Mildred Pierce (Mildred Pierce, 2011) de Todd Haynes

A Christian del Moral porque me descubriste la serie y no he parado hasta que he podido verla

 

Una serie de televisión

Mildred Pierce ha sido una perseguida y deseada serie de la HBO por servidora. Y cuando ha llegado a mis manos y he podido disfrutar sus cinco horas (cinco capítulos)… la espera ha merecido la pena. Todo lo que voy a escribir ahora es de un único visionado (y mucho antes de verla he leído bastante de lo que se ha escrito sobre ella)… pero sé que volveré a verla varias veces. Es de esas series que son cine. Que perfectamente pueden ser visionadas en pantalla gigantesca. Su lenguaje es el cinematográfico. Todd Haynes sigue indagando y abriendo caminos al melodrama. Como ya hizo en el largometraje Lejos del cielo donde volvía a meterse en los códigos del melodrama de Douglas Sirk tamizados en el siglo XXI.

Me imagino Mildred Pierce de Todd Haynes en una pantalla de cine en la sala oscura. Porque es una macropelícula. Recuerdo proyectos televisivos que luego han sido proyectados en la sala oscura (a veces en dos partes, otras en una versión adaptada al cine, es decir, un montaje con menos duración). Hace poco comentábamos Fanny y Alexander. Otro ejemplo fue La mejor juventud. Y quizá uno de los casos más recientes fue Carlos de Olivier Assayas (otra obra que tengo muchísimas ganas de hincarle el diente).

Mildred Pierce es una adaptación de una novela de James M. Cain (que me voy a leer en breve… aunque ahora no lo encuentro) y ya existía una notable versión cinematográfica de 1945 que catapultó de nuevo la carrera de Joan Crawford. Aquí se tituló Alma de suplicio. Y fue dirigida por Michael Curtiz… el de Casablanca. Curtiz aprovechó todo el meollo de la novela y además tuvo en cuenta la especialidad de Cain (en el mundo de las letras), la novela negra. Así mezcló de manera, para mí, muy acertada un cine negro y desesperanzado con el melodrama más exacerbado. E incluyó, para más negrura, y más complejidad de las almas… un asesinato. La reseña que hice en su momento se encuentra aquí.

Todd Haynes, sin embargo, toma con fuerza una etapa histórica: la depresión económica (algo con lo que el espectador actual va a empatizar así como con las situaciones que vive el personaje protagonista…), el ambiente, y las relaciones de Mildred Pierce… y se va por los derroteros de un melodrama pausado y elegante… con escenas de intensidad que conducen al espectador a la catarsis (un melodrama que no provoca catarsis… no es un buen melodrama).

Los únicos peros que se me ocurren es que en cinco horas no se puede permitir que ciertos personajes estén poco perfilados o desarrollados (diría que son más intensos en la de Curtiz). Personajes de un potencial increíble que saben a poco. Es uno de los aspectos que más cuesta en el cine del siglo XXI. Frank Capra, el propio Curtiz, Lubitsch, Ford… y sus guionistas eran capaces de construir un personaje secundario (y por supuesto el actor que lo representaba) aunque sólo apareciese un minuto… Y el otro pero es el transcurrir del tiempo… son diez años pero a veces no está tan claro ese paso del tiempo (cuando más claro se ve es por el paso de Veda de niña a adolescente).

Un buen melodrama siempre tendrá una banda sonora que merezca la pena. La música es importante en el desarrollo de la trama. Y la música es un elemento narrativo en la serie (que creará alguna de las escenas más hermosas como la primera vez que Mildred oye cantar a Veda en la radio). Además su banda sonora es exquisita tanto la banda sonora original para la serie como la selección de melodías y canciones que suenan a lo largo de los distintos episodios. Además de una buena ambientación Haynes crea una puesta en escena, una forma de rodar, que hace que no puedas retirar los ojos de la pantalla. El espectador sigue a Mildred Pierce a través de las puertas, ventanas, pasillos, tras los coches, dentro de su coche-refugio, espejos… Tiene una iluminación maravillosa. Y la inspiración de Haynes y su director de fotografía Edward Lachman (con el que ha trabajado más veces) ha sido la mirada de Saul Leiter (un deleite mirar sus fotografías)… Pero también ambos amantes del cine se fueron a los años setenta: al momento del nuevo cine americano y a la nueva lectura de géneros… y al trabajo de Gordon Willis. Una nueva lectura de los géneros desde una distancia que permite una observación intensa y fría pero que genera fuertes emociones… Willis estuvo presente en El padrino, El último testigo, Todos los hombres del presidente, Llega un jinete libre y salvaje o en algunas de las películas más emblemáticas de Woody Allen. Pero sí, hay en Mildred Pierce una cierta mirada del nuevo cine americano de los setenta. Como un Robert Altman y Los vividores o un Michael Cimino y La puerta del cielo (que puede considerarse el final de este tipo de mirada).

