La última tentación de Cristo es una de esas ‘rarezas’ que se encuentra en la carrera de todo director cinematográfico. Es una de las rarezas de Scorsese (en cuanto forma y resolución) pero no es raro que se sintiese atraído por el tema ni que eligiera otra vez a Paul Schrader como guionista. Con New York, New York había tocado el fondo tanto en su adicción a la cocaína como en su depresión. Pensó que Toro Salvaje sería su despedida del cine. Pero fue superando sus adicciones y en los ochenta realizó películas-rareza dentro de su trayectoria mientras iba renaciendo cual ave fénix como persona. Así entrega una de sus obras menos conocidas El rey de la comedia (que todavía no he visto), Jo, qué noche, El color del dinero (una película de encargo que es una especie de remake de El buscavidas) o uno de los episodios de Historias de Nueva York hasta que en 1990 rueda Uno de los nuestros que supone una nueva etapa en su carrera cinematográfica. A principios de los ochenta se van gestando también dos proyectos personales: La última tentación de Cristo y Gangs of New York. La segunda no pudo llevarla a cabo hasta dos décadas más tarde. Y la primera la realizó al final de la década.
Parece ser que fue la actriz Barbara Hershey (según cuenta Thomas Sotinel en la serie Maestros del cine de Cahiers du cinema) la que le proporcionó la novela del griego Nikos Kazantzkis a Scorsese. No he leído ni La última tentación de Cristo ni Alexis Zorba pero sí he visto las dos películas que surgieron de sus obras literarias. Y pueden gustar más o menos pero son películas que no dejan indiferentes y te hacen reflexionar. Kazantzkis además de novelista era un filósofo, no planteaba temas de manera fácil. Enseguida Scorsese se siente atraído por el proyecto pero también encuentra obstáculos por todas partes para llevarla a cabo, por presiones de distintas organizaciones religiosas que logran que primero Paramount retire su apoyo al director y después que tampoco pueda llevarla a cabo con financiación francesa. Así que en un primer momento para el proyecto pero tiene claro que la rodará y que quiere llevar esta vida de Jesús a la pantalla (no olvidemos que el director tuvo educación católica y que incluso hubo un momento de su vida que se planteó ser cura), y que la novela la adaptará al cine Paul Schrader (educado en el calvinismo). La novela ya había levantado ampollas y polémica… y la película tan sólo siendo un borrador ya era vista como amenaza en círculos religiosos…
Finalmente en 1987 la Universal daría luz verde al proyecto y a los obstáculos. Sería una película de presupuesto limitado pero permitiría a Scorsese dar su particular visión de la figura de Cristo, a través de la novela de Kazantzkis y el guion de Schrader. El director no pensaba en taquillas (de hecho esperaba que pasara veladamente por las salas)…, fue sin embargo la polémica que rodeó la película antes incluso de que se viera y de su proyección lo que permitió que se hablara de ella en los medios y que finalmente funcionara mucho mejor de lo que se hubiese pensado. Siempre me ha llamado la atención ese ataque feroz a ciertas películas polémicas que ni siquiera se han podido ver y los juicios de valor (así como debates furibundos) antes de poder acceder a ellas… Con La última tentación de Cristo se tomaron precauciones, como en ninguna otra película, para no ‘herir sensibilidades’. En algunos países fue prohibida y en otras había incidentes en las puertas de las salas de cine donde se exhibía. Por ejemplo, cuando se emitió por primera vez en Televisión Española, en el año 1992… salió antes Fernando Sánchez Dragó ‘explicando’ a los espectadores a lo que se iban a enfrentar (¿¿??). ¿Cuándo ha vuelto a pasar algo así?
¿Y qué cuenta La última tentación de Cristo? Lo único que hace es presentar a un Jesús muy humano lleno de dudas y miedos al que le pesa su parte divina y su misión. Tan humano que siente dudas hasta al final, en pleno sufrimiento. Y ahí en la cruz tiene su “última tentación” que es renunciar a su parte divina y ser un hombre normal, como los demás. Un hombre que se enamora, se casa, tiene una familia, trabaja, se enfrenta a problemas y tristezas, se supera, envejece y muere. Así una niña, que se presenta como ángel de la guarda, ofrece su mano a Jesús en la cruz y le anuncia que puede bajar y acabar con su sufrimiento. La niña le explica que igual que en el último momento Dios no permitió que Abraham matara a su hijo Isaac…, Él no va a permitir que su hijo muera. Y Jesús acepta el ofrecimiento (no habrá ni sacrificio, ni pasión, ni resurrección…).
