Si vemos la primera obra cinematográfica de ficción de Louis Malle (Ascensor para el cadalso) y la última (Tío Vania en la calle 42) descubrimos a un realizador muy especial con una mirada a tener en cuenta. En su primera ficción, que llevó a cabo con 25 años, adaptaba una novela negra y dejaba su firma. Jugaba con el lenguaje cinematográfico, con sus actores, con las fotografías y empleaba una ya mítica banda sonora para ‘contar’ el interior de un personaje. Así dejaba puro cine negro de autor donde el fatalismo acompañaba a dos parejas muy distintas. No faltaba nada: suspense, tensión, destino trágico para las parejas de amantes, policías, testigos… ambientes ambiguos… Y sin embargo era una película absolutamente personal. Y en su última obra, con 62 años, adaptaba una obra de teatro rusa, Tío Vania, y dejaba una obra cinematográfica brillante y experimental donde asistiamos a un ensayo en un viejo y decadente escenario. Dejaba también su mirada y su firma. Entremedias una hilera de películas que ilustraba la pérdida de la inocencia o la hipocresía de la burguesía sin dejar de experimentar con la narración cinematográfica. Entre Francia y Estados Unidos fue construyendo su mirada. Todavía me queda por descubrir filmografía… pero sé cómo empieza y cómo termina.
Podríamos resumir Ascensor para el cadalso con una llamada telefónica de dos amantes, un crimen perfecto, un descuido, el robo de un coche por unos jóvenes inconscientes, un paseo nocturno con voz en off de fondo (y una melodía), un hombre encerrado en un ascensor con un mechero y una navaja, un doble asesinato en un motel, un suicido fallido, una acusación, una posibilidad de salvación y el revelado de unas fotos…
Con todos estos ingredientes se construye una historia apasionante que transcurre en menos de un fin de semana. El azar juguetea de tal manera que desde el principio sabemos que la fatalidad está presente. Ya nos avisa el título. Por una parte los dos amantes que planean la muerte del marido poderoso… Una muerte que les dará a ambos la felicidad y la posibilidad de amarse sin preocupaciones. Una premisa fundamental para que arranque una buena película de cine negro. Por otra dos jóvenes despreocupados e inconscientes, locos, con muy mala suerte. La vida de ambas parejas se cruzará para depararles unos cambios inesperados.
Los amantes que iban a encontrarse no pueden por una cadena de infortunios… ya lo presagia un pequeño gato negro que presencia el asesinato. Él encerrado en un ascensor y tratando de no perder la calma… Ella angustiada sin saber qué es del amado inicia una búsqueda nocturna por locales y por las calles. Llueve, no deja de pensar, no quiere perder la cabeza, piensa en la traición al ver pasar su coche y a una joven florista dentro… Pero no obstante sigue buscando. El fatalismo es evidente desde que nos presentan sus grandes rostros en primer plano hablando por teléfono…
Los jóvenes, ella una humilde florista y él un delincuente juvenil, van dando tumbos y viviendo rápido el momento, no piensan… primero roban el coche y después se lanzan a la autopista. Y también todo se enreda. Son como esos amantes de la noche que nada les sale bien y van de la mano al abismo.
Y a estos personajes les sigue la cámara de Malle que hace angustioso y hermoso a la vez un paseo nocturno en una noche de lluvia, que planifica perfectamente un crimen perfecto y otro que no lo es. Que regala un suicidio fallido con disco de vinilo que no deja de sonar. O plasma un interrogatorio de la policía con un hombre que solo quiere dormir… en un cuarto oscuro tenuamente iluminado. O nos deja un hermoso final trágico sobre la fragilidad de la vida y el amor (y un azar que proporciona un destino fatal) con unas fotos que se revelan en una cubeta…
Ah, se me olvidaba. La música de fondo es de Miles Davis. Y la amante que pasea por las calles o habla por teléfono tiene el rostro de Jeanne Moreau… y ama fatalmente a Maurice Ronet…
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Ma-ra-vi-llo-sa. Ma-gis-tral. La re-pe-ra.
Me gusta absolutamente todo de esta película. Su adscripción a un género sin resultar canónica. Sus subtextos, indisolubles de la realidad francesa del momento (su neocolonialismo en Vietnam, Argelia y Madagascar, el «gaullismo», el pre-cocinado del 68…). Su estética, negrísima, pero pasada por el estilo visual francés, más realista, cotidiano, «nouvelle vague» sin abandonar los claroscuros del género. Su tratamiento del destino y de la fatalidad, original y del todo imprevisible a pesar de estar tan trillado en el ciclo clásico. Las interpretaciones, especialmente esa Moreau y sus monólogos interiores, sus dudas, su estado de erupción contenida. La aparición de un tipo que me encanta, Lino Ventura, fijo en producciones francesas, italianas y españolas de intriga, policiaco y acción de los 60 y 70 (en lo que estoy escribiendo ahora -es un decir- hay un homenaje directo a él). La música, la forma de mover la cámara, o de no moverla, el título… TODO.
