Al morir la noche tiene una estructura circular y es una película llena de historias extrañas, como años después poblarían la mítica serie americana En los límites de la realidad (The Twilight Zone) o la serie bajo la efigie de Alfred Hitchcock. Sin embargo, la precursora de esas series de culto sería esta película de los estudios Ealing (que pronto se identificarían bastante más con comedias de humor británico y con un punto de humor negro muy especial…, que por cierto, también ese tipo de humor está presente en Al morir la noche). La propia historia que sirve de hilo conductor es como una pesadilla premonitoria, de la que nunca se sale… donde todos los personajes están rodeados por un halo de misterio, de extrañamiento y rareza. Todas las narraciones cinematográficas están rodadas por diferentes directores que trabajaban en esos momentos en el estudio y que además dieron personalidad propia al sello Ealing: el brasileño Alberto Cavalcanti y los británicos Charles Crichton, Basil Dearden y Robert Hamer.
La historia que sirve de hilo conductor es la de un arquitecto que acude a un caserón para una posible futura obra. Allí se encuentra a varias personas reunidas y confiesa que ha sufrido un déjà vu, que conoce a todos los que están en la sala pese a no haberlos visto nunca… y que sabe todo lo que va a ocurrir. Entre los invitados hay un reputado psiquiatra que trata de dar una explicación lógica al asunto… y pronto todos empiezan a contar extrañas historias que protagonizaron en algún momento de sus vidas y que no se pueden entender a través de la razón. Esta historia tiene su propio final, un final que nunca acaba (cuando el espectador ve la película entiende el porqué de esta afirmación). Y es Basil Dearden quien da forma a esta estructura… donde caben todas las demás historias.
La más inquietante está protagonizada por Michael Redgrave y precisamente la cuenta el psiquiatra. Este rememora un caso de un ventrílocuo totalmente dominado por la personalidad de su muñeco, Hugo. Es un relato cinematográfico corto de lo más inquietante y Redgrave está magnífico haciéndonos siempre dudar entre la locura o la realidad terrorífica que vive su personaje. Está rodada por Alberto Cavalcanti.
Después seguiría otra realmente extraña que trata sobre la posesión de un hombre a través de un espejo que le regala su prometida. Un inocente regalo de una tienda de antigüedades para celebrar su amor se convertirá en fuente de inquietud para el futuro esposo que ve cómo en el espejo se refleja otra habitación totalmente diferente a la suya… y poco a poco su personalidad va transformándose. Robert Harmer dirige este tormento donde romper un espejo no será igual a mala suerte…
También una de las historias contiene un corte fantástico y de misterio. Una joven inocente cuenta una divertida fiesta de Navidad y disfraces en la antigua casa de un amigo y cómo se pierde por la mansión jugando al escondite hasta que llega a un cuarto donde se encuentra un niño llorando que le pide consuelo y que le acueste, que no le deje solo. Este le cuenta que tiene una hermana que no le trata muy bien… Cuando vuelve a la fiesta descubrirá quién es ese niño… Todo tiene una cierta atmósfera inquietante. Y esta vez el responsable de rodar esta historia fue también Alberto Cavalcanti.
Otra historia de tipo premonitorio es la que protagoniza un corredor de carreras que tiene un accidente mortal y se debate entre la vida y la muerte en el hospital. La noche en que nota una mejoría se asoma a la ventana para refrescarse y mirar la calle y ve un coche fúnebre con un conductor que le saluda efusivamente… Él se siente incómodo, siente miedo y como si el tiempo se hubiese detenido… Entonces, días más tarde, sale del hospital totalmente recuperado… y volverá a encontrarse con ese rostro… Es la narración cinematográfica más corta y dirigida también por Basil Dearden.
La más cómica es para Charles Crichton que deja una divertida historia sobre dos amigos, jugadores de golf y que se enamoran de la misma dama. Una historia de un fantasma inexperto…
Así Al morir la noche facilita una de esas veladas similar a cuando un grupo de conocidos se reúne y empiezan a contarse extrañas historias de fantasía con puntos de terror y alguna que otra risa. De hecho algunas de las historias tienen su fuente en relatos de escritores como H.G. Wells o E. F. Benson, Totalmente recomendable.
