Los profesionales (The professionals, 1966) de Richard Brooks

Hoy hace 100 años que nació Richard Brooks: director y guionista (de los buenos)… entre otras cosas. Y entre todas sus películas elijo hoy para un pequeño homenaje Los profesionales. Una película de tipos y tipas duras con diálogos absolutamente geniales. Una película entretenida y vital… y el colmo del romanticismo. Una película de frontera. De revoluciones y causas perdidas. ¡Viva México!

“La revolución no es una diosa sino una mujerzuela; nunca ha sido pura ni virtuosa ni perfecta. Así que huimos y encontramos otro amor, otra causa, pero sólo son asuntos mezquinos. Lujuria pero no amor, pasión pero sin compasión. Y sin un amor, sin una causa, no somos nada. Nos quedamos porque tenemos fe. Nos marchamos porque nos desengañamos. Volvemos porque nos sentimos perdidos. Morimos porque es inevitable”.

Los profesionales del título son cuatro, que ya se nos presentan desde los títulos de crédito… cuatro hombres duros, cuatro románticos, a su manera. Cuatro mercenarios, cuatro hombres con sus propios códigos y principios. El dinero no es lo que más los mueve y sí una cierta libertad de movimientos y un cierto desencanto… Y un sentido de la amistad, de la palabra dada, del trabajo bien hecho, de la fidelidad y el orgullo de sentirse bien con ellos mismos. Y las frases geniales de diálogo (guion Richard Brooks…) inundan cada uno de los fotogramas. Cada uno de ellos es profesional en un campo: uno es dinamitero, otro es estratega y bueno con las metralletas, el otro es el mejor con los caballos, y el de más allá es todo un rastreador y con buenísima puntería con el arco.

Cuatro profesionales que tienen el rostro de cuatro actores con carisma. Cuatro tipos duros: Lee Marvin, mi adorado Burt Lancaster, Robert Ryan y Woody Strode (que en el dvd le hacen el feo de estar su imagen en la carátula y sin embargo ignorar su nombre…). Estos dos últimos son más testigos y acompañantes de la historia narrada, ellos miran y entienden lo que va ocurriendo junto a los espectadores.

Toda película de este tipo arranca con una misión en un principio clara: un anciano y rico terrateniente busca a los mejores mercenarios para que rescaten a su joven mujer secuestrada por Jesús Raza, el cabecilla de una banda de revolucionarios mexicanos. Entre los mercenarios americanos, dos de ellos —Rico y Bill o Marvin y Lancaster— lucharon años atrás junto a Pancho Villa y junto a Raza (por lo tanto conocen al secuestrador, el idioma y el territorio —saben vivir en el desierto y otros lugares inhóspitos— en el que se mueven).

Pero nada es tan fácil o tan claro como parece. Y descubren otra cosa cuando van a por María, la joven esposa. Son testigos de una historia de amor y revolución. Y como dice Lancaster en un momento a Ryan en las revoluciones (o en otras situaciones vividas) el problema es no saber quiénes son los buenos. Y los cuatro duros desencantados vuelven a ilusionarse con que quizá no esté todo perdido… y aunque siguen pareciendo tipos duros dan la vuelta a la historia. Una historia que había empezado por dinero.

Así al texano millonario (Ralph Bellamy… el bueno de mi ‘futuro’ esposo en Luna nueva) le queda claro que no todo se puede conseguir con dinero… y que tan sólo es un maldito bastardo. Y que a unos tipos duros no se les puede comprar. Y que en el fondo son unos románticos. Y que la revolución no ha muerto del todo. Los antagonistas de esta historia tienen más puntos de unión con los profesionales que aquellos que los han contratado. Así se producen relaciones, diálogos e historias increíbles entre estos profesionales y Jesús Raza (ay, mi querido Jack Palance), o Chiquita, la guerrillera (Marie Gomez) o la joven esposa (una hermosísima y sensual Claudia Cardinale).

Así los ojos de los espectadores van emocionándose ante cada una de las escenas que aporta aventura, camaradería, amor y revolución. Y Brooks no sólo regala buenos diálogos sino una puesta en escena entre deslumbrante e intimista con unas gotas crepusculares. Los espacios abiertos toman importancia pero también lo que se ve tras una puerta o entre los vagones de un tren. Y cada uno de los actores aporta su carisma: no falta la fisicidad de Lancaster con su eterna sonrisa, la elegancia de movimientos de Strode, la voz profunda de Marvin o la melancolía en la sombra de Robert Ryan. Avanzan con sus caballos, tanto en una cortina de viento y arena, bajo la luz del sol o en las noches frías. Entre disparos, filosofías y sudores Los profesionales se apoderan de la mirada de un espectador ávido de aventura y romanticismo.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “Los profesionales (The professionals, 1966) de Richard Brooks

  1. Una de mis películas favoritas.Magnífica en todos los sentidos:actores,exteriores,guión,fotografía,etc.Yo la vi en formato de cine hace tiempo y no tiene nada que ver con el DVD. Richard Brooks es uno de mis directores de cabecera,enorme escritor.Lancaster está que se sale cuando pierde por lo menos dos veces los pantalones.Marvin está colosal.Ryan,Strode,Palance,y la Cardinale,la más peligrosa de la película.

