Los ojos de Greta Garbo de Manuel Puig
Hay casualidades que unen el destino de dos personas. Un niño de la Pampa, enamorado de las imágenes soñadas que se proyectaban en la pantalla del cine de su aldea, adoraba a Greta Garbo, a la diva de las divas cinematográficas. Y ese niño murió ya siendo un hombre joven en el año 1990, el mismo año en el que su diva también falleció. También durante ese año, ese niño que se había convertido en escritor entregó, a la revista italiana de moda y actualidades Chorus, varios relatos breves y muy cinéfilos para la sección sobre vídeos. Manuel Puig dominaba el italiano porque a finales de los cincuenta viajó a Roma, pues había conseguido una beca para estudiar en el Centro Sperimentale di Cinematografia. Y esos relatos (siete en total) y dos breves ensayos cinematográficos es lo que un lector se encuentra en Los ojos de Greta Garbo, junto a una galería de fotografías de la colección privada de Puig sobre dicha actriz.
Los personajes de sus relatos están influenciados, como el propio escritor, por otra manera de vivir el cine: a través de los vídeos. Una oportunidad para volver a historias y rostros que marcaron a generaciones en la pantalla de cine. La mirada recuperada una y otra vez. Así los cuentos van revelando profundas historias de personajes, pero también son una oda de amor al cine sobre todo italiano. Manuel Puig plasma su peculiar e hipnotizadora manera de escribir y la presencia ensoñadora que siempre tiene el cine en la forma de construir sus novelas o relatos. Así el autor de El beso de la mujer araña o Boquitas pintadas nos cuenta la vida dura del inmigrante desencantado que echa de menos, sobre todo, el cine de Rossellini o reconoce el encanto que desprendía Gina Lollobrigida y cómo esta conquistó el mundo; de una pareja de lesbianas que echan de menos a Silvana Mangano; de una actriz que reconoce el talento de su competidora, la olvidada Isa Miranda; de un hombre que debe solucionar problemas económicos de su familia rota y acierta con elección de una película que ven todos: El árbol de los zuecos de Ermanno Olmi o de una pareja de intelectuales que hablan sobre el papel de la crítica de izquierdas en el cine italiano ante el empeño de una mujer de conseguir los vídeos de viejas películas de Mario Camerini. Y es un paseo realmente de descubrimientos del cine italiano, además de profundas revelaciones sobre la naturaleza humana.
Pero las joyas de la corona de este volumen son sin duda el último relato, nada que ver con Italia, y los dos breves ensayos cinematográficos. «Mi querídisima esfinge» cuenta un encuentro ficticio que quizá pudo ser real: el de Greta Garbo con un Max Ophüls enfermo. Y es un relato con encanto, donde imaginas a la distante Garbo y al sensible y desencantado Ophüls… Ambos estuvieron a punto de trabajar años antes en el posible regreso de Greta Garbo a la pantalla de cine en el año 1949 con una obra de Balzac, La duquesa de Langeais. El proyecto no salió adelante, pero existen unas pruebas de cámara de la actriz y hubiese actuado junto a un joven James Mason.
Y los dos ensayos plantean interrogantes muy interesantes: ¿puede ser analizado el rostro de una actriz y su trayectoria como un acto creativo?¿Son las divas arte creativo en sí mismas? Así lo demuestra Manuel Puig con Dolores del Río en «Una actriz y sus directores». O un apasionante ensayo, «El fin de la literatura», sobre la diferencia entre el lenguaje cinematográfico y el literario, con la experiencia del propio escritor, plagado de interesantes y apasionantes ejemplos, así como datos autobiográficos y huellas de su pensamiento y posicionamiento ideológico.
Méliès, vv. aa.
Méliès es un apasionante estudio con varios ensayos, de diversa índole, sobre la figura de este pionero del séptimo arte. Así se construye el relato poliédrico de un hombre, su obra y la época en la que se desarrolló. Un relato onírico que salta en el tiempo, que recoge todo tipo de referencias pasadas y perfila todo el legado futuro que dejó este mago de la imagen. El libro seduce por una interesante selección de textos, por el cuidado de su edición y por el detalle y mimo del volumen, que se enriquece con las ilustraciones de Juan Luis Borra. El editor Raúl Herrero escribe el Preámbulo y cuenta la historia de la gestación de una idea y de un sueño hecho realidad. Y a partir de ahí, un festival de textos que analizan al Méliès seducido por la magia, su peculiar visión del mundo, sus conexiones con las vanguardias, la representación de la mujer en su obra cinematográfica…
Un interludio con textos poéticos, literarios o surreales donde Méliès y su mundo está presente. Así los ojos del lector saltan de ballets poéticos a una escena de títeres hasta desembocar en un laberíntico guion cinematográfico. Después otra cadena de textos que completan un interesante estudio de la obra de este creador: como la presencia de Fausto en sus películas; las insospechadas conexiones de Méliès con la obra cinematográfica de Woody Allen, Orson Welles, Federico Fellini e Ingmar Bergman; cómo su figura y obra estuvo a punto de perecer en el olvido, pero cómo en vida pudo ver su reivindicación como artista y la recuperación de parte de su obra o un viaje por su mirada atípica y extraordinaria.
Así toda esta cadeneta de textos conforman un retrato de un hombre, su vida y obra, sus influencias y su legado. Cada línea aporta un nombre, una idea, un matiz, un sueño, una impresión, una cita o un viaje a la luna… Esa luna que sufre cuando un cohete atraviesa su ojo y transforma su mirada y, sin embargo, esta no pierde su sonrisa, su capacidad de asombro… a pesar del misterio y la fascinación. Como el espectador de cine.
