Decepción absoluta. Dispuesta a disfrutar y pasarlo bien, salí totalmente contrariada. Monuments men partía de una buena idea y sin embargo no ha podido estar peor contada. George Clooney tiene algún destello correcto, como director de la función, en escenas sueltas pero ofrece una historia sin ritmo, mal contada y absolutamente deslavazada. Acudí a la sala de cine con muchas ganas y poco a poco fui encogiéndome en la butaca hasta el hastío más absoluto.
Contaba con un antecedente que me entusiasma. Una maravillosa película del dúo Burt Lancaster y John Frankenheimer del año 1964, El tren, cine emocionante y de tensión con historia maravillosa. Transcurre en París, un París que pronto va a ser liberado, pero antes de la derrota los nazis cargan un tren con los cuadros más importantes que se encuentran en la ciudad para llevárselos a Alemania. Un grupo de partisanos (muchos de ellos no saben de arte ni de cuadros pero sí que ése es un ‘cargamento’ que no se pueden llevar los nazis) trata de evitar —arriesgando sus vidas— que los cuadros salgan de Francia…
George Clooney se inspira en la historia de un grupo de expertos en arte, historiadores, directores de museos, arquitectos… con cierta experiencia y edad con nacionalidades sobre todo de EE UU y Gran Bretaña (y también un francés con cara de Jean Dujardin) que se le encargó casi al final de la contienda la recuperación de las obras de arte robadas por los nazis durante la guerra para devolverlas a los lugares de donde fueron sacadas. La película parte del material de un libro de Rogert M. Edsel.
¿Dónde están las claves para no disfrutar de esta película?
1.- Los lazos entre los monuments men y los propios monuments men pésimamente desarrollados. De pronto los personajes de Clooney y Damon los van reuniendo, todos se conocen más o menos (hay por ahí, por lo visto, uniones de toda la vida)… y en un segundo sus lazos son fuertísimos, su entrega a la causa impresionante… Apenas logran caracterizarse (no podemos imaginarnos su bagaje, la historia que arrastran a sus espaldas…) y no podemos creernos al ‘grupo’ ni lo que les ocurre. Un buen reparto (con carisma) totalmente desaprovechado porque los personajes apenas están construidos. Sólo hay un conato de pareja ‘cómica’ y bien avenida (pero desgraciadamente no desarrollada) entre los caballeros que tienen los rostros de Bob Balaban y Bill Murray.
2.- Lo inconexo de la propuesta acompaña toda la historia (tanto el dónde como el cómo). De pronto el grupo está tan junto como separado (pero siempre se quieren mucho y se nombran unos a otros)…, hay dos trágicas muertes con música de fondo e imágenes muy sentidas. Son siempre recordados (aunque ver a todos juntos rara vez se ha dado) e incluso hay lágrimas. George Clooney suelta varias veces monólogos sobre la grandeza de su misión y la importancia de salvar el arte. ¿Por qué hay que salvar el arte? Con voz seria, rostro compungido pero heroico, micrófono cerca de su boca. A veces emplea su ironía. Es como un actor clásico de Hollywood convertido en soldado, con una misión especial. Un Clark Gable salvador que además sabe declamar y dar discursos a la perfección.
3.- Mientras el grupo se va dispersando por Europa en busca del ‘tesoro’ escondido, la pista más importante es encargada al otro apuesto del grupo con rostro de Matt Damon. Damon protagoniza su propia película y al final ya se unirá con el grupo. Él va a París con un contacto y después de conversaciones, viajes rocambolescos y tal contacta con una ‘pieza’ fundamental de la trama: un parisina que trabajaba para los nazis que robaban la obra artística… pero que a su vez era una entregada a la causa, a la Resistencia. Y todo su afán era salvar el legado artístico. Ella esconde un secreto: sabe donde está todo (y además lo ha catalogado de maravilla). Pero no se fía ya de nadie. De pronto la seria, estirada y misteriosa dama se convierte en gata en celo, da un giro radical cuando se da cuenta que los monuments men son buenos y desinteresados… Ahí se cuenta una medio historia de seducción sin posibilidad de química un tanto absurda del que tan solo queda el recuerdo de una corbata…
4.- Cuando Damon se reúne con sus amados amigos (que por su cuenta ya habían averiguado casi lo mismo que él… cosas del destino y la casualidad)… tiene que pasar un momento de peligro tremendo donde todos se muestran solidarios con él… si él salta por los aires, todos le acompañarán. Son como unos mosqueteros por la causa. Así después de haber sido bastante inútil su odisea en solitario… deja ver que el grupo funciona. Y todas las hazañas del grupo transcurren así…, sin un ápice de tensión, emoción, desgarro o miedo…
5.- La resolución y el encuentro de las obras de arte es un poco por arte de magia, golpes de destino y suerte (y un poquillo de investigación con algo de potra)… pero por suerte llega antes este grupo de expertos que los desalmados rusos (¡no sabemos qué destrozo iban a hacer estos…!).
