10 razones para amar El último refugio (High Sierra, 1941) de Raoul Walsh

Razón número 1: Humphrey Bogart

El último refugio

Durante los años treinta Bogart iba de un papel secundario a otro y se le identificaba como el rostro del gánster, el bandido o el malo de la película. Así iba pasando de El bosque petrificado con su gánster Duke Mantee que secuestraba a un grupo variopinto de personas en una casa de madera a esa joya de Wyler, Callejón sin salida, donde era el gánster que regresaba a su barrio natal; en Ángeles con caras sucias se convertía en un abogado corrupto y traidor o en el melodrama Amarga victoria era un oscuro mozo de cuadras… Pero faltaba el matiz o el halo que le convertiría en estrella y a sus personajes en iconos para la memoria cinéfila. Y ese matiz o halo lo adquirió ya completamente (tuvo muchos años de entrenamiento y formación) con su personaje de Roy Earle en El último refugio. Ese papel fue un punto de inflexión en su carrera. Su personaje pasó del puro cine de gánsteres (como también demostró en otra joya de Walsh, Los violentos años veinte) al cine negro, y su personaje iba adquiriendo un fondo: un tipo duro, fiel a sus ideales, solitario, melancólico, desencantado y desengañado pero tremendamente romántico. Un perdedor con encanto y por convicción. Así Bogart fue campando por el cine negro, con su desgarro y desencanto, en ese mundo de sombras y destinos sombríos. Pero supo diversificarse y ofrecer también en otros géneros al galán duro pero irreversiblemente romántico…

Razón número 2: Ida Lupino

Una actriz y directora más olvidada que su compañero pero a reivindicar. Es de esas actrices con largas trayectorias pero muy poco analizadas o estudiadas (por no entrar en su carrera como directora). Sin embargo, tiene varios papeles inolvidables y uno de ellos es su Marie Garson arrastrando tanto desencanto como su compañero Roy, pero, sin embargo, capaz de volver a ilusionarse y enamorarse. Marie no ha tenido suerte en la vida pero, como su compañero, es una persona compacta y tremendamente fiel a sus sentimientos. Lupino representaba como nadie a personajes fuertes y duros pero con una fragilidad de fondo, con vulnerabilidad a cuestas. Además del personaje El último refugio, no se la puede olvidar en La casa en la sombra, El gran cuchillo o Mientras Nueva York duerme. Su Marie Garson ofrece una variante de la femme fatale… y es aquella que lo es inconscientemente, que más bien arrastra mala suerte.

Razón número 3: Redención y premonición

La fuerza de El último refugio (cómo me gusta este título en castellano) es que es un relato de redención. Roy Earle es un gánster ya cansado, que cuando sale de prisión quiere disfrutar de la naturaleza, de los paisajes, de sus recuerdos del pasado, que quiere ser libre; además se da cuenta de que su mundo ha cambiado y que los códigos por los que se regía han caducado… pero es leal a aquel que le ha sacado de la cárcel (su antiguo jefe) y necesita para alcanzar sus sueños de libertad realizar un último golpe.

La película de Walsh presenta una estructura y un argumento que inspirará a muchas otras películas de redención del mafioso, siendo quizá una de las más evidentes la maravillosa Atrapado por su pasado de Brian de Palma. Además El último refugio es una película que refleja continuamente la premonición de desgracia que atrapa en todo momento a su personaje principal. Y es que las premoniciones son claves en el cine negro, pues crean esa atmósfera oscura, pesimista y de caída continua.

Razón número 4: Entre dos amores

El último refugio

Para construir más todavía esa personalidad romántica desencantada de Roy Earle, la película le encierra en una encrucijada, entre dos amores. El de la nieta coja de unos entrañables granjeros (que han sido perjudicados por la Gran Depresión), Vilma (Joan Leslie), y el de la chica con apariencia de femme fatale pero absolutamente vulnerable, Marie (Ida Lupino).

La primera supone la idealización que hace Roy Earle del amor y del futuro que quiere llegar a alcanzar. No se fija en Vilma como mujer ni le interesa cómo es, sino que proyecta en ella lo que le gustaría que fuera, una chica angelical y pura alejada de su mundo, totalmente mimetizada con la naturaleza. Una chica con la que mirar las estrellas. Vilma se convierte en una chica angelical que necesita la acción de un hombre perdido como él. Roy siente que puede redimirse a su lado y hace todo lo posible por curar su cojera. Por eso recibe un bofetón cuando el ideal que se había construido se rompe ante sus ojos: Vilma solo es una chica con sus virtudes y defectos, enamorada de otro hombre (que no parece que la hará muy feliz), joven y con muchas ganas de disfrutar de diversiones que había tenido vedadas por su cojera. Vilma nunca ve a Roy como un hombre al que amar.