Y es que el propio libro de Méliès es mágico, onírico y creativo donde varias voces y un ilustrador desmenuzan delicadamente una mirada. A la voz de Raúl Herrero, además de editor, escritor y poeta, se unen otras voces especializadas como Bruno Marcos (Artes Plásticas), Alberto Ruiz de Samaniego (crítico cultural y comisario de exposiciones), Jesús F. Pascual Molina (Historia del Arte), Silvia Rins (escritora y ensayista cinematográfica), Carlos Barbarito (poeta), Aldo Alcota (poeta), Laia López Manrique (Filosofïa y Literatura), Antonio Fernández Molina (poeta, narrador, articulista, crítico de arte y pintor), Iván Humanes (escritor y guionista), Alfredo Moreno Agudo (comentarista, articulista, conferenciante y creador y autor del blog 39 escalones), Tomás Fernández Valentí (crítico e historiador cinematográfico) y Diego Civilotti García (Filosofía). Y todos hacen que el lector finalmente acabe en esa luna o se conviertan en ella… y mire el mundo según Méliès.
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Eso es retornar vitaminada, mi querida Hildy. Apunto el libro de Puig, seguro que vale la pena. Greta Garbo cada día actúa mejor…
El otro me suena, jejeje… Un gusto verlo por aquí.
Besos de vuelta.
Sí, un librito pequeño, pero muy disfrutable… Cada vez me gusta y me interesa más la figura de Manuel Puig. Lo amé desde que vi la película de El beso de la mujer araña cuando era adolescente. ¡Y el otro…, ay, el otro, cuánto amor encierra!
Beso
Hildy
Fascinantes preguntas las que plantea (te plantea) el libro de Puig. El hipnotismo, la seducción y el magnetismo natural de ciertos rostros es uno de los misterios que me atraen de siempre. Al igual que el talento innato. Aprecio el esfuerzo de los artistas o de los deportistas que llegan a lo más alto a base de constancia y esfuerzo, pero esos dones irresistibles de la naturaleza me intrigan muchísimo. Y en el cine hay actores que dominan la escena solo con entrar en ella, como decían de Bogey.
Sí, es muy interesante. Para mí ha sido un buen descubrimiento. Ya me he leído dos novelas del autor y ahora estos cuentos y ensayos, y cada vez me gusta más… y también cómo vivía el cine. Y el de Méliès, otra gozada, mi querido crítico abúlico.
Beso
Hildy
Manuel Puig es un escritor totalmente olvidado, mi querida Hildy. Es un gran escritor. Escribió de cine como nadie. Este libro que reseñas es una maravilla. Una vez escribí en mi blog sobre otro libro de este poeta titulado La traición de Rita Hayworth, un pedazo de clásico. Y ya ni te digo de El beso de la mujer araña.
Méliès tiene sus momentos aunque le sobra algunos artículos. Estuve en la presentación en Barcelona. Pude presenciar lo que decía una de las colaboradoras de este libro y dijo que nunca había visto una película de Méliès. Claro, luego escribe una serie de poemas que no tienen ninguna trascendencia.
Besos auténticos de cine.
Muchas gracias por la reseña del libro de Méliès. Nos ha encantado. Un abrazo
Mi querido Francisco, La traición de Rita Hayworth todavía no me lo he leído. ¡Me lo apunto! Me encanta El beso de la mujer araña. Y sí este libro que reseño de los cuentos me ha gustado un montón. Manuel Puig está siendo para mí un descubrimiento maravilloso.
El libro de Méliès me parece precioso, hay amor y cuidado, pero es cierto que como en todos los libros colectivos siempre hay artículos y textos que gustan más, aportan más sobre la figura y tocan más la sensibilidad del lector. ¡La colaboradora espero que sí hubiese visto el famoso fotograma de la luna y el cohete… o una imagen de Méliès… con su bigotillo o una fotografía en su tienda de juguetes!
Beso en la luna
Hildy
Muchísimas gracias a vosotros por cuidar tanto el libro y por pasaros por aquí. Se nota mucho el cariño derramado en sus páginas. Y es que en MÉLIÈS hay mucha magia. Me pareció un libro que ofrece un retrato variado del hombre, el artista y su obra desde miradas muy diferentes. Y me encanta que os atreváis con un mundo tan rico y maravilloso como el cine silente… ¿Cuál va a ser el próximo sobre cine?
Beso con lectura
Hildy
No conozco el libro sobre Greta Garbo. Sin embargo, creo que el libro de «Méliès» es uno de los títulos del año. Del año 2017 que es cuando se publicó. Lo he leído ya en dos ocasiones. Me ha ayudado a comprender mejor el nacimiento del cine y además me ha acercado a Georges Méliès, un creador al que, en mi opinión, no se le da la trascendencia que merece. Desde luego, además de los artículos, el acierto del libro es el apartado visual con las ilustraciones de Juan Luis Borra y esa preciosa portada. También el guión cinematográfico de Antonio Fernández Molina, que se recupera aquí para esta suerte de interludio, es un completo acierto. Me alegro que lo hayas disfrutado. Saludos.
¡Marcossss, qué alegría leerte! Sí, desde que vi la portada… me atrajo el libro. Y es que Méliès tiene un imaginario tan bonito que tanto en láminas para dibujar o en papel para escribir siempre inspira.
Beso con pincel
Hildy