    Satisfacción siento con esta entrada,amiga.

    Besos Hildy

  2. … ¡Es una pasada de película!
    Sí,tiene que ser maravillosa en pantalla de dimensiones gigantes.
    A mí también me gusta mucho Brooks (como cineasta como escritor no lo he descubierto… aunque si es tan bueno como lo es en los guiones… entonces…).
    Los profesionales no sólo es una buena historia es que tiene unos diálogos para escuchar una y otra vez y un reparto buenísimo.
    En fin de esas películas para ver en momentos de necesidad de meterse celuloide en vena.
    Besos
    Hildy

  3. Entusiasmado me has dejado con este texto, tanto que hoy seguro me la veo otra vez. Hay otra lectura, no obstante, interesante: la película es de 1966, justo después de que Lyndon Johnson, sustituto de Kennedy sin pasar por las urnas, diera un giro de 180 grados a la política no intervencionista en Vietnam y decidiera incrementar la presencia militar americana en el país, comenzando así la escalada bélica. Es uno de los primeros títulos anti-guerra del Vietnam.
    Grande Brooks.
    Besos

  4. ¡Es de esas películas que da igual las veces que las veamos!¡La emoción es siempre la misma!… Qué interesante esa lectura que lanzas.
    Y yo repito también: ¡Grande Brooks!
    … Si la vuelves a ver hoy… ¡que la disfrutes plenamente!
    Beso profesional
    Hildy

  5. Estuve tentado, compa Hildy, de verla hace unos días, cuando la emitió la 1 de TVE, pero finalmente no me puse a la tarea. Está clara, tras leer tu texto, que no acerté en mi decisión (otra vez será, claro…).

    Un abrazo y buena tarde.

  6. Pero ¡mi querido Manuel! eso tiene fácil solución… porque como dices otra vez será… Seguro que la echarán pronto de nuevo en televisión y no es difícil conseguir el DVD.

    Es de esas películas que te tienen en vilo por lo emocionantes que son.

    No sólo está bien hecha o tiene unos diálogos inolvidables sino que además ¡qué personajes!, amigo Manuel. ¡Qué personajes!

    Si me permites te contaré cuáles son mis ojitos derechos: ¡Burt Lancaster y Jack Palance! Ay, Dios mío, son geniales, ambos. ¡Como hombres y como actores!, ja, ja, ja.

    Ay, ¡se me olvidaba! ¡Claudia Cardinale además de guapísima tiene también un bonito personaje! ¿Qué piensas de la Cardinale? Si te gusta como mujer y como actriz… te va a encantar en Los profesionales.

    Besos
    Hildy

  7. Pues mi ojito derecho y mi gran debilidad es Lee Marvin. Estoy enamorada hasta el tuétano de este gran hombre y excepcional actor. Podría estar horas hablando de él, lo tiene todo.
    Lástima que naciéramos en décadas diferentes (je je). Pero bueno, siempre me quedarán sus pelis para recrearme en sus personajes.
    En cuanto a la película, probablemente sea uno de sus pocos y primeros papeles en que hace de bueno (¿por qué será que mi debilidad son los actores que hacen de malos? tendré que hacérmelo mirar…), y hace de bueno tan bien como de malo. Claro que también ayudan unos diálogos espléndidos y, además, secundado por un reparto pletórico en el que Clauda Cardinale luce tan espectacular como maravillosa heroína romántica.

    Saludos.

  8. Es que Lee Marvin es mucho Lee Marvin… los malvados con esos rostros y esas voces es difícil huir de su influjo, así que te entiendo Isis. Esta película me encanta (porque en mi ojito derecho tengo yo a Burt Lancaster). Y tienes razón Lee Marvin hace de persona agradable. También estaba bastante loquillo pero simpático en LA TABERNA DEL IRLANDÉS. Y cantando con su voz increíble, sin importar si lo hace bien o mal (encanta), a un pícaro en pleno Oeste en el musical LA LEYENDA DE LA CIUDAD SIN NOMBRE.

    Besos
    Hildy

  9. Preciosa película La leyenda de la ciudad sin nombre. Si Lee Marvin ya me tenía loquita cuando le escuché cantar en estar peli me conquistó definitivamente del todo. Qué voz, qué manera de cantar; es que, más que cantar parece susurrar. Ains …, que me pongo tierna.
    En fin, que es una maravilla poder compartir estos momentos de inquietud cinéfila, porque como muy bien dicen el cine puede llegar a ser más grande que la vida.
    Quiero aprovechar para felicitarte por tu magnífico blog y aportar tu excelente visión sobre aquellas películas que todos añoramos.

    Un fuerte abrazo.

  10. … qué bonito comentario, Isis.
    Te lo agradezco mucho.
    Ya sabes que aquí seguiremos recordando aquellas películas y yo ávida de recibir comentarios tan interesantes y tan llenos de amor al cine como los tuyos.

    Besos
    Hildy

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.