Max de Howard Fast

Uno de los regalos que vino conmigo de tierras mexicanas ha sido todo un descubrimiento. Un libro de viejo de la editorial Lasser Press Mexicana (1985) que se llama Max de Howard Fast. Un descubrimiento tanto de su autor como de la novela en sí.

Su autor tiene vida interesante, Fast es uno más de la nómina de intelectuales que se vio afectado durante la Caza de Brujas, fue uno de tantos de los que fue encarcelado por no querer hablar durante esas ‘vistas’ surrealistas y que se vio obligado, por pasar su nombre por la lista negra, a firmar con pseudónimos alguna de sus relatos y novelas. Y todo por ser miembro del partido comunista americano y estar siempre presente en distintas causas sociales y políticas unidas a la izquierda. Fue autor prolífico, creador de buenos best sellers. Una de sus obras más recordadas (se especializó en novela histórica) fue Espartaco que sirvió para el argumento y adaptación de guión (por un guionista y novelista también de la lista negra, Dalton Trumbo) de la famosa película de Kubrick sobre una revolución de esclavos en pleno Imperio Romano.

Su novela Max es una delicia en todos los sentidos. Un best seller de calidad que se lee con interés y agrado. La calidad viene tanto de la estructura de la novela, por cómo lo cuenta, por los personajes que construye y sobre todo por el periodo histórico que refleja de maravilla: el nacimiento de la industria cinematográfica americana. Es una novela de hombres y mujeres pioneros.

Max empieza en el año 1891 y termina en el año 1927 con un epílogo que sucede en 1937. Cada capítulo señala un año determinado y la edad del protagonista Max Britsky. Britsky es un niño judío de la calle Henry en el East Side de New York. Un niño de vida pobre y marginal que se queda huérfano a los 12 años de padre y toma el papel de cabeza de familia para sacar adelante a su madre y numerosos hermanos. Max es un niño-joven despierto que ‘huele’ la importancia de un nuevo invento que provoca ‘imágenes en movimiento’. Así dará un salto del mundo del vaudeville (el cine sin duda significó la muerte lenta de este tipo de espectáculo pero a la vez de allí salieron las grandes promesas del cine cómico mudo) a pequeño empresario de nickelodeones. Poco a poco va adquiriendo almacenes que convierte en improvisadas salas de cine. Porque Max siente que es un entretenimiento barato para que pueda acudir todo tipo de público, un público popular. Así que según va viendo el éxito e hipnotismo que provocan las imágenes en movimiento, empieza a adquirir teatros que transforma en salas. Sin embargo, es consciente de que es espectáculo que debe avanzar y desarrollarse porque puede quedarse en puro entretenimiento de moda. No basta con escenas de ‘imágenes en movimiento’ hace falta algo más y además según va abriendo locales para las proyecciones se da cuenta de que continuamente tiene que cambiar de programación para no cansar a su público.

Así poco a poco Max se da cuenta de que las ‘imágenes en movimiento’ tienen que ser más elaboradas y poder contar una historia que el público pueda seguir. Como no encuentra el material que quiere… se lanza él mismo a crear y producir películas pero que cuenten algo, que narren en imágenes. Así es maravilloso la parte del libro que describe como con su grupo de trabajadores fieles empiezan a idear y crear una película con sentido, una manera de contar con imágenes, de crear un lenguaje cinematográfico… Un melodrama donde empiezan a dar importancia a la inserción de intertítulos, a la creación de un guión, también el papel que puede tener la música en directo (de inmediato cada sala tendrá su pianista) y las posibilidades que pueden dar los movimientos de cámara y de escenarios así como la necesidad de proporcionar rostros —actores y actrices a los que quiera la cámara—. Pero claro está en este negocio floreciente, Max se da cuenta de que no está solo y pronto empiezan a surgir competencias y enemigos que quieren el monopolio de la floreciente industria: de la producción, distribución y exhibición… comienza la famosa guerra de patentes, el intento de crear un trust donde Max quedaría fuera y la lucha de varios independientes porque esto no ocurra. Mientras Max se ha dado cuenta de la importancia de adquirir buenas salas de exhibición sólo para ver cine. Ya no le valen los viejos almacenes o transformar los teatros de vaudeville, quiere salas propias, santuarios de cine y empieza a construir enormes salas de exhibición con estética de palacios…

Así en una industria donde las salas de exhibición necesitan de material y donde cada vez el público busca nuevos rostros e historias posibles así como cada vez una competencia más feroz, la industria tiene que expandirse a unos terrenos amplios donde puedan nacer productoras que puedan ubicar a directores, guionistas, técnicos, actores, actrices, decorados… para hacer más y más películas. Así Max sale de Nueva York para adquirir terrenos en un sitio que está floreciendo y que cuenta con unos exteriores espectaculares para un nuevo género que Max considera interesante y que puede buscar a un público ávido de emociones: las películas del Oeste, los westers. Y ese sitio que está floreciendo es ni más ni menos que Hollywood.

