Libros para el otoño. Según venga el juego, de Joan Didion (Literatura Random House, 2017) / Kubrick en casa, de Vicente Molina Foix (Nuevos cuadernos Anagrama, 2019)

Según venga el juego, de Joan Didion (Literatura Random House, 2017)

Según venga el juego

Anthony Perkins y Tuesday Weld, como BZ y Maria, también protagonistas del libro.

A Joan Didion la descubrí gracias al teatro (aunque desconocía que en realidad ya sabía de ella como guionista de cine hace muchos años). Hace unos cuatro años, en una de las tardes que me acercaba a un pequeño teatro de mi barrio (que sigue luchando por su supervivencia y por reinventarse), vi un monólogo que conectó totalmente conmigo: El año del pensamiento mágico. Después indagué y supe que todo partía de un libro de Joan Didion, escritora y periodista estadounidense, que recogía cómo cambió su vida a partir de que su marido, John Gregory Dunne, también escritor, muriera de manera fulminante una noche, mientras la hija de ambos estaba en coma en el hospital (moriría dos años después).

Hace poco he retomado otra vez a Didion y no solo he leído El año del pensamiento mágico, sino que me he empapado con dos de sus novelas: Río revuelto (una novela que cuenta la historia de una familia, con los códigos de un melodrama contenido a punto siempre de estallar, durante varias décadas pasando por la Segunda Guerra Mundial hasta finales de los cincuenta) y la que nos ocupa, Según venga el juego. Y también recuperé la información que tenía sobre su relación con el cine. El matrimonio de escritores vivió durante años en Los Ángeles y los dos trabajaron juntos en varios guiones de cine. Indagando en su filmografía, me di cuenta entonces de que hacía mucho que conocía a Didion. Una de las primeras películas de Al Pacino tiene como guionistas a este matrimonio: Pánico en Needle Park (The Panic in Needle Park, 1971), una dura crónica sobre drogodependencias en Nueva York. Una película muy interesante de los setenta con un jovencísimo Al Pacino mostrando ya todo su potencial. Después también estuvieron detrás de una de las versiones de Ha nacido una estrella, la de Kris Kristofferson y Barbra Streisand en 1976 (y, claro, se les menciona en la última de Bradley Cooper). Con ese mismo modelo de historia, la trasladaron al mundo del periodismo en Íntimo y personal (Up close & personal, 1996), una película que no me canso de ver y que particularmente me gusta bastante (aunque sé que no goza de ninguna consideración). Todas estas películas han formado parte de mi memoria cinéfila, y alguna la he visto varias veces. Pero todavía hay una película más, que no he visto (solo algunos fragmentos), y que el guion fue obra de Didion, y es precisamente la adaptación de su novela Según venga el juego. La película es de Frank Perry (el director de El nadador, con Burt Lancaster) de 1972, y se titula igual que la novela: Play it as it lays. Los protagonistas son Tuesday Weld y Anthony Perkins.

La novela Según venga el juego es breve, con capítulos concisos. Es seca, directa, pero golpea con su tristeza. Y narra la situación de shock emocional en la que vive su protagonista Maria Wyeth, una joven que empieza como modelo y termina como actriz de segunda, pero casada con un famoso director de cine. De una vida gris y triste en Silver Wells, Nevada, a Los Ángeles. Un largo recorrido que no la lleva a ninguna parte o donde ella no entra en las reglas del juego, una senda hacia la nada… Una vida en Los Ángeles. Una vida vacía en Los Ángeles. Y eso la va rompiendo, mientras la van despojando de criterios, de elegir su propia vida, de decidir en temas que solo la incumben a ella…

A Maria Wyeth la conocemos ya en un sanatorio mental donde tratan de buscar respuesta a varias preguntas. Y donde ella es bastante clara, anunciando que no hay “nada”, pero continua adelante porque tiene un objetivo: sacar a su hija Kate del sanatorio donde está metida. A continuación siguen las voces de Helene, una amiga del matrimonio, y del marido de Maria, Carter. Los dos aluden a un ausente BZ. Y que Maria está relacionada con su muerte. Después ya empiezan los capítulos breves con un narrador omnisciente e intercalando al final, a veces, los pensamientos de Maria.