Como ves, uno se entusiasma cuando hay motivos.
Besos desde la escalera mecánica
Y de «Vania» hablamos otro día, pero es ab-so-lu-ta-men-te-de-li-cio-sa-del-co-pón. Y eso que el tío la hizo por casualidad, porque andaba esperando, según creo recordar, que el guión de la que iba a ser su película sobre Marlene Dietrich estuviera terminado…
Por cierto, de Malle, que me encanta como ves, ¿has visto «El soplo en el corazón»?
Más besos
Ja, ja, ja… Ole, ole y ole el entusiasmo de mi querido Alfredo. Y las buenas pinceladas que nos dejas sobre Ascensor en el cadalso (Lino Ventura incluido y reflexión sobre colonialismo y otras implicaciones políticas y sociales)…
Me gusta mucho lo que he visto hasta ahora de Malle pero me queda bastante por descubrir entre otras El soplo al corazón, así que la apunto y la meto en mi baúl sin fondo de películas pendientes.
Beso
Hildy
PD: je, je, je… te informo que esta noche voy a ver EL LOBO…
¡Qué gran turrón!
Que gran idea, amiga Hildy, conectar su primera película con lo último que hizo. Con tantos años y tantas películas de por medio. Me gusta el ejercicio
Pero a ver, que aquí conectamos con lo del otro día. Y el ejemplo viene que ni pintado. «Ascensor para el cadalso» me parece una muy buena película. Creo que tu apuntas muy bien como el azar se junta con la fatalidad y eso Malle lo plasma muy bien. La Moreau está sensacional y el clima muy logrado. Pero no me parece una obra maestra. Miles Davis le da un toque especial, un sabor muy noir, pero creo que la idea de trasladar el cine negro clásico aun estando conseguida no logra que la coloque en los altares del género. Sería largo de explicar.Aun así, conste que me parece una buena película.
La adaptación de Chejov, puesssss, a esa si que le pongo ciertas pegas, incluida Julianne Moore, que no creas que me termina de convencer del todo en esa película. Experimental, cierto. Pero con algunos altibajos. Y es que Chejov es mucho Chejov. Y no digo yo que Malle no sea mucho Malle, que tiene buenas películas. Si te haces un ciclo con su cine le disfrutarás seguro. Un abrazo
Por cierto, excelente remate de Alfredo con el turrón. Muy bueno y muy agil el chiste. Esperemos que la película no sea precisamente un turrón…ya nos contareis…Un abrazo
Mi querido Victor, eres mi Aristóteles particular, ahí queda reflejado en tu interesante comentario el justo medio. Y en dos pinceladas analizas dos películas con sus puntos de interés y su mirada especial. Y también sus peros.
A mí me fascina el cine y el teatro… y claro me pareció hermosisima la unión de los dos mundos que realizaba Malle… vamos que me fascinó hasta Moore (que me suele fascinar bastante).
Sí, lo que he visto de Malle, las películas entremedias me han provocado bastantes satisfacciones, así que no dudo que pueda realizar un buen ciclo con las que me quedan por descubrir…
Un beso aristotélico
Hildy
… Ja, ja, ja… me voy corriendo a ver el turrón. Qué ganas.
Si es que siempre tiene gracia el jodío…
Beso
Hildy
Es que, Víctor, yo no considero que «Ascensor para el cadalso» sea cine negro, ni siquiera que sea la intención de Malle hacer una película de género. Hay elementos de género, sí, mayoritariamente estéticos, y algunos pretextos argumentales, pero la película es otra cosa. Es, sobre todo, Francia-1957.
El lobo dice «auuuuuuu».
Besos & abrazos
Bueno, después de tus palabras y los comentarios que veo, estoy impaciente por descubir esta joya que, seguro, me encantará. Mile Davis me parece el condimento perfecto para los ingredientes que has explicado, Hildy. BEsos.
… Queridos Victor y Alfredo me quedé sin el turrón… ¡entradas agotadas! Me cachis.
Besos
Hildy
Querido, querido Marcos, tengo la intuición de que Ascensor en el cadalso te va a gustar bastante además de disfrutar de Miles Davis y su banda sonora. Tiene algunas escenas y palabras cercanas a todo un poema visual.
Un beso enorme
Hildy
Hace tiempo que escribí un artículo titulado El tipo más cool y allí tú me decías que tendrías que poner remedio al hueco que tenías respecto a esta sensacional película de Malle, quizá la mejor de toda su carrera. Mira te cuento algo muy personal. Siempre que veo este filme (porque me gusta mucho)y veo a la Moreau caminando por la ciudad nocturna, me recuerda muchísimo a la Audrey Totter de The Set-Up, la obra maestra de Robert Wise. Totter camina por la ciudad a altas horas de la noche a son de jazz mientras que a Robert Ryan le están dando una paliza de aúpa. Dos películas que no tienen nada que ver entre ellas (no sé si esto existe realmente en la historia del cine)pero que ambas actrices (tampoco se parecen) me recuerdan en estas dos situaciones (incluso como están filmadas). Y luego viene Davies,ay, ese tipo tan cool.
