Pajaritos y pajarracos (Uccellacci e uccellini, 1966) de Pier Paolo Pasolini

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… una fábula social y política. Como un trovador de la Edad Media Pier Paolo Pasolini nos introduce en Pajaritos y pajarracos. Así empieza con una canción que va presentando los créditos de la película. La historia es una historia dentro de otra historia y su estructura es la de un viaje, una caminata. Los protagonistas son un padre y un hijo que después se transforman en dos franciscanos… a través de un relato oral que expone trazos de comunismo cristiano. A este padre y a este hijo en su caminar les ocurren varios acontecimientos y uno de ellos muy peculiar: conocen a un cuervo parlanchín de izquierdas, comunista marxista que es precisamente el narrador de la fábula central, esos dos franciscanos que tienen que convertir a halcones y gorriones…

Pajaritos y pajarracos es una rareza cinematográfica que queda en una especie de limbo extraño. Es cine con vocación política, con una narrativa cinematográfica al servicio de un mensaje, que pretende llegar a un elevado número de personas. Es decir, quiere convertirse en un cine popular, de masas. Y es rareza porque Pasolini no consigue ‘llegar’ a un número elevado de personas sino que elabora un ejercicio cinematográfico provisto de humor absurdo, ironía, poesía e ideología. Es decir convierte su Pajaritos y pajarracos en película minoritaria. Así es una pieza cinematográfica para analizar y que refleja además el ‘espíritu’ político y social de un momento de la historia italiana a finales de los sesenta, dos años después del fallecimiento del Secretario General del Partido Comunista italiano, Palmiro Togliatti (durante el peculiar caminar de ese padre y ese hijo se cruzan con su entierro –Pasolini inserta en el relato cinematográfico imágenes documentales).

En su vocación de relato cinematográfico que bebe de la narrativa oral y que además quiere llegar al mayor número de personas…, no es de extrañar que Pasolini elija como protagonista, como el padre, a uno de los actores más populares y famosos de la cinematografía italiana (y cuya trayectoria fílmica desconozco bastante), Totó. Un Totó, que en sus andares, vestimenta, expresión corporal y gestual y en los acontecimientos que vive es cercano a los héroes de ese cine cómico mudo y universal. En Totó están las huellas de Charles Chaplin y de Buster Keaton. Y su hijo tiene el rostro vital de Ninetto Davoli, que será un habitual en la cinematografía de Pasolini.

Pajaritos y pajarracos está hasta arriba de detalles que construyen un discurso. Y sobre todo, como muchas películas de Pasolini, es un estudio del rostro humano. Así cada uno de los personajes que aparecen en este ‘viaje’ poseen una cara con una historia, con huellas, y así se hace imprescindible el primer plano. Pasolini siempre busca rostros que expresen aunque no hablen y ya lo hacía así en Mamma Roma o en El evangelio según San Mateo. Así es difícil apartar la vista de una niña vestida de ángel, o de la prostituta Luna, o de las tres mujeres que se cruzan en el camino de los franciscanos que tratan de ‘aprender’ el lenguaje de los gorriones, o del camarero que les atiende en la taberna o de los comediantes que se cruzan en su camino. Y precisamente en esos comediantes y en otros ‘episodios’ del viaje se siente cómo Pasolini había trabajado y se había empapado del cine de Federico Fellini.

La fábula y el mensaje central es precisamente ese relato dentro del relato: la historia de los franciscanos que reciben un encargo de San Francisco de Asís. Tienen que evangelizar y llevar el mensaje del amor a los halcones y a los gorriones. A los pajarracos y pajaritos… y la tarea no será fácil. Precisamente tardarán unos dos años y encontrarán todo tipo de obstáculos. Aprenderán, sobre todo el más anciano, el lenguaje de los pájaros y transmitirán el mensaje… pero sus oyentes no entenderán del todo ese mensaje ‘revolucionario’. Porque una cosa es escuchar la palabra AMOR y otro caso es practicar, con todas las consecuencias ese amor. Los franciscanos evangelizarán a los pajaritos y pajarracos por separado… pero luego se darán cuenta de que estos se atacan y se hacen daño entre ellos. Se aplastan unos a otros. Así que Francisco de Asís les explica que tienen que empezar de nuevo para que entiendan realmente el alcance de ese mensaje… y otra vez a emprender el camino.

Así esa metáfora de pajaritos y pajarracos que terminan aplastándose unos a otros, se trasladará al viaje que realizan padre e hijo donde veremos cómo oprimen a los que son más pobres que ellos y a su vez ellos cómo son oprimidos por otros más ricos y poderosos. La cuestión final es que el cuervo se convierte en una molesta voz que no para y que continuamente se convierte en una especie de pepito grillo que todo lo analiza y que continuamente realiza una crítica constructiva que hace además pensar a sus dos acompañantes, algo que no desean pues bastante arrastran con su día a día y su lucha por la supervivencia… Así que sin pensárselo, y sin una sombra de mala conciencia sobre sus rostros, finalmente tomarán una decisión drástica con el cuervo… y seguirán su camino.

