de clientes.
Detrás de Tailor hay una mirada.
La debutante griega Sonia Liza Kenterman construye una bonita historia sobre Nikos (Dimitris Imellos), un sastre que tiene que reinventarse.
No le queda otra.
Los tiempos han cambiado y a la vieja sastrería de su padre ya no le quedan clientes y sí muchas deudas.
Para colmo, su anciano padre… enferma.
A pesar de los pesares, estamos ante una comedia exquisita.
La directora corta un buen patrón y logra un traje elegante.
Elipsis con clase, silencios y gestos.
Con un personaje central que es un cruce entre Buster Keaton, Jacques Tati y Charlot surge película con momentos hermosos.
Nikos va a cambiar. El hombre pulcro y delicado que hace trajes a medida para otros hombres en la tienda de su padre y que vive en segundo plano, bajo su protección, decide volar…
Cambiar.
Nikos se hace su propio vehículo y va por los mercadillos ofreciendo sus trajes a medida caros.
De pronto, descubre que tiene que cambiar el chip.
¿Y si hace trajes al gusto de las novias?
¿Y si cambia de clientes?
¿Si regatea con los precios y los tiempos?
¿Y si sale de la ciudad?
En el camino recibe el empujón de su vecina Olga y su hija Victoria.
Solo un empujón necesario, suave, y con algún que otro conflicto.
Es lo que pasa cuando se empieza a vivir.
Una vez que Nikos se lanza a la carretera… quizá ya no frene.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
Hola Hildy
California, Rumanía y Grecia; no sé si corriendo se podrá llegar a estos destinos, pero el crucero tiene interesantes escalas. Porotraparte: Sexo, setentas y cinta métrica; no es mala receta para echar la tarde.
A pesar de mi amor por Alana -y sus hermanas, Haim son una superbanda con muy buenos vídeos- creo que comedia e inteligente forman una combinación imbatible.
Un saludo, Manuel.
PD. Vi «los informes… » en la 2. La puedes ver en RTVE.es en play. Confieso que empece a verla con cero ganas y el rótulo «Basado en hechos reales» me hizo coger el mando… tras las dos primeras escenas no puede dejar de verla.
¡¡¡Sí, querido Manuel, es un crucero con escalas muy interesantes!!! Ninguna de las tres películas, gusten o no, deja indiferente.
Me encanta la receta que has ideado y efectivamente se puede pasar una tarde superinteresante entre polvos locos, discos de vinilos e hilos invisibles, jajaja.
Te confieso que no conocía a la familia Haim (que sale al completo en la película), ni la música de la banda de Alana. Pero ¡tiene un carisma increíble como actriz!
¡¡¡Gracias por la info sobre la película «Los informes sobre Sarah y Saleem»!!!
Beso
Hildy
Hija, qué mezcla, y con los títulos sin remarcar como otras veces, vaya lío que me he montado hasta leerte con deteminimiento… Decía yo, ¿En Licorice Pizza acaban corriendo por Bucarest?
Apunto las dos últimas; la primera me da una pereza inmensa, y cuantos más elogios leo de ella, más todavía. Tenía la impresión de que era un refrito, y al parecer, lo es. Bueno, y que sale Bradley Cooper, que me provoca urticaria.
Besos
Mi querido Alfredo,
menos mal que corriendo, corriendo te has aclarado.
No te dé pereza la primera, la de Paul Thomas Anderson.
Si has entendido con mi texto que es un refrito, no era esa mi intención o lo que quería reflejar.
Paul Thomas Anderson lo que consigue es rodar y contar cómo se hacía en los setenta en Hollywood, capta el espíritu de una época y de una manera de filmar.
Jajajaja, pues con Bradley Cooper me está pasando lo que en su día con Matthew McConaughey, lo reivindico totalmente como actor y arriesga en sus elecciones.
Las otras dos películas tanto la rumana como la griega ¡merecen mucho la pena! Creo que ninguna de las tres, como digo, gusten o no gusten, deja indiferente.
Beso
Hildy
Licorice Pizza me ha defraudado bastante. Aunque sus protagonistas sean bastante carismáticos, tengo la impresión de asistir a las vidas irreales de unas personas demasiado superfluas. Creo que a la peli le falta profundidad por todas partes, no quiero decir que esperara un Tarkovsky angelino, es solo que creo que el director se ha dejado llevar por memorias y ocurrencias que a él le evocarán mucho pero que a mí me dicen muy poco. En fin, otra vez será.
Lo único que disfruté plenamente fue la música y, por cierto, no sé si te fijaste en que tu amigo Cooper maneja un Ferrari rojo descapotable que, si no recuerdo mal, es con el que se iba a vivir la vida Kris Kistofferson en su Ha nacido una estrella. O no sé, lo mismo me confundo de peli y coche, pero creo que así era…
Las otras no las he visto, la rumana me da yuyu.
Un besazo
Querido Manuel, yo fíjate que me fui metiendo en Licorice Pizza según iba pasando el metraje. Me sorprendió el tono de Paul Thomas Anderson en esta película y me fue atrapando poco a poco. De pronto, me gustó esa manera de correr, correr y correr de sus personajes…, sí, quizá superfluos y en una burbuja extraña, y sobrevolando un anecdotario de los setenta, pero con chispa, con un aire de vivo y a lo loco… Me sorprendió cómo Anderson recuperaba una manera de contar las historias de los setenta y en el nuevo Hollywood.
¡¡¡Sí, mi pobre Kris en «Ha nacido una estrella» corre y corre y corre sin rumbo… en un descapotable rojo!!! El personaje de Cooper en su vestimenta y peinado tiene un aire a Kris en esta película de 1976… Muy de los setenta también.
Aventuro que la rumana te interesaría y realizarías unas reflexiones superinteresantes. Sí, dada yuyu…, pero refleja tan bien el mundo loco en el que estamos inmersos. Y creo que la griega si la ves en algún momento, lo harás con agrado.
Beso
Hildy
Que tal Hildy!
Tengo muchas películas pendientes y entre ellas «Licorice Pizza», cuando vi el trailer me quede fascinado. Últimamente ando algo desconectado, tendré que ponerme al día…
Besos;)
Creo, querido Fran, que «Licorice Pizza» te va a gustar por muchos motivos. Entre otros por su fascinante banda sonora con música de los setenta. ¿Sabes?, yo a veces voy a ver una película solo porque su tráiler me ha fascinado. Y es muy curioso el mundo de los tráileres. Hay algunos que son mejores que la película en sí, otros que no le hacen justicia, algunos tienen descabellados spoilers… En fin todo un mundo y una pieza que me parece fundamental.
Beso
Hildy