Y Marie, sin embargo, es un amor más realista. Desde el principio cada uno sabe cómo es el otro. Y van construyéndose poco a poco una relación que se basa en la confianza. Los dos terminan protegiéndose. Caminan juntos, disfrutan juntos, sufren juntos. Son sinceros en sus sentimientos, tratan de superar baches… y consolidan una relación fuerte… Sin embargo, a ellos es el destino el que no les deja continuar juntos.

Razón número 5: Director pionero

Raoul Walsh tiene una trayectoria apasionante. Es uno de los directores pioneros con parche en el ojo. Desde el cine mudo empieza a inventar y construir el lenguaje cinematográfico, a descubrir los caminos de este nuevo arte. Y como pionero toca todos los géneros y cuenta con varias perlas en su filmografía. Así Walsh pasea por el cine de aventuras puro, por el western, por el cine de gánsteres, el negro o el bélico. Una de sus joyas es sin duda El último refugio y no le debió dejar indiferente porque él mismo dirigió un remake pero en forma de western, Juntos hasta la muerte. Y no olvidemos que a finales de los años 30 también realiza otra joya (donde también estaría Bogart, con un importante papel) con la historia de éxito, caída en picado y redención de un gánster (con cara de James Cagney), Los violentos años veinte.

Razón número 6: Los perdedores de John Huston y las huellas de W.R. Burnett

Si miramos el apartado de guionistas nos topamos con John Huston, que ese mismo año rodaría su primera película como director y con Bogart como protagonista, El halcón maltés. Además ambos cimentarían una larga amistad y una colaboración profesional con títulos como El tesoro de Sierra Madre o La Reina de África. Si hay algo sobre lo que Huston escribe y filma como nadie es sobre los perdedores y su mundo. Así el personaje de Roy no se aleja de la filosofía de muchos personajes que pueblan las películas del futuro director. Por otra parte en el guion también firma el escritor W.R. Burnett y sus huellas también están presentes: atracos fallidos, traiciones, huidas, gánsteres, el hombre frente a la naturaleza… John Huston en los años cincuenta llevaría al cine una de sus novelas, La jungla de asfalto.

Razón número 7: Galería de secundarios

El último refugio

La galería de actores secundarios es otro de los motivos de deleite para disfrutar de El último refugio. Además de las damas de la función: Ida Lupino y Joan Leslie (recordada por El sargento York o Yanqui Dandy), acompañan a Roy en su huida hacia la libertad otros actores que fueron o eternos secundarios o también tuvieron roles protagonistas (e incluso carreras como directores).

Roy se da cuenta que los viejos tiempos han cambiado cuando conoce a sus compañeros de golpe. Tres jóvenes inexpertos y patanes que le van a llevar por la calle de la amargura y con los que el robo supondrá un fracaso seguro (y, sin embargo, Roy no para de correr, aunque tenga que aguantarles o metan la pata). Estos tienen los rostros de Alan Curtis, Arthur Kennedy y Cornel Wilde. Los dos últimos más recordados y Curtis bastante más olvidado (presente en una película interesante de Robert Siodmak, La dama desconocida). Kennedy actuó en joyas ocultas u otras películas míticas como La ventana, Ídolo de barro, Encubridora, Como un torrente o El fuego y la palabra y demostró su versatilidad. Wilde sería un actor de cine de aventuras o melodramas recordados como Que el cielo la juzgue, Ambiciosa o El mayor espectáculo del mundo. También haría su peculiar carrera como director.

Luego también están presentes secundarios de la vieja escuela y siempre efectivos como Henry Travers que alcanzó la inmortalidad como un ángel en Qué bello es vivir. Aquí es un granjero que simpatiza con el gánster (sin saber que lo es) y este le toma bajo su protección pues representa el hombre sencillo con una vida que él sueña (y que también idealiza). Además de ser el abuelo de Vilma, su amor inalcanzable porque no es real. El personaje de doctor tiene el rostro de uno de los hombres lobo del cine, Henry Hull. Y también está, como el jefe enfermo de Roy (al que este es leal y fiel), Donald MacBride, un rostro que se paseó por películas como Forajidos.

