El teniente seductor (The smiling Lieutenant, 1931) de Ernst Lubitsch

¿Serían ustedes, queridos míos, capaces de creerme si les digo que en el seno de esta película de Lubitsch de 1931 ya estaba el argumento de Grease de 1978? Grease es casi un remake…

No, no tengo fiebre.

Esta comedia musical llena de detalles e interpretaciones… Esta comedieta de la Paramount ideada para olvidar los tiempos de crisis… Esta divertida delicia me recuerda a la ‘sorpresa’ que todo el mundo ama en esa típica comedia musical americana de instituto con Olivia Newton John y John Travolta. La sorpresa era: la transformación de la mojigata Sandy en la rockera (fiel eso sí) sueltecilla de cascos vestida de negro, y muy sexual, y volviendo loco a un Danny (paletillo él) enamorado ya de la mojigata… Nuestros bisabuelos, incluso, eran más ladinos y sinceros… porque nuestro teniente ni siquiera está enamorado de la mojigata antes de su transformación…

En Grease una de las artífices de la transformación de la mojigata es la chica mala del instituto. Aquí en El teniente seductor, que también hay transformación de mojigata a mujer sexualmente libre para deleite del ‘hombre casado’ (toma castaña), también nos encontramos a la chica ‘ligera de cascos’ que no sólo se pone de lado de la mojigata sino que la ayuda a llevarse al teniente ‘sonriente’ en cuestión al catre.

El teniente seductor es opereta popular, elegante y alegre, casi de vodevil, que juega en sus canciones y chispeantes diálogos al doble sentido y al equívoco… donde ya Lubitsch estrena su toque especial. Lubitsch ya lleva mucho cine a cuestas y en este vodevil ofrece puro cine y divertimento. Y a los americanos deprimidos les hace soñar con una Europa (Viena) de carnaval. Donde Stroheim veía decadencia pura y dura, Lubitsch juega a un romanticismo alegre y nostálgico lleno de dobles sentidos, a una comedia ligera y elegante que irá revistiéndose en el futuro de pura crítica, de doble fondo, donde irá mostrando esa Europa de entreguerras que se derrumba en batalla terrible. En Grease, en los desencantados años setenta, se nos refleja pura parodia de película de instituto, tiempos de brillantinas e inocencias que ya no tienen cábida. Y la fórmula funcionó.

En ambas el hombre juega a que tiene que ir de flor en flor y que no puede evitar ser un seductor infiel y la mujer o es ligera de cascos o mojigata… hasta que llegan a la fórmula ideal: ambos casos en un único molde… En Grease se canta a una fidelidad y una felicidad ficticia… los protagonistas terminan por los cielos ante tamaño imposible. En El teniente seductor, dicho teniente está fascinado por su chica ligera de cascos y ni se fija (sólo por un ‘problema de estado’ y porque es obligado a casarse con la mojigata) en la mujer princesa y recatada. Tan sólo caerá en sus redes tras la transformación donde además olvidará rápidamente su amor por la chica ligera de cascos. ¿Más real y acorde con la verdad? La chica ligera de cascos, también es moderna para la época, y prefiere la complicidad con la mojigata, con la otra mujer, y seguir su vida solitaria como líder de su grupo musical… a luchar por su teniente seductor. Se lo regala a la princesa… y de paso la ayuda con la transformación.

Dejando ya la comparación con Grease… sólo señalar a las heroínas-protagonistas de la transformación de los años treinta: unas jovencísimas y magníficas (preparadas para llevar a cabo unas filmografías deslumbrantes) Claudette Colbert (la chica ‘ligera de cascos’ y violinista líder de un grupo de mujeres-orquesta) y Miriam Hopkins (princesa de pequeño e inexistente país europeo, mojigata acomplejada que terminará convertida en vampiresa enamorada para llevar al teniente a su cama nupcial con una sonrisa). Ojo a los principios de una Colbert que me sorprende cada día más…, fue la chica sexy de los años treinta, que antes del código Hays se bañó desnuda en el mar o mostró sus encantos en una piscina de leche de cabra… Y ojo también a una olvidadísima Miriam Hopkins que fue actriz fundamental en los treinta…y ya casi olvidada en los cuarenta.

