Muchas son las películas que tocan el tema de la muerte. Cómo enfrentarse a ella o cómo representarla. En la sesión doble que propongo hoy, la muerte se toca de diferente manera. En una se envuelve en todo un ritual, un doble ritual. El de la religión católica. Velatorio y luto. Doliente. Y el ritual por el que funciona la mafia italoamericana. El ritual de la violencia en cadena. En la otra el espectador se convierte en testigo de la intimidad de un personaje que decide enfrentarse a la muerte desde la soledad más absoluta. Al final ese recorrido duro será un canto a ese tiempo que queda lleno de momentos sencillos poblados de recuerdos, sentimientos y belleza.
El funeral (The funeral, 1996) de Abel Ferrara
… Abel Ferrara nos hunde en un relato cinematográfico oscuro, de luto, y de las partes más ocultas e instintivas del ser humano. Un relato cinematográfico contundente, seco. Ni siquiera nos aporta la información suficiente pero nos hundimos en una historia de muerte, venganza y empapado del ritual de la religión católica alrededor de la muerte. El mundo de los hermanos Tempio, un clan mafioso, parece que está impregnado del Dios cruel del Antiguo Testamento. Así solo hay sitio para una historia dolorosa, compleja y con el sentimiento de culpa siempre presente. Solo hay sitio para la tragedia.
La historia comienza con la entrada de un ataúd en el hogar del hermano mayor de los Tempio, Ray (Christopher Walken). El ataúd porta el cadáver del más pequeño de los hermanos, Johnny (Vincent Gallo). A la casa también acude el hermano mediano, Chez (Chris Penn). Todo está preparado para el velatorio. Al día siguiente será el entierro. Mujeres que lloran, mujeres de negro. Y los dos hermanos vivos que asumen de distinta manera la muerte a tiros del pequeño. Recuerdos del pasado. Recuerdos más recientes. El mayor, frío y calculador, solo piensa en la venganza. Y nada va a pararle. Quiere que la venganza tenga lugar esa misma noche. El mediano se hunde en un sentimiento de culpa, obsesiones, recuerdos y locura… Johnny era mafioso como ellos pero más joven y con un halo especial. El joven Johnny además de cinéfilo, no apostaba por el capitalismo salvaje. Él recoge la ideología del comunismo…, él entiende que para llegar a cierta ‘justicia social’ hace falta su ‘trabajo sucio’.
Entre rezos, lloros y comidas… en ese momento de espera donde el cadáver recibe visitas y lágrimas, transcurre la película. Ahí están también las mujeres de negro, las esposas de Ray y Chez (Annabella Sciorra e Isabella Rossellini), ambas conscientes de lo que puede suponer la muerte de Johnny. Una ya agotada de esa vida de venganzas y violencias, la otra intentando contener en cada momento la tortura interior y la locura del esposo.
Y de fondo la historia de tres hermanos unidos por la sangre. Esa unión es en la única que creen y la única que en el fondo les permite un cierto equilibrio. Cuando esa unión quiebra, el caos llega a sus vidas. Al final de la noche, explotará la tragedia por el camino más inesperado… La muerte siempre presente. Después del caos, la calma. Doliente.
El tiempo que queda (Le temps qui reste, 2005) de François Ozon
Romain es un joven fotógrafo con éxito. Éxito en su trabajo. Éxito en su vida sentimental. Y querido por su familia. Una noticia trastoca todo su mundo. Romain no es perfecto. Le conocemos demasiado seguro de sí mismo pero bastante egoísta, narcisista y muy arrogante. Esa noticia es que le han detectado un tumor maligno muy extendido por todo su cuerpo y con muy pocas probabilidades de ser curado. El mundo de Romain se derrumba. Decide además no someterse al agresivo tratamiento. ¿Cómo enfrentarse a la muerte? Romain se enfrenta a todo y a todos y rompe de manera radical y de malos modos con todo lo que le rodea.
