Setenta y dos minutos con el corazón en un puño y con la tensión como acompañante. Incidente en Ox-Bow era una asignatura pendiente. Una de esas películas de las que se leen un montón de artículos, estudios, análisis… y que siempre estás al acecho de poder verla. El momento ha llegado esta semana. Y sigo en estado de shock. Incidente en Ox-Bow es una muy buena película con alma, conciencia y corazón. Una de esas películas que ves una vez y ya no se olvidan (aunque ahora sé que la volveré a ver muchas veces).
Incidente en Ox-Bow es una película redonda. Muestra, por ejemplo, la fuerza de esos directores pioneros que crearon filmografías maestras, como William A. Welllman. Directores que probaron todos los géneros y que dominaban el lenguaje cinematográfico a la vez que lo inventaban. Wellman esta vez muestra el otro Oeste, no el épico, sino uno realista y oscuro. Un mundo duro y sin concesiones. Y para ello toma como base el material literario de Walter Van Tilburg Clark con el cual quedó subyugado. Luchó como un titán para que en un sistema de estudios le dejaran realizar un western de autor, y junto a Henry Fonda (uno de los actores de esta película coral), ambos lo lograron. Aunque tuvieron que sacrificarse y realizar otras películas sin rechistar. Cuando les preguntaban a ambos de qué películas de sus carreras cinematográficas se sentían orgullos: en sus listas se encontraba siempre Incidente en Ox-Bow.
El estudio, y Zanuck el productor que dio luz verde al proyecto, tuvo razón. La película no dio beneficio alguno. Eran tiempos oscuros. Segunda Guerra Mundial. Y los espectadores querían más evasión que realismo. No había especial deseo por ver la parte oscura de los seres humanos. Sólo el paso del tiempo ha velado por esta obra cinematográfica porque el impacto sigue intacto… Aunque sigue siendo de esos tesoros ocultos para que sea descubierto con deleite por nuevos espectadores.
Todo encaja. Nada sobra. Y te quedas totalmente hecho polvo porque su argumento es demoledor. El ‘incidente’ es un linchamiento a tres hombres. Y la tensión dramática no deja de crecer. Wellman es un maestro tal que hace que el espectador se desespere, junto a los reos, hasta que llega el momento culminante… el momento del linchamiento, que lo ‘ejecuta’ fuera de cámara. No hace falta… la intensidad dramática ha llegado a tal nivel que vivimos el ‘incidente’ de manera dura y terrible. Las tres sogas, el árbol, los caballos… su presencia nos ha ido horrorizando y enloqueciendo durante la espera. Nos damos cuenta de ese oscuro Oeste sin ley con la injusticia por compañera.
Todo se une para realizar la obra perfecta. Un buen guion. Una historia muy potente. Y una galeria de actores que merece una parada en el camino. Unas localizaciones sobrias: un pueblo de mala muerte y el propio lugar del linchamiento, Ox-Bow. La fuerza de una carta como elemento dramático. Las historias que se esconden, las subtramas. Un blanco y negro implecable… La lista de logros se hace extensa.
La increíble nómina de actores que están espectaculares es alargada. Muchos de ellos ya presentes en otros western, otros con extensas y variadas carreras o actores de carácter de los que se nos quedan más las caras que sus nombres. Y otros figurantes con rostros que no se olvidan que forman el grupo de linchamiento que tiene personalidad propia y que hace que dos escenas sean poderosas: cuando se mueven los únicos siete hombres que abogan por esperar al sheriff para que los tres reos tengan un juicio justo y la secuencia-magistral final de los hombres bebiendo en la barra del bar mientras escuchan la carta de uno de los reos que lee Henry Fonda.