Crisis económica

¿Por qué un regreso de Mildred Pierce? Porque va a existir una identificación total del espectador con la ‘heroína cotidiana’ que vive en plena crisis económica y social. El lenguaje de Mildred va a ser reconocible por el espectador que sufre la crisis de hoy. El paro, el desamparo, la búsqueda de empleo, la lucha de clases (que aunque se empeñen en decir que no existe sigue existiendo), la búsqueda de soluciones, problemas sociales, familiares, la supervivencia…

Mildred Pierce, esposa y madre

Mildred Pierce presenta varias caras y lecturas de una mujer en una época concreta. Mildred Pierce presenta varias caras en un espejo. Y esas caras aún hoy son reconocibles. Mildred Pierce es una Kate Winslet que dibuja distintos matices a su personaje y lo mima hasta el final. Mildred Pierce es una madre y esposa que al principio de la historia, en el primer capítulo, sufre la descomposición familiar por varias circunstancias: un marido sin trabajo, un marido infiel, una situación económica y social insostenible… de la noche a la mañana su acomodada vida de ama de casa (que de vez en cuando realiza tartas) se cae en pedazos. Sus ambiciones para ella y sobre todo para sus hijas se derrumban. Se convierte en mujer divorciada con dos hijas que mantener y sin trabajo. Empiezan las visitas a la oficina de empleo, la búsqueda de trabajo (no siente todos los trabajos igual…, siente que trabajar en algunos puestos supondrá bajar de estatus social), el dolor de pies, la desesperanza, el miedo a no poder mantener a sus hijas… Al final se pone un uniforme (con lo que esto quiere decir para ella) y empieza a trabajar en un restaurante de barrio.

Mildred Pierce, empresaria

Mildred Pierce como mujer observadora y emprendedora a partir de su empleo como camarera empieza a aprender el negocio. Y ve el provecho que puede sacar a las tartas y a sus dotes culinarias. Al final se convierte en una empresaria con visión de negocio que crea una cadena de restaurantes peculiares de ambiente elegante. Y cada vez irá adquiriendo más dinero (más socias, dos amigas del alma… qué finalmente y lástima que sean dos personajes que no llegan a desarrollarse totalmente pero que en determinados momentos muestran la fuerza de la solidaridad entre mujeres y su espíritu práctico frente a los hombres en tiempos de crisis), más poder y más visión. Sin embargo nuestra heroína cotidiana es una mujer de carne y hueso… y su obsesión por la clase social, por no ser vulgar, por ser elegante, y porque su hija Veda pertenezca a un mundo que ella nunca ha alcanzado… la hará perder la visión de negocio y derrochará a favor de su hija y en detrimento de la cadena de restaurantes (además de sufrir alguna que otra traición). Pierde el norte. Logra salir adelante y crear un pequeño imperio pero también vuelve a caer. Pero Mildred ya se ha transformado y esta caída no será igual que la primera ruptura de su estatus.

Mildred Pierce… y los hombres

En la vida de Mildred hay tres hombres con los que establece tres tipos de relación diferentes. Aquí además se muestra un punto interesante que en la versión de 1945 era menos explícito y es el reflejo de la vida sexual de Mildred, su personal revolución e independencia así como también la exploración y apertura de pensamiento. Después de su divorcio descubre que su marido (con el que había caído en la rutina y también en el agobio por la situación de crisis) es su mejor amigo y apoyo. Una relación que culminará en segunda oportunidad para ambos. Está contada con sencillez, naturalidad y cariño.

Con el primero que se relaciona, después de volver a ser una mujer ‘libre’ es con un personaje curioso y complejo (y no el mejor desarrollado… y es una lástima porque el personaje tiene mucha pero que mucha miga). El amigo y socio del esposo (se da a entender que no jugó limpio con el esposo en el mundo de los negocios cómo no terminará jugando limpio con Mildred. Él tiene claro que el negocio es el negocio…) que la ayudará a dar sus primeros pasos en el mundo empresarial y se convertirá en un amante (no muy creativo). Sería algo así como el concepto, actualmente de moda, de ‘follamigo’ (fea palabra pero muy gráfica). Es el hombre de transición.

