Copia certificada de Abbas Kiarostami

Aviso al lector: si no las has visto no leas el post… ¿o sí? Quizá tu mirada no sea la mía (o todas las miradas que me sugirió junto a la mirada especial de mi hermano que me dejó en el sitio pero no del todo incoherente) así que lo mismo no estropeo nada.

Empecemos con una declaración de sinceridad. La obra de Abbas Kiarostami no la controlo en absoluto. Es decir son pocas las películas que he disfrutado del realizador iraní, tan sólo y en el momento de su estreno, A través de los olivos, y de su universo filmico tengo referencias por todo lo que se escribe de él en prensa generalista y prensa cinematográfica.

Muchas críticas hablan de Copia certificada y su relación con la película de Roberto Rossellini, Te querré siempre, que narraba la crisis y descomposición de un matrimonio extranjero que viajaba por Italia. El matrimonio tenía las caras de Ingrid Bergman y George Sanders. Se habla de Copia certificada como una buena copia del original de Rossellini. Sin embargo también hace mucho que no he vuelto a visitar ese matrimonio que entre otras cosas visitaba las ruinas de Pompeya. Con lo cual mi comentario tampoco sería sincero que fuera por ahí.

¿Qué me queda? Todas las sensaciones y miradas que me provocó la visión de Copia certificada. Todas las reflexiones que me produjo. Estábamos en sala abarrotada (ya se sabe se ha hablado tanto en prensa de ella, se le han otorgado tantos premios, el último la espiga de oro en Seminci…) y mi hermano y yo salimos con mil y un comentarios que hacernos.

Copia certificada es una película ¿sencilla? Si observamos los recursos empleados y la naturaleza de la historia quizá prodríamos decir que sí. Dos protagonistas absolutos: un hombre y una mujer que se encuentran en la Toscana y durante un día están juntos. Rodada con un minimalismo absoluto a base de planos secuencia y primeros planos magistrales (qué planos tiene la Binoche) por unos exteriores preciosos de dos aldeas de la Toscana y los paisajes de alrededores. Pero Copia certificada como la vida no es tan sencilla y sirviéndose de elementos sencillos nos encontramos ante una estructura y una película ¿compleja?

Copia certificada te atrapa no sólo con la belleza de sus imágenes ¿sencillas? y su continua sensación de realismo —acompañamos parece prácticamente en tiempo real a una pareja y somos testigos de sus diálogos y cada uno de sus gestos— sino por la manera especial de su narración aparentemente lógica. Así se lanzan varias miradas racionales a la película pero es tan importante lo que vemos como lo que oímos. El libro que escribe el protagonista nos habla sobre si hay una diferencia racional en la manera que contemplamos una copia o un original. En los diálogos escuchamos cómo los objetos, las acciones, las personas varían según la manera que tenga el otro de mirarlos o percibirlos. Así Kiarostami nos va introduciendo en un juego cinematográfico donde el espectador juega las cartas que desea porque la película tiene un significado u otro según la mirada que posemos sobre ella.

En un principio estamos viendo una película de narración lineal donde existe el encuentro entre una mujer francesa, dueña de una galería de antigüedades, con un hijo de unos doce años, que se cita con el escritor británico de un libro de arte llamado Copia certificada. Ambos realizan una pequeña excursión en coche y van discutiendo y dialogando sobre lo divino y lo humano. Unas veces coinciden otras, no. Lo que es evidente es la química que existe entre ambos. En un momento de su excursión se meten en una pequeña cafetería para tomar precisamente un café y la dueña del bar se dirige a ellos como si fueran un matrimonio. Y ahí está el giro especial que enriquece la estructura ¿compleja? de esta película. De pronto los dos protagonistas parece que entran en el ¿juego? que propone la confusión de la dueña del bar y empiezan a comportarse como si fueran un matrimonio con una larga trayectoria emocional que están en plena crisis y sus discusiones y acercamientos toman otro cariz. Si seguimos la historia con mirada racional ésa puede ser la interpretación los dos terminan metiéndose en exceso en el juego de comportarse como una pareja en crisis…pero ¿es realmente un juego?

De pronto Kiarostami con ese giro ¿sencillo? y esa estructura ¿compleja? nos deja el testimonio en unas horas de toda una historia en común de una pareja. El conocimiento, la atracción mutua, los juegos de seducción, el hastío, las discusiones, las crisis, los intentos de acercamiento, la nostalgia… Quince años de matrimonio resumidas en unas horas. Los personajes no cambian ni de vestuario ni de localizaciones ni de tiempo sin embargo vamos viviendo su transformación (en todos los aspectos incluso el físico) en las prodigiosas actuaciones de sus intérpretes (la contención perfecta del cantante de ópera William Shimell y en la riqueza de matices de Juliette Binoche). Y Kiarostami continuamente nos aporta elementos que nos deja claro que a veces los que vemos cambia según la mirada que tengamos o el punto de vista que se nos pueda ofrecer. Además los protagonistas unen sus horas y destinos con personajes secundarios que representan los distintas fases de una pareja (los jóvenes recién casados, la pareja ya madura y el matrimonio anciano…).

Pero más difícil todavía si estamos atentos a todos los diálogos que se van elaborando a lo largo del film las interpretaciones y miradas se multiplican y nada queda a la deriva. Desde la conversación de la que somos testigos al principio de Binoche con su hijo, hasta la conversación en el coche, pasando por el diálogo entre los protagonistas antes de la confusión que se plantea en la cafetería hasta la discusión climática en el restaurante a la conversación nostálgica y final en la pensión… las posibilidades que se nos presentan son infinitas y todas podemos encadenarlas lógicamente. Depende de la mirada.

Y esto le ocurrió a mi hermano. Estábamos discutiendo y más o menos nuestras miradas habían coincidido hasta que mi hermano planteó que él en un momento dado sintió (y me dio una explicación absolutamente lógica a través de los distintos diálogos que había escuchado a lo largo de la película) que quizá uno de los dos personajes (él pensaba que era él y ahora yo reflexiono que quizá era ella) no existe. Es un fantasma, un recuerdo, una memoria y que vive por las vivencias y recuerdos del otro. Uno de los dos es una proyección. Y como digo no carece de lógica sobre todo en la discusión que tienen los personajes en el restaurante —que se puede unir con otros diálogos que tienen al principio de la película— cuando él de pronto le echa en cara a ella que hace cinco años qué la pasó en un coche, que cómo pudo quedarse dormida al volante yendo además en el asiento de atrás el hijo de ambos y que a saber además a la velocidad que iba…

Al final Copia certificada queda como un ¿complejo? juego cinematográfico donde las fronteras quedan desdibujadas y que ofrece mil y una posibilidades según las miradas que tengan los espectadores mientras transcurre la película. A mí me sugirió mil y una miradas y os lo digo enserio, me fascinó.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.