Razón número 8: Los medios de comunicación

El último refugio

Desde el nacimiento del cine son muchas películas que reflejaban las buenas virtudes de los medios de comunicación y la necesidad de su existencia pero también las malas prácticas o las premoniciones futuras del daño que provoca la manipulación de los medios de comunicación sobre los hechos, cómo pueden también marcar o estigmatizar o influir en el rumbo de una historia. El último refugio se incluiría en la segunda tanda. Los medios de comunicación no solo no dejan tregua a Roy ni posibilidad alguna de redimirse, sino que le marcan creando un enemigo de la opinión pública, dándole el mote de “perro rabioso”. Y los perros rabiosos son tan peligrosos que hay que matarlos, sin oportunidad alguna. Se condena a Roy desde los titulares de prensa. Después su huida, el encontrarse oculto en las montañas en su enfrentamiento con la ley, esperando que le acorralen y maten, se convierte por prensa y radio en puro relato espectáculo… sin importar que tras el perro rabioso hay un hombre.

Razón número 9: Un perro

El último refugio

Una de las pasiones de Humphrey Bogart eran los perros. Siempre tenía alguno a su lado. Pard, el perro (uno de los protagonistas de la película) que, como cuenta un muchacho negro (un personaje tremendamente estereotipado, quizá el único pero de la película), no da mucha suerte a sus dueños, pues todos encuentran un final violento… pero a la vez tremendamente fiel y tierno, que se convertirá en un compañero de Roy y Marie… pero también en el responsable sin querer que adelanta el momento de la tragedia de su nuevo amo, al que sigue desesperadamente; bien pues, como digo, ese Pard era el perro que en esos momentos acompañaba a todas partes a Bogart. Y se llamaba Zero. Se entiende totalmente la química entre ambos…

Razón número 10: La huida

La huida como metáfora de libertad. Y es que es lo que hace avanzar al desencantado Roy, y así lo entiende también su fiel compañera Mary, que sabe a qué se refiere (ella también se ha pasado la vida huyendo). A los dos la posibilidad de huida les hace avanzar, vivir. Él aguanta los años de cárcel intentando escapar, escapar… Y eso es lo que hace hasta el final, huir. Hasta que como le queda revelado a Mary, esa huida hacia la muerte es lo que le da la libertad a Roy, o por lo menos conseguir el descanso. Entre las montañas. En un último refugio…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

19 comentarios en “10 razones para amar El último refugio (High Sierra, 1941) de Raoul Walsh

  1. Pues fíjate que a mí me gustó incluso más ‘Juntos hasta la muerte’. Tengo pendiente de ver ‘He muerto miles de veces’, eso sí. Pero esa es ya sin Walsh.

  2. Suena imperdible, querida Hildy, y también como una de esas historias que te dejan un sabor amargo. Leyendo la razón número 8 recordé dos pelis de Lumet que tengo bastante frescas: «Tarde de perros» y «The network», muy crudas ambas sobre el rol de la prensa y los circos que se crean…
    Un beso enorme, Bet.-

  3. Yo te reconozco, querido crítico abúlico, que «Juntos hasta la muerte» solo la vi una vez hace bastantes años en la filmoteca, y que me dejó un buen sabor de boca, pero con la sensación de que me había emocionado más El último refugio (pero ya te digo que hace lo menos 20 años). Sin embargo, tendría que volver a valorar este análisis. El último refugio la he visto más veces a lo largo de los años, me la sé mejor, la he pensado más; de Juntos hasta la muerte solo tengo vagos recuerdos y, sí, tengo ganas de volver a verla y analizarla. Quizá trate de conseguirla de nuevo. Yo tampoco he visto He muerto miles de veces y ando detrás de ella porque adoro a sus protagonistas, ¡Jack Palance y Shelley Winters…, guauuu!

    Beso
    Hildy

  4. Querida, querida Bet, a mí me encanta esta película. Y sí te deja un sabor amargo.

    Me encanta las dos películas de Lumet que nombras y efectivamente tienen mucho que ver con la razón número 8 (y el reflejo del cine de los medios de comunicación) y con lo que le pasa a su protagonista. ¿Te gustó The network? Pronto, seguro que me enteraré. A mí me resultó interesantísima.

    Beso
    Hildy

  5. Hola, Hildy, buenas tardes; hacía tiempo que no pasaba por tu casa, y el retorno no ha podido ser más impresionante: vaya pedazo de texto que te has marcado sobre esta maravilla de peli (que ví hace siglos, y que tendria que ‘refrescar’ después de la lectura de tu reseña). Lo cierto es que la acumulación de elementos brillantes es apabullante; si me he de quedar con alguno, y por especial debilidad, más que por el hecho de que sobresalga realmente sobre el resto, es con la presencia de Ida Lupino. Me encanta esta mujer que, cierto, hizo una carrera muy interesante, alejada de los brillos de estrellas más rutilantes pero demostrativa de más fondo cinematográfico que la mayor parte de ellas. Por cierto, y para que lo disfruten mis seguidor@s del Facebook, lo cuelgo por allí, que seguro que les va a encantar. Felicidades y un fuerte abrazo.

