Westerns atípicos. La metamorfosis de un género (I). 7 mujeres (7 women, 1966) de John Ford

7 mujeres

A finales de los años sesenta y durante los setenta el género western está en continuo cambio y transformación. ¿Canto de cisne o innovación-cambio de un género que se negaba a dar sus últimos coletazos? Así durante estos años, no sólo nace una variación interesante como el spaghetti western, sino que surgen una serie de westerns atípicos con miradas diferentes que ofrecen nuevas miradas del género (no sólo la crepuscular… también una visión que va unida al desencanto y a los aires de protesta de estas dos décadas).

Si tan solo hace unos días hablábamos de un western atípico como Pat Garrett y Billy El Niño, ahora quisiera reflejar este interesante periodo de metamorfosis del género en tres post. Primero con la última obra de John Ford, el director de películas del Oeste se despide con una triste película que no es estrictamente un western pero sin embargo emplea las claves del género para contar una historia con aires de tragedia clásica. Después seguiremos con la obra de un director (su penúltima película) que tan sólo haría en toda su carrera un único western, El día de los tramposos (recuperada de la memoria gracias a un texto de Francisco Machuca). Esta obra de Joseph L. Mankiewicz ofrece una mirada ácida con ecos de comedia negra y desencanto hacia un viejo Oeste complejo. Y por último cerraremos este breve ciclo con Las aventuras de Jeremiah Johnson de un joven realizador que empezaba a despuntar en los setenta, Sydney Pollack, que encontró en el western una manera de expresar su desacuerdo con el sistema imperante…

La última de Ford

Un Ford anciano aborda un relato cinematográfico desgarrado y desencantado: 7 mujeres. Y se despide del cine con una película que a primera vista parece que no es un western. La historia que nos cuenta Ford no transcurre en los paisajes habituales ni en campo abierto. El salvaje Oeste desaparece y se cambia por un lugar lejano, frontera de China con Mongolia, un lugar en guerra. El fuerte del Oeste se transforma en una misión claustrofóbica dirigida por una mujer de carácter e intransigente (Margaret Leighton). Una película que fue incomprendida en su momento, que no es fácil de encontrar una copia en condiciones, que no sólo no fue valorada por los espectadores del momento, sino tampoco por los críticos. 7 mujeres ha sido valorada algo mejor con el paso de los años y en los distintos análisis sobre la obra completa de John Ford. Por ejemplo analiza y cuenta muy bien cómo fue el rodaje (así como sus dificultades) y proporciona un análisis crítico completo y lleno de matices, uno de los expertos en la filmografía de Ford, John McBride en su libro Tras la pista de John Ford (publicado por T&B Editores, 2004).

John Ford abandona el salvaje Oeste pero no las claves del género. Es decir 7 mujeres está contada en clave de western clásico. Además se pueden encontrar similitudes con uno de sus westerns más míticos e importantes a la hora de comprender el lenguaje del género: La Diligencia. Y esas similitudes se encuentran sobre todo en dos aspectos fundamentales: un personaje principal que muestra, por contraste, la hipocresía y doble moral de la burguesía (y en este caso de las organizaciones religiosas). La representación del otro sin rostro, de manera simplista… ellos son el mal y la fuente de problemas para los protagonistas (además de sus propios choques, de sus complejas relaciones interpersonales, y obstáculos). En La Diligencia eran los indios, impersonales, los que provocaban las situaciones límites entre el grupo que viajaba en un medio de transporte que era continuamente atacado (y después también en la posada). En 7 mujeres los bandidos mongoles son presentados sin matices, son unos ‘bárbaros salvajes’ y violentos, no hay más lectura. Pero se pueden encontrar otros puntos de unión como, por ejemplo, la mujer embarazada que pone más al límite la situación del grupo que trata de sobrevivir frente al enemigo. Así el personaje de Anne Bancroft puede ser una fusión entre la prostituta y el doctor de La Diligencia (como aquel maravilloso Thomas Mitchell, la doctora Cartwright también bebe). Además de tener ecos de otro personaje femenino fordiano, Kelly, la morena de turbio pasado con rostro de Ava Gadner que eclipsaba a cualquier personaje que apareciese en Mogambo.