Y por último, cuando se convierte en mujer poderosa, se encuentra al aristócrata venido a menos (al cual también le ha afectado tremendamente la crisis) que se convierte en el ‘mantenido’ pero no pierde su ‘clase’ en las relaciones sociales, de cara al exterior. Y el sentirse en el mundo de Beragon a Mildred la seduce mucho. El hombre con elegancia que además le abrirá a la protagonista todo un mundo de sensaciones, sensualidad y sexo. Monty Beragon lo representa perfectamente Guy Pearce. Mildred se creerá enamorada pero cuando sufra una de las mayores traiciones verá una relación de poder y deseo.

Mildred y Veda

Pero la columna vertebral de todas estas caras de mujer. Lo que define la evolución del personaje es su relación con una antagonista poderosa: su hija Veda. La relación compleja que construyen ambas a lo largo de los años difíciles será el motor del melodrama (además de las cosas cotidianas de la vida de Mildred, como heroína del día a día). La personalidad de Mildred que contribuye también a la formación de la difícil (e insoportable) personalidad de su hija mayor pone sobre la mesa como el amor de madre produce serpientes. ¿Quién es la culpable del deterioro de la relación madre-hija? El espectador sentirá más empatía hacia Mildred pero no es totalmente inocente en la transformación de una hija (de niña Morgan Turner, de adolescente poderosa Evan Rachel Wood) que pone más interés en el estatus social, en la apariencia, en el éxito absoluto, en el poder, en el dinero… La compleja relación de ambas va creando los distintos clímax y momentos catárticos de la trama. Sus peleas y reconciliaciones van haciendo avanzar la trama y el destino de Mildred Pierce. Son madre e hija, son rivales, son víctimas y verdugos… son todo un abanico de posibilidades.

Mildred Pierce muestra un rico mundo de miradas e interpretaciones que exigen más de un visionado además de disfrutar de una buena narración cinematográfica. Me alegro de habérmela encontrado en mi camino…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

10 comentarios en “Mildred Pierce (Mildred Pierce, 2011) de Todd Haynes

  1. No veo series. Y no porque me parezcan malas, sino porque me niego a aceptar la (in)disciplina horaria y el abuso publicitario de los canales de televisión. Si acaso, me las compraría en DVD.
    Pero mi rechazo es más profundo: digamos que, salvo contadísimas excepciones, ese axioma actual, aparentemente indiscutible, de que la calidad que se ha perdido en el cine se ha trasladado a las series de TV, no me lo creo. Todas las series que he intentado ver en los últimos cinco o seis años, excepto «Los Soprano», me han defraudado en los tres o cuatro primeros capítulos.
    Esta, porque es de Haynes, y porque me la cuentas tú, puede tener su oportunidad…
    Besos

  2. Por completar el comentario: casia todas las series que he visto son refritos, adaptaciones y versiones de películas que ya contaban lo mismo, y mejor. Me da igual la que veas, elige tú la que quieras, seguramente es un plagio de una película anterior. ¿Por qué ver en diez, doce, setenta capítulos una historia que ya he visto, y casi con toda seguridad mejor contada?
    Más besos

  3. ¡Mildred Pierce está ya en DVD y además son sólo cinco capítulos! Es como digo una macropelícula… no tiene un montón de temporadas.

    Yo tampoco soy seguidora de series pero muchas veces por el horario… aunque te confieso que sí hay alguna que me ha llamado la atención pero no soy una espectadora de series fiel, puntual frente la pantalla.

    Creo que el cine es cine y las series son series (con unos lenguajes y códigos distintos y sí que pienso que hay buenas series como pienso que hay buen cine. Al igual que la otra cara de la moneda: malas series y malas películas)… pero hay a veces que las series toman un lenguaje cinematográfico (se convierten en películas de larga duración) y entonces surge un buen disfrute como Mildred o La mejor juventud.

    Creo que Haynes y demás hacen una buena creación con Mildred Pierce… aunque ya existía en novela y también una película de Curtiz de 1945… pero la mirada de esta Mildred creo que merece la pena.

    Beso
    Hildy

  4. Estoy bastante de acuerdo con el amigo Alfredo.Yo tampoco veo series,es más,no veo la televisión.Como bien dicies,Mildred Pierce,del gran James M.Cain, ha sido publicada por la editorial RBA aprovechando el filón de la serie.Esta novela no existía en castellano.Lo más lamentable de la edición es la portada con la Winslet.
    De niño ya no soportaba las series por mucho que me gustasen.Eso de esperar toda una semana a la espera de la continuación no es lo mío,aunque sea un solo día.Soy muy impaciente en estos casos.Incluso cuando voy al cine y veo una cola enorme también me impaciento mucho.Ay,seguro que me estoy haciendo viejo,mi querida amiga.

    Besos Hildy

  5. Pues creía que tenía fácil encontrar la novela, que efectivamente tiene en la portada un fotograma de la serie… pues ¡ahora no la encuentro! pero seguiré buscando.