Así vamos viviendo el colapso emocional de la protagonista ante varios episodios de su vida. El pistoletazo de salida es muy temprano, con una infancia con recuerdos vagos y no muy gratos, de una existencia dura, junto a sus padres y un amigo de estos. Y cómo sus padres la dejan volar para que ella triunfe, no como su padre, que fracasa continuamente, y su madre tras él. Maria tiene una entrada a la juventud brutal cuando buscándose la vida como modelo (y con la distinta compañía de varios hombres), recibe la noticia del fallecimiento de su madre. Su vida sentimental es caótica, hasta que encuentra a Carter, pero es otra historia que no funciona. Su senda la lleva a la deriva, a ninguna parte, y regresa al caos sentimental. Ambos tienen una hija, Kate, con muchos problemas de salud. Carter decide ingresarla, sin contar con Maria. Y cuando siguen hundiéndose, cada vez más distanciados el uno del otro (cada uno con su historia a cuestas), esta se queda embarazada de uno de sus amantes, y Carter la obliga a abortar. Mientras ella no consigue enderezar su carrera, ni con las dos películas donde Carter la filmó como musa, Carter continua su trayectoria de éxito. Ella cada vez se siente más ajena a todo y a todos. En ese camino hacia la nada está el productor de su marido, BZ, y su esposa Helene. El único que parece que a veces conecta con el abismo de Maria es BZ, pero en realidad porque también está tocado y hundido.

Joan Didion no solo es breve y concisa, y cuenta lo justo y necesario, tan solo pinceladas, sino que logra que la novela esté envuelta en la misma sensación de shock emocional de la protagonista. En esa deriva hacia la nada. Cada línea es un viaje a una mente confusa, llena de pastillas y alcohol. Todo tiene un aire de ensueño y pesadilla. De confusión. Todo lleva hacia alguien que ya no espera nada… y que se aferra tan solo, quizá, a la esperanza de rescatar a Kate. Porque como enseñó su padre a Maria, hay que seguir jugando.

Kubrick en casa, de Vicente Molina Foix (Nuevos cuadernos Anagrama, 2019)

El resplandor

El resplandor, una de las películas estrella del libro de Vicente Molina Foix.

Hay libros unidos a buenos recuerdos. Kubrick en casa me retrotrae a un sábado de este año y a un día en Barcelona con mucha gente querida. Y todo esa jornada estuvimos entre las cuatro paredes del CCCB. Ahí no solo disfrutamos de la exposición monográfica sobre Kubrick, sino que además por la tarde fuimos a una charla entre Vicente Molina Foix y Jordi Costa. A la salida unos amigos me regalaron este librito con una dedicatoria del autor.

Y el texto es puro deleite. Vicente Molina Foix no solo descubre a un cineasta en la intimidad del hogar, sino que habla de un proceso apasionante cuando está hecho con cuidado, cuando se busca la excelencia, cuando se respeta toda una obra: el proceso de traducción de una película, algo que también controlaba Kubrick en cada una de sus producciones. El director buscaba buenos directores de cine en cada país para dirigir las sesiones de doblaje, alguien relacionado con el mundo de la escritura y la literatura para las traducciones, y a buenos actores para que doblasen a cada uno de sus personajes.

Así Molina Foix explica con exhaustividad su trabajo en aquellas películas de Kubrick que contaron con sus labores de traductor profesional. Dónde se encontraba la dificultad de la traducción, pero cómo disfrutaba del reto. Cuál era el camino adecuado a seguir y cómo se cuidaba hasta la propia traducción del título de la película. Así permite ver de otra manera Senderos de gloria, La naranja mecánica, El resplandor, La Chaqueta Metálica o Eyes wide shut.

Pero además de otra manera de ver y entender estas películas y de ahondar más en el universo del director, el libro está trufado de anécdotas donde se conoce a un Kubrick íntimo, apasionado por el trabajo bien hecho, amable, curioso, interesado por el cine y la literatura, cuidadoso en el proceso de sus obras, y por eso rebelde contra las prisas de las productoras o su afán de abaratar costes. Así, por ejemplo, rememora que quizá fue uno de los primeros espectadores que vio El resplandor en casa de Kubrick, y cómo este le pidió interesado su opinión sobre ella. O también su última visita a esa casa y un paseo hasta su tumba, durante los últimos retoques para Eyes wide shut. Así como lamenta que una vez muerto el artista, las productoras ya hicieron lo que quisieron con las copias y las traducciones, por ejemplo, de sus películas en otros formatos.