La película, como en las del Oeste, ocurre en un territorio de frontera sin ley. Y como siempre Ford presenta un abanico de personajes (esta vez prácticamente todos femeninos) complejos, nada planos, que se relacionan entre sí. Lo que cuenta sobre todo 7 mujeres es el enfrentamiento de poderes entre dos mujeres con miradas diferentes ante la vida. Una se termina sacrificando por todas, sin pedir nada a cambio… sería el fuera de ley de las películas del Oeste (que parece que va a lo suyo) pero sin embargo actúa y decide salvar a los demás. Y la otra, en un principio mostrada como fuerte e intransigente, va perdiendo la cordura y el respeto del grupo (además con sus actos podría haber conducido a todos a un final desastroso) además de mostrar sus miedos, represiones y frustraciones. Las demás mujeres se van relacionando de distinta manera (algunas evolucionan de la primera escena a la última) con las dos líderes… Sobre todo dos de los personajes: la joven misionera (Sue Lyon) y la segunda de bordo de la inflexible directora de la misión, con la cara de Mildred Dunnock.

Tan solo hay un personaje masculino en el grupo americano (y británico) de la misión que además desaparece a mitad de esta historia con rostro de Eddie Albert (otra vez en nuestro blog, hace nada nos visitó con Attack). Un personaje complejo que evoluciona hasta que es eliminado para que se queden las siete mujeres solas en una situación límite. Cuando pregunta la doctora en su primera cena con sus nuevos compañeros de viaje: “cómo se siente como único gallo de este gallinero”… y él contesta con una risa ridícula, define a la perfección su personaje. Así la interpretación de Albert evoluciona de un hombre anodino y asustadizo que ha guiado su vida para ser predicador… hasta un hombre que toma conciencia de que se ha equivocado de rumbo y despierta… pero ya es demasiado tarde para él (sin embargo, logra que pueda ser recordado con respeto cuando por primera vez toma las riendas de su vida con una mirada realista).

El personaje bombón es el de la la doctora Cartwright, sin embargo, así como Ford dejaba un final optimista tanto para la prostituta de La Diligencia o para la Kelly de Mogambo, a la doctora la deja sola en su sacrificio, en su acto de heroísmo. A su acto de entrega, sin pensárselo dos veces, le sigue su suicidio ante un futuro de dominación, sumisión, en un mundo salvaje y sin reglas. Así Ford nos deja una de sus imágenes hermosas e icónicas… la silueta de una mujer con un kimono ante una puerta que significa la muerte… 7 mujeres se convierte en una despedida triste del director que hacía películas del Oeste. Una despedida en un territorio alejado del western pero que comparte sus claves fundamentales para contar una historia.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

9 comentarios en “Westerns atípicos. La metamorfosis de un género (I). 7 mujeres (7 women, 1966) de John Ford

  1. Mi querida Hildy, ya sabes de mi reivindicación de esta película como una grande de John Ford, más allá de sus evidentes limitaciones espaciales, el rodaje en decorados y en interiores, etc. Pero, además de una innegable estructura de western (como ya comenté en una reseña allá por septiembre), la película posee dos claves adicionales que la permiten ir más allá: el elemento femenino, y de liberación femenina, y de reivindicación de lo femenino, y también el elemento colonial, de matices diferentes respecto al western «de indios» (no se trata tanto del exterminio de una forma de vida, de una débil frontera de presente entre pasado y futuro, sino más bien de una frontera «metafísica»).
    En todo caso, magnífico texto para una película que muchos llaman pequeña o fallida, fíjate tú. Yo miro a la cartelera, miro esta peli, y me digo, ¿pequeña? ¿Fallida?
    Besos

  2. Si «El gran combate» sirvió para saldar su cuenta pendiente con el pueblo indio, este bellísimo drama femenino exculpó a Ford de su adulterada reputación de machista. Un hermoso canto del cisne colmado de quietud, pasión y humanidad.
    Un abrazo.

  3. ¡Recuerdo tu texto, que me provocó enormes ganas de ver esta la película! Y ha sido una experiencia muy placentera. No recordaba si la había visto antes. Y efectivamente una de las cosas que más me llamó la atención fue, como siempre, el cuidado de Ford en la descripción de sus personajes, complejos, y las relaciones entre ellos. Esta vez los personajes son femeninos y cada uno es un mundo. Perfectamente definidos dentro del grupo del que forman parte… El concepto de frontera en el cine también proporciona un buen elemento para analizar en diversas películas. Y por supuesto me fascinó cómo emplea todas las claves del western para contar una historia en un lugar lejano…

    Besos
    Hildy

  4. … Otra película que tengo que recuperar, El gran combate, para refrescarla y recordarla. Y un retrato de siete mujeres… muy diferentes. Aunque he de decir que yo recuerdo personajes femeninos fordianos muy ricos en matices (las actitudes machistas se encuentran más en los comportamientos de los personajes masculinos con sus actos pero ahí está una mujer que no reacciona con la sumisión sino que se convierte en compañera o lucha de igual a igual con él)… la Vera Miles tanto de Centauros como del hombre que mató a Liberty Valance. O la madre de Las uvas de la ira. O Kelly de Mogambo. Las artistas de Caravana de paz… O la prostituta de La Diligencia y la de El Delator… La verdad sería un tema apasionante, querido Antonio, un ensayo sobre el reflejo de lo femenino en el mundo de Ford, ¿verdad?