Besos desde el maravilloso blanco y negro del alma que se va desdibujando a medida que avanza la hora.
… Ay, mi querido Francisco, he remediado este hueco (el de Ascensor para el cadalso) pero todavía no he conseguido ver The Set-Up, la película de Wise… Qué paralelismo más alucinante. Ahora me entran más ganas todavía…
Por cierto, me encantan los besos que me has enviado hoy.
Besos mientras paseo bajo la lluvia
Hildy
PD: Lo que sí tengo en mis manos ya es el libro de relatos AMOR ROBADO de Dacia Maraini y me gusta mucho cómo escribe aunque me están pareciendo durísimos…
¿Qué decir de Louis Malle? ¿Por qué película suya empezar? Cualquier película suya que he visto me ha encantado. Y encima «Ascensor para el cadalso» es entrar directamente en terreno mitológico, en películas que se puede dudar de su existencia, de si realmente hemos visto lo que hemos visto. Aquel paseo nocturno de Florence por París, irreal, vagando como un fantasma, con la música flotando… uff.
Saludos.
Una película extraordinaria, una banda sonora sublime y un magnífico paralelismo el que nos ha regalado Francisco al relacionar el paseo de la Moreau con el de la Totter en «Nadie puede vencerme» de Wise. No tardes en enfrentarte a esa joya de Wise, pues probablemente sea una de las grandes obras maestras del género pugilístico.
Un abrazo.
Querido Licantropunk, yo he visto varias peliculas de Malle y todas me han ofrecido algo que me ha llenado o gustado. Aunque aún me faltan varios títulos de su filmografía por ver. Me ha encantado esta frase de tu comentario: «Aquel paseo nocturno de Florence por París, irreal, vagando como un fantasma, con la música flotando» y es que me parece una manera especial de describir esa escena. Ascensor para el cadalso tiene realmente varias ‘miradas’ sobre ella que merecen la pena. Es de esas películas que son ricas pues provocan varias sensaciones después de su visionado.
Un beso
Hildy
¡Ay, Antonio, tú también has visto la de Wise!… Qué ganas de verla, Dios mío. Yo sin haberla visto me he sentido muy seducida por ese paralelismo. Otro motivo más para lograr hacerme con ella.
Beso
Hildy
Querida Hildy,
Un texto poético, y maravillosamente atmosférico, como la propia película. Este fue en efecto el primer largo de ficción de Malle y es asombroso por su madurez expresiva, en una película tan marcada por la fatalidad que casi parece de Lang.
Comparándolo con otros grandes directores franceses de su generación, Malle quizás no fuera tan revolucionario como Godard, ni tan poético como Truffaut, ni creó un universo tan reconocible como el de Rohmer, pero tiene un buen puñado de películas excelentes de temas y estilos muy diversos. De las que llevo vistas mi preferidas son “Lacombe Lucien”, “Atlantic City” y la bellísima “Adiós, muchachos”.
Es muy curiosa y sorprendente la autenticidad del deseo que transmite la relación entre la Moreau y Ronet, teniendo en cuenta que, salvo en las fatídicas fotos, nunca coinciden en plano. Por cierto qué época gloriosa aquella de la Moreau: “Jules y Jim”, “Eva” de Losey, las “Memorias de una doncella” de Buñuel,…
“The Set-up” la vi hace muchos años, es estupenda, incluso me parece mejor que otra de boxeo del mismo año 1949, “El ídolo de barro”.
Un beso,
Javier
… ¡Querido Javier… tú también has visto The Set-up! Ja, ja, ja esto tengo que remediarlo pero ya…
Efectivamente señalas algo de Ascensor para el cadalso muy cierta: nunca vemos a Moureau y Ronet en una escena juntos solo en las fotos pero nos creemos su relación, su pasión y deseo. Solo les escuchamos hablar juntos por teléfono… Pero nunca mirarse, ni tocarse… Y sin embargo en ningún momento dudamos de esa historia… que les conduce a planear el asesinato perfecto que se trunca irremediablemente…
Ahora que nombras a la Moureau y sus Memorias de una doncella de Buñuel, yo me acuerdo siempre de Memorias de una doncella de Jean Renoir, con una Paulette Goddar magnífica… Y me apetece de pronto volver a ver ambas versiones.
… Tengo que seguir indagando en Malle.
Besos
Hildy
excelente pero tengo una curiosidad porque el gato negro aparece en el asesinato ? no entendí
Bienvenida, Mariela.
En muchas culturas la aparición de un gato negro es mala suerte o premonición de que algo malo va a pasar. La presencia del gato augura el tono de la película… el azar va a dar resultados funestos en la vida de los cuatro protagonistas.
Beso
Hildy