Shelley Winters es una de esas mujeres que protagonizaron vidas intensas, longevas y llenas de experiencias. Y nunca se cortó además a la hora de contar cada uno de los aspectos de su existencia: su carrera como actriz, como celebridad, sus compañeros y compañeras de reparto, sus relaciones amorosas… No tuvo pelos en la lengua, por emplear un dicho popular. Shelley Winters es de esas actrices con una filmografía kilométrica. Shelley Winters además de filmografía kilométrica es una actriz de las grandes con interpretaciones memorables. Shelley Winters no dejó ni deja de dar sorpresas y como son tantos sus trabajos todavía le queda a servidora mucho que descubrir. Shelley Winters no puede caer en olvido y no hay que dejar de recordarla una y otra vez. Su abanico de rostros va de joven proletaria a mujer madura fracasada, pasando por madre coraje o madre errática y arrasando con papeles de mujer que se enamora del hombre equivocado o dama con una pronunciada sexualidad hasta llegar a mujeres maduras con dotes para el terror o venerables ancianas…
Primeros papeles
Empecemos por el principio. El papel que empezó a darla notoriedad fue en una buena película de George Cukor que recuerdo lo que me impactó la historia cuando la vi por primera vez: Doble vida (1947). Es de esas películas donde cine y teatro se funden… y habla sobre cómo un papel puede absorber hasta tal punto a un actor que confunda los límites de la realidad y se funda con el personaje interpretado hasta tal punto de cometer sus mismas acciones y sentir sus mismos sentimientos. La historia cuenta cómo una compañía está llevando a cabo Otelo y su actor principal (Ronald Colman) se mete hasta tal punto en su papel que esta situación tiene terribles consecuencias para su compañera de reparto (nuestra Shelley Winters).
Así seguiría interviniendo en películas notables hasta llegar a la década de los 50 con dos filmes importantes. Un clásico del western y un melodrama inolvidable. Y Shelley Winters presentando dos rostros que la acompañarían otras veces en su filmografía. La mujer de mala vida con buen corazón pero luchadora. La joven proletaria que intenta ser feliz y la vida la golpea una y otra vez arrastrando una existencia dura de sufrimiento. El western sería Winchester 73 de Anthony Mann y el melodrama Un lugar en el sol donde Shelley Winters derrocha realismo, humanidad y un desamparo que duele.
Otra interpretación carismática como joven trabajadora que trata de redimir con su amor (otro de sus rostros) a un delincuente es el que lleva a cabo en la notable y triste Yo amé a un asesino. El delincuente de los suburbios, siempre perdedor, tenía el rostro de John Garfield en su última interpretación antes de su muerte.
Madres y mujeres fracasadas
Y otro papel en el que está magnífica y que muestra otro rostro es el de mujer que en su momento fue exitosa y bella y que va arrastrando su decadencia, alcoholismo y perdición por cada sitio que pasa… Sin embargo muestra una dignidad que trata de mantener intacta y un saber decir verdades como puños. Así se muestra dolorosa y creíble en esa maravilla de Aldrich, The big knife (1955). Ese mismo año coprotagoniza otra joya cinematográfica, toda una rareza, y de nuevo como mujer víctima, engañada. Otra vez Winters se enamora del hombre equivocado y tiene una de las muertes más poéticas que se recuerdan. Estoy hablando de La noche del cazador.
… Aquí empieza su carrera con madres sufridoras, humanas, trágicas, llenas de defectos y virtudes… Así está presente en El diario de Ana Frank (no como madre de la protagonista sino como madre de la otra familia que comparte escondite con los Frank) de George Stevens. Entremedias antes de finalizar la década de los cincuenta actuó en una notable película de cine negro que es un retrato duro de un grupo de perdedores… entre ellos el de una Shelley Winters enamorada de un hombre complejo al que tiene mantener, me refiero a Apuestas contra el mañana de Robert Wise (de la que pronto hablaré).
También la encontramos en la interesante Los jóvenes salvajes de John Frankenheimer donde interpreta a una madre sola, pobre y trabajadora que lucha por probar la inocencia de su hijo en un asesinato. Winters de nuevo cautiva como una mujer que ha perdido toda esperanza, que ha llevado una vida dura, y que trata de pedir ayuda al fiscal del caso (Burt Lancaster) porque da la casualidad que fue un antiguo amor de ese barrio del que ella no logró volar…
Pero quizá la madre fracasada, patética y por eso llena de humanidad y fragilidad más recordada es la que interpretó en la Lolita de Stanley Kubrick. De nuevo vuelve a enamorarse del hombre equivocado.