6.- Todo aderezado de una banda sonora de Alexandre Desplat y alguna canción de la época que emocione. Discursos muy serios sobre el arte y la guerra. Alguna nota suelta de humor. Ensalzamiento de la amistad (sin entender muy bien por qué), escenas muy trágicas y otras que muestren el horror y el sinsentido de la guerra. Ah, y algunas obras de arte representativas…, curiosamente casi todas con un contenido religioso y trascendente (trascendente como la misión). Algunas buenas ideas sueltas en el metraje como buenas escenas rodadas (como islas entre secuencias sin orden y sentido aparente o quizá simplemente colocadas con torpeza)… que se diluyen en una historia muy mal narrada cinematográficamente con una falta de ritmo y sentido total.
Pensé que el mal recibimiento en el Festival de Berlín era hacia un largometraje de entretenimiento que recuperaba un cine bélico de aventura tipo La gran evasión o la ya nombrada El tren. Que era cine espectáculo no bien recibido dentro del contenido y naturaleza del festival. Pero lo que me encontré fue una mala película de George Clooney (que tanto me había entusiasmado en Los idus de marzo), ni siquiera un divertimento. Tan sólo destellos. Otra vez será…, espero su próximo proyecto como director.
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Hola, Hildy, buenos días; pues estuve en un tris de haber entrado hace días a verla en el cine, aunque, finalmente, terminamos decantándonos por otra opción. Ya había visto al bies alguna otra opinión poco complaciente con la propuesta, pero tú vienes a ratificarme plenamente las ‘maldades’ de la misma, así que ahorrada queda, con mi agradecimiento por la ‘conseja’.
Un fuerte abrazo y hasta pronto.
Ay, esa pequeña tienda de los horrores que llevas dentro, mi querida Hildy… Veo que he acertado huyendo de este título, aunque no te creas, me tentaba, y mucho. Pero me olí la tostada, llámalo instinto, y mis «deberes» cinematográficos no llegan a tanto. DiCaprio, pase. Von Trier, pase. Pero las películas con pretexto artístico nunca pueden ser adocenadas, vulgares y alimenticias. «El tren» tenía la virtud de evocar: más allá de alguna secuencia de «inventario», con todas las obras amontonadas y dispuestas para el embalaje, lo que despertaba la ansiedad del público eran las cajas de madera con los nombres de los pintores marcados en ellas. Un gran truco la mar de efectivo. Aquí el truco parece estar en el reparto y en nada más. Y claro, es lo que pasa. Luego se meten conmigo porque digo que el cine generalista, a grandes rasgos, nunca ha sido peor…
Besos
Mi querido Manuel, qué alegría leerte. Yo iba muy entusiasmada y dispuesta a divertirme y emocionarme por partes iguales… pero bluffff. Sin embargo, siempre se aprende. Reflexioné un montón después de la proyección sobre por qué no me había llenado y qué era lo que no me había gustado ni enganchado.
Me dio pena porque George Clooney partía de una idea buena (y una buena historia) y podía además recuperar un determinado tipo de cine bélico como La gran evasión, El puente sobre el río Kwait, El tren… Pero lo que consigue es una especie de estela de postales desvalazadas… y muy poca química con este grupo de expertos de arte (que tenían carisma como para haber construido buenos personajes para ellos).
En fin un deleite analizarla.
Y espero el próximo trabajo de George… con ilusión.
