La segunda vez que Anna se convierte en heroína de Williams es para hacer algo que sabe bien: una mujer temperamental y trágica. Anna se convierte en Lady y es la protagonista de una tragedia cien por cien sureña. Esta vez el director es Sidney Lumet y su co-protagonista, ese Piel de serpiente, es Marlon Brando. Piel de serpiente forma parte de una de las adaptaciones cinematográficas de obras de teatro norteamericanas que lleva a cabo Lumet en ese periodo: empieza para televisión con Llega el hombre de hielo de Eugene O’Neill, continúa con Piel de serpiente y Tennessee Williamas, sigue con Panorama desde el puente de Arthur Miller, para cerrar de nuevo con O’Neill y Larga jornada hacia la noche.
Del universo Williams elige una obra que no es fácil, La caída de Orfeo, pero que tiene todos los ingredientes de su mundo teatral. El calor siempre está presente, una localidad sureña intransigente, un personaje forastero que llega y no será igual recibido por todos, relaciones complejas, racismo, erotismo, eros y thanatos… Los personajes femeninos, todos, poseen una sensibilidad especial, ‘perciben’ el mundo de una manera distinta y son supervivientes en un mundo hostil y muy masculino que trata de aplastarlas, anularlas. Y los personajes masculinos o son especialmente odiosos o demasiado cobardes y ven su mundo amenazado cuando aparece un forastero, el joven Piel de serpiente, un tipo que va con una cazadora precisamente con piel de serpiente y una guitarra, que no necesita atarse a ningún sitio…, que es libre…
Así surge una película oscura porque va narrando una historia excesivamente trágica, sin esperanza alguna. Y el rostro de Anna, de gran trágica, se pone al servicio de un personaje triste, Lady, casada con un hombre desagradable que posee el negocio del pueblo. Además este se encuentra en las últimas fases de una enfermedad. Él es gran amigo de otro personaje influyente del pueblo, el sheriff, que está bastante a favor de disparar sin juicio alguno y que a su vez está casado con una mujer sensible (Maureen Stapleton) que prefiere no mirar y crearse un universo propio. Y por último también está la familia rica caída en desgracia: y dos hermanos, él alcohólico e infeliz, que rompió hace muchos años el corazón a Lady, y ella con graves problemas emocionales y de salud mental (Joanne Woodward) pero que quita máscaras y suelta verdades además de estar obsesionada con Piel de serpiente.
A esta localidad sureña llega el forastero, un joven con su guitarra en busca de trabajo, es Piel de serpiente. El joven se queda y construye una compleja historia de amor con Lady, además la ayuda a conseguir su sueño…, un merendero muy especial, que está unido a una tragedia de su juventud y a la figura de su padre. Pero Piel de serpiente tampoco es un tipo fácil, le conocemos al principio del todo (antes incluso de los títulos de crédito) en un interrogatorio con un juez donde explica por qué está en esos momentos en la cárcel, cómo trabaja como gigoló en macrofiestas (“para entretener”), como a veces pierde los papeles, y cómo promete que él solo quiere recuperar su guitarra de la tienda préstamos. El juez le deja en libertad si promete no regresar jamás. Así Piel de serpiente no se ata a ningún lugar…, va siempre sin rumbo, hasta que llega al pueblo de Lady, donde despierta distintos sentimientos a cada uno de sus habitantes. Y a Linda la hace salir de una cárcel, de una caja de cerillas, de un ambiente de enfermedad y muerte…, a otro universo de sensualidad, belleza, vida y esperanza donde es posible construir un sueño. El problema es que esa felicidad al primero que desagrada es a su marido…
Desde el principio se masca la tragedia no solo por los personajes y ambientes que van apareciendo sino por pistas que se van dejando a lo largo de la narración cinematográfica. La presencia del calor y el recuerdo de un fuego del pasado. Desde la tienda tétrica del esposo de Lady, hasta la propia comisaria o el local de las afueras del pueblo… Todo es oscuro y deprimente excepto el universo que se van logrando construir poco a poco Lady y Piel de serpiente que culmina en el merendero.