    La serie es una macropelícula que a mí me ha merecido la pena y como además ya está en dvd se pueden ver todos los capítulos (son cinco) del tirón.

    Que no, Francisco mío, que no te estás haciendo mayor… la impaciencia son ganas de vivir y hacer otras cosas… No quedarse frente al televisor.

    Besos
    Hildy

  6. Yo apenas veo series, compa Hildy (ésta, de hecho, no la he visto), pero no tengo nada en contra de ellas; más bien al contrario, estoy totalmente de acuerdo con tu planteamiento acerca de su calidad dispar, y de que, en ese campo, como en cualquier otro (y como en botica…), hay de todo. La última que he visto, y disfrutado cual marranillo en charco, ha sido la de ‘Sherlock’, de la BBC (su primera temporada, que me merqué en DVD y me devoré en un fin de semana), una auténtica gozada. Ésta ya me consta que se mueve en registro y parámetros totalmente diferentes, pero teniendo en cuenta en qué terminos la glosas y con qué elementos cuenta (Haynes y Winslet son dos nombres de absoluta garantía), habrá que intentar ponerse a la tarea. Ya veremos…

    Un fuerte abrazo y buena tarde.

  7. Sí, mucho he oído hablar también de Sherlock… (mi querido Manuel, me parto de risa y me encanta tu frase «y disfrutado cual marranillo en charco»).

    Mildred Pierce está ya en DVD y los parámetros son los del melodrama puro… pero de veras que merece la pena… son buenas cinco horas… para disfrutar cual marranilla en charco… ja, ja, ja.

    Besos y más besos
    Hildy

  8. Uy, muchas gracias por esta reseña. Vi Mildred Pierce poco tiempo después de que se estrenó (aunque yo tampoco veo series generalmente), y me acuerdo muy bien incluso un día en el que tu hermanita querida me dijo que te la mandaba para que la vieras… 😉 Me encantó. Así como tú, la vería más veces. De hecho, me hace gracia ver la reseña ahora, porque la vi por segunda vez ayer mismo con una amiga (y la vimos seguida, sí, sí, las seis horas de 10 de la noche a 4 de la mañana, jeje). Me gustó más.
    Desde la primera vez que la vi creo que lo que más interesante me pareció fue el contraste que tiene respecto al enfoque con la versión de 1945. La misma historia contada con tan diferentes motivos. Opino lo mismo: creo que los personajes son más desarrollados en la versión de 1945 e incluso más cargados emocionalmente (más si consideras que esta versión tiene más de 3 horas de desventaja, jaja). Supongo que el asesinato ayuda a eso. Además, me gustó más el final de Curtiz. Esa última toma donde Mildred y Bert caminan juntos hacia esa «segunda oportunidad» me parece más poderosa que la última escena donde Mildred al fin «manda a Veda al diablo» y el futuro cercano es una borrachera.
    Pero en realidad me es imposible decir cuál versión prefiero (aunque es mi reflejo natural tratar de hacerlo). Son diferentes de verdad. Las actuaciones de Crawford y Winslet son muy buenas, y eso es una importante base para la historia. Las tres actuaciones de Veda son buenas también, aunque llegó un momento en que Morgan Turner empezó a cansarme.
    Bueno, me encantó esta versión de Mildred Pierce tanto como la otra. Es de esos casos en que haber visto una versión anterior no te arruina nada en la nueva porque son tan diferentes que la nueva es una sorpresa total. ¿No crees?

  9. Sí, efectivamente, la mini serie de Mildred Pierce ha sido también para mí una sorpresa total. Me encanta lo que dices del final de la película de Curtiz, sí a mí me pareció también muy potente esa caminata hacia una «segunda oportunidad»… Lo que me gusta de la serie sobre todo es la «forma de contarla» y su «lenguaje visual» me fascina. Otra cosa que me engancha a la versión de Haynes son los ingredientes que vuelca del melodrama… así hace que lleguen escenas de una intensidad emocional muy fuerte. Y lo que más me molesta, es algo que señalamos ambas, y es cómo algunos personajes no están ‘desarrollados’ del todo.

    Me ha encantado leerte… yo también pronto repetiré el visionado de la serie…

    Beso
    Hildy

  10. Sí, el lenguaje visual me encantó también. La fotografía que usa mucho a través de la historia donde los personajes se ven a través de vidrios y reflejos es muy buena. Y sí, la intensidad emocional llega a un punto muy alto, más quizá que en la película, aunque hay que tomar en cuenta que tienen motivos diferentes. Se podría decir que se compensa con lo de los personajes, jeje. 😀

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