Kubrick en casa es un libro para disfrutar, para leer despacio y para saborear el trabajo bien hecho en el ejercicio de la creación. Y como colofón una entrevista del propio Vicente Molina Foix a Kubrick en el año 1980, donde este da muchas claves de su universo cinematográfico, de sus influencias y de su manera de trabajar, centrándose una parte importante en el análisis de El resplandor, su último trabajo en el momento en que se estaba realizando la entrevista.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “Libros para el otoño. Según venga el juego, de Joan Didion (Literatura Random House, 2017) / Kubrick en casa, de Vicente Molina Foix (Nuevos cuadernos Anagrama, 2019)

  1. Ey, a mí me gusta mucho Up close and personal. A veces se necesita una película ligera para llorar un poquito, no todo puede ni debe ser una obra maestra para la posteridad.-
    Kubrick no ha captado hasta ahora mi atención, pero sí vi el año pasado una exposición de fotografías de su etapa pre cinematográfica y me gustaron mucho. Tenían algo de furtivo, como si su autor se estuviera inmiscuyendo en momentos privados, sorprendiendo a sus objetos.-
    Un beso enorme, Bet.-

  2. ¿»Íntimo y personal»? ¿Estamos ya en el Día de los Inocentes o qué? Jejeje… Me quedo con la de Pacino, que me gusta mucho. Ya sabes que no puedo con el sentimentalismo en bruto. No conozco la novela ni la película que citas, así que a por ellas.

    ¿Cuenta Molina Foix cómo fue el proceso de elección de Verónica Forqué y Joaquín Hijonosa para doblar El Resplandor? ¿Le habían dado al peyote? En fin, este libro puede complementar los escritos por Michael Herr y Samsom Raphaelson sobre sus experiencias directas trabajando con Kubrick.

    Besos

  3. Jajajaja, ¡Bettttttttttt, eres de las mías! Yo es ver Íntimo y personal y me quedo ya pegada en la pantalla! Si la ponen en la tele, porque la ponen en la tele!… Es más ¡confieso!, la tengo en mi deuveteca y me la pongo de vez en cuando un gusto, con una alegría…
    ¡Exacto Kubrick amaba la fotografía y eso se nota!¡Seguro que era una pasada de exposición, pues tenía una mirada muy especial! Yo hay varias películas de Kubrick que me gustan mucho, disfruto especialmente de Atraco perfecto, Lolita, Senderos de gloria, Espartaco…

    Beso
    Hildy

  4. Alfreddddoooooo, te lo juro que no es inocentada. Te prometo que Íntimo y personal me relaja, la disfruto, lloro, me lo paso de miedo, vamos.
    Sí, Pánico en Needle Park es una película que merece la pena verse. A mí me resultó fascinante por cómo trataba el tema de las drogodependencias y por un Al Pacino entregadísimo y creíble (tan magnífico como en El espantapajaros).
    Molina Foix lo cuenta todo con una pasión y un respeto que es un libro que complementa perfectamente la bibliografía sobre Kubrick.