Últimos años…
Nunca dejó de trabajar. A finales de los sesenta sigue paseando su rostro en tristes mujeres que fueron hermosas y ahora decadentes y vulgares como en Harper, investigador privado o mujeres maduras que viven al máximo su sexualidad en Alfie.
En los años setenta Shelley Winters sigue activa en aquellos papeles que permiten su regreso como mujer de cierta edad. Así lo que la permite regresar a la pantalla como has been son películas de terror donde da rienda suelta a su histronismo o géneros con éxito como el de catástrofes. Y también, como ya hizo en su juventud, está presente en producciones cinematográficas independientes y también innovadoras. Podemos recordarla en Mama sangrienta de Roger Corman, como cabeza de familia de delincuentes. O pasar miedo con su demencia en ¿Qué le pasa a Helen? o llorar a moco tendido con su paradero en La aventura del Poseidon. Su carrera continuó y uno de sus últimos papeles fue en Retrato de una dama de Jane Campion.
… Sorpresas por descubrir
Lo bueno de filmografías tan amplias es que siempre hay muchas sorpresas por descubrir. Y son muchas películas de Shelley Winters que esperan en el viejo baúl de películas pendientes. Me llaman la atención y espero ir consiguiéndolas: Llama a un desconocido de Jean Negulesco, drama con accidente aéreo. La torre de los ambiciosos de Robert Wise, sobre una empresa donde muere repentinamente el presidente y se desencadena una lucha de poderes. Soy una cámara, una primera versión de la historia de Cabaret y las andanzas del escritor Christopher Isherwood en la Alemania nazi. He muerto miles de veces, un remake de la maravillosa El último refugio que protagoniza Jack Palance junto a Winters. Confidencias de mujer de George Cukor donde varias mujeres expones su sexualidad. También me llama la atención El balcón que adapta una obra de Jean Genet y transcurre en un prostíbulo. También me gustaría verla en un drama que trata el tema del racismo de principios de los sesenta Un retazo azul donde Winters es una madre de una chica blanca ciega que se enamora de un hombre negro vidente (Sidney Poitier). Se encuentra en el reparto de una película de Polanski que aún no he tenido el gusto de visionar, El quimérico inquilino. Y así un largo etcétera…
… Me queda tanto, tanto por descubrir de Shelley Winters que siento un gran regocijo porque sé que en muchas de estas películas va a volver a sorprenderme. ¿Aún dudáis de que es una actriz para reivindicar y recordar?
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Merecidísimo recordatorio, claro que sí. Nunca fue una estrella propiamente dicha, pero su carrera es envidiable. Ahora bien, ese momento nadadora en «La aventura del Poseidón» no se lo cree nadie…
Besos
¡Alfredo mío… no me digas que no te da una pena horrible su momento nadadora, por Dios, si es todo un clásico de la lágrima!¡Cómo lloré yo y que mal lo pasé con Winters!
Sí, su carrera es envidiable y tiene actuaciones en las que está realmente soberbia…
Y sobre todo me encanta que todavía me queden muchas sorpresas por descubrir en su filmografía.
Besos antes del cambio de hora
Hildy
Me alegran estos recordatorios tuyos a estos actores y actrices, como el caso de Shelley Winters, que debieran ser más recordados. Saludos.
¡Y qué bueno, querido Marcos, recordar a Shelley Winters porque permite un paseo por un montón de buenísimas películas! Y sugiere además la alegría de poder conocer otras todavía ocultas en el viejo baúl de películas.
Besos
Hildy
Ay,la pobre de Shelley Winters.Era bella, pero de una belleza algo campesina,de esas mujeres que salen del campo y van a la ciudad.¿No te parece? Esa cara cándida,madrona que entra en carnes prematuramente,pero conservando una belleza,no de actriz de cine,sino guapa natural.Quiere estar al día pero le sobrepasa el mundo hostil y cretino de la especie humana.Sus películas las prodríamos ver cronológicamente y parece seguir una vida,toda una vida.La noche del cazador,Lolita,la borracha de Arper investigador…y el hundimiento de El poseidón.Sí, parece que en esta película,como comenta Alfredo,no se cree que esté nadando,pero a mí me conmueve,porque una mujer real con esa edad en esas circunstancias sería má o meno,así.
Gran recordatorio para una actriz merecedora de todos los elogios.