Besos
Hildy
Ja, ja, ja… sí, sí, querido Alfredo, el post me ha salido un poco tienda de los horrores… Vaya, vaya, vaya. Me dio pena una idea buena y tan mal desarrollada que tenía además los ingredientes para haber conseguido una narración cinematográfica por lo menos bien contada. A George no le sale ni siquiera una obra entretenida o con un punto de diversión (tipo Los violentos de Kelly). Eso sí algún destello hay del Clooney que sabe mirar a través de la cámara así que como digo espero su próxima obra con ilusión…
Besos
Hildy
No la he visto,mi querida Hildy. El otro día leí una entrevista a George Clooney dijo que era un homenaje a esas películas que tú mencionas; La gran evasión, El tren, Trece del patíbulo, Los profesionales, et,. Apunta alto el amigo Clooney, pero al menos intenta homenajear a un tipo de cine inigualable. Por dios, La gran evasión, ¿quién se atrevería a realizar un remake de esta obra maestra? Lo han hecho, pero ya nadie lo recuerda. El tren, de Frankenheimer, una clase de tipo artesanal que realizó también pelis como El hombre de Alcatraz o El mensajero. Richard Brooks y esa maravilla que es Los profesionales. Robert Aldrich, y si me apuras, también mencionó a Samuel Fuller, joder. Él no sabe que para ser un director de bandera hay que ser muy feo. Recoge,mi querida Hildy,todas las fotografías de los más grandes directores de la historia del cine, todos,todos son feísimos físicamente,para después darnos belleza cinematográfica. El que no está calvo, lleva parche en el ojo, el que no está más gordo que un gorrino es un alcohólico. Y no me menciones (que te veo venir) a Robert Redford o Paul Newman, que dirigieron películas, eso no me vale porque no hicieron tantas y no están a la altura de los monstruos. Ya me entiendes. A Clooney le ha salido caro las cápsulas Nespresso y ser tan guapo con ese pelo plateado y prematuro y amigo de Pitt, de Damon…Ya sabes, Ocean’s Eleven, un remake de una joyita en donde los actores eran todos feos.
Besos.Ay, si no fuera tan guapo me haría director de cine.
Ja, ja, ja… curiosa teoría, querido Francisco, sobre la fealdad en los directores y la belleza de sus obras. Curiosa, querido mío.
Me quedo pensando en ella…
¡Lástima, vaya por Dios, mira que por ser tan lindo no puedas ser un buen director de cine…! Menos mal que esto no les ocurre a los escritores, ¿no?
… Besos
Hildy
Los grandes escritores son todavía mucho más feos que los directores.James Joyce tuerto,Flaubert calvo y con la cabeza deforme. Poe con una frente abombada y la cara agria. Lovecraft daba más miedo que sus mitos de Cthulhu.¿Has visto a Andersen? Fíjate en Delibes y no veas a sus siete u ocho hijos,todos han salido a él, incluso una hija que todavía sigue soltera. Y no veas lo fea que era Patricia Highsmith,Agatha Christie,Jean Rhys, Ana María Matute… y paro de contar porque esto se haría interminable. Pero no importa, el legado de todos estos feos y feas son impagables.
Besos. Ay, si fuera feo me haría escritor.
Paco está sembradísimo… Tanto que, como en la Última Cena, ha metido a trece, y no doce, en el patíbulo… Un consejo para él: nada mejor para cuidar el cutis, para bien o para mal, que una buena siesta en Singapur a las tres de la tarde.
Besos & abrazos
Comento rápido y me voy a hacer la cena:sopa de pollo y verduras.
Lo de los trece lo digo (no es un error) porque en la entrevista hay una fotografía donde está él con los demás actores delante del cuadro de La Santa Cena de da Vinci y tuvo bastante polémica porque allí no se pueden a hacer fotos por la conservación del cuadro pero a George le dieron permiso.
Ay,Singapur y sus siestas…
Besos y abrazos.
… Después de la cena…
… Después de una fotografía delante del cuadro de Da Vinci porque somos muuuuu guaposss…
… Después de comprobar que mis bellos visitantes realizan bellas teorias…
… Después de no poder parar de reír y carcajearme…
… Puedo irme a descansar tranquila.
Besos
Hildy
Es el típico caso en el que te venden una cosa. Y el espectador espera eso. Y resulta que el carburador no va…Uno espera una película gamberra y con ritmo…y se encuentra con todo lo que tu has dicho…a lo que voy a ñadir un par de cosas con tu permiso.
No solo es que terminen aburriendo con la lección de historia y la importancia del arte es que hay dos cosas que no soporto aunque una sea muy cachonda.
La primera es el tratamiento de los rusos como malos malísimos, cuando en ese momento eran aliados. Eso de corramos, deprisa deprisa que vienen los rusos y vamos a dejarles de recuerdo la bandera americana no solo no cuela sino que irrita. Y sorprende en alguien que va de liberal por la vida como Clooney.