Max ya tiene un estudio además especializado y con una nómina enorme de trabajadores además de ser el propio distribuidor —aunque con tratos con otras productoras— de su inmenso imperio de salas de exhibición. Pero quiere más, ‘huele más’ y así sigue investigando en su estudio qué hacer para contar cada vez mejores historias en imágenes. Y tiene a sus técnicos trabajando para que atrapen el sonido y él sabe que ésa es la próxima e importante revolución del cine. Y se está preparando para ello.

Así Howard Fast construye la historia de un magnate del cine, de un pionero productor que se ve inmerso en la fascinante aventura de un arte nuevo (aunque él claramente lo vive como espectáculo y entretenimiento). Y ese magnate tiene su propia historia personal y su personalidad así mientras vemos el incipiente nacimiento de la industria del cine vamos viendo el día a día de un hombre pobre y sin estudios que va haciéndose cada vez más rico y poderoso con todas las personas que le rodean: su madre y hermanos, su esposa, sus hijos, sus amantes, sus amigos… y vamos también observando la creación de un hombre solitario por elección, desencantado por ir perdiendo por el camino —su pasión le absorbe— amistades, amores, familiares por muertes y traiciones. Sin embargo, Max, no es un empresario agresivo sino que durante toda su vida mantiene una cierta ética instintiva e intuitiva que le deja finalmente solo y retirado de lo que ama… pero con la conciencia tranquila, sin duda. Max es un personaje maravilloso con sus luces y sus sombras así como todos aquellos que le acompañan en su experiencia vital.

De verdad, merece la pena su lectura que además reconstruye esa industria floreciente que se instala finalmente en Hollywood. No tiene desperdicio esa cena que describe la novela donde Max lleva a una desesperada aspirante a actriz a la mansión de Douglas Fairbanks y Mary Pickford (la realeza hollywoodiense) donde tienen como invitado de honor ni más ni menos que al rey español Alfonso XIII (cinéfilo empedernido y consumidor activo de películas pornográficas…).

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

6 comentarios en “Max de Howard Fast

  1. Yo leí, es genial! Max, es uno de los mejores personajes que ya he «conocido» en la literatura. Yo leí la versión en portugués y estuve muy buena.

  2. Bienvenida, Julia. Yo disfruté muchísimo de esta novela en su momento. Sí, Max es un buen personaje. No dudo en que volveré a leer otra vez su historia. Es una novela de cine… Nunca mejor dicho.

    Beso
    Hildy

  3. Hace tal vez 40 años lei de H. Fast ,Mis gloriosos hermanos, no recuerdo de que trataba, si de lo buen escritor que era; encontre en una libreria a Max, es una obra tan bien hecha que entre en esta pagina para saber si el personaje existio en la realidad, fue un extraordinario relato, el libro estaba en la mesa de ofertas de una libreria, usado.

  4. Bienvenido, Julio. Para mí fue todo un descubrimiento esta novela sobre cine. Yo también tengo una edición de una librería de viejo que es una preciosidad.

    Beso
    Hildy

  5. es un libro excelente para todas las personas que se quejan de ser pobres max britsky dice quitate que yo soy mas pobre pero el demuestra que todos los seres humanos tenemos la pobreza en la mente y max, tiene hambre de sabiduria de triunfar de lograr que su imperio cresca y se mantenga en constante competencia en su genero es decir cinematografia.

  6. Bienvenido Luis, y gracias por el comentario.
    Sí, Max es una buena novela. Yo creo que el personaje de Max está dentro de la tradición muy norteamericana del hombre hecho a sí mismo. De la tierra de las oportunidades, donde todo el mundo si se lo propone puede salir adelante. Pero además es una novela sobre los primeros años pioneros en el mundo del cine apasionante.

    Beso
    Hildy

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