Scorsese presenta una película austera, con una puesta en escena casi desnuda, donde el desierto (se rodó en Marruecos) es otro protagonista más. El polvo y el sol están siempre presentes. Se crea así una atmósfera extraña acorde al estado de ánimo de Jesús que siempre está dudando, que muestra siempre sus miedos, sus obsesiones… que habla de cómo escucha voces, de cómo sufre…, una visión distorsionada, casi de pesadilla (como también han tenido otros personajes scorsesianos como el taxista con rostro de Robert de Niro). Pero también otro Jesús que habla de manera apasionada, que se divierte en una boda y baila, que habla con sus amigos, que sonríe… A mí me provocó extrañamiento (de hecho me desconcertó bastante) pero a la vez no dejé de verla. De un Scorsese que es barroco en su manera de mirar, queda un Scorsese de la mínima expresión pero sin renunciar a sus pesadillas y viajes interiores complejos. Mínima expresión tanto en los ropajes de los romanos como en los de los judíos o las mujeres (la más barroca es María Magdalena y está justificado por su profesión y porque a la vez es la ‘persona idealizada’ por un Jesús que piensa que nunca podrá tenerla entre sus brazos). En los decorados de los escasos interiores. En los paisajes elegidos (tanto desérticos como si hay algo de verde). En las ceremonias representadas como bodas, bautismos y crucifixiones. En la plasmación de los milagros y las tentaciones (… las serpientes, el león, la llama de fuego, el ángel, el manzano…).
La primera parte de la película cuenta el Nuevo Testamento, con austeridad y una especie de realismo sucio, casi con ortodoxia absoluta, sin embargo esboza tres temas que desarrolla debates interesantes. Después la segunda parte muestra esa última tentación de Cristo, la posibilidad de ser un hombre normal. Para finalmente devolverlo de nuevo a la cruz, todo ha sido un sueño y él acepta su papel y su misión (aquí encontramos paralelismo, y no lo veo descabellado, con otra película mítica y es Qué bello es vivir donde al protagonista también un ángel le concede la oportunidad de ver el mundo si él no hubiese nacido… y regresará de nuevo también a su papel y su misión. La diferencia es que Clarence es realmente un ángel que quiere conseguir unas alas… y la niña de rostro angelical es la representación de una tentación que manda el ángel caído).
Los tres temas esbozados y que darán sentido a esa última tentación son: la presentación del personaje de Jesús, su relación con María Magdalena y su amistad con Judas, el hombre que finalmente le traicionará. A Jesús (Willem Dafoe) le vemos por primera vez como un carpintero torturado y rechazado por todos que se dedica a tallar las cruces que le piden los romanos para los castigos a muerte que éstos infligen al pueblo judío. Él lleva la cruz hasta donde va a ser utilizada. En el camino los suyos le increpan, le tiran piedras… María Magdalena (Barbara Hershey) le escupe. Judas (Harvey Kietel), un zelote revolucionario, le echa en cara su trabajo. Y él explica que tiene miedo a lo que Dios espera de él y que no sabe muy bien cuál es exactamente el camino y que preferiría que éste no le hablara incluso que lo odiara. La presentación de Jesús se aleja mucho por tanto a cómo suele ser representado tanto en pantalla como en otras expresiones artísticas.
Después se evidencia a lo largo de todo el metraje que existe una atracción hacia María Magdalena, que Jesús en todo momento, como hombre, anhela estar junto a ella. Y que ella le correspondería. Y esa tentación sería el enamorarse como una persona normal. Sentirse deseado, amado y querido. Formar una familia. Aunque pronto se dará cuenta que como hombre normal, tendrá sus problemas, y su felicidad puede ser arrebatada. Y tendrá que volver a levantarse.
Por último se establece, durante la primera parte de la película, una interesante relación entre Judas Iscariote y Jesús, sus conversaciones son claves para entender el drama de Cristo. Él se encuentra escindido… entre el espíritu y la carne. El amor y el hacha. Judas lo tiene claro primero la revolución, vencer físicamente al enemigo y después la transformación espiritual. Jesús no lo tiene tan claro (por sus miedos y dudas), pero él tiende más a una revolución espiritual desde el amor. Y al final claramente pide ayuda a Judas. Le pide que por favor le traicione… porque sólo así cumplirá su papel divino sin dudar un instante… Judas llora pero cree lo que dice y se compromete, porque es fuerte —como le ha dicho Jesús—, a traicionarle.