Los tres reos tienen el rostro de Dana Andrews, Anthony Quinn y Francis Ford (sí, hermano de John Ford). Los tres se encuentran con una acusación popular de robo de ganado y asesinato. Andrews compone a un granjero sensible y trabajador que no puede creer lo que le está ocurriendo, la injusticia que está padeciendo. Nos deja las escenas más conmovedoras y es el que escribe la carta. Anthony Quinn deja ver su arrolladora personalidad como un mexicano con mucho vivido y Francis Ford es el abuelo al que ya se le va la cabeza pero que trata de sobrevivir, desesperado, hasta el final.
Del grupo de linchamiento: los siete justos y los demás. Hay varios rostros que sobresalen. Los dos vaqueros que llegan al pueblo de mala muerte en sus papeles de héroes ambiguos que terminan uniéndose a la partida pero en parte para no ser sospechosos ellos mismos… Los dos van evolucionando sobre todo el que tiene el rostro de Henry Fonda (no necesita presentación), porque son conscientes de que lo que va ocurrir es absolutamente una locura. El compañero de Fonda es Harry Morgan, actor de larguísima trayectoria profesional, que logró ser un rostro popular a partir de la película y la serie de MASH. La única mujer del grupo es Jane Darwell, dura como la piedra y con muchas ganas de muerte… una instigadora nata. Darwell clava su papel quedando muy lejos su caracterización de Mamá Joad (Las uvas de la ira). Por ahí nos encontramos también al comerciante justo (que trata durante toda la película que el grupo no pierda la cabeza) con el rostro de Harry Davenport (¿alguien le olvidó como el doctor en Lo que el viento se llevó).
Y otros muchos rostros y cada uno de ellos arrastra su historia. Como el mayor Tetley (Frank Conroy), un antiguo confederado, mezquino y sanguinario, obsesionado en hacer duro a su sensible hijo (William Eythe). O el alcohólico del pueblo que sólo se siente parte del grupo en estos momentos sanguinarios. Ese juez pusilánime o ese hombre que vive traumatizado porque vio el linchamiento de su hermano y encuentra consuelo en la religión. O esa chica de saloon que era la chica de los sueños de uno de los vaqueros… que no espera al héroe sino que prefiere abandonar ese pueblo y marcharse bien situada a la ciudad. O el vaquero que quiere vengar al amigo muerto de manera ciega con una insaciable sed de venganza… porque quizá no tenga otra cosa que hacer…
Cuando termina Incidente en Ox-Bow te das cuenta de que apenas has podido respirar. Que te encuentras absolutamente crispado. Cuesta relajarse… Es una joya que no hay que perderse. Nunca olvidaremos Ox-Bow.
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Gran film, áspero, hermoso, mayúsculo western social que te atrapa del enorme, W. A. Wellman, cineasta de los más grandes donde los haya. Este film me ha emocionado leer vuestras letras. Pues, no hace mucho le dedique un extenso artículo en mi joven blog a una de las grandes obras del cine de gangsters, “El enemigo público” 1931. En fin, no sé cómo hacerme seguidor. La cuestión es que os he añadido a mis imprescindibles y os dejo mi url, estáis invitados. Una vez más, enhorabuena. Saludos cordiales
Con el entusiasmo con que la reseñas, compa Hildy, no dejas mucha alternativa. Hay que verla o verla, no queda otra… He de confesarte que, antes de leer tu texto, apenas tenía más referencia de ella que la del título (al menos, que recuerde), pero ya me queda claro que se trata de una de esas piezas que uno no debe dejar escapar. Ya veremos…
Un fuerte abrazo y buen día.
¡Bienvenido Juan Carlos! La verdad es que efectivamente Wellman tiene una filmografía a tener en cuenta. Todavía me queda bastante por descubrir pero sé que voy a llevarme muy buenas sorpresas porque lo que he visto hasta ahora me ha entusiasmado. Incidente en Ox-Bow que ha sido una película largamente perseguida ha supuesto un descubrimiento maravilloso aunque la historia es absolutamente demoledora y desgarradora mostrando la parte oscura del ser humano… Y también por suerte alguna que otra luz.
