Comanche Tod es un héroe complejo de un western que ha caído en olvido de Delmer Daves. Comanche Tod (con el increíble rostro de Richard Widmark) es presentado en las primeras escenas como un fugitivo y asesino a sangre fría de sus perseguidores. Finalmente es capturado y su superviviente capturador con estrella de sheriff es un hombre desagradable que en todo momento le tortura y le trata como si fuera un animal, peor. Inmediatamente el espectador se pone de lado de Comanche Tod (sin haber entendido todavía su frialdad matando a sus perseguidores) como les ocurre a muchos de los colonos que se cruzan en el camino de tan singular pareja, sobre todo a un niño y su joven hermana. Todos se encuentran además en el peligroso territorio apache. Empieza así un camino de redención del héroe, de Comanche Tod.
Delmer Daves es de esos cineastas que se sabe que existe pero se les deja en un discreto segundo plano. Sin embargo si se indaga en su carrera cinematográfica se descubre a un director interesante que además hizo evolucionar un género como el western, sobre todo a nivel de contenido. Daves fue de los primeros que trató desde otro prisma y punto de vista a los indios. Ya no eran los malos sino también las víctimas. El problema entre vaqueros e indios se ‘reviste’ de muchos más matices y complicaciones. Ni unos son tan malos ni los otros tan buenos. Daves muestra cómo el pueblo indio en realidad está siendo masacrado y lo que intenta es defenderse y defender lo que hasta ahora han sido sus tierras. Así Daves empieza a crear héroes-puente entre los dos mundos o concepciones de vida en el salvaje Oeste. Y así nació en 1950 Tom Jeffords (James Stewart), héroe que en Flecha rota trata de llevar a cabo un tratado de paz con el apache Cochise y su pueblo… y de paso se queda prendado de una hermosa india. Comanche Tod es otro héroe-puente, él es un hombre blanco adoptado de niño por los indios. Un fuera de ley muy especial.
Así La ley de talión se convierte en un viaje lleno de obstáculos donde un grupo de jóvenes colonos con niño se verán solos en un paisaje hostil cuando los apaches terminan con sus familiares. El único superviviente con más edad es un asesino que iba camino a la horca (así se lo han presentado), Comanche Tod. Deberán confiar ciegamente en él para sobrevivir. Y él no les abandonará en esta empresa…, es más está dispuesto incluso a morir por ellos. Siempre se dice que es de buen nacido ser agradecido… y especialmente lo será con tres de los jóvenes que mostraron simpatía y compasión desde que le vieron aparecer.
Así todos jóvenes están perfectamente construidos: algunos muestran su total rechazo ante el nuevo líder y otros no sólo le seguirán sino que se irá transformando su admiración hacia el héroe… Es más una de las jóvenes se enamorará y su hermano se sentirá atraído desde el principio por Comanche Tod (como el niño de Raíces profundas por el pistolero desconocido)que terminará sintiéndole como una figura paterna. Entre los jóvenes hay además dos hermanas con una compleja historia, ambas son hermanas de padre: una es blanca y la otra es mestiza. La blanca es una joven que odia profundamente al otro, al diferente: se avergüenza de su hermana y rechaza la autoridad y experiencia de Comanche Tod.
Delmer Daves presenta una aventura de ritmo trepidante en que no deja ni un solo segundo de respiro y a la vez va construyendo las relaciones y los lazos de esta ‘extraña familia’. Comanche Tod va dejando ver a un hombre desencantado que ha sufrido de pasado duro y oscuro que va recuperando una ilusión por el futuro incierto al recibir la admiración y el afecto sobre todo de una joven y su hermano. También deja una escena de romanticismo exacerbado, en un momento de máxima tensión, cuando Comanche Tod le cuenta a la joven (con rostro de Felicia Farr, habitual en varios de sus western y que se convertiría en señora de Jack Lemonn) que él prefiere tener a las estrellas por techo. Que para él hogar es estar con las personas que ama. Y le va contando un hipotético e imposible futuro… donde llevarán su tienda india a lugares hermosos y donde serán libres para amarse.
La ley de talión es un western para rescatar del olvido.
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¡¡Ya lo creo!! Uno de mis favoritos de cuando era chaval. En algunos momentos cae en lo previsible, claro, sobre todo en el aspecto sentimental, pero muy muy estimable. Y Widmark… Una fuerza escénica increíble. La única pega: a veces los nombrecitos de los personajes se las traen: Comanche Tod, Panamá Joe, Amsterdam Vallon… La geografía y las generalizaciones metafóricas insertas en los nombres de los personajes no suelen caer bien: demasiado explícitas y poco sutiles.