Después de la furia, viene la calma. La aceptación del tiempo que queda. El joven fotógrafo decide no decírselo a nadie de su círculo más cercano…, tan sólo a su abuela (Jeanne Moureau). A ella porque se parece a él. A ella porque está como él cerca de la muerte. Y a su manera, se va despidiendo de los seres queridos. También conoce a otros nuevos, a una joven pareja que le permite una especie de continuidad para cuando desaparezca… Que le permite no desaparecer del todo. Su cuerpo se va deteriorando con la enfermedad, y él, en silencio, y con una pequeña cámara va ‘rescatando’ momentos, personas y objetos que le importan. Vuelve a su cabeza, de manera recurrente, el niño que fue. Recupera una cierta belleza e inocencia, y eso le hace sonreír pero también llorar por el poco tiempo que queda. Recupera fotografías e imágenes del pasado. François Ozon emplea una emoción contenida para contar cada momento o conversación, cada gesto o mirada: con su joven amante, con su abuela, con su padre, con su hermana, con el doctor, con la joven pareja… Romain tiene el rostro de Melvil Poupaud que transmite mucho en cada fotograma (maravilloso también en Laurence Anyways de Xavier Dolan). Su deterioro físico es lento, en calma, casi imperceptible pero evidente… en un movimiento, en un gesto, en un cuerpo que se va quedando sin fuerza, cada vez más delgado.
Y al final, sin nada. Solo con su cámara, va hasta el mar. Solo queda el mar… y el sonido de las olas.
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¡¡¡Hala, la alegría de la huerta!!!
Caramba con el temita… En fin, me gustan las dos, más la primera, todo hay que decirlo, porque Ozon, no sé por qué, no me termina de convencer (muy políticamente incorrecto es esto dicho ahora, que está de moda), en sus pelis siempre hay un momento que se me deshace, como «En la casa», por ejemplo. Pero también me gusta.
Lo cual no quita para que, insisto, hoy esto sea la juerga padre…
Besos
… caramba con el temita… y sin embargo cuántas buenas películas lo tratan. A mí también me gustan las dos.
Ozon me llama bastante la atención pues el tono de sus historias y cómo las cuenta cambia en cada obra. Y eso que todavía me falta bastante por ver de su filmografía. En otro blog trataba de explicar qué es lo que me llama la atención del realizador y lo que sacaba de conclusión es «que le encanta ‘jugar’ con la narración cinematográfica y ‘experimentar’. Se apasiona con las distintas formas de contar y posibilidades que le ofrece el cine a la hora de encarar una historia. Disfruta empleando distintas formas para contar lo que quiere. Sí, es un novelista de la imagen (no obstante varios de sus personajes son virtuosos en el empleo de la palabra,o de la creación en distintas facetas). Por eso sus películas ‘formalmente’ son tan distintas unas de otras porque a Ozon lo que le entusiasma es tener el poder de elegir infinitas maneras de contar una historia…».
Besos… de alegría de la huerta
Hildy
La de cosas que me he perdido en poco mas de una semana….La de Ozon no la he visto. Interesante eso que apuntas sobre su idea de jugar con la imagen y la narracion….puede ser….debido a ello hay algunas que me descolocan un poco como Potiche….y otras me dejan clavado en la butaca como esa de 7 x 2 con mi admiradisima Valeria Bruni-Tedeschi.
Sin embargo, la ultima sobre una chica que se da al vicio….en fin….me quedè con ganas de un desarrollo mayor y mejor….bueno cosas mias supongo.
El rito mafioso combinado con los ritos familiares y con los religiosos dan como resultado una peli que vive en continua tensiòn a punto de estallar….y que interpretaciones…lo explicas muy bien.
