El capitán Newman (Captain Newman, 1963) de David Miller

Hay películas que no son redondas pero sí muy interesantes de analizar. Por ejemplo El capitán Newman, una olvidada película de los años sesenta que sin embargo llama sobre todo su atención por el tema tratado. No son muchas las películas que se centran en las psecuelas psíquicas que arrastran los hombres que participan en una guerra. Secuelas que a veces tienen que llevar sobre sus hombros para siempre…

El capitán Newman transcurre en una unidad de psiquiatría de un hospital militar americano durante el final de la Segunda Guerra Mundial. Y el capitán del título es su entregado director interpretado por Gregory Peck. Su capitán Newman rezuma humanidad y entrega por los enfermos psíquicos de su unidad. Es un papel al que Peck saca todo su jugo y una interpretación muy adecuada después de su abogado en Matar un ruiseñor

El capitán Newman es la adaptación cinematográfica de una novela de Leo Rosten y cuenta con un buen reparto de actores. David Miller, un director de trayectoria irregular, apuesta por escenas de un intimismo doloroso (cuando se centra en la realidad de los enfermos psíquicos) y otras de una cotidianeidad donde refleja el día a día de los doctores, enfermeros y enfermos donde se entremezcla lo cómico y lo dramático. A veces esta mezcla resiente el resultado de la película y otras veces es un acierto. Es una película coral donde hay personajes magníficamente trazados y otros que se quedan en el intento.

Así además del tema tratado de una manera delicada dando muchísima importancia a los enfermos de salud mental que genera una guerra y a su tratamiento (aunque se den licencias cinematográficas… que puede que entre profesionales de salud mental generen un interesante debate), El capitán Newman expone esta problemática de una manera intimista. Y expone temas duros como el dilema del capitán que sufre por aquellos que no puede curar y duda por aquellos a los que logra fortalecer de nuevo mentalmente para  volver a enviarlos a la guerra… y que fallezcan.

En el reparto se encuentran dos grupos claramente diferenciados: el cuerpo médico (y los altos mandos que obtaculizan su trabajo) del pabellón 7 y los militares con problemas de salud mental más extremos. En el cuerpo médico destacan los rostros de Gregory Peck, de Angie Dickinson (como enfermera jefe y contrapunto amoroso que se convierte en compañera perfecta de Newman) y Tony Curtis como un asistente lleno de vitalidad (aunque se hace siempre mención de una tristeza presente… pero no se ahonda en ese aspecto) que empatiza con todo el mundo (médicos y enfermos) y sería el que tiene a su cargo las escenas cómicas de la película (que a mi parecer a veces no funcionan).

La sorpresa sobre todo llega con el reparto de los enfermos de salud mental. Los casos extremos son el del coronel Bliss, el cabo Tompkins y el capitán Winston. Son los que hacen que la película merezca la pena. Los momentos en los que ellos aparecen la película gana. El coronel Bliss es interpretado por Eddie Albert quien construye un personaje durísimo y lleno de matices… Su desconexión de la realidad es escalofriante. Eddie Albert es recordado sobre todo por ser el amigo fotógrafo de Peck en Vacaciones en Roma.

Al cabo Tompkins lo interpreta el cantante Bobby Darin y sale bien del empeño en un papel complejo. En la escena de la regresión hace que el espectador se angustie de la trágica historia que cuenta…Y por último el capitán Winston cuenta siempre con un magnífico Robert Duvall. Su personaje está en estado catatónico y desde que entra por la puerta capta nuestra atención.

El capitán Newman es de esas películas que se ven con gusto por la riqueza de su propuesta temática.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios en “El capitán Newman (Captain Newman, 1963) de David Miller

  1. No me gustó nada, nada, nada. Me parece llena de clichés, superficial, contentadiza, rebozada de sentimentalismo barato llegado el momento, y con muy poca tensión dramática. Pretende ser una peli «a lo Ford» o «a lo Hawks» en cuanto a los personajes «sanos», y en cuanto a los «traumatizados» no llega siquiera a rascar ni la mitad de lo bien que retrataban los traumas los guionistas del mejor cine negro. Es posible, probable diría yo, que la censura militar, o la autocensura de los estudios, limitara extraordinariamente las ambiciones de la historia, ya que durante décadas, hasta el Nuevo Hollywood a partir de l969, estaba prohibido, o como mínimo mal visto, dar según qué visiones de los soldados norteamericanos en conflicto o tras él. Eso obliga a solapar tanto las raíces de los problemas que la película presenta, a mitigarlos y diluirlos, que la película parece más de balneario que de psiquiátrico. Los productos de cine «psicoanalítico» surgidos justo tras la II Guerra Mundial (tipo «Recuerda» y similares, muchos, muchísimos) que mezclaban el psicoanálisis con la intriga criminal o el cine negro resultan mucho más interesantes que esta película, en mi opinión. Solo hay que ver la larga secuencia de las navidades. Casi me atraganto con tanto azúcar…
    Besos

  2. Ja, ja, ja… a mí no me pareció tan horrorosa sino interesante por lo que expongo en la reseña pero apuntas varias temas de investigación: uno el tema de la censura militar (y propaganda) cuya sombra fue y es muy alargada. Y otra la del cine negro y la psicología.
    Regresando a esta película lo que menos me gustó fue la mezcla de comedia pura y dura con momentos de tensión dramática (como ocurre en tu odiada fiesta navideña)… pero vamos sí que rescato ciertos aspectos de la película y no la vi con desagrado.
    Besos
    Hildy

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