La última tentación de Cristo es una isla extraña en la filmografía de Scorsese… que atrapa sus creencias más profundas y también sus dudas, y a la vez su mirada barroca se serena… aunque lleva su realismo sucio a tiempos pasados. Willem Dafoe da rostro a un Jesús desgarradoramente humano…
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Estupendo post,amiga Hildy. Yo no soy mucho de Cristo, Jesús y todo eso porque no soy creyente,y porque este hombre una vez estuvo a punto de volverme loco, bueno, no era culpa de este personaje bíblico. Te cuento: mi padre tenía en la cabecera de su cama una imagen de él, ya sabes, con el pelo largo y muy circunspecto. Por aquel entonces, yo quería dejarme el pelo largo y mi padre no me dejó, me dijo que era cosa de «porreros» (los que fuman porros). Jope, le dije, ¿entonces Jesús también fumaba porros? Él no, me respondió, era puro. Y yo le dije: Sí, pero tampoco trabajaba. Dejaba la carpintería cuando tenía la oportunidad para irse con sus amigos al campo y crear mayo del 68 y el movimiento hippie. ¡No me discutas! Jope,jope,jope. Cinematográficamente me gusta ese Cristo de La edad de oro de Buñuel, que entra en un castillo como el divino marqués de Sade y sale como Jesús. Me gusta ese Jesús de La Vía Láctea (de nuevo Buñuel) que lo vemos correr, reír, jadear, en fin, un tipo simplemente humano (por cierto este Jesús se parece físicamente al de Scorsese).Hay otro Jesús de Nicholas Ray y para de contar. La pasión de Cristo de Mel Gibson me parece un exceso, pero las imágenes de torturas me parece que se ajustan muchísimo al patrón literario de la Biblia. Yo leí la Biblia hace tiempo para saber de qué iba todo eso y fue cuando dejé de creer rotundamente.Libro macabro y cruel. Lo de Job me parece otro exceso de ese dios caprichoso. Hay que ver cómo juega con él de manera tan gratuita. Se carga a su familia y sus cosechas solo para experimentar el dolor de un ser que se le antoja como un mosquito. La madre que lo parió. Ah,sí, La última tentación de Cristo, cuando la vi me pareció estupenda.
Y me voy ya que como lean este comentario la santa inquisición me las voy a ganar.
Besos, besos con pasión.
Uf, mi querida Hildy, qué de cosas para comentar…
Primero: este es el Scorsese que me gusta. Arriesgado, personal, reflexivo, polémico, escultor a cincel de grandes fotogramas con profundidad, contenido narrativo, simbolismo y moraleja subyacente. Luego «Uno de los nuestros», y después una eterna pesadez de banalidades de tres horas con voces en off cansinas.
Segundo: los ataques a esta película, totalmente estúpidos, infundados, parten de la estrechez mental. Es decir, que califican a quien la ataca, no a la película. Primero, María Magdalena no era puta, eso fue un invento católico posterior precisamente para evitar especulaciones acerca de su presunta relación de pareja. Además, Jesús, como judío en la treintena, era totalmente imposible que estuviera soltero, o que no hubiera conocido mujer, y por tanto, la lógica indica que tenía pareja, y que esta podía ser la de Magdala. Por último, en cuando a su amistad con Judas Iscariote, ateniéndose a los propios evangelios reconocidos como «auténticos», es lo más natural. Judas, en tanto que cooperador necesario para que Jesús sea prendido, torturado y crucificado para «salvarnos», jamás podía ser un traidor. ¿Qué clase de traidor es el que ayuda a cumplir un plan de Dios? Por tanto, es obvio que Judas tenía que ser alguien especial para Jesús, si es que nos creemos todo eso de la divinidad, los pecados, la resurrección y tal…
Tercero: en cuanto a estética, la desnudez ornamental, los parajes áridos y la austeridad en vestuarios y decorados y puesta en escena a mí me parece directa la influencia de Pasolini y «El evangelio según San Mateo», donde esto era un componente casi ideológico. Por otra parte, yo no veo identidad entre los recursos «imaginativos» de esta película con «¡Qué bello es vivir!», sino, como bien dice Paco, y como bien apuntas al tratarse de una enviada del ángel caído, con Buñuel, en este caso «Simón del desierto» y en cómo el diablo le tienta en la piel de la colegiala Silvia Pinal. Es decir, que en la cinta de Scorsese yo no lo veo tanto como una oferta plausible sino como una tentación demoníaca, a la que Jesús debe renunciar en cumplimiento de su contrato.