Por otra parte me he despistado con el título El enemigo público porque la que yo conozco (adoro también el cine de gánsteres) es El enemigo público número 1 (Manhattan Melodrama, 1934) de Van Dyke. ¿Te refieres a esta película? o ¿estoy equivocada? Ya me aclararás.
Y ya lo último: ¡me encantaría visitar tu joven blog pero no me has dejado el enlace! Y tengo muchas ganas ya de leerte.
Beso… y hasta la próxima visita
Hildy
Mi amigo Manuel: es cierto… no dejo alternativa. Es una película que me ha impactado por lo que cuenta y por cómo lo cuenta. Yo había leído mucho de ella y siempre había tenido ganas de tener la oportunidad de verla… y ahora que he podido… ha sido toda una experiencia. Así que me encantaría que si puedes visionarla un día me comentaras si exagero en el entusiasmo… y sobre todo me contaras qué te ha parecido. Tu mirada.
Beso
Hildy
Mi querida Hildy: qué peliculón, y qué bien lo has contado todo… Un western inolvidable, duro, tremebundo, que te atrapa por las tripas y no te suelta. Y qué bien están todos…
Juan Carlos se refiere a la película de Wellman «El enemigo público» de 1931, con James Cagney como protagonista (seguro que la has visto pero no has caído cuando te lo ha dicho; imposible olvidar un par de secuencias, o dos pares, tremendas).
Con el mundo social convulso que padecemos, y el que nos aguarda, nos espera más de un «Incidente en Ox-Bow». La película no pierde, ni perderá, su vigencia. Habla demasiado bien de la condición humana para que pueda pasar de moda.
Besos
¡Por Dios, por Dios Alfredo mío… qué lapsus! Juan Carlos mil perdones. Y perdones y perdones a mi adorado James Cagney y al señor Wellman por el despiste…, je, je, je… aunque por otra parte la de Van Dyke merece también la pena.
Gracias por hacerme ver la luz, Alfredo.
Y en cuanto Incidente en Ox-Bow… lo has explicado tremendamente bien… te atrapa por las tripas y no te suelta.
Beso
Hildy
¡Mil perdones, Juan Carlos! El amigo Alfredo (que tiene por cierto un maravilloso blog 39 escalones) me ha hecho ver mi despiste… Enemigo público, 1931, Wellman, Cagney, Jean Harlow…
Beso y disculpa
Hildy
Disculpa amiga sou un poco novato con la tecnologia.Un abrazo
http://elinquietantebypass2010.blogspot.com.es/?m=0
Me has despertado la curiosidad por el filme, no lo conocía, me gusta el western y Fonda ha hecho algunos muy interesantes, como algo de eso ahí en las uvas de la ira que alberga una denuncia del deep south, la escencia laboral del contexto del western, de su gente en el escalafón más humnilde. Voy a recordarla, lo has explicado muy bien en cuanto a ese titulo algo complicado de recordar. un beso.
¡Mario, es una maravilla! Es uno de esos films que presenta la otra cara del Oeste, que se aleja de la épica y presenta la parte oscura.
Henry Fonda está fantástico como acostumbra y además era una de las pocas películas que apreciaba de su carrera cinematográfica. Aunque es una película absolutamente coral. Dana Andrews sorprende en un registro que no es habitual en él…
Beso
Hildy
Hildy querida, empecé a escuchar en formato audiolibro una biografía de Dana Andrews y por supuesto se comenta esta película como una de sus primeras experiencias camino al estrellato que supuso «Laura». Ya la he agregado a mi lista de pendientes, que esperan hasta febrero del año próximo cuando podré comprarlas, y tu texto como siempre me ha animado aún más. Cuando pueda ver la peli volveré sobre él.-
Un beso enorme, Bet.-
Mi querida Bet, es un gran y durísimo western. Impacta. Y Dana Andrews está magnífico y conmovedor. Yo es un actor al que tengo gran cariño.
Beso
Hildy