Y sobre Marnie, decirte que creo que es la pelicula del maestro que mas impacto me ha causado. Incluso mas que Psicosis y los pajaros. Me parece extraordinaria. Y creo que aunque uno puede acordarse de Recuerda como bien apuntas, esta va x otro lado. Romantica, psicopàtica, con un frenesi imparable…sublime. Un abrazo. Siempre un placer leerte
He visto tu comentario hoy
encantado de figurar entre los apasionados
Estupendo Blog, ya quisiera saber escribir como tu para ser yo mas extenso en el mio…simplemente no me atrevo
Querido Victor: ¡qué alegría leerte!
En El tiempo que queda ¡sale tu admiradísima Valeria Bruni-Tedeschi! Así que ahí te lanzo otro motivo para verla. Y estás de suerte, porque Valeria en breve estrena entre nosotros una película que ha dirigido (y que también protagoniza)y que no pinta nada mal: Un castillo en Italia…
Respecto Ozon… Joven y bonita no la he visto y me he quedado con ganas. Empecé a conocerle por ¡8 mujeres! La gente que estaba a mi lado no podía soportarla… y yo salí contentísima, tarareando la canción, ¡me lo pasé genial! Algo similar, ejem, me pasó con Potiche… Salí feliz. Luego he ido viendo más películas… y como digo desconcierta pero es que creo que su secreto está en que le encanta narrar cinematográficamente y continuamente juega y experimenta. Y hoy le toca una tragedia, mañana un musical, pasado un melodrama y al día siguiente una comedia nostálgica o con algo de magia…
Ay, Victor, y ¡Marnie!, ay, Marnie… Romántica y psicopática… buenos adjetivos para definirla…
Besos
Hildy
¡El blog David y Goliat!… ya está en Otros apasionados cinéfilos.
Te seguiré leyendo… Qué ganas de ir a ver En un lugar sin ley.
Besos
Hildy
¡Bienvenido Atticus! Gracias por pasarte y dejar un comentario tan amable. No conocía tu blog así que pronto me daré un paseo tranquilamente por él.
Beso
Hildy
Hola, Hildy, buenas tardes. Ferrara y Ozon, vaya pareja, dos cineastas de perfiles tremendamente distintos, y de los que tengo que confesar que no conozco mucho (un poco más de Ozon que de Ferrara, acerca del cual, francamente, no comparto el entusiasmo cinéfilo generalizado que despierta). ¿El tema? Bueno, dicen que no hay peli, novela u obra artística, en general, que no trate, de alguna manera, el amor y/o la muerte, que son LOS temas (el resto es relleno, complemento, añadido…). No sé, quizá…
Un fuerte abrazo y hasta pronto.
Querido Manuel: en Abel Ferrara estoy como tú. No he visto mucho de su filmografía. Recuerdo que me dejó bastante alucinada El teniente corrupto con Harvey Kietel. Y la experiencia de El funeral ha sido buena. Llevaba tiempo detrás de ella. De Ozon he visto algo más y me resulta un realizador original y curioso, que a veces hace que me lo pase muy bien y otras me quedo meditando bastante.
Efectivamente, amigo mío, amor y muerte son LOS temas… y sin embargo pueden reflejarse de tantas y tantas maneras… y nunca nos cansamos, ¿verdad?
Besos
Hildy
Ay,poco puedo decirte,amiga Hildy. A mí Ferrara no me gusta nada.Me pasa lo mismo con Lars von Trier.Tengo la sensación que me están dando gato por liebre.Y de Ozon no sé absolutamente nada. Respecto a los funerales sí te puedo decir que disfruté mucho con la novela de Rafael Azcona: Los muertos no se tocan,nene.Te la recomiendo.Es más, la tienes en edición de bolsillo.
Besos,mi querida amiga.
… Mi querido Francisco, Los muertos no se tocan, nene… la he tenido entre mis manos pero no la he leído. ¡Gracias como siempre por la recomendación!
No sé si habrás visto El funeral pero yo creo que a pesar de que Ferrara no te convenza, intuyo que no te disgustaría del todo… a lo mejor me cuelo…
Y Ozon, me resulta un realizador interesante.
Beso, nene
Hildy