El niño (L’enfant, 2005) de los hermanos Dardenne

Uno se pregunta a qué niño se refiere el título… porque en la película todos sus protagonistas son niños. Unos tienen 20 años, otros 18, otros 14… y luego está el bebé. Y todos tienen algo en común: viven una situación de exclusión social y por ello son vulnerables. Como niños tratan de sobrevivir en los suburbios. En espacios inhóspitos. Pero un error puede ser el principio de una caída, una tragedia sin fin o la posibilidad de un principio… porque se encuentran sin colchones en los que caer, sin manos tendidas, sin un círculo protector.

Ésta es la historia de Bruno y Sonia. Nos muestra el momento en que su vida de juego y supervivencia diaria (a través del juego se relacionan y resisten) da un giro cuando ella da a luz al hijo de ambos. Sonia enseguida se encariña con el bebé y trata de aprender a ser madre e incorporarlo a los juegos de pareja. Bruno no siente todavía nada hacia algo que desconoce: el bebé y la paternidad.

Bruno se mueve por instintos. Vive el día a día. Para sobrevivir se monta la teoría de que es mejor vivir el presente a base de trapicheos con su pandilla, dos niños. Que es mejor conseguir lo que él cree que es dinero fácil para ir sobreviviendo el presente. Se ríe de buscar trabajo, prefiere vivir al margen… es más una defensa… porque probablemente si buscara ‘entrar’ le supondría encontrarse muchas puertas cerradas y sufrimientos. Quizá Bruno no tendría tan fácil encontrar un trabajo. Bruno aprende que todo se paga con dinero. Todo tiene un precio… incluso ese bebé al que mira como un ‘objeto’ extraño por el que aún no puede sentir afecto alguno.

Y así Bruno es capaz de hacer un acto despreciable… pero porque lo incorpora al juego de la supervivencia del día a día, del todo tiene un precio. Y porque de alguna manera teme perder el único vínculo emocional que le compensa seguir cuidando para dar sentido a su vida: Sonia. A Bruno le ofrecen dinero por el bebé para adopciones clandestinas… y con una frialdad infantil que asusta lleva a cabo el intercambio… Sin ser consciente de las consecuencias.

Y así empieza la caída al infierno y a la oscuridad de Bruno pero que a la vez será un camino de redención. De recuperación de las riendas aunque de la manera más dolorosa posible. Porque Bruno es un niño que aprende a base de puñetazos emocionales. En ese camino va tomando conciencia de lo que ha hecho… y finalmente, después de muchas vicisitudes, termina llorando de dolor en los brazos de Sonia (que ha sido la persona que le ha hecho reaccionar y el miedo a perder la única relación estable que ha cultivado) y pregunta por su bebé, porque ya le importa…

Los hermanos Dardenne se vuelcan en Bruno, un personaje que podría resultar odioso pero que sin embargo consiguen que nos pongamos en su piel, que empaticemos con él, que le acompañemos en su duro camino y nos creamos su redención final… y en esto tiene mucho que ver el actor que lo lleva a cabo, Jérémie Renier, uno de los actores fetiche de los hermanos Dardenne, que logra humanizar todos los personajes que toca a pesar de que atraviesan duras situaciones morales, personales y sociales.

El niño sigue las pinceladas del cine de los Dardenne. Personajes urbanos al borde de una encrucijada moral dura, que se ven envueltos en ella por la injusticia social, por su situación de exclusión social… Personajes que suelen encontrar en toda la oscuridad un resquicio de luz y redención final. Personajes que actúan más que hablan. Durante El niño vemos la fragilidad de todos los personajes, de todos los niños que pueblan cada fotograma… siempre estamos en tensión porque sentimos que en cualquier momento les puede pasar algo terrible en un mundo despiadado y frío donde sólo se tienen a ellos mismos… Nos espera un final duro pero quizá esperanzador…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “El niño (L’enfant, 2005) de los hermanos Dardenne

  1. Cuánto comparto tus impresiones, querida Hildy. Esta es una película agotadora, sobre todo para las esperanzas aunque al final, como dices, tal vez renazcan. Describes muy bien el que quizá sea el mayor logro de los Dardenne: no tanto la construcción en sí del personaje central, sino cómo lo mueven ante nuestros ojos y cómo nos hacer acompañarlo en su hecho inefable.

  2. ¡Qué bueno querido Manu leerle de nuevo por estos lares!
    … me gusta la idea que expresas: cómo los Dardenne logran, en su manera de narrar cinematográficamente, que acompañes el periplo de sus personajes principales.
    Besos… y espero que leerte por aquí sea un to be continued
    Hildy

  3. Los Dardenne siempre me dejan emocionalmente exhausto. A veces me gustaría que intentaran explorar otros derroteros, a ver qué tal (sin duda lo harán en algún momento); pero las más, agradezco que su cine sea al mismo tiempo social, emotivo y para nada discursivo o adoctrinador.
    Besos

  4. Sí, es cierto, dejan emocionalmente exhaustos… y querido mío también es interesante lo que propones… una película de los Dardenne por otros derroteros aunque también es cierto que sutilmente lo van haciendo. Tanto ésta como sobre todo El silencio de Lorna tenían algo de tensión y suspense, casi de cine negro (no podía ser de otra manera). Y en El niño de la bicicleta se han decantado por la fábula. Otros derroteros temáticos… u otros géneros (no los imagino en una comedia… pero a lo mejor… sorprenderían).

    Beso
    Hildy

  5. No he visto muchas pelis de los Dardenne, compa Hildy (El hijo y El niño de la bicicleta), pero tanto con esas referencias directas como con las que os leo a mis ‘críticos de cabecera’, ya me consta que no es un cine de digestión fácil, ni de historias felices y/o intrascendentes (o sea, que no es un cine muy apropiado para según qué días); pero está narrativamente bien construido y maneja la intensidad emocional con tiento y sabiduría. Hay quien no soporta ese tipo de cine; a otros nos encanta. En fin..

    Un fuerte abrazo y buena semana.

  6. Amigo Manuel, las dos películas que mencionas de los Dardenne son una pasada. Yo conecto bastante con sus historias y su forma de abordarlas y contarlas. No es un cine de digestión fácil, como apuntas, pero refleja una triste realidad cercana. Exponen y muestran… En una entrevista cuentan que lo que les inspiró esta película fue ver a una adolescente empujando de manera brusca un carrito de bebé. De esa imagen surgió una historia…
    Besos
    Hildy

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