La noche eterna (The long night, 1947) de Anatole Litvak

En 1939 Jean Gabin vuelve a tener un éxito en la cinematografía francesa con Marcel Carné y la película Amanece (Le jour se léve). Así en 1947, Anatole Litvak decide llevar adelante un remake de la película francesa con Henry Fonda como protagonista. No he visto la película de Carné pero La noche eterna me ha sorprendido gratamente. Es de esas películas olvidadas que las ves por casualidad una tarde de verano y te alegras de haberlas elegido.

Así La noche eterna presenta una historia de atmosfera asfixiante con un romanticismo exacerbado y envuelta en un ambiente especial y mágico —aunque no carente de angustia—, no muy alejado a ese realismo poético del que Carné era un genio. La noche eterna es una película extraña en Hollywood pero no carece encanto y de posibilidades de lectura.

La historia que plantea se desarrolla como puro cine negro donde un héroe cotidiano ve cómo el destino le depara una encerrona inesperada. Los primeros minutos de la película ya nos atrapan. Un disparo, un hombre herido sale de una vivienda en un barrio humilde. El hombre va cayendo por las escaleras del inmueble. Y un hombre ciego va subiendo las escaleras e intentando saber qué pasa. Hay un revuelo en el barrio y llega la policía. Sus preguntas les llevan a la puerta de la habitación donde ha salido el hombre herido mortalmente. Cuando se disponen a abrir la puerta, el hombre que está dentro les dice que no va a abrir, que se marchen y a continuación dispara. Empieza la noche eterna, donde un hombre encerrado en la pequeña habitación va recordando qué es lo que le ha llevado a esa situación y mientras la policía trata por todos los medios de sacarle de la pequeña habitación vivo o muerto.

Los flash back nos van construyendo el puzle. Un joven sin suerte, un obrero, que conoce a una chica de la que se enamora perdidamente. La chica etérea y compleja sale a la vez con un mago seductor que emplea la mentira y la manipulación para atrapar a sus víctimas. Un malvado que sugiere más que hace dispuesto a toda costa a romper la relación entre los dos jóvenes. También surge un cuarto personaje frente a la joven etérea e inocente, la mujer con experiencia de vida alegre y gran corazón que es la ayudante del mago y que conoce sus caras y sus ‘armas’.

Henry Fonda vuelve a recordarnos, en su interpretación de hombre atrapado y cada vez más hundido en una situación compleja en la que el destino juega sus cartas, a sus encarnaciones de antihéroes que le mantienen en el Olimpo de los actores. Su obrero enamorado y con destino negro, su introspección y sufrimiento, su furia contenida, nos recuerda a los protagonistas de Sólo se vive una vez o a su Tom Joad de Las uvas de ira. La noche eterna es una película de posguerra donde en un ambiente asfixiante y ante un destino negro para los protagonistas surge cierta esperanza cuando las gentes del barrio, los vecinos…creen en su vecino y creen en que hay que escucharle y no matarle como un perro. Una solidaridad popular que nadie espera y emociona. La multitud no es la de Furia o La jauría humana. La multitud se pone al lado del hombre-vecino que tiene sus mismas dificultades y que lucha por salir adelante. Desde el principio, una niña del piso de abajo ya muestra su preocupación por el vecino. Por lo que le está pasando. Esa niña ya nos da una pista de que el hombre encerrado en la habitación no es el asesino que todos pensamos.

El mal está encarnado de manera genial, no podía ser de otra manera, por Vicent Price, que es ese mago educado y caballero que emplea como nadie la manipulación y la mentira. Que hiere con sus palabras y actos de manera sutil y es capaz de destrozar vidas en silencio. Y las dos mujeres antagónicas muestran sus rostros y sus ‘armas’ con las caras de Barbara Bel Geddes y una magnífica Ann Dvorak (actriz que no será olvidada por su interpretación de hermana en la primero versión de Scarface) en el rol que en la película francesa llevó a cabo la carismática Arletty.

Así asistimos al sufrimiento y desvalimiento de un hombre encerrado en su propia habitación que trata de entender qué es lo que ha pasado mientras ve cómo se le acaban los minutos ante el ataque continuo de la policía para que salga de la vivienda.

La noche eterna no sólo me ha atrapado —sobre todo por su atmósfera— sino que me ha descubierto otra obra que ahora ansío ver a toda costa, Amanece de Marcel Carné donde la interpretación de Gabin —según he podido informarme— se aleja de la Fonda porque el francés apela más a la rebeldía furiosa.

Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

2 comentarios en “La noche eterna (The long night, 1947) de Anatole Litvak

  1. despues de ver la pelicula busque informacion, que no hay mucha y di con tu estupendo blog. muy buena la reseña que haces, es super grato encontrar a alguien que escriba sobre estas joyas perdidas del cine, el poder completar la experiencia con la opinion e informacion complementaria de alguien que sabe es impagable, gracias!

  2. Bienvenida, Andrea
    Mil gracias por tu comentario.
    Sí, esta película me fascinó. Y ahora también he podido ver la película de Carné y es una sesión doble de lo más recomendable.
    Me alegro que pudieras localizar el artículo y que te haya servido un poco para complementar tu mirada.

    Beso
    Hildy

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