Y ¿quién es el teniente seductor? El no va más de lo chic, de lo europeo… en aquellos años de Depresión. El teniente seductor es el francés Maurice Chevalier que durante los años treinta fue una de las presencias más famosas del cine americano, protagonista de comedias musicales y operetas… donde siempre sale repeinado, seductor y juguetón.

Lubitsch ejerce de maestro-director europeo exiliado que trajo su arte al cine americano, su ‘toque’ elegante de contar con imágenes. De sugerir tras las puertas un montón de historias. De cuidar a los personajes secundarios y darles a todos una historia (como hacía también Capra)… de narrar cinematográficamente con una mirada especial.

Lo dicho empieza el espectáculo.

Disfruten de El teniente seductor, comedia musical con encanto.

Y perdonen mi empanada mental.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

8 comentarios en “El teniente seductor (The smiling Lieutenant, 1931) de Ernst Lubitsch

  1. No la he visto, Hildy, pero todas las que tengo vistas de Lubritsch las he disfrutado. Tu último párrafo define perfectamente el porqué. Y me has picado en mi curiosidad comparándola con Greasse. Lo último que se me hubiese ocurrido como influencia para esta peli sería Lubritsch. Eso hay que verlo…

    Saludos 😉

  2. Fíjate que el otro día yo hablé de una de Lubitsch que te faltaba…; pues ésta me falta a mí.
    Hay que hacer algo al respecto, me temo.
    Besos.

  3. Jo, Babel, yo también me quedé de piedra cuando según la iba viendo me venía a la cabeza Grease…
    Pero además es una película que se disfruta según va pasando cada fotograma. Todavía es una película fresca y espontánea…
    Besos
    Hildy

    Mi querido Alfredo lo recuerdo perfectamente (la etapa muda que la tengo yo muy poco o casi nada vista) pero también tengo lagunas en su etapa de comedias musicales de la Paramount y ahora estoy tratando de ponerle remedio… Éste ha sido tan sólo un primer paso.
    Besos, querido

    Hildy

  4. Querida Hildy, acabo de recibir un pedido de pelis y esta (en presentación doble con «Una hora contigo») vino entre ellas (además encargué «Un ladrón en la alcoba» porque me cansé de esperar a que la pasen nuevamente por televisión). ¡Qué delicia! Todavía me falta verla de nuevo para sacarle más el jugo pero con el primer visionado quedé encantadísima. Miriam Hopkins me gusta cada vez más y ¡Chevalier, por favor!
    Aún no llegué a leer si también comentaste «Una hora contigo» pero ya te escribo que me pareció aún mejor que «El teniente seductor». Jeanette MacDonald antes del Código y de Nelson Eddy es imperdible.-
    Te mando un beso enorme, lleno de asombro y entusiasmo, Bet.-

  5. Mi querida Bet, qué grande Lubitchs. Y qué divertida El teniente seductor. Jajjaja, no te pareció la película abuela y adelantada de Grease… Una hora contigo no la comenté.

    ¡Qué grande es Lubitchs. Qué buenos momentos hace pasar!

    Beso
    Hildy

  6. Me parece buenísimo, Bet. No sé qué te parecerá ahora de adulta. Jajajaja, hay que verla una vez en la vida. Yo la tengo cariño, es tan kitsch, y cuando la pasan por la tele no puedo evitar quedarme pegada en la pantalla. Recuerdo que aquí todas las niñas querían ser Olivia Newton John (y es una sosa de cuidado) y en los bailes que se preparaban para gimnasia… Olivia era la reina, o en las fiestas de disfraces (pero en su look final de malota, con pantalones de cuero). Pero la divertida y la que mola es Rizzo.

    Beso
    Hildy

  7. Jajaja, voy a intentar verla, creo que la pasan seguido por la tele aunque me la confundo con la segunda parte (de todos modos no ví ninguna).-
    Un beso grande, Bet.-

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