Lo segundo me hizo reir a mandibula batiente. Hacía mucho que no me reía tanto en el cine…eso de confiesa nazi…sino un día, cuando vuelva a los usa me compraré el periodico MIENTRAS ME TOMO TRANQUILAMENTE UN CAFE CALENTITO…y veré como has sido juzgado por tus crímenes de guerra…genial…
En algunos momentos me recordó, pero en aburridillo al equipo A…Un abrazo.
Mi querido Victor, totalmente de acuerdo con el par de cosas sobre la película que escribes que además enriquecen (qué suerte tengo) el texto y añaden más reflexiones.
Efectivamente, el tono adecuado podría haber sido gamberro y con mucho ritmo… y nada de esto ocurre. No sabes si reír o llorar. Si tomártelo en broma o en serio. Si los personajes son una caricatura o son serios.
Creo, querido Victor, que has dado con el problema de la película: Clooney no logró encontrar el tono de su historia. No se decantó por cómo quería contarla y va dando bandazos…
Besos artísticos
Hildy
No puedo estar más de acuerdo contigo, Hildy. Yo acabé entrando por chiripa (la única que encajaba en ese momento, cachis) y a la media hora estaba ya harta.
Me daba mala espina a priori el temita … y no me equivoqué ni un poquito, todos los tics del mal cine estadounidense cuando se pone la capa de salvador: qué sería del mundo sin nuestra contribución, qué malisissimos los rusos, qué pedazo de presidente el nuestro, y nuestro ejército, que me dices de nuestro ejército y los muchachos, dejándose la piel y la vida por una virgen y el Arte, oh, el Arte… en fin, de risa en su infantilismo redentor y guión plano donde los haya.
Qué le ha pasado a Clooney? demasiado café, no me digas más, jeje.
Por no hablar de las inexactitudes históricas y artísticas que de esas había a «puñaos». Para empezar fueron bastantes las mujeres que participaron en aquella divisón y aqui sólo aparece una y además tan mona y pelín casquivana al final.
En fin, que eso, que mira que me fastidia que me tomen el pelo pero la culpa es mía por llegar tarde, jeje.
Saludos!
Mi querida Marga,¡vaya desilusión unánime que nos ha provocado a todos!
Sobre todo lo que más me sorprendió es lo mal que está contada, narrada. El poco ritmo que tiene, la falta de tono y estilo. Quizá el resumen es el rostro característico de Bill Murray: que hace un tipo como yo en un sitio como éste. Y lástima porque el tema podría haber dado para una película interesante y los actores también.
Sí, todo lo que me gustó Clooney en Los idus de marzo aquí desaparece, aquí es como si hubiera tomado varios cafés descafeinados. Sí, esa es otra palabra que casa bien con la película, descafeinada. Ahora sí cuando digo que hay destellos es que Clooney sabe mirar con ojos de cine… y a veces se notaba. Por eso espero que vuelva a tomar un café contundente y nos ofrezca un película que podamos disfrutar de verdad…
Besos
Hildy
Disfruté mucho el año pasado del libro en el que se inspira la película «The Monuments Men» de Robert M. Edsel, un relato novedoso sobre un aspecto desconocido de la Segunda Guerra Mundial. Cuando me enteré de que se iba a realizar una película, me eché a temblar, me pareció que se iba a optar por un espíritu épico y que se iba a alejar de esa atmósfera de esfuerzo callado, protagonizado por el amor intelectual al arte y a su conservación, que domina el ensayo de papel. Sin embargo, cuando leo esos seis puntos de despiste que remarcas, me doy cuenta de que… en el libro es así. Los Monuments Men eran unos ratones de biblioteca, un pequeño puñado, demasiado mayores para el rifle y la acción, unos eruditos repartidos por un territorio inmenso y para los que, sí, la suerte tuvo mucho, mucho, mucho que ver en el éxito de su misión. Eso y una conservadora francesa del Jeu de Paume que es la auténtica heroína de la trama.
En fin, si alguno es aficionado a los textos de Antony Beevor, por ejemplo, no puede dejar de leer «The Monuments Men».
Y yo me temo que al final tendré que ver la película.
Saludos.
Qué interesante lo que cuentas, Licantropunk, y no hay duda de que tienes que ver la película y comentarme. Y yo tengo que leerme el libro…
Porque una cosa me quedó clara desde que vi el tráiler de la película, me llamaba poderosamente la atención esta historia y ese grupo… No he leido el libro pero no estoy segura de que la película capte la labor y personalidad de estos hombres ni del potente personaje femenino, que queda casi como una caricatura. Sentí que era una película con una historia potente muy mal contada…
Besos
Hildy