  6. ¡Querido Manuel, qué alegria saber de ti! Y que te pases por aquí. Ay, sí cómo me gusta esta película… y es porque me emociona siempre. Desde el principio cuando Roy Earle sale de prisión y decide antes de subirse al coche, darse un paseo por el parque y disfrutar del aire y de los árboles. O cómo idealiza la vida que quiere en el futuro. O como no para de huir. Y, sí, Ida Lupino es una actriz a reivindicar y a descubrir. Cómo me apetece descubrir más filmografía suya además de las películas que me han fascinado de ella (las que nombre en el texto). Y también ando detrás de su filmografía como directora de la que hasta ahora solo he visto El bígamo… y ahí estoy intentando llegar a El autoestopista.
    Mil gracias por colgarme en tus redes…, genial. Ya sabes que Hildy es del tecleo de la máquina de escribir…

    Beso
    Hildy

  7. Muy muy fan de Bogart, de Lupino, de Walsh, de esta película, de tu texto… Walsh siempre me ha gustado, pero tras leer sus memorias, el personaje supera incluso su propio cine. Lupino me parece una de las grandes señoras del cine clásico, por sus interpretaciones y por sus películas como directora, por su actitud delante y detrás de las cámaras. Ay, ese Peckinpah, qué ojo tuvo para echar mano de ella en Junior Bonner… Vuelve a ser lo mejor de la película.

    Besos

  8. Ay, sí, mi querido Alfredo, siempre me emociona esta película. Yo de Walsh leí una extensa entrevista que él mismo ponía en antecedentes, como dices, de su vida de película, pero no he leído sus memorias. Y, sí, Lupino también siempre me ha gustado aunque aún me queda llevarme sorpresas en su filmografía…

    Beso
    Hildy

  9. Una película estupenda, aunque a mí me gusta más “Juntos hasta la muerte”, donde creo que el maridaje entre lo fúnebre y lo romántico alcanza cotas más excelsas, y en la que Joel McCrea y Virginia Mayo resultan tan magníficos como Bogart y la Lupino, pero además está la maravillosa Dorothy Malone como tercer vértice del triángulo (frente a la más insulsa Joan Leslie).
    Menos reconocida que “El halcón maltés”, que es posterior, “El último refugio” fue la auténtica película bisagra de la carrera de Bogart, la que nos dio por primera vez al Bogart icónico tal como lo conocemos hoy en día, por lo que hablamos de una película fundacional, importantísima.
    Ahora bien, y siempre me ha intrigado esta hipótesis: teniendo en cuenta que el papel de Roy Earle fue previamente rechazado por Edward G. Robinson y George Raft (¡ay de los rechazos de Raft!), ¿habría explosionado de todas formas el mito Bogart en el caso de que alguno de aquellos hubiera encarnado finalmente a Roy Earle?.
    Si me circunscribo a las colaboraciones entre Bogart y Walsh, la que más me gusta es ese drama de camioneros con atmósfera “noir” que es “Pasión ciega”, de 1940, justo anterior a “El último refugio” y en el que también aparece Ida Lupino, como femme fatale esta vez nada inconsciente.
    Por otra parte, es asombroso el caso de los remakes transgenéricos de Walsh a partir de sus propias películas, capaz de mejorar su propia historia de un género a otro (como aquí del noir al western), o al menos mantener el nivel, como hizo trasladando el bélico “Objetivo Birmania” al western en “Tambores lejanos”.
    Besos,
    Javier

  10. Qué bueno, querido Javier, cuántas cosas interesantes me cuentas. Y ya sois dos los que os decantáis por Juntos hasta la muerte. Así que tengo que volver a verla de nuevo. Y tampoco recuerdo haber visto Pasión ciega… me gusta el reparto, el director, todooo. Así que otra a mi baúl de películas pendientes.
    La pregunta que haces sobre el mito Bogart…, no lo sé. Creo que en El último refugio intimó con Huston y eso le permitió también protagonizar El halcón maltés… No sé si sin esos encuentros y visiones de estos directores hubiese saltado el mito o tal vez sí pero más tarde. Lo que está claro es que El último refugio fue un punto de inflexión y Roy poseía ya ese halo del mito Bogart.
    Ay, Walsh qué grande.