Al blanco y negro de Boris Kaufman, que alumbra momentos tremendamente oscuros pero también deja dosis de poesía visual… cómo cuando se ilumina por primera vez el merendero, le acompaña la triste melodía con aires de jazz que acompaña a los personajes. Su compositor Kenyon Hopkins no era ajeno al mundo de Williams, su música también acompañó a Baby Doll. Y por último una baza importante es la fuerza visual de la extraña pareja, Marlon Brando y Anna Magnani.
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Si hacemos caso a lo que cuenta Brando (que es mucho hacer caso…), la película está tremendamente marcada por las inseguridades y manías de la Magnani, y por ciertas tensiones personales derivadas de su obsesión por aparecer en pantalla más joven de lo que era (poniéndose, por ejemplo, una tira de esparadrapo en la parte de atrás del cuello para quitarse las arrugas del gaznate). También habla de los intentos de ella por seducirlo a fin de sentirse más joven, lo cual, siendo Brando, aunque posible, hay que ponerlo en cuarentena. Personalmente, prefiero «La rosa tatuada», y no soy muy partidario de esta etapa teatral de Lumet, un director que cuando se pone negro y sórdido, me encanta.
Besos
… Benditas manías e inseguridades porque su Lady tiene fuerza. Ja,ja,ja parece como si Marlon tuviera bastante del joven Piel de serpiente. Lumet es un director que me gusta bastante y también me gusta cuando se pone negro y sórdido pero me estremece en Larga jornada hacia la noche y hay momentos en Piel de serpiente en que me hace llega el agobio y el ambiente rancio en el que viven los personajes así como me deja respirar con los escasos momentos delicados…
Besos
Hildy
La Magnani es La Magnani y hasta cuando está peor, está mejor… ya me entiendes. Me apunto esta y la de La rosa tatuada que no he visto ninguna de las dos. Y me apunto a Lumet. Si es que no me dais tregua, malajes!!!
Y Tennesse, bueno, pues bien pero su intensidad tan intensísima a veces me puede. Cuando me acerca tanto el dolor, desde su piel y en lupa, me da la sensación de aplastar más que mostrar. O cosas mías, que también.
Besos de casi lady drama.
Querida Marga: La Magnani es La Magnani…, qué razón tienes. Y en estas dos películas sigue mostrándose ella. Genial.
Jajaja, de Lumet, a mí todavía me queda filmografía por descubrir, bastante. Solo por Antes que el diablo sepa que has muerto, Veredicto final, Network, Tarde de perros, Serpico, Larga jornada hacia la noche, Piel de serpiente o su genial debut Doce hombres si piedad… a mí me ha merecido la pena conocerle.
Besos
Hildy
No voy a decir que la Magnani no es la Magnani…..aunque la verdad, en mas de una ocasiòn no me hubiese importado nada que no lo hubiera sido y compusiese un personaje ajeno a ella en la que no tenga que hacer de Magnani. Me pasa lo mismo con Brando, no creas….
Esta pelicula la vi hace tanto que me guio mas de tus palabras que de mis recuerdos…..que tendria que ponerles al dia. Lo que si recuerdo es que si….la tension va subiendo….un abrazo
Tanto Magnani como Marlon son un misterio porque son ellos pero ninguno de sus personajes es igual. Por ejemplo la amargada Lady nada tiene que ver con la finalmente luminosa protagonista de La Rosa tatuada… pero ambas son puro Magnani. Con Marlon, querido Victor, me pasa igual. Stanley de Un tranvia nada tiene que ver con el Terry de la ley del silencio… Y ambos son Marlon… Y sí en Piel de serpiente la tensión va aumentando cada vez más…
Beso
Hildy
Me gusta mucho la atmósfera de muerte anunciada que se da en piel de serpiente. La fatalidad lo inunda todo y sabes que antes o después el drama excesivo y desatado, esta garantizado. Teatro si, pero que le vamos hacer, me gusta Williams y su torrencial universo. Aunque muchos le achaquen su excesiva teatralidad, a mi siempre me fascino estos dramones oscuros y densos que se desbordan hasta el delirio……Cuidate
Querido Plared, coincidimos plenamente. Y efectivamente en Piel de serpiente la fatalidad lo inunda todo desde el primer fotograma. A mí también me gusta Williams y su Universo así como las adaptaciones cinematográficas que se realizaron de sus obras que como bien dices son «dramones oscuros y densos que se desbordan hasta el delirio» llenos de complejos personajes.
Besos
Hildy