Besos desde el Poseidón…Te veo pasar en el Titanic…
… Me gusta tu mirada, descripción y palabras, sobre Shelley Winters. Porque reflejan el secreto de la actriz, autenticidad. En un párrafo explicas una clave que la hacía especial en la pantalla de cine, querido Francisco. Shelley Winters conmueve, siempre conmueve: como mujer que se equivoca al enamorarse, como mujer que no puede dejar de beber, como mujer trastornada, como mujer vulgar, como mujer con vida dura…
Besos en el fondo del mar con largos cabellos bailando por las corrientes marinas…
Hildy
Queridos Hildy y Paco: claro que me conmueve el chapuzón de la Winters, ese rasgo de heroicidad fatalista de una mujer acabada que vive su último chispazo de importancia y generosidad y que se corresponde con su propio final… A lo que voy es que el guión, que reparte el protagonismo, los méritos y los talentos por cuotas, reserva una porción inverosímil de la resolución de la película a un personaje equivocado. ¿No podría haber sido otro el ex nadador? Por tanto, no es una crítica a Winters, sino a quien la puso en remojo…
Besos y abrazos
… Si ya lo sabía yo que eres un hombre sensible…, Alfredo. Esa ex nadadora con cara de Winters tenía que conmoverte…
Besos
Hildy
Recuerdo, compa Hildy, que le dediqué un breve apunte en mi antiguo blog, el que tenía antes del actual, con motivo de su fallecimiento. Está claro, a la vista de tu mucho más extensa (y más hermosa) reseña, que me quedé corto, muy corto, en relación a los méritos de la homenajeada. Habrá que intentar paliarlo viendo sus pelis, no queda otra…
Un abrazo y hasta pronto.
… es lo bueno de la Winters tiene una filmografía extensa llena de sorpresas por descubrir. Y las que se van desvelando no desilusionan. Tu breve apunte en tu antiguo blog tuvo que tener seguro las palabras certeras, sabias y merecidas que siempre sabes prodigar. ¿Es posible leerlo? Por cierto hablando de la Winters, en The Big Knife sale con la Lupino (de la que hace poco escribiste por El Bígamo) y las dos están estupendas junto a unos enormes Jack Palance y Rod Steiger.
Se me olvidaron los besos, amigo Manuel… y eso en Hildy es imperdonable.
Besos
Hildy
– Shelley Winters, in memoriam: me desayuno con la noticia del fallecimiento, en su residencia de Beverly Hills y por causas naturales, de Shelley Winters. Tenía 85 años y un historial de actuaciones cinematográficas verdaderamente apabullante por su volumen. Nunca fue una estrella al uso, porque su perfil físico no se lo permitió, pero sí una actriz de carácter y tremendamente valiosa a la hora de dotar a sus personajes de matices y recovecos enriquecedores de su perfil. Y aunque siempre será recordada por sus secundarios, con ribetes de protagónico, en dos obras maestras como La noche del cazador (The night of the hunter, 1955) o Lolita (1962), yo me quedo, quizá porque constituye un paradigma de su condición (la de secundaria que adornaba y engrandecía aquel film en el que hacía aparición), con su Pat Kroll, esa prostituta ingenua y vulnerable que termina convirtiéndose en la víctima del protagonista de Doble vida (A double life, 1947), una extraña y fascinante obra menor de George Cukor. Hasta siempre, Shelley…
Ése era el texto, compa Hildy; disculpas por el abuso (volumétrico), gracias por el interés y un fuerte abrazo.
Nada de disculpas… el texto, querido Manuel, me ha encantado y es ha sido un placer poder leerlo. Gracias por compartirlo. Como pensaba, en pocas palabras atrapas su esencia y una frase clave «la de secundaria que adornaba y engrandecía aquel film en el que hacía aparición». Qué ganas de volver a ver DOBLE VIDA.
Besos
Hildy
Querida Hildy ¿finalmente viste «Llama a un desconocido»? Si fue así, me encantaría saber qué te pareció, yo estoy decidiendo si la incluyo en mi lista de pendientes (seguramente terminará siendo así, es que no tengo límites jaja). Un beso enorme, Bet.-
¡Mi querida Bet, todavía no he visto Llama a un desconocido…! pero ¡yo la incluiría en la lista de pendientes sin ninguna duda, jajaja!
Beso
Hildy
¡Incluída, jaja! Es difícil no seguir un consejo semejante 😉 A mi regreso en febrero te contaré qué me pareció.-
Un beso grande, Bet.-