Cuarto: un Jesús en el que pesa más lo humano (un argumento histórico) que lo divino (el argumento religioso) ofende sin duda a la casta (palabra de moda) cristiana dirigente porque, obviamente, eso remueve los cimientos de sus absurdos dogmas de fe. Les interesa mucho más el cine de «estampita» que cualquier reflexión intelectual o humana acerca del personaje de carne y hueso que pudiera ser en realidad, y cuya existencia histórica está basada en indicios concurrentes, pero de la que no hay una sola prueba inequívoca (ni mucho menos para inventarse todo lo que La Biblia se inventa a partir de esos indicios).
Quinto: el recurso a Sánchez Dragó, que desconocía, sí que me parece una frikada del quince. Si lo hubiera pillado Joaquín Reyes…
Un post espléndido, mi querida Hildy. Ay, Scorsese, si hubiera tirado por ahí…
Besos
Mi querido Francisco, leyendo tu anécdota me viene a la cabeza una película sobre Jesús que me gusta mucho ¡un musical muy hippy…!: Jesucristo Superstar…, ja, ja, ja.
Tu, como siempre en tu revelador (entre risa e ironía) comentario, nos hablas de la aparición de dos Jesucristos en el cine de Buñuel. Y es que este director reflejó de manera muy especial el mundo de la Iglesia católica. Aunque él se afirmaba ateo, era un tema que siempre le gustaba discutir y debatir. Y en su cine la religión y su reflejo especial está casi siempre presente.
En cuanto la Biblia, se sea creyente o no creyente, me parece un libro recomendable con una mitología especial que ha creado un montón de argumentos universales. Y efectivamente el Antiguo Testamento tiene un Dios macabro y cruel. Nunca he entendido cómo se ha podido justificar su transformación en el del Nuevo Testamento que en nada se parece al otro. Hacha y amor… ¿¿¿??? Tenía un amigo también ateo que me decía que siempre leía la Biblia, que le gustaba pasar sus páginas y recordar sus historias, porque le parecía literariamente muy valiosa y un libro maravilloso. En general me interesa la historia de las religiones, mitologías y creencias. Y sobre todo porque cuentan historias y tratan de ‘mirar’ el mundo para desentrañar sus misterios.
… es que a la Santa Inquisición no le gustaba nada que se razonara, se dudara o se vieran otras maneras de entender el mundo…
Besos fervorosos
Hildy
¡Pedazo comentario, mi querido Alfredo! Primero me alegra, ya sabes, que haya una parte de la filmografía de Scorsese que disfrutes. Me encantó la descripción de ese Scorsese que sí te apasiona: «Arriesgado, personal, reflexivo, polémico, escultor a cincel de grandes fotogramas con profundidad, contenido narrativo, simbolismo y moraleja subyacente».
Sí, las figuras de Magdalena y Judas han sido los dos ‘personajes’ del Nuevo Testamento que más interpretaciones, análisis y quebraderos de cabeza han dado. De hecho ambos han sido también protagonistas de múltiples ficciones. Dan muchísimo juego. Son personajes muy atractivos. Efectivamente hay estudios apasionantes que señalan lo que dices sobre si Magdalena ejercía o no la profesión más antigua del mundo o esto ha tenido que ver algo con los poderes de la Iglesia y sus interpretaciones. Algo similar ocurre con la virginidad de María (que además se convirtió en dogma)…, existen estudios que prueban que en la traducción de los textos bíblicos en ningún momento nombran a María como virgen sino como joven (y claro este cambio de adjetivo es bastante significativo). En cuanto la figura de Judas en la película de Scorsese me gusta mucho porque además dota al relato de un contexto político y social. Algo que se obvia en el entorno de la Iglesia cuando se trata de analizar los textos de los evangelios y que enriquecerían mucho más su lectura y posibles interpretaciones.
Efectivamente leí que a Scorsese, conocedor de muchas películas sobre la figura de Jesucristo, le entusiasmaba la versión de Pasolini, es decir, El evangelio según San Mateo… En cuanto el paralelismo con Qué bello es vivir lo veo en el sentido de a un personaje proporcionarle en un momento extremo (suicidio uno, muerte en la cruz otro) la oportunidad de ‘ver’ una existencia paralela y distinta a la que han experimentado. Y todas las reflexiones que surgen tras esta oportunidad.
Me ha encantado tu definición de cine estampita… cuando, efectivamente, la reflexión y el debate surge más de una reflexión intelectual. No recuerdo lo que decía Sánchez Dragó, sí su aparición como busto parlante…
Besos
Hildy