    Beso
    Hildy

  11. Son muy buenas razones para amar esta película, mi querida Hildy, además de amar el cine clásico que nunca se termina. Era tan rico que nunca acabas de escribir todo lo que da una sola película: actor, actriz, director, guionista, decorados,productores, etc. Cada cosa tiene sus anécdotas y te va llevando por los vericuetos de ese mundo hoy ya perdido para siempre. Me parece que le voy a escribir una carta a Ida Lupino. ¿Quieres que le diga algo de tu parte?

    Besos en blanco y negro.

  12. … Qué ganas de leer esa carta, querido Francisco. Qué ganas de descubrirla en más películas que me faltan por ver y cómo la disfruto en las que sí he visto. Dile que seguiré buscando oportunidades para verla en nuevos papeles o detrás de la cámara.
    Va a ser una carta seguro que merecerá la pena, como todas las cartas que escribes.

    Beso en lo alto de la montaña
    Hildy

  13. Siempre me gustó más «Juntos hasta la muerte», me pareció más depurada e indómita que ésta (y con un final que, sin desmerecer el cierre poético de ésta, me parece más hermoso – esas manos entrelazadas de los dos amantes ya muertos es de antología -). Y, sin embargo, tras este nuevo visionado de «El último refugio» (qué bonito título, infinitamente mejor que el original), comienzo a tener mis dudas… Empiezo a dudar si escoger entre mamá o papá, jejeje.
    En cualquier caso, ya que no pienso meterme yo solita en una diatriba gratuita, una película de Walsh es una apuesta segura. Su cine es vigoroso, seco, directo a las entrañas, romántico (que no meloso) y con un ritmo que haría enrojecer de vergüenza al más del noventa por ciento de los cineastas que ruedan hoy día.

    Para mí, lo mejor de esta película no es Humphrey Bogart sino la grandísima Ida Lupino. Una actriz magnífica, una directora estupenda, de una belleza natural que hipnotiza a cualquiera y con una de las miradas más cautivadoras que ha poblado una pantalla. Para una servidora resulta siempre incomprensible que el personaje de Bogart la rechace por la muy, muy sosa Joan Leslie. Ésa, con toda seguridad, es otra de las razones por las que siempre me haya decantado por «Juntos hasta la muerte» (¿quién se iba a dejar convencer por esta actriz teniendo a la camaleónica Dorothy Malone?).

    Unas razones, las tuyas, muy bien fundamentadas, para una película de las que ya no se hacen.

    Besos.

  14. … definitivamente, querídisima Isis, tengo que ver otra vez Juntos hasta la muerte (solo la he visto una vez).
    A mí me gusta mucho El último refugio (sí, que bello es este título) y cómo está contada la historia. ¡Me encanta Ida Lupino! De momento solo he podido ver dos de sus películas como directora y me han gustado mucho (El autoestopista y El bígamo), pero su trayectoria como actriz me entusiasma. Tiene títulos fundamentales, uno de ellos es este. Me gusta mucho también en The big knife o en Mientras Nueva York duerme. ¡Me quedan aun así muchos títulos que descubrir de Ida!

    Beso
    Hildy

  15. Pues has de verla en otra película, también de Walsh, que es «La pasión ciega», hecha un año antes que ésta y también con Bogart, más George Raft. Está tan deslumbrante como aquí. No te quiero anticipar nada, sólo decirte que construye un personaje tan ambiguo como sugerente y que si yo fuese hombre no creo que fuese capaz de rechazarla. Hasta ahí puedo leer…

    Besos!

  16. Juraría que no la he visto, qué ganas Isis, me la apunto. ¿Sabes, este fin de semana he visto por fin «Asalto a la comisaría del distrito 13»? Y no sabes cómo la disfruté. Una mezcla de Río Bravo y una película de jóvenes zombies, con aires de serie B. Gracias mil, siempre, por las recomendaciones.

    Beso
    Hildy

  17. De nada mujer. Gracias a ti. Ya sabes que entre cinéfilas, esto siempre es un trasvase de enriquecedoras recomendaciones.

    Me alegro mucho que la disfrutaras. A mí el protagonista (no el policía, sino el presidiario) me encanta. Dice mucho más en sus miradas, sus peticiones del cigarrillo y el lenguaje no verbal que todos los discursos y parlamentos que se encuentran hoy en la pantalla. Y si observas, la química que hay entre él y la chica (ese momento en que ella le da el cigarrillo no puede tener mayor erotismo y las miradas de los dos… en fin), a mí me retrotrae a las chispas que tenían Bogart y Bacall en Tener y no tener y El sueño eterno. Vale que no son actores de primer orden (ni falta que hace), pero transmiten mucho más con esos silencios, que Carpenter sabe utilizar tan bien gracias a su amor hacia el cine de Hawks.

    Besos!

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