    Beso
    Hildy

  5. Hola, Hildy. Yo también pienso que «Íntimo y personal» es una película muy «»cuqui» (que me perdonen los de «Cahiers» y los de «Dirigido por» por utilizar semejante término tan poco gafapastas), aunque sólo la vi entera cuando la estrenaron en cine. Siempre me ha fascinado esa facilidad de Redford para ligarse a mujeres mucho más jóvenes como Pfeiffer (20 años de diferencia) Daryl Hannah (22) y tambien casi a efectos prácticos a Kristin Scott Thomas (también 22 de diferencia) si Sam Neill no llega, a aparecer por ahí para desmontar el plan. Todos los hombres le envidiamos ese magnetismo macho indudable (como decia el propio Neill en The Horse Whisperer a su mujer «hasta yo casi pude sentirlo», por cierto, declaración homosexualista?) pero da la sensación de que le van a acabar momificando como a Ramses y el tío va a seguir pillando «cacho». Aunque últimamente la cosa se está racionalizando bastante. En esa que hizo del atracador (aunque el dice que es la última que ha hecho como actor) se liga a Sissy Spacek a la que solo le pasa 12 tacos. Y bueno, en «Solos en la noche» (que solo se puede ver en Netflix) la cosa adquiere más visos de racionalidad porque le emparejan con Jane Fonda, que es de su quinta, en una historia de «amor otoñal» (o como dice un malicioso tío mío, en este caso, más bien «invernal»).
    Y a Joan Didion la tengo en mi lista de futuras lecturas. De su marido, John Gregory Dunne, que trabajó para la Fox, he leído su libro «El Estudio» sobre los complicados años de transición de esa major desde el fracaso de «Cleopatra» hasta la llegada de la televisión. Esa pareja Didion-Dunne me ha hecho recordar la también carismática pareja Nora Ephron-Carl Bernstein, y la menos conocida Barry Levinson-Valerie Curtin, pero muy respetada en Estados Unidos.
    Creo que Joan Didion va a estar cada vez más en boga porque una figura tan emergente y «superfashion» como Greta Gerwig la menciono en uno de los diálogos de «Lady Bird» cuando alguien decía «nadie puede imaginarse lo que es el infierno en la tierra si no ha pasado un verano en Sacramento» o algo así (las dos son de allí, son paisanas), aunque, hoy en día, mi opinión sobre Greta Gerwig es manifiestamente mejorable.
    Besos.

  6. A mí me fascina, querido Deckard, el héroe romántico que ha construido Robert Redford a lo largo de su carrera cinematográfica, que logra perpetuar hasta la que ha dicho que va a ser su última película. Sí, recuerdo la cita de Gerwig en Lady Bird. A mí me está interesando bastante Didion. Me apunto la novela que reseñas de su marido.

    Beso
    Hildy

  7. Ojo, Hildy. «El Estudio» de John Gregory Dunne no es una novela. Es más bien un relato biográfico de sus experiencias en la Fox aunque con indudable garra.
    Te lo apuntó para que te quede claro y no llevarte a engaño.
    Besos

  8. Saludos Doña Hildy!
    Al final, cine y gastronomía tienen su paralelismo. Hay platos de muy alta sofisticación, elaboración compleja y arriesgada y gran refinamiento en el equilibrio de sabores y texturas. Y hay platos sencillos, casi arcaicos. Sinfonías de sabores y colores, o gustos esenciales que nos conectan con partes de nosotros mismos que de otro modo, tienden a quedarse en el fondo.
    El saber discernir cuál es el plato más adecuado para nuestro cuerpo y espíritu en cada momento, es un arte en sí mismo. No envidio la suerte del Gourmet que solo se puede permitir disfrutar de ciertas creaciones de carácter exclusivo.
    El Cine es como un enorme vestidor repleto de registros emocionales y patrones arquetípicos que nos pueden sacar de un apuro, o catapultar a un estado de ánimo necesario, pero de difícil acceso por la vía cotidiana.
    Y en ese sentido, mi Tia Hildy tiene un fondo de armario, que me meo toa.

    Me ha encantado leer a cerca de Kubrick. Hay monstruos sagrados a cerca de los que nunca investigo nada, y espero a que se me crucen en el camino. En este caso, lo que cuentas ha e resultado muy oportuno, y me ha empujado a querer saber más a cerca de don Stanley.

    Concuerdo con 39Escalones en que es todo un misterio la cuestión del doblaje de «El Resplandor» El tándem Duvall-Forqué es como añadir una cucharada de miel a la mermelada con sirope. No hay contexto que lo pueda soportar sin convertirse en una dura pendiente que subir. Igualmente, aunque no es lo que más me gusta de Kubrick (de lo poco que he visito) me sigue pareciendo un trabajo admirable que merece ser revisado con atención.

    Gracias Hildy, por seguir dándole al manubrio. Que no pare la música, y que hayamos conseguido sacar a todos los Duendes del armario antes de que se nos caiga el mundo encima.

    Besos gordos.

  9. El libro de Kubrick es un postre delicioso y merece la pena, querido Mangosta, complementa la abundante bibliografía y da una cara desconocida e íntima de Kubrick.

    Beso
    Hildy

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