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6 comentarios en “Pajaritos y pajarracos (Uccellacci e uccellini, 1966) de Pier Paolo Pasolini

  1. Este cine de Pasolini me cuesta mucho, el cine cargado de tesis políticas en general (que no el cine político). Me resulta cargante, cinematográficamente contraproducente, y poco interesante. Al menos en el caso de Pasolini, está la imagen, el humor, la imaginación, el ingenio… aunque haya que soportar a Totó, al cual aborrezco como a todo cómico sin gracia, el peor pecado de un actor.
    Lo único que sí me llama la atención, del sustrato ideológico de la cinta, es esa esquizofrenia, típicamente italiana, que se da en cuanto a las relaciones entre comunismo y cristianismo, que dos mil años de tiranía eclesiástica han convertido en contradictorios, en incompatibles, pero que, en origen, atendiendo al presunto pensamiento del presunto Jesús, no debían serlo tanto. Como reivindicación de esa vuelta a los orígenes, al desbroce de la morralla jurídico-política de la Iglesia, a mí la peli me vale.
    Besos

  2. Mi querido Alfredo, desconozco prácticamente todo de Totó. Y siento mucha curiosidad por él. Aquí he visto que bebe no sólo del vodevil sino del cine cómico mudo norteamericano. Así que todavía no sé si lo soporto o no. El otro día recordaba con un amigo que la primera vez que tuve referencia sobre él fue en CINEMA PARADISO. A mí Pajaritos y pajarracos me ha parecido una película muy interesante a la hora de analizarla. De Pasolini me queda bastante por descubrir. Más que apasionarme su cine, me llama la atención meterme en sus entrañas, descifrarlo y entenderlo.

    Un beso
    Hildy

  3. Me ocurre algo parecido. El cine de este director me parece mas falso que judas. Un vehículo para exteriorizar ideas, utilizando la fealdad como bandera. Nunca pude con esa estética de imperfeccion buscada en todos sus planos. De discursos eternos y de una clara intencion de buscar el escandalo. Un director tan sobrevalorado como carente de cualquier atractivo. Mas allá del que dictan cuatro eruditos sentados en sus sillones de intelectualidad. Cuidate

  4. No he visto este título de Pasolini y me dio cuenta (haciendo cuentas) de que he visto muy poco de su filmografía, tengo bastante descuidado a este italiano terminado en «-ni», probablemente al más descuidado de todos los «-ni» (Fellini, Rossellini, Antonioni). Por lo que leo lo que resulta otra vez muy interesante es su obra es la contraposición iglesia y comunismo (Rossellini también tiene muy presente a la religión en sus películas): Pasolini se declara ateo pero realiza una de las películas más bellas acerca del evangelio: ¿cristianismo y socialismo? Pues quizás más cerca de lo que mucha cúpula episcopal quisiera (y otra vez Rossellini de secundario en este texto: «Francisco, juglar de Dios», magnífica). Pasolini era un gran cineasta, más aún, un autor poliédrico, osado y provocador. Lo que él fue capaz de contar hace medio siglo, pocos tendrían el valor de hacerlo ahora. Acabo mal, por supuesto.
    Saludos.

  5. Mi querido Plared, pues fíjate que yo no siento así el cine de Pasolini. No siento falsedad sino una puesta en escena diferente y muy pensada en cada película. Y eso que me falta todavía por ver aunque cada vez voy abarcando más de su obra. Ahora a mí su cine, es cierto, que no me entra por el corazón o la emoción, más por la cabeza y la reflexión. Y que no es de mis directores predilectos pero sí me interesa su cine, su figura y analizar cada obra que realizó. Es un director muy para analizarlo en la época en la que dirigió sus películas. Es una figura que me crea mucha pero mucha curiosidad y asombro.

    Besos
    Hildy

  6. Mi querido Licantropunk, me ha encantado tu nomenclatura de los directores italianos terminados en NI. Sí, es muy interesante el binomio iglesia y comunismo y cómo está reflejado en esta película. Y además realizas una reflexión interesante: ¿podría Pasolini ahora mismo realizar las mismas películas que hizo en su momento?

    En un comentario de Pajaritos y pajarracos en Filmaffinity, se realiza una reflexión que me ha resultado interesante además de curiosa (y que no había pensado) y es que el autor realiza un paralelismo entre la vida de Pasolini y la del cuervo de la película. Los dos acaban muy mal…

    Besos
    Hildy

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