Más rostros olvidados…

El otro día lei la noticia de que había fallecido Jill Clayburgh que fue un rostro de los setenta aunque no se prodigó mucho en la pantalla de cine. Clayburgh alcanzó la cima con su nominación en Una mujer descasada de Paul Mazursky y trabajó con Pakula, Bertolucci o Costa-Gravas. Valgan estas líneas para traer de nuevo a un rostro olvidado y recuperar su filmografía (yo estoy bastante pez y también la recuerdo como uno de los amores —estuvieron conviviendo cinco años— de uno de los actores que más me gustan, Al Pacino).

Así viendo su filmografía me doy cuenta de otros rostros olvidados como, por ejemplo, Alan Bates, uno de los rostros que surgió del free cinema británico. Bates era un hombre cuya cara y cuerpo estaban unidos a una sensualidad masculina que pobló diversas películas de los sesenta y setenta, rostro de cine británico que dio su salto al cine americano y combinó ambas carreras. Bates es el protagonista de películas como Zorba el Griego, Lejos del mundanal ruido, Mujeres enamoradas o El mensajero. Como curiosidad señalar que en 1974 protagonizó una película (que no he visto) que dirigió el dramaturgo (también a veces ha sido guionista) Harold Pinter, Butley.

Barbara Hershey es otro rostro olvidado que empezó en el cine a finales de la década de los sesenta y continua aún hoy en activo. En su carrera hay papeles importantes e interesantes en películas como Elegidos para la gloria, El mejor, Hannah y sus hermanas o La última tentación de Cristo donde era Maria Magdalena. También cuenta con su rostro Un día de furia o la interesante El ojo público. Pronto la veremos en la nueva película de Darren Aronofsky, Black Swan.

Otro rostro que sigue en activo pero forma parte de la galeria de rostros olvidados es (o más bien que siempre están ahí y nunca se queman pero si se dicen sus nombres se provoca la cara de asombro y si se ven sus caras se dice: ah, sí hombre, claro, es conocida) Martha Plimpton. Adolescente-actriz que ha saltado a mujer-actriz que tuvo su momento de gloria en los ochenta con producciones cinematográficas como Los Goonies, La costa de los mosquitos o Un lugar en ninguna parte. Nunca ha desaparecido como actriz secundaria en distintas películas bien de corte independiente (Pecker, 200 cigarrillos) o comercial (Recuérdame).

Un rostro al que tengo gran cariño y simpatía alcanzó su cumbre en los años setenta con una serie de televisión que fue la continuación de una de las cumbres de la nueva época de oro de Hollywood, MASH (que dirigió en el cine Robert Altman). La serie alcanzó un eco y una popularidad espectacular y Alda era uno de esos doctores imprescindibles que provocaban el humor dentro del drama más absoluto. Se trata de Alan Alda. Alda también ha ido participando en la gran pantalla y ha ido elaborando una carrera cinematográfica (como actor y director) con titulos como  Dulce libertad (que también dirigió), Delitos y faltas,  Misterioso asesinato en Manhattan o Mad City. Aunque gran parte de su carrera también la ha dedicado a series de televisión de éxito.

En los años noventa de carrera imparable surge Annabella Sciorra. No tiene nombre de estrella que suene a todas horas pero sí presencia (es uno de los personajes de una de las series de televisión más míticas del siglo XXI, Los Soprano). Así a la Sciorra la vemos en El misterio Von Bülow, Fiebre Salvaje, La mano que mece la cuna… También forma parte del elenco de películas de Ferrara como The adicction o El funeral. Su carrera en televisión sigue prosperando…

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

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