Delmer Daves es un tipo a reivindicar: ‘La senda tenebrosa’, ‘Jubal’, ‘El tren de las 3:10’ (muy superior a su remake), la magnífica ‘Arizona, prisión federal’ y la genial ‘El árbol del ahorcado’. Cualquiera de estas, o la que tú reseñas tan bien como de costumbre (y con tanto y tan contagioso entusiasmo; de este fin de semana no pasa revisitarla) te proporciona un rato de buen entretenimiento con chicha.
Besos comancheros
Efectivamente Widmark es increíble. Me encanta. Su filmografía está llena de títulos que no se olvidan: El beso de la muerte, Un rayo de luz, Noche en la ciudad, Manos peligrosas, Vencedores o vencidos, La conquista del Oeste… o esta misma.
Y Delmer Daves es de esos directores que esconden filmografías a tener en cuenta y no sólo en western y bélico.
De La ley del talión me encantó esa manera que tiene de no dejarte respirar pero a la vez sientes que la historia avanza, se construye que los personajes se transforman…
Besos
Hildy
Hola Hildy,
Me encantan los westerns de Daves, y este “La ley del talión”, del que recuerdo sobre todo su rabioso antirracismo y esa preciosa escena romántica que mencionas entre Widmark y la guapísima Felicia Farr, es mi favorito junto con “El tren de las 3:10” y “El árbol del ahorcado”.
Es un director, como bien dice “39 Escalones” a reivindicar, incluso más allá del western: “La senda tenebrosa” es un noir modélico, “Destino Tokyo” una joya de submarinos, “El tesoro del cóndor de oro” un encantador film de aventuras remake de “El hijo de la furia”, a la que para mi gusto supera, y también recuerdo con agrado un melodrama familiar llamado “Fiebre en la sangre”, con Fonda y Maureen O´Hara.
Richard Widmark es irrepetible, asombrosamente versátil, de una gran personalidad, capaz de reinventarse desde los villanos de la Fox de sus comienzos (ese mítico gangster que tiraba a una anciana en silla de ruedas por las escaleras al que emulaba la Verdú en “Blancanieves”…) a héroes como el de esta película o los de John Ford. Me resultaría imposible seleccionar una única interpretación suya como mi favorita: el inteligente malo siempre de negro de “Cielo amarillo” de Wellman, el carterista de “Manos peligrosas” de Fuller, el Delfín de Francia en la “Santa Juana” de Preminger, el detective “Madigan” de Don Siegel,…
Besos,
Javier
Mi querido Javier: genial repaso en breves palabras pero intensas sobre Delmer Daves y Richard Widmark.
Sí, esa escena de Widmark con risa de hiena y la silla de ruedas es imposible de olvidar. Así como ese Harry Fabian de Noche en la ciudad que corre y corre.
Y me queda la alegría de saber que tanto de Widmark como de Daves me quedan por descubrir muchas cosas todavía…
Besos
Hildy
Voy a comprarme una libreta para anotar las pendientes y las que como esta hace mil que no veo.
Recuerdo lo bien que estaba lo de la inversión de roles y como le maltrataban, de palabra y de obra. Es de esas cosas que indignan. También recuerdo lo del viaje y el estupendo technicolor
Pero no recuerdo a Felicia Farr…tengo que volver a verla, sin duda.
Y yo que pensaba que Daves estaba ya reivindicado. Pero ya veo que no. Y no será por falta de títulos. En fin, nunca es tarde…Un abrazo
Querido querídisimo Victor… te diré que yo no recordaba absolutamente nada… no recordaba ni a Widmark por lo tanto la sorpresa ha sido muy pero que muy grata. De Daves siempre recuerdo con cariño Flecha rota.
También entre su reparto me he alegrado encontrarme no solo con la olvidada Felicia Farr sino con Susan Kohner… que yo la recuerdo porque es protagonista de un melodrama de Douglas Sirk que a mí me gusta mucho: Imitación a la vida. Es curioso aquí en La ley de talión era mestiza y en Imitación a la vida mulata… y ella era hija de actriz mexicana (Lupita Tovar) y de un agente y productor de Hollywood checo (Paul Kohner)…
Besos
Hildy
Pues a mí no se me ha olvidado, no, y lo que no se me olvidará nunca es que Widmark no tenía, en absoluto, cara de comanche.
Saludos.
… Ja, ja, ja… ya nos cuentan que se lo llevaron de pequeñín cuando su padre falleció… Sí, tiene un pelo rubio y unos ojos azules que se nota que mucha sangre comanche no tiene en las venas… Pero es su actitud ante la vida… ahí, amigo Licantropunk, es de lo más comanche… ya sabes libertad, amor a la naturaleza, amistad, supervivencia… y un techo lleno de estrellas sobre su cabeza.
Besos
Hildy
Maravillosa. Como siempre aquí Richard Widmark está inolvidable, bordando el papel de protagonista esta vez. Qué gran actor! Abrazos.
Querido Marcos, me uno a tu exclamación… qué grande Richard Widmark.
Besos
Hildy