El muelle de las brumas (Le quai des brumes, 1938) de Marcel Carné

La bruma cubre el mar en Le Havre. No hay salida para los personajes de la película de Marcel Carné. Así como en este siglo XXI Kaurismäki regresa a Le Havre para una película luminosa donde hay una salida y una esperanza para uno de los personajes más allá del muelle (en una etapa oscura)… En la de Carné sólo hay una posibilidad que se resquebraja. Un sueño que se trunca trágicamente para la mayoría de sus personajes. El pesimismo de un mundo de entreguerras sobrecoge en una película que expresa la esencia de un movimiento: el realismo poético francés.

Y el lirismo se encuentra en las imágenes de Carné y su manera de contar. En los diálogos de Jacques Prévert. En los personajes trágicos… perdedores que arrastran sus vidas y sólo atrapan destellos de felicidad pero su sino es fatal. Arrastran la desesperanza y el desencanto por compañeras.

Una película coral donde el soldado desertor se une a la muchacha desgraciada, ambos se enamoran pero les es imposible encontrar una salida. Y aunque el soldado desertor logra de nuevo ilusionarse… tan sólo puede atrapar un último beso amargo… pues ha rozado algo parecido a la felicidad a la que no puede aferrarse. Por ahí están los moradores del bar Panamá donde nadie tiene nada que perder. Donde no hay preguntas y sí un refugio. Ahí se une el pintor suicida, el dueño que recuerda gloriosos tiempos pasados con un rasgueo de guitarra o el alcohólico con cara de buen hombre que se gana la vida como puede. Ahí también confluyen los hombres con ínfulas de matones (y mucha cobardía) de Le Havre. O el comerciante al que todo el mundo desprecia y él se sabe despreciado que además es un barba azul para la muchacha que trata de huir de sus garras…

A los intérpretes les rodea la lírica sobre todo en el rostro desencantado y después ilusionado (o enamorado) de un Jean Gabin… absolutamente maravilloso como héroe trágico. Soldado desertor que huye… Tierno con la chica, fiero con los injustos, protector del que no puede defenderse. Amargo. Capaz de salvar a un perro de ser pillado por un camión (perro que será para siempre un amigo fiel) y sin embargo describir con amargura lo que es matar a un hombre de un disparo. Él sabe que se vuelve peligroso cuando la ira le ciega… Capaz del rostro más duro o de regalar la mirada más dulce. Es un hombre que cuida el detalle, el recuerdo y la nostalgia… y sólo quiere tomar un barco y empezar una nueva vida. Lo que no se espera es que en Le Havre haya un perro sin dueño que le siga… y una chica de grandes ojos que le espera.

Una jovencísima Michèle Morgan que ya enamora en su primera aparición en el bar Panamá, desencantada pero que cree en amar y ser amada. Sólo tiene 17 años y la vida ya la ha golpeado más de una vez. El soldado desertor se la encuentra mirando por una ventana al mar. Con sus enormes ojos, su boina negra y su gabardina transparente…

El maduro Michel Simon encarna al personaje más complejo y oscuro. Al único personaje hacia el cual nadie derrama una palabra amable. Pero él tampoco actúa de manera admirable. Es el comerciante sibilino, sin escrúpulos, tartufo y oscuro… que inspira no sólo rechazo sino tristeza (alguien continuamente rechazado nunca podrá ser feliz…). El único que no le rechaza es él mismo, como no deja de repetir… tan sólo le gusta la música clásica religiosa en un mundo que siente decadente y que él hace decadente…

Y es tristeza lo que arrastra cada fotograma de El muelle de las brumas pero también, de manera sencilla, describe una preciosa historia de amor. Con un primer encuentro, un paseo, la ilusión del romance, una feria donde los amantes se acercan a algo parecido a la felicidad con un primer beso y unos rostros en primer plano, el encuentro ínitimo maravilloso (y reflejado con delicadeza y erotismo poético) en la habitación de un hotel con separación emocionante incluida (él le confiesa por la mañana que va a tomar un barco), el reencuentro y la tragedia ya anunciada…

El realismo poético francés mostraba un mundo de perdedores que profetizaban la caída a un pozo más negro. Se acercaban tiempos de guerra y horror. Tiempos de supervivencia y desesperanza. Sin posibilidad de salida. Con brumas en los muelles y sin posibilidad de escapar hacia un mar abierto…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

4 comentarios en “El muelle de las brumas (Le quai des brumes, 1938) de Marcel Carné

  1. Pues con esta también me has pillado… Pero da la casualidad de que la semana pasada vi unas fotos muy interesantes de un puñado de películas del realismo poético vinculadas a la estética americana del ciclo negro, y era tan interesante como bello. Entre ellas estaba ésta, y me llamó la atención. Qué casualidades hay a veces…
    Besos

  2. Me viene de perlas esta buena reseña,amiga.El muelle de las brumas está basada en una novela de uno de mis escritores favoritos;Pierre Mac Orlan.Aquí en España se puede conseguir cuatro de sus obras,quizás las mejores y que te recomiedo.Son:El canto de la tripulación,El Ancla de la esperanza,A bordo de La Estrella Matutina y El muelle de las brumas,en la editorial Ikusager.Es un escritor único que me atrevería a decir incluso que superior al gran Stevenson.

    Besos,Hildy

  3. ¡Alfreeeedo, qué casualidad más interesante! Porque efectivamente sí que hay una profunda relación entre el realismo poético francés y el cine negro… unidos por un pesimismo y destino fatal de personajes perdedores.
    Me encanta esta relación. Un nuevo camino para indagar.
    Besos
    Hildy

  4. Pero Francisco mío MIL GRACIAS por tus recomendaciones de un escritor que nunca he leído, Pierre Mac Orlan. Sus títulos ya ‘nombran’ y ‘dicen’ mucho. A mí la película El muelle de las brumas me fascinó por su ambiente y personajes… que no sé si se acercará algo al espíritu de la palabra escrita. La verdad es que el cine también permite descubrir buenas páginas escritas… De nuevo mil gracias.
    Besos
    Hildy

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