    Besos
    Hildy

  5. Extraordinaria película Hildy….a mi lo que me parece triste es que el del parche ya no rodó más…una pena.
    El microcosmos que monta el maestro sirve además para desmontar todos los falsos tópicos que sus detractores le aplicaron durante años. Y no hay que olvidar que ahora todo el mundo veneramos a Ford, pero hubo un tiempo en el que se le dio muchísima tiza, incluso con posterioridad al movimiento cahierista.
    Aun recuerdo cuando se alababan películas como soldado azul o un hombre llamado caballo, como un paso importantísimo que dejaba atras los viejos y caducos vicios de los tópicos del western.
    Recuerdo que la comenté en su día…gran texto el tuyo…Anne Bancroft está genial. Es uno de los personajes femeninos que situo entre los que más me gustan de toda la historia del cine, no te digo más. Un abrazo.

  6. Mi querido Victor: es que Anne Bancroft tiene dos imágenes claves en esta película. Su presentación: cómo baja de una mula fumando como un carretero, con sombrero y vestimenta masculina, pelo corto y mostrando toda una personalidad arrasadora que choca enseguida con la directora de la misión… Y la hermosa imagen final de una mujer en kimono, en la penumbra, a punto de cruzar el último umbral. Una profesional comprometida hasta al final… para salvar a un grupo de mujeres donde prácticamente la mayoría de ellas rechaza su comportamiento, forma de vida y proceder… Ella en ningún momento juzga, sino que no hace más que cantar sus diferencias y expresar que ninguna de ellas es una mujer normal…

    ¡Acabo de leer tu texto que no había leído… y lo he disfrutado muchísimo!

    Besos
    Hildy

  7. Me da que una parrafada que había soltado no se ha publicado. En fin, como no lo se esperare y si no sale volveré a dar la alta

  8. Es curioso que Ford, siempre tachado de machista y lleno de misoginia se despidiera del cine con esta cinta. Plena de sensibilidad y donde las mujeres son las fuertes, los hombres simples comparsas sin el mas mínimo atractivo.

    Es curioso que siendo quizás el director que mas provecho a sacado a exteriores grandiosos y abiertos. En su canto del cisme lo hiciera con una película intimista y rodada en espacios cerrados. También lo es, que acostumbrado a a trabajar siempre con los mismos actores, esta vez eligiera a una mayoría que nunca habían coincidido con el.

    Una película que en su momento cabreo a todos, quizás de ahí su desconocimiento para el gran publico. Ya que no contento a esos conservadores tradicionales entre los que el mismo se incluía. A los de la pancarta, pues nada de lo que hacia gustaba, así que tampoco les gusto. En fin, que no contento a nadie y fue como una lagrima en la lluvia.

    Y en cuanto a la película en si, magnifica, plena de sentimientos, intimista y con diálogos realmente cuidados. Demoledores algunos entrando de lleno en el ámbito tanto sexual como religioso. Vamos como suele hacer el bueno de Clint Eastwood mucho mas critico con los que piensan como el, que los profesionales de la pancarta.

    Y sin olvidar por supuesto, la colosal interpretación de Anne Bancroft que es grandiosa….. Sin mas adjetivos posibles. Vamos que una despedida a lo grande para tapar la boca a los que no supieron o no quisieron ver mas que las nubes que tapaban quizás el sol mas resplandeciente. Cuidate

  9. Mi querido Plared, el canto de cisne de John Ford, 7 mujeres, tiene un montón de matices, como señalas en tu buen comentario, que hacen que verla y su análisis merezcan la pena. Ya tan solo por la interpretación de Anne Bancroft está justificado no dejarla pasar. Una de las cosas que más me gustan de las películas de John Ford es que creaba universos humanos complejos… (a pesar de que en más de una EL OTRO, indios o mongoles -en el caso que nos ocupa-, aparecían más bien como un ente que representaba el peligro y el mal, sin apenas individualidades). Sus personajes protagonistas, hasta el más secundario, posee una complejidad…, una personalidad construida.

    Besos
    Hildy

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