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Aaaah…! No creía haberla visto, pero según cuentas tan estupendamente me viene alguna imagen a la cabeza. Tal vez de chaval, pero cómo me fastidia no recordarla bien… Aaí que a buscarla, hala.
Besos
Sí, mi querido Alfredo, yo creo que te va a encantar volver a reencontrarte con ella. Yo también tenía mis dudas sobre si la había visto alguna vez o no.
Beso enorme
Hildy
Ya sé por qué a ti y Alfredo teníais la sensación de haberla visto. Es lo que pasa con las grandes historias de siempre, que sin haberlas escuchado ya se conocen. Me ha gustado mucho tu texto porque me siento muy identificado con todo lo que dices, sobre todo por mencionar a ese gran escritor que fue Wells y sobre todo E. F. Benson, muy brillante en todos sus relatos de fantasmas publicado por Valdemar (además en bolsillo que sale mejor de precio). Has leído de Benson su relato «Piratas», no, no va precisamente de piratas sino de la infancia. Para mí es uno de mis favoritos de toda la vida, como La puerta en el muro de Wells. ¿Has visto de Cavalcanti Rien que les heures de 1926?
Acerca la mejilla que te va a dar un beso mi muñeco ventrílocuo.
Uyyyy, querido Francisco, qué miedooooo… Adoro el mundo de las marionetas, pero el mundo ventrílocuo, sobre todo algunos muñecos, como Hugo el prota de una de las historias, me da un mal rollo… Ufff, qué miedo.
Me encantan tus recomendaciones literarias. Ahora estoy con una antología del cuento norteamericano y disfrutando un montón. Todos los cuentos que me dices me los apunto. Y tampoco he visto la película de Cavalcanti que recomiendas, también a mi baúl (y espero verla muy pronto).
Beso
Hildy
¡Ay, esa foto, qué miedo! Los muñecos de ventrílocuo me dan terror (al igual que los payasos) pero esta película suena atrapante. La anoto.-
Un beso aterrado, Bet.-
Sí, querida Bet, dan un mal rollo…, pero esta película está superbien. Atrapan sus historias y la del muñeco es genial.
Beso
Hildy
Me pareció una película con mucho encanto y donde, como siempre, las historias más apegadas a la realidad eran las que más escalofríos daban. Aunque también me divirtió el interludio cómico de los golfistas.
¡Lei tu texto, querido crítico abúlico! Y tienes toda la razón… es una película con encanto. Sí, los amigos golfistas…, qué desastres como fantasmas y con que naturalidad asumen el más allá…
Beso
Hildy
Una película efectivamente, como apuntáis todos, con un encanto especial. Una deliciosa película coral de miedo – que no terror, como se dice ahora – que provoca mucha inquietud y eso siempre resulta más sustancioso que el típico susto, del que te olvidas a las pocas horas.
«Al morir la noche» es una perfecta película al estilo de las muñecas rusas, que según la vas descubriendo uno va encontrando más sorpresas. Y desde la aparente sencillez de cada uno de los relatos, uno se va adentrando en un mundo donde lo sobrenatural cobra vida y lo pesadillesco sólo es atenuado, en parte, por determinados momentos de alivio que nos ofrece el film.
En resumen, una auténtica joya de esa adorable compañía que fue la Ealing, que tan buenas películas nos regaló, y una gran envidia que me dan esos espectadores que vayan a verla por primera vez sin saber nada de ella. Para verla un sábado por la noche, con luces apagadas y arrebujada tras una manta.
Saludos!!
Qué alegría leerte, querida Isis, y sí esta película tiene un encanto especial. Y me gusta cómo defines en tu comentario la sensación de miedo. Totalmente de acuerdo con que parece una película aparentemente sencilla pero que se va metiendo suavemente en lo sobrenatural y en un mundo de pesadilla. Sí, es una gozada su visionado… y la fórmula que propones me gusta… con las luces apagadas y